🔥Relato Erótico de Sexo Anal: en busca de trabajo 1 ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2023-03-21


en busca de trabajo 1


Autor: geminis

Categoría: Sexo Anal

Marcela tenía 29 años, hacía siete meses se había separado. En realidad él la había dejado de un día para otro con la sola explicación de que el amor se había terminado. Tenían un hijo de nueve años y un lindo chalet de dos plantas en la calle…….. Podríamos decir que fue el primer contratiempo grave en la apacible y lineal vida que Marcela llevó hasta entonces. Lloró mucho ella, durante meses, intentando encontrar las razones, él ya salía con otra mujer desde un año antes de dejarla pero ella lo ignoraba. Él era su novio desde que ella tenía 16, su primer y único hombre. Al poco tiempo el panorama se ensombreció aún más, él fue pasándole cada vez menos dinero, hasta que ella lo amenazó con poner un abogado. Entonces el confesó que el ultimo restaurant de los tres que les dejó el padre, iba a ser vendido para pagar un mar de deudas y viajaba a España, tenía un amigo en Canarias que le ofrecía algo allá, de empleado. Le cedía la parte de la casa, que la vendiera, que se arreglara como pudiera, le iba a mandar plata cuando se estabilizara. Ella entendió que por primera vez en su vida iba a tener que buscar trabajo, desde aquel lejano verano en el que trabajara de promotora en una playa, experiencia que no se repitió porque él se moría de celos y ella lo dejó ante su pedido. Marcela tenía algo en su favor para buscar trabajo, aunque en su desesperación no era muy consciente de ello. Marcela era un bombón, un minon con todas las letras si prefieren decirlo de otro modo. Alta, 1, 76, buenas caderas, cintura de miniatura, un culo redondo y firme que era un pedazo de culo que cortaba el aliento. Tetas grandes de pezones puntiagudos hacia arriba, orgullosos y respingados como su naricita de princesa. Piel blanca que al llegar el verano ya estaba bronceada como de cama solar, piernas largas y fibrosas con rodillas con hoyuelo, redondas, perfectas, brazos delgados que se movían con gracia. El pelo castaño claro cortado cortito con una pequeñísima melena que caía lacia y desmechada a los costados, ese corte que solo queda bien en caras como la de ella, con ojos verdes y rasgados, nariz delicada como ya hemos dicho y la boca demasiado grande quizás para esa carita, labios plenos y sonrisa de dientes grandes y fuertes, conformando esa boca con el culo parado y las caderas de yegua los detalles mas dionisiacos de su figura. Marcela tenía una amiga del colegio, Andrea, que llevaba la misma vida lineal que ella había tenido, con dos hijitos y marido algo tontón llamado Ricky, quien trabajaba en un banco Este matrimonio hacia el esfuerzo de consolar a Marcela, escucharla, criticar al imbecil de su ex y aconsejarla para bien. Así fue que Ricky tuvo la idea de presentarle a Jorge, un amigo que tenia una fabrica y negocios varios que tal vez podría conseguirle trabajo. Jorge la citó un día de semana en un café de su propiedad, en el centro a las 11 de la mañana. Ella estaba muy nerviosa, había dormido mal pensando en la entrevista, llevó al nene a lo de su madre, tomó un taxi, todavía no se acostumbraba a andar en colectivo, y llego al café. Se había maquillado suave y con esmero, pero tal vez demasiado para ser de mañana, llevaba puesta una musculosa que dejaba ver sus hermosos hombros y el cuello, un pantalón de jean muy ajustado pero que marcaba bien su culo con forma de corazón rebosante y apetitoso y sandalias de taco alto, hacía calor. Jorge era un poco más bajo que ella, morocho, de cejas gruesas, un tipo flaco, de facciones duras, con brazos y manos gruesas y muy velludas, cadena de oro al cuello.42 años, separado, tres hijos. _ Esperame un cachito_ le dijo el mientras hablaba con alguien_ Sentate y pedí lo que quieras_ le hizo señas a la camarera para que la atendiera. Ella pidió un cortado, el siguió hablando un buen rato por teléfono celular, después salió, volvió a entrar. Finalmente se sentó con ella en la mesa. _Bueno, contame_ le dijo y se hechó atrás en la silla. _ Bueno, mirá, yo me acabó de separar, te habrá contado Ricky, necesito trabajar de lo que sea, no tengo pretensiones, de limpieza, de camarera, lavando copas, no se_ ella abría mucho las manos, estirando bien los largos dedos y gesticulaba moviendo un poco los brazos. Él la miraba sin hablar, por lo que ella seguía contando cosas que no venían al caso, como lo mal que había estado, como la habían ayudado Ricky y Andrea, que su hijo no entendía lo que pasaba. Como tantas personas que no están acostumbradas a buscar trabajo creía que el trabajo de limpieza era el que menos condiciones requería, sin darse cuenta que su belleza podría abrirle fácilmente las puertas para ser vendedora en una tienda de ropa o de perfumes. _Bueno dejame ver que podemos hacer, algo puede haber, acá o en la fábrica, me gustaría que la conocieras, yo tengo que ir para allá ahora ¿Vos tenés algo que hacer?