Cuando llegaron a la casa la chica muy nerviosa abrió la puerta y encendió la luz escucho la voz del vejete, ¿dónde se la pongo?, preguntó con voz sugerente mientras hacía alusión a las aguas con sus manos.
La joven pudo percibir el doble sentido de sus palabras, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo en mirarle los senos y la cola sobre todo, un sin respeto, sin embargo, aquello mismo, el hecho que no disimulara esa manera tan lujuriosa, sin importarle nada, comenzaba a despertar sus más bajos instintos, esos confusos gustos que estaba sintiendo al sentirse admirada por hombres mayores.
En la cocina por favor… respondió de manera suave, mientras cerraba la puerta y se acercaba a la entrada de la cocina, para ver como el caballero le instalaba un bidón nuevo.
¿Le puedo ofrecer algo para beber? - Preguntó con su dulce voz.
Encantado, lo que usted quiera… - dijo mientras salía de la cocina con los bidones vacíos, los cuales dejó en el pasillo.
La agradecida y bien educada chiquilla entró en la cocina y sacó un vaso del estante superior, inclinando así levemente las pompis para alcanzarlo, luego abrió el refrigerador para sacar el hielo, el cual se encontraba en la parte inferior, como si todo ocurriese en cámara lenta se inclinó sin flectar las rodillas para alcanzar la cubeta, que estaba al fondo del aparato, sintiendo así como se le abrían mucho las pompis por la sugerente posición que empleaba.
Ofreciéndole al vejete un plano inmejorable y totalmente inédito para los hombres de su enorme trasero empinado, exponiendo así las partes más íntimas de su cuerpo para regocijo del viejo conserje, imaginando las cosas que podría estar deseando hacer con ella, estaba disfrutando de provocar y de excitar a conciencia, algo dentro de sí y fuera de su razón la impulsaba a sentirse deseada, ya que tanto su mente como su corazón rechazaban totalmente su comportamiento, pero su cuerpo decía otra.
Sintiendo las mejillas ruborizadas fue a llenar el vaso con el agua recién instalada para seguir mostrándole el trasero a solo un par de metros, completamente solos, así permaneció en silencio sintiendo cosas que nunca antes con los chicos de su edad, así le entregó el vaso de agua muy nerviosa y avergonzada por cómo se agacho, por su parte don Felino agradeció el gesto y se fue tomando el agua lentamente mientras miraba hacía el techo.
¡Ahh! fue el sonido de placer del vejete después de tomarse toda el agua producto de la emoción y la calentura que estaba sintiendo, se le había secado la garganta, una vez repuesto le devolvió el vaso mientras le decía:
Le agradezco el agua, pero más le agradezco el placer de presenciar lo hermosa que es, con todo el respeto que merece usted señorita... pero permítame decirle que hoy luce increíble... esas calzas le quedan espectaculares…
Angie se puso más colorada y sintió ese intenso calor que provoca la excitación, su cuerpo pedía más, por alguna extraña razón deseaba que siguiera refiriéndose a su cuerpo, quería jugar con don Felino.
Ay gracias don Felino, pero no diga esas cosas que me hará sonrojar…-
Es que... cómo no hacerlo Angisita, además no debería avergonzarse, a los ojos de este humilde servidor, su cuerpo es digno de admiración, una verdadera oda a la perfección.
Ay no sé, ¿usted cree don Felino? – preguntó coqueta y vanidosa mientras ponía las manos en la cintura y movía las caderas sutilmente de un lado a otro, como niña juguetona, por qué el hecho que ese viejo se estaba refiriendo explícitamente a su cuerpo, que era digno de ser admirado, esa idea le encantó a la nena ya que lo hacía con respeto e iba en la mísma línea de estar orgullosa de su cuerpo, por ende se dejó llevar y tomó su comentario como halago, sin saber que se enredaba en una red de morbosidad y perversión.
Pues claro mi niña, si mírese nada más, usted está tremenda por donde se le mire, tiene todo grande…
Las palabras del vejete le hicieron sentir cositas en todo su cuerpecito, antiguamente se hubiese indignado, pero le encantaba lo sincero y directo que estaba siendo, opinando con respeto, admiración y morbo, aquella melodía la llevó a seguir ese peligroso camino hacia su propia perversión, que antes había iniciado junto a los señores obreros.
