🔥Relato Erótico de Incesto: Viendo caricaturas ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2023-05-24


Viendo caricaturas


Autor: WRITECARLOS

Categoría: Incesto

Dejo sola a mi hijastra viendo vídeos en la computadora. Hace algunos años traía en la mente la idea de calentar a mi preciosa hijastra. Me gustaban sus piernas delgadas, largas, magras. Me enloquecía su piel suave, blanca, sus ojos enormes color miel adornados con hermosas pestañas y me sacaban de mis cabales un par de deliciosos pechos puntiagudos, nuevos, frescos, recién brotados . Por aquellos días yo ya tenía varias fotos del cuerpecito de mi pequeña Melissa. Las tomada cuando traía shorts o la espiaba cuando se cambiaba o aprovechaba las horas de juego para tomarle algunas que me gustaran. Sobre decir que con el material que obtenía solía matarme a pajas, 3 o 4 seguidas no eran suficientes para desahogarme de lo mucho que me calentaba mi nena. Un día puse manos a la obra y me dedique a bajar videos porno de princesas Disney, un poco de hentai y momentos chistosos o memorables de las mejores caricaturas. Le hice un playlist alternado, prepare todo y salí de casa. Me fui al traspatio donde por una rendija de la ventana podía ver a mi muñeca entreteniéndose con sus caricaturas. Con paciencia espere a que pasarán los primeros 10 minutos en donde no había nada fuera de lo común después vinieron las princesas , Mulan, Bella, Rapunzel, Ariel, Blanca Nieves, Mohana, La cenicienta, etc. Y mi pequeña nena apretaba las piernas y se ponía nerviosa y bajaba el volumen y pasaba sus manos por sus pechitos y abría grandes los ojos y pasaron los días y yo hacia la selección del dia. Melissa vio como Tritón se follaba a Ariel, cómo Mr increíble le daba verga a Violeta, vio a Jazmín siendo penetrada por Aladino y Jafar vio a Tinkerbell ser usada por un gusano de verga grande, se retorcía y se ponía rojita cuando Blanca Nieves fue el centro de atención de todos los enanos y mientras uno la hacía mamar verga otros dos taladraban sus dos agujeros. Yo me ponía a mil viendo desde la ventana a Melissa. Cuando acababa el desfile yo entraba a la habitación como si nada y jugaba con ella. Así por semanas. «En esta carpeta están los videos que quieras, yo voy a la huerta, hoy tardaré más» le dije, y le señale el folder que contenía varias carpetas con princesas Disney, ahí mismo puse varios archivos caricaturas porno, princesas follando, caricaturas japonesas, otro folder con porno variado tríos, anales, bukakes, etc. Para dejar que ella decidiera que ver. Deje la laptop en posición perfecta para poder ver lo que ponía y ver cómo reaccionaba. Le puse un platito con botanas y refresco y me salí dejándola frente a la computadora. Llegué al traspatio, tenía bien estudiada mi posición y comencé a espiar. Melissa inicio con un vídeo cualquiera de los Simpson. Pasados apenas 5 minutos y sintiéndose sola detuvo el vídeo y se fue directo a la carpeta XXX de personas reales. Dio un recorrido viendo las miniaturas y dio doble click sobre una gran verga negra. Inicio el vídeo y una joven blanca era sometida por un gran negro vergudo. La hacía mamar profundo y la agarraba con mucha facilidad debido a la diferencia de tamaños. Melissa fue testigo de como el negro le mamó la pucha, cómo succionó sus pequeños pezones y como la clavó sobre su gran estaca. Melissa se tocaba por encima de la ropa , miraba absorta aquella verga. Mordía sus pequeños labios y ruborizaba sus mejillas. Derrepente aquel negro saco su tremendo camote del hoyo de la joven y disparo tres chorros de leche sobre la boca de la mujer que los recibía gustosa. Melissa miraba; yo jadeaba del otro lado de la ventana. Melissa cambió de video se fue a otros clips de las mismas características; en un momento Melissa ya no aguanto más y metió su mano por debajo de sus licras blancas y masajeaba su pequeño sexo mientras cerraba los ojos y abría la boca. Yo, miraba desde afuera conteniendo todas mis ganas por entrar y cojermela duro, pero aguanté, sabía que tenía que ser de a poco en poco. Pasó el tiempo y era hora de regresar. Hice ruidos desde fuera para avisarle que estaba llegando. Cuando entre, ella miraba un capítulo random de Bob esponja, tenia los cachetes muy rojos y se veía nerviosa, y corrió a saludarme y yo me acerque cariñoso, le di un beso en la frente y le hice cualquier plática mientras me sentaba en la silla donde ella estaba antes. La jale hacia mi y la senté de espaldas con las piernas muy abiertas encima de mi. Su licra delgada y mi pans suave permitieron que nuestros sexos exitados se sintieran cerca. Puse play a la caricatura y en silencio le acaricie el cabello y la espalda, paseaba las yemas de los dedos por sus piernas y subía por su abdomen hasta llegar a sus pezones, les daba suaves pellizquitos y los jugaba un poquito antes de continuar el recorrido con los dedos. Mi Melissa no decía nada, se abandonaba a mis caricias y yo, con amor paternal pasaba mis manos por todo su virginal cuerpecito. Metía derrepente mis dedos abajo de su blusa, sentía su diminuta cintura y llevaba los dedos hacia dentro de sus mallas. Jugaba un poco con el resorte de su calzón y acariciaba sus piernitas. Regresaba y tocaba sus brazos, sus hombros, su cuello; le hablaba cerca del oído y llegaba con las manos hasta sus rodillas. Lentamente volvía a subir hasta llegar a su corpiño. Con los dedos podía sentir el nacimiento de esos dos pequeños montes; suaves , tersos, duros. Mi boca le hablaba bajito y le atinaba besitos suaves en las orejas, en el cuello, en el nacimiento del cabello. Con destreza, por debajo de la licra y por encima de los calzones llegó mi mano hasta su sexo y con mucha suavidad inicio un movimiento circular encima de su pequeño coño. Melissa no dijo nada, soltó su cuerpo sobre el mío y cerro los ojos. Así la estuve consintiendo muchos minutos. Abajo de ella entre sus nalgas palpitaba mi duro miembro, encima de ella mi manos se intercambiaban para no desatender ningún momento ese monte Venus. Por dentro de ella las imágenes del negro taladrando a la jovencita, mis palabras inentendibles en su oído y mi lengua dando pequeños punteos en sus pabellones auditivos. Fueron muchos minutos de amor paternal sobre mi nena hermosa que se prestaba sin objeción. Si seguíamos así, en poco tiempo podría perforar con mi verga todos los deliciosos agujeros de esa pequeña puta.


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