_ Ella tomo su cartera y subieron al coche de él, que era un Vento, la fábrica estaba en el parque industrial, en la otra punta de la ciudad _ Vos sabes que yo trabajé para tu suegro ¿No? Yo era encargado de “La caracola”, me acuerdo de vos, ibas a comer ahí con tu marido, Bah, serian novios en esa época_ Ella trato de hacer memoria pero no se acordaba de él. Jorge no se lo dijo asi, pero se acordaba muy bien de ella, era el comentario entre los empleados lo fuerte que estaba la pendeja que salía con el hijo del viejo Rodríguez. _ Unos inútiles al final los hijos, se fundieron todo lo que les dejó el viejo_ dijo él sin mirarla. La fábrica no era muy grande, hacían productos de copetín, papas fritas, palitos salados, él se la mostró a las apuradas y la presentó a un encargado y una secretaria cincuentona. La dejó esperando en una oficina chiquita que a ella le pareció deprimente, la secretaria le trajo un café hervido, que ella tomo con un poco de asco. Él entró a la oficina, habló por teléfono con alguien como si ella no estuviera, se levantó de la silla y simplemente dijo _ ¿Vamos?_ El caminaba rápido y ella lo seguía. Se sintió obligada a elogiar el lugar _ Todo con esfuerzo_ dijo él _ Día a día, rompiéndose el ojete, no hay otra _ Fueron hasta un depósito donde unos negros cargaban cajas en un camión. Ella de pie al lado de el _ ¿Pero no iban a venir mañana, Morales? ¿Cuántas veces se lo dije a los de Castell?_ Un hombre gordo y canoso, le contestaba mientras seguía apilando cajas _ Sabe lo que pasa don Jorge, hacen lo que se les da la gana, se cagan en todo_ _ Cuando llegue el camión, llamame al celular_ Él fue con ella para que la vieran, para que se la envidiaran un poco los negros. Se la comieron con la mirada cuando dieron la espalda. Cuando llegaron a la ciudad, la invitó a almorzar, ella dijo que si como si ya estuviera trabajando para el, como si no pudiera desodecerle. Se sentía nerviosa e intimidada, muy cansada también, como si hubiese estado todo el día de aquí para allá andando en auto con el, como si ya le perteneciera de algún modo. Marcela sabia que era linda y que le gustaba a los hombres, pero Jorge no le daba ninguna señal en ese sentido, era casi como si la ignorara, lo cual la hacía sentir insegura. En la parrilla tomaron vino blanco y por primera vez rieron juntos, se sintió más relajada _ ¿Te animas a estar de encargada en el café, en la caja?_ ella casi se larga a llorar por la tensión y por todo lo que había pasado en los últimos meses _ ¿De verdad me lo estás diciendo?_ Cuando subieron al auto fue tan natural que ella le dijera_ Gracias Jorge_ Y que el la mirara fijo y le dijera serio _ Yo puedo hacer muchas cosas por vos_ Y después la besara en la boca atrayéndola hacia si con su mano gruesa en la nuca suave de ella. Marcela cerró los ojos y él le metió una mano por debajo de la musculosa retorciéndole un pezón puntiagudo que instantáneamente se puso rígido como la punta de una flecha, después le besó el cuello mientras le metía una mano por debajo del jean donde la concha ya estaba mojada y traspirada de nerviosismo y calentura, le metió un dedo como una morcilla y con el penetró varias veces su concha, ella gimió. _ Que boca hermosa tenes_ le dijo, la cara de ella estaba roja como un tomate. Se bajo el cierre de la bragueta y atrajo la boca hermosa hacia su pija de cabeza colorada. El coche estaba estacionado, tal vez estratégicamente al lado de unos árboles, un poco alejado de la puerta del restaurant. Ella se la comió entera completamente entregada, el con una mano apoyada en el volante y con la otra presionando en la nuca de ella. En la puerta del restaurant a las dos de la tarde. _ Toda mi amor, toda_ de pronto pensó: si lo vieran los empleados del restaurant del viejo Rodríguez, como la pendeja aquella que los volvía locos a todos, la noviecita del hijo del patrón se estaba tragando la verga de Jorgito como una putita obediente. Sintió que acababa _ Tragá toda mi leche, toda mi amor, toda mi leche_ Marcela sintió como el chorro de semen inundaba su garganta y pensó que se había comportado como una pelotuda con este tipo que había conocido hacia un par de horas. Levantó la cabeza _ ¿Tragaste?_ ella hizo que no con la cabeza, con la leche de él como un buche en la garganta, pensó en escupir en el piso del auto pero él le puso una mano en la boca y le dijo _ Tragá hermosa, dale, tragá mi leche_ ella obedeció, el semen tenía un gusto amargo, pensó en bajarse del auto. Pero una hora después estaba en posición perrito, en un telo, sintiendo el pulgar grueso de Jorge enterrado en el agujero de su culo, mientras una verga más gruesa y dura que la de su ex marido le serruchaba la concha sin asco https://geminisrelatos.blogspot.com/2023/03/la-despedida.html


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