Ay don Felino ya le dije que no me dijera esas cosas…girándose hacía el mueble de cocina producto de todas las emociones y sensaciones que le estaba haciendo sentir ese hombre, tampoco entendía cómo había permitido que la conversación llegará tan lejos, a pesar de todos sus cuestionamientos y la tremenda vergüenza que sentía, paró sutilmente las nalgas.
Es la pura verdad, un cuerpo tan perfecto como el suyo no puede esconderse, al contrario, la belleza está para mostrarse, como lo hizo hoy, es cosa de costumbre, porque es imposible que la miren y le hagan comentarios, seguro le dijeron muchas cosas con esas calzas…
La verdad sí… dijo muy apenada la excitada jovencita del solo hecho de recordar todos los momentos que había vivido, sintiendo una calentura que la estaba haciendo perder la razón, la conchita le palpitaba como si tuviese vida propia cuando sintió al vejete acercarse por detrás.
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Uhm cómo no hacerlo.. si pareciera que vas a reventar las calzas de lo culona que estas…
¡Don Felino!!, ¡qué cosas dice por favor, contrólese un poco! - increpó con una voz cargada de inocencia, mirándose ella misma la retaguardia, paró aún más el culo con la intención de poder verse, no sabía qué le pasaba, era como si estuviera embriagada por el morbo de sentirse deseada por hombres como don Felino y los mismos obreros, que la incitaban a comportarse de otra manera, haciendo cosas que nunca había hecho, como estar parando las nalgas de esa manera, sabiendo que las tenía enormes.
La respiración del maduro se comenzó a entrecortar, era irreal estar viviendo algo así, estaba tan nervioso que sentía que no podía controlarse, menos aún teniendo a tan voluptuosa muchacha que le estaba parando esas tremendas nalgotas a escasos centímetros para su total admiración, no aguanto más tanta provocación y dio un paso al frente, poniendo sus viejas manos sobre la estrecha cinturita de la nena.
¡Aaaaah! ¡uhm don Felino!, ¿qué hace?..., se le escapó un tierno y sensual suspiro, casi desfalleciendo de placer al sentir el tacto de esas grandes manos apoderándose con propiedad de su estrecha cintura, aquel contacto fue una descarga de de placer hacía todo su cuerpo, para luego cuestionar sorprendida los avances del vejete, pero realmente estaba excitadisima de sentir esas viejas manotas disfrutando de su delicada y suave piel, haciéndole sentir ese raspadito que le daba escalofríos y le causó sensaciones inexplicablemente maravillosas.
Tranquila mi niña, solo quiero sentir su piel uhmm qué suavecita, pareces una bebe…le dijo cerca del oído con una voz cargada de lujuria y perversión, haciendo que la colegiala se estremeciera de las ricas sensaciones que le hacía sentir el conserje.
¡Ay! don Felino, no haga eso que me hace cosquillas...reconoció la dulce jovencita, ignorando que su inocencia enardecía aún más al exaltado viejo, pero Angie estaba demasiado vulnerable, era la primera vez en su vida que sentía calentura, nunca había sentido algo así de intenso con los chicos de su edad, por eso no paso realmente de los besos.
¡Uff qué cinturita tienes!, moviendo una de sus manos hacia el liso vientre de la jovencita, el cual comenzó acariciar suavemente, casi rozandola con las yemas de sus dedos, disfrutando de la desquiciante suavidad y tersura de la piel, logrando que la chiquilla experimentará unos ricos escalofríos producto de las rasposas manos.
¡Uhmmm don Felino por favor suélteme, me está poniendo nerviosa, reclamó sumisa y sin mucha convicción, mientras intentaba detener los lujuriosos avances del viejo conserje, que la apretó nuevamente de la cintura de manera dominante, apresando su cuerpo con fuerza entre sus viejas manos, obligándola a apoyar sus manos sobre el mueble de cocina para equilibrarse del brusco movimiento.
El maduro dominado por la calentura acercó su panza a la espalda de la muchachita haciendo que se arqueara y que por consiguiente sus nalgotas se alzarán dentro de las calza, momento que el viejo aprovechó para apoyar su dura erección sobre los descomunales cachetes de Angie, haciéndole sentir toda su calentura a través de su miembro viril.
¡Uhmmm siente como me pusiste pendeja puta...
¡Aaaaah nooo!!, ¡uhmm don Felino ya basta, déjeme por favor!!, pidió la desesperada jovencita, que seguía resistiéndose a pesar de las poderosas emociones que se estaban desatando dentro de ella, estremeciéndose internamente por la manera que la estaba llamando “puta”, esa palabra que tanto la había alterado, despertando intensas y potentes sensaciones debido a que nunca antes habían sido exploradas, experimentando una excitación que la asustaba.
No podía creer que un viejo como don Felino le estuviera apoyando el trasero con tal descaro y perversión, restregando su enorme bulto sobre sus deseadas pompis, el cual se empezaba a mover descaradamente por encima de sus nalgas, en ese momento sintió culpa de haberlo provocado, en ese mismo instante sintió un calor infernal que se transformó de pronto en vergüenza absoluta, de manera instintiva apretó aquellas enormes montañas de carne para cerrarlas y protegerse de la evidente amenaza que significaba sentir la dura erección del viejo sobre sus posaderas.
Tenía que evitarlo a toda costa, como era posible que un viejo feo fuese el primero en disfrutar de su cuerpo, entre la cordura y la racionalidad cuestionaba lo que estaba ocurriendo, sobre todo después de haberse negado a las caricias de los chicos más populares y atractivos del colegio, recién ahí fue consciente que la situación se le estaba yendo de las manos, ya que realmente estaba excitándose.
¿Está segura que desea eso?, preguntó el morboso maduro moviendo sus rasposas manos por encima de las costillas de la nena con una sola intención, apoderarse de los tremendos pechos de la colegiala, los cuales comenzó a estrujar con lujuriosos apretones al palpar y dimensionar las tremendas tetas que se gastaba la muchachita.
¡Mmmmmmm don Felino uhmm!!, la nena solo pudo gemir retorciéndose entre las manos del vejete, al sentir por vez primera las manos de un hombre sobre sus pechos, experimento un placer descomunal, sin embargo algo de cordura guardaba e intentó apartar las enormes manos del viejo por acto reflejo, pero sus manos no tenían las fuerzas, ni la voluntad para detener esa lujuria que estaba desbordando el perverso conserje sobre su cuerpo, sintió su concha acalambrarse de tanto placer por estar siendo manoseada de tal manera.
¡Oooh que par de melones más grandes te cargas pendeja, aparte de estar culona estas bien tetona, eres una diosa!!, dijo el sulfurado vejete mientras sus manos no dejaban de manosear con desesperación esas tremendas chichotas entre sí, acercando su hedionda boca al sensible cuello de la nena para comenzar a chuparlo y lamerlo con toda la calentura que lo dominaba en ese momento, buscando acrecentar al máximo la excitación de la inocente colegiala.
¡Aaaah aah! ¡ay no, aay! um no, la nena cerró los ojos y se mordió el labio inferior producto del intenso placer que empezó a generar la babosa boca del viejo chupando su sensible cuello, mientras se agasajaba como un poseso con sus inflamados melones, como tanto anhelaba la chiquilla en sus más íntimos deseos, podía sentir su concha rebozando de placer por cómo la estaba tocando ese viejo.
Junto a esa lengua deslizándose apasionadamente por la extensión de su cuello, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera de placer, más aún al sentir la dura erección del vejete bien clavada entre medio de sus pompis, podía sentir la vergota del viejo deslizándose por el canal trasero de sus glúteos, nunca había experimentado una excitación así de poderosa.
¡Aaaah aah no haga eso! ¡uhmm um aah!!, con sus manos intentaba moverse y detener lo que estaba pasando, pero el viejo la tenía tan bien sujeta que la hacía sentir débil e impotente ante su lujuria, muy asustada por lo que realmente estaba sintiendo, que estaba derritiéndose con las caricias y tratamientos que ese hombre mayor le estaba proporcionando a su necesitado cuerpo..
No sabía si haberse aguantado tantos años al ser tan selectiva, eran los responsables de que su cuerpo la traicionará de tal manera, reclamando lo que realmente necesitaba, sentirse mujer, cómo nunca se había sentido, pero cómo podía ser con don Felino.
¡Ummmm no sabe cuánto deseaba tenerla así mi niña culona!...pasando su lengua por el cuello para saborearla con perversión, la deslizó como una brocha por la extensión de su cuello mientras punteaba con bravura el enorme trasero de la nena, así fue bajando con su boca hacia los hombros que se encontraban descubiertos para besarlos con auténtica pasión, utilizando mucha lengua, sin dejar de apretar los turgentes senos de la chica.
¡Aaaaaaah aah ah dooon umm noo haga eso, aaah que estoy sudada mmm!! gemía quedita por sentirse a merced del placer que desbordaba el sulfurado maduro, que la estaba tocando como tanto deseaba en sus más perversas fantasías, la calentura simplemente se estaba apoderando de ella y no podía hacer nada para oponerse, así levantó el rostro con los ojos cerrados y la boca entreabierta, recargándose sobre el pecho del vejete para disponerse a disfrutar del placer que le brindaba.
Don Felino impulsado por la calentura y la entrega de la jovencita, le mordió la parte trasera del cuello, haciendo que la nena se quebrará abruptamente y bajará la guardia por unos segundos.
¡Aaaaaaaay!! fue el intenso grito que largo la escultural colegiala cuando sintió aquel mordisco de gato en celo, haciéndola sentir más débil y vulnerable, dominada ante el deseo y lujuria del arrebatado vejete, que no perdió el tiempo y haciendo honor a su nombre, llevó sus manos a los tirantes del top para dejarlos caer a través de los brazos y con actitud dominante le bajó el top, sin darle tiempo a reaccionar.
La chiquilla sintió como su top cayó dejándola con su ropa interior al descubierto, instintivamente llevó sus manos hacía sus pechos para cubrirlos, momento que el conserje aprovechó para soltar el sostén con maestría desde la parte trasera, ante los infructuosos intentos de la nena por detenerlo, luego le tomo las manos y se las apartó con autoridad hacia los costados de su cuerpo, con esa manera dominante la mantuvo por unos segundos, demostrando quién mandaba.
Uhmmm por favor don Felino no lo haga, yo soy una chica decente, déjeme por favor... dijo a penas y de manera muy sumisa, casi con sus últimas fuerzas, estaba demasiado caliente por cómo la estaba tratando don Felino, que se mostraba más pervertido y dominante que nunca, sin darle tiempo a reprocharle sus avances cuando ya la tenía disfrutando de ellos.
¿Decente?, no eres más que una pendeja calienta penes que le fascina mostrar el culo!!, le dijo con perversión al oído, enterrando su verga entre los gordos cachetes de la joven.
¡Uhmmm don Felino!!, eso no es verdad, yo no soy eso que dice… protestó débilmente, experimentando una sumisión que nunca antes había sentido, disfrutando de un morbo inexplicable de sentirse dominada por ese viejo lascivo, dispuesto a todo por gozar y saciar sus más bajos instintos con su voluptuoso cuerpo.
Uhmmm apuesto que tienes la conchita mojadita por andar mostrando el culo enorme que tienes, ¿cierto? soltando las muñecas de la joven, con su mano derecha hizo el ademán de meterse por dentro de la calza para comprobar sus tesis .
!Uhm noooo don Felino, no me toque ahí!! grito desesperada llevándose ambas manos hacía su pubis para detener la desvergonzada mano del vejete, no podía permitir que la tocará ahí abajo, se moría de vergüenza de lo empapada que estaba.
El conserje rápidamente utilizó su otra mano para sacarle los sostenes, junto con bajarle el top a la cintura dejándolo arremangado como si fuese un cinturón, logrando desnudar el torso y los enormes melones de la colegiala, que se mostraban agitados por la evidente excitación que estaba viviendo, con varias gotitas de sudor que los hacían ver aún más apetitosos y deseables, con sus delicados y pequeños pezones duros como rocas.
¡Aaaaaah umm noo que hace uhmmm dooon!!. Fueron los sensuales gemidos que lanzó la jovencita cuando el maduro abalanzó sus grandes manos para apoderarse de sus desnudos y sensibles melones, experimentando las sensaciones más ricas de su vida al sentir esos agrietados dedos sobre la suavidad y turgencia de sus inflamados pechos, sobre todo cuando empezó a manosearla con más rudeza, era la primera vez que le tocaban los senos y no sabía lo sensible que eran.
!Uhmmm que duras y suavecitas bebe, mmm ¡son enormes!, tan tetona y culona que me salió bebita, ¿sabe que?, me dan ganas de adoptarla pa’ hacerla adicta a mi pichula, ¿por qué eso andas buscando con estas calzas, cierto?, besándole el cuello apasionadamente con su lengua circulando lentamente.
¡Aaaaaah aaaah uhmmm aah ay uy mmmmmmm!!, la nena desfallecía de excitación por las cosas y palabras que utilizaba ese viejo lascivo, palabras sucias vulgares que siempre la avergonzaron e indignaron, pero que ahora la hacían calentarse más mientras solo se dedicaba a gemir de tanto placer que experimentaba con las manos del viejo sobre sus tetas, enloqueciendo de la perversión por imaginarse las cosas que le decía el vejete.
Pero jamás se entregaría a reconocer algo tan íntimo y personal, una sensación reciente que no definía su presente, aunque en ese momento una parte suya deseaba responderle con todas sus fuerzas la verdad, pero por dignidad no lo haría, además que ella tenía el derecho de vestirse como quisiese.
¡Responde puta de mierda!!, presionó de manera autoritaria y dominante, enterrando sus viejos dedos sobre los turgentes e inflamados pechos para propinarle intensos y poderosos apretones llenos de lujuria y desbordante deseo, por la desquiciante sensación que le ofrecían los enormes y duros pechos de la colegiala, junto con esa suavidad que lo estaba volviendo loco.
¡Uhmmm don Felino!!, no me llame así, ¡aah aah mmm! yo no ando buscando eso que dice… recargándose nuevamente sobre el vejete con sus manos puestas sobre las del viejo, sintiendo ella misma como le manoseaba sus juveniles pechos , sin poder hacer nada para evitarlo.
El vejete comenzó chupar el otro lado del cuello como si fuese un vampiro alimentándose, aprovechándose de la entrega de la chiquilla realizó un movimiento en fracción de segundos, bajó y metió una de sus manos como flecha dentro de la calza, incluso por dentro de la tanguita.
Uhmmm vamos a ver sí es cierto…
¡Mmmm don Felino!!, ¡oooh noo!, mmm por favor, ¡aaah!, se lo suplico, uhmm no me toque ahí… pidió la desesperada nena estremeciéndose completa sintiendo como su corazón se aceleró abruptamente al sentir los agrietados dedos hacer contacto directo con su inexplorado monte de venus, uno de sus rincones más sagrados, donde nunca un hombre había estado.
No podía dejar que bajará más a pesar del enorme placer que le generaba sentir los viejos y callosos dedos frotando la suavidad de su vulva, juntando los muslos empujó su trasero con todas las fuerzas contra la vergota que sentía clavada entre sus posaderas para cerrarle el paso a la mano del vejete.
Don Felino sin despegar su mano del lugar que estaba se mantuvo recio y aprovechó el culazo que lanzó la chiquilla para mandarle un fuerte golpe de cadera, dejando ese enorme trasero para su completa admiración mientras la nena movía ese par de tremendos cachetes producto de las tocaciones que le aplicaba en la vagina, sin duda alguno lo que más le calentaba a don Felino de Angie eran sus descomunales nalgotas, impulsado por el deseo de años le estampo una sonora nalgada que resonó en todo la casa, haciendo vibrar esas inmensas montañas de carne en toda su magnitud.
¡¡Aaaaaaaah!! gritó por la intensidad y ferocidad de aquel golpe, le había dolido mucho, pero de la misma manera, había sentido un extraño y perverso placer que la llevó a menear sus 115 centímetros de trasero de manera circular.
El viejo conserje creía que iba a morir de placer y calentura, experimentando un morbo desquiciante al sentir la suavidad que había en el pubis de la nena, percatándose que no habían pelitos y parecía una bebita, aquello lo terminó de enloquecer y lo impulsó a dar la estocada final para abrirse paso con determinación con sus viejos y toscos dedos hacia los viscosos y estrechos labios vaginales de la virginal colegiala, donde al fin pudo comprobar que efectivamente Angie no solo tenía la concha mojada, si no que la tenía completamente empapada.
Uhmmm no lo puedo creer... estás completamente empapada culona de mierda, ¿ves como tenía razón pendeja puta?, te dije que tenías la concha mojada, ¿ahora sí vas a admitir que te gusta andar mostrando el culo?
El maduro dentro de toda la emoción que estaba sintiendo, quedó consternado, no podía creer que la nena estuviese tan empapada, así la siguió masturbando con más ganas, mientras su otra mano bajaba hacía las enormes ancas para manosearlas como tanto deseaba, apretando y estrujando con fuerza los prominentes glúteos.
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Angie al sentir los dedos del vejete en su conchita fue una descarga eléctrica de miles de ondas que se desplazaron por todo su cuerpo, no lo podía creer, ese viejo le estaba tocando las nalgas mientras la masturbaba, causándole un placer descomunal, estaba sucumbiendo al placer más grande su vida a manos del pervertido conserje de su villa que estaba manoseando su voluptuoso y virginal cuerpo cómo se le daba la gana, no daba más del enorme placer que le producían aquellos dedos, estaba a punto de experimentar el primer orgasmo de su vida.
¡Aaaah aaaaaah mmm sí uhm sí aaaaah! ¡aaaaaah!… dijo entre suspiros y gemidos con mucha vergüenza por reconocer algo así de personal y reciente, sin embargo el morbo que sentía por decir la verdad era superior, retorciéndose entera comenzó a sentir la venida un placer inexplicable recorriendo su figura.
Don Felino no podía creer que una de sus mano estaba tocando y masturbando la empanada y delicada conchita de la joven chiquilla, mientras que la otra manoseaba con depravación aquellas inmensas nalgas que tanto lo calentaban, apretando con todas sus fuerzas las exuberantes carnes de la voluptuosa jovencita.
¿¡Si que puta de nalgas grandes!!?. estrujando y amasando esos grandes trozos de carne, le faltaban manos para agarrar tanto culo, estaba enloqueciendo con el descomunal trasero de la chiquilla, aumentando a su vez la velocidad de sus dedos gatilladores, haciendo que la nena se arqueara de tan suculentas tocaciones y siguiese con sus endemoniados meneos.
¡Aaah aah aaay mm me gusta mostrar las nalgas mmm aaah sí, ummm dios mío que rico, que rico, mm siga don Felino siga aaaa sí sí mmm me voy a venir!!
Aún no bebe, antes me vas a mostrar las nalgas como corresponde, ¡bájate las calzas puta de mierda!!, hazlo pensando en todas las vergas que paraste!! deteniendo los dedos que estimulaban la palpitante panochita de la nena, comenzó acariciarle la vulva para desesperarla aún más tras haberse detenido segundos antes de su orgasmo.
En ese momento la inocente colegiala supo que ya no había vuelta atrás, el viejo conserje la había dominado a través del placer que ansiaba y necesitaba su cuerpo, dispuesta a complacer las pervertidas peticiones del conserje para alcanzar el orgasmo, llevó las manos hacía los bordes del calza para desnudar sus grandiosas pompis por vez primera para un hombre.
Despertando el lado más calenturiento y lascivo de la colegiala, y que revela la inédita personalidad de la jovencita hasta ese entonces, la Angie puta, ese alter ego que hace meses pedía a gritos atención, ese que deseaba comenzar a vestirse más ajustada para mostrar los impresionantes dotes de su cuerpo.
Ese que gozó sentirse deseada al provocar los más bajos instintos en el sexo opuesto, ese que se empezaba a fijar en hombres mayores por el fuerte morbo que le generaban cuando la admiraban y deseaban con tal ímpetu y sin disimulos. Ese lado que estaba disfrutando la sumisión que experimentaba al sentirse dominada por el vejete, tanto por sus formas recias, como sus tratos rudos para referirse a su persona, siempre había sido muy soberana, sin embargo era primera vez que un hombre la trataba de esa manera, haciéndola sentir débil ante sus pervertidos deseos.
Angie con el corazón latiendo a mil nuevamente comenzó a bajarse las calzas con algo de trabajo debido a las dimensiones de sus voluptuosas ancas, sin embargo lo hacía lentamente, disfrutando cada segundo por estar desnudando su más preciado atributo, el cual se comenzaba a desbordar a medida que iba siendo descubierto, expandiendo las inmensas proporciones de sus robustos glúteos, así hasta dejar ese impresionante par de nalgotas totalmente expuestas…
Don Felino quedó pasmado frente a tan espectacular obra de la naturaleza, el trasero de la nena era inmenso y se mostraba en toda su magnitud y majestuosidad, con nada más que ese diminuto hilo que yacía completamente perdido entre las descomunales ancas, ya no le quedó ninguna duda acerca de sus razonamientos cuando la vió salir, la nena efectivamente andaba buscando verga exhibiendo el culo como una calienta verga, complacido por la entrega de Angie se agachó para terminar de quitarle las calzas.
Ummmmm que par de nalgotas tan descomunales tienes culona puta, no hay duda que saliste bien sexy en busca de verga, mírate nada más, mostrando todo el culo con esto que no te cubre nada… dijo lascivamente cerca de su oído mientras comenzaba a sobar las portentosas nalgas, experimentando la calentura más grandes de su vida al sentir la curvatura y suavidad de tan enormes nalgotas
La colegiala por su parte no se aguantó las ganas de voltear su rostro para observar el pervertido rostro del vejete mirando su casi desnudo trasero con insano deseo, con esa calentura enfermiza que tanto la inquietaba, podía sentir la lujuria de ese hombre quemado la piel de sus desnudas pompis, experimentando un morbo muy intenso por estarle mostrando el culo a un viejo como don Felino.
Mmmmmm ¿le gustan mis pompis don Felino?, preguntó de pronto con una inocencia cargada de sensualidad mientras paraba el culo como si estuviera ofreciendo las nalgas, sintiendo las viejas manos directamente sobre sus grandes glúteos, lo cual le producía un desesperante cosquilleo producto de los callosos y agrietados dedos, los cuales recorrían la suavidad de su redondo y lozano trasero.
Mmmmmm me vuelven loco mi niña, no sabe todas las cosas que deseo hacer con sus pompis… sin poder aguantar más tanta calentura, así comenzó a propinarle fuertes y sonoras nalgadas que hacían vibrar los desnudos glúteos, le desquiciaba observar el tremendo trasero de la nena a su completa disposición, con nada más que ese hilo que lo separaba de la vagina y el nudo rectal de la chiquilla, estaba como loco desatando su calentura a través de las palmadas.
¡Ooooooh mmmm aaah aah ¿cosas como que don Felino?
Mmmmmm ¡sigue meneando el culo y te vas a enterar pendeja puta!... nalgueando fuera de sí las poderosas asentaderas de la nena
La nena solo se dedicaba a gozar entre fuertes y lastimeros gemidos, deleitándose de placer por los perversos azotes que castigaban sus gordas pompis, estaba gozando sus dominantes tratos, apretaba sus carnosos muslos entre sí de la desesperación, buscando aguantar el dolor por los intensos golpes que le propinaba el desalmado vejete, que extrañamente entre más fuerte le pegaba, más placer que le generaba al ir sintiendo como sus posaderas comenzaban a prenderse en fuego, así comenzó a moverlo sensualmente y con suma provocación.
¡Aaaaah aaaah! ¡mmm aaaah!, ¿así está bien don Felino? mmm!! no podía creer que su virginal cuerpo estuviera gozando de los sádicos golpes que recibían sus pompis, mordiéndose los labios gemía gustosa al recibir las placenteras palmadas que le daba, estaba realmente disfrutando ser nalgueada por el pervertido y viejo conserje de su villa.
¡Ummm para más el culo pendeja puta!! ¡PAF PAF PAF PAF!! pegándole fuertes nalgadas a cada glúteo con toda la calentura que le generaba el imponente culo de la colegiala.
¡Aaaaah aaaah mmmm sí! mmm don Felino yo las paroooo mmm pero aaaaah no me pegue tan fuerte mmm aaaaaah! respondió entre intensos gemidos para seguir chupando los viejos dedos, sabiendo que el lujurioso conserje no le haría caso y que sus ruegos excitaban aún más al exaltado conserje, enervando los deseos de la inocente colegiala que a esta altura, solo pedía un alto para no obtenerlo, para seguir sintiéndose más dominada por don Felino
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Quebrando la cintura alzó pecaminosamente sus tremendas nalgas, las cuales se expandieron en toda su magnitud haciendo que se vieran aún más descomunales, más soberbias y esplendorosas para seguir disfrutando de ser nalgueada.
Mmmmm que bebita más puta, ¿te gusta lo que te hago culoncita?, es tu castigo por andar disfrutando de parar vergas, preguntó el perverso vejete que buscaba descubrir los más íntimos secretos de la jovencita.
¡Ummmm sí me gusta! ¡aah aah mmm todo lo que me está haciendo me gusta, aaah mmm siga don Felino, siga por favor, mmm me quiero venir! reconoció totalmente entregada al placer de estar siendo tratada de esa manera, ya que ni se quejaba por el dolor de los tremendos golpes que azotaban sus enormes posaderas, que recibían heroicas los castigos del exaltado vejete mientras movía deseosa las nalgas de una manera que invitaban a sodomizarla.
El maduro conserje no podía creer que estuviese disfrutando de sus más perversas fantasías con esa voluptuosa jovencita, esa nena sin duda alguna era una de las colegialas más deseadas y codiciadas no solo en la villa y el colegio, sino de todos los lugares que circulaba, ya que era imposible no contemplar semejante jovencita, era la obsesión inalcanzable para todos y ahora se encontraba entregada a sus deseos.
Mmmmm si se quiere correr, entonces dígame... ¿que buscaba una chica decente como usted, mostrando y moviendo este inmenso trasero como una vil ramera? preguntó buscando desnudar los deseos de la excitada jovencita, volviéndose loco al contemplar cómo vibraban las suculentas y descomunales porciones de carne entre sí, descargando toda su lujuria sobre las inmensas ancas de la jovencita, junto al fuerte sonido que acompañaba cada palmazo, los cuales iban dejando el portentoso trasero cada vez más colorado.
¡Mmm mmmm aaaah uuu mmm peneee!!.. ¡aaah! ahh peneeeee don Felino, peneee!
Don Felino sonrió complacido y se abrió el pantalón y bajó el cierre del mismo para revelar parte de los blancos calzoncillos, que no eran suficientes para cubrir los 18 centímetros de carne, ya que un poco más del glande se escapaba por la parte superior, agarrándola desde de la base la sacó hacía fuera para posicionarse detrás de la nena, procurando que su desnuda y palpitante erección quedará bien metida entre los soberbios cachetes de la nena.
¡Mmmm entonces pídeme verga!! exigió el dominante vejete que pudo sentir cómo las enormes nalgotas de la colegiala se abrazaron a su vergota, experimentando una calentura sin precedentes al sentir la endemoniada curvatura de semejantes posaderas apretando con intensidad su vergota, así volvió a masturbarla con todo mientras su otra mano se apoderaba de los increíbles melones, término abalanzándose a su cuello para chuparlo fuera de sí.
Angie estremeciéndose completa de tantos estímulos simultáneos, sintió como la visión se le comenzó a nublar y comenzó a gemir y gritar cada vez más alto del inmenso placer que le estaba haciendo sentir don Felino, específicamente por ese enorme pedazo de carne gruesa y palpitante que se había metido irrespetuosamente entremedio de su pompis, a sintió tan grande que instintivamente apretó las nalgas con fuerza.
El viejo conserje bufó como un toro y cerró los ojos de tanto placer que sentía por los ricos y placenteros apretones que le propinaba la jovencita con sus increíbles nalgas, que, haciendo que se escaparan muchas lágrimas por ese glande, que lloraba de la emoción de estar alcanzando la gloria.
Aquello fue demasiado para la inexperta jovencita que sentía que algo enorme iba a explotar dentro de ella, un placer inmenso que estaba asaltando cada rincón de su juvenil y exuberante cuerpo, eliminando cualquier vestigio de resistencia o dignidad, solo había una idea, entregarse.
Mmmmm ¡aaah aah sí sí que rico me ummm no aguanto más, me voy a venir, me voy a venir, ¡aaah aah sí sí quiero vergaaaa, deme verga don Felino, deme vergaa aaaah ooooh mmmm me vengo oh oh oh sí sí sí.
Fue así como Angie explotó en el primer orgasmo de vida, experimentando un placer colosal que la hizo moverse lascivamente con sensuales movimientos de cadera, meneaba el culo de manera endemoniada sin cesar los apretones de sus descomunales nalgotas, mientras su inmaculada conchita se estremecía entre fuertes palpitaciones que expulsaban abundantes líquidos, por 15 segundos estuvo corriéndose en un prolongado orgasmo.