🔥Relato Erótico de Zoofilia: Las nalgas rosadas de Pauleta ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2023-02-01


Las nalgas rosadas de Pauleta


Autor: PIGLINSEX

Categoría: Zoofilia

Soy un enfermo, y no debieron dejarme a una minipig para mí solo, y menos a una gorda ninfómana que le gusta coger por ambos huecos.. Han pasado vários meses desde que la tengo conmigo. Todo empezó al rededor de mayo del año pasado, cuándo una tía por parte de mi papá, al parecer se decidió por comprar un perro de raza para su hija, mi prima. Ya desde antes tenían una minipig, pero al parecer ya no era del agrado de mi tía, pues era un animal algo grande que era hostil con la nueva mascota; es ahí cuando decidieron regalar a la «Pauleta», nombré que le puso mi prima para parodiar a alguien. Pauleta ya tenía algunos años con ellos, y mi prima quería conservarla, pero me dieron a entender que el animal ya no podía quedarse mucho tiempo en su casa; fué entonces que decidieron buscar un nuevo dueño para ella, el problema con los cerditos, como es obvio, es que la mayoría de la gente solo los ve como comida, y dárselo a cualquiera solo les iba a dar preocupación; fue por eso que se la ofrecieron a gente cercana y de la familia, nadie la quería al parecer, y finalmente me la ofrecieron a mí, yo como es evidente me interesé al saber que era una hembra no estilizada. Me la trajeron un día sábado, con un «vestido» rojo, un collar y una gran bolsa de comida. Fué algo incomoda la situación, pues hablaron conmigo de los cuidados, y demás consejos. Yo ya vivía solo desde el inicio de la pandemia y tenía espacio, esa privacidad me permitió disfrutar de mis amantes ocasionales, generalmente caninas y en ese momento iba a tener a una cama adentro. La primera noche fué más de exploración, he de decir que ella fué difícil al principio, y me esperé algo así puesto que no me conocía, comía bastante y aprovechaba eso para dejar comida en mi cama y cerca a mi para que me tomara confianza; Pauleta es una minipig, de mini poco, blanca, tiene una mancha que va desde la parte delantera de su espalda hasta su cabeza y que baja un poco hasta su estómago, también tiene pelos en casi todo su lomo y el otras partes tiene poco o nada, es bastante gorda. Al rededor de la tercera semana ya la conocía por completo, y me tenía suficiente confianza como para pedir subirse a mi cama, fué entonces que comencé a tocar. Su vagina es deliciosa, comienza con su vulva porcina y ancha, la cual se levanta sobre su parte trasera como un corazón y se divide por un interior glorioso que en reposo asemeja una «Y», pero excitada se abre para entregar sus encantos, la primera noche que tuve sexo con ella se subió a mi cama cuando estaba con mi celular, no era la primera vez que la masturbaba, pero en esa ocasión el flujo viscoso que chorreaba de la concha me indicó que era el momento, su riquísimo celo había empezado. Ya lo había planeado, tenía aceite para lubricar más y una ropita para darle emoción a la cosa, mi exitacion iba a mil. Me exitaba que estuviesemos solos y nadie nos iba a molestar, me exitaba que quisiese una verga y que sus hormonas la volviesen loca, me exitaba que fuese «virgen» ya que nadie la había follado, era como un perra virgen reservada para el señor feudal, y esa noche exigiría mi derecho de pernada. La puse paralela a mi cuerpo, dándome la espalda, con la verga parada debajo de mi pijama la comencé a arrimar haciendo a un costado su cola, le sobé las tetas y amacé sus muslos. Escupí en mi mano y ataqué su sexo, aunque su vagina casi no lo necesitaba, mi dedo medio entró sin oposición, era una cerda limpia, yo ya la había bañado, así que acerqué mi boca para prepararla, el sabor inconfundible a dulce se adormitó en mi lengua, y a medida que mi lengua entraba ella comenzó a gruñir de manera lastimera . El aceite lo unté en su parte baja, le había quitado los pelos con anterioridad, y el panorama era rosa, y se iba a poner más rosa adentro. La hice parar sobre la cama, y le puse una falda al rededor de su cintura, o lo que fuese que tienen las cerdas, la cuestion era que sus muslos le dieran forma; ella misma quitó la cola, le hice masajes en la espalda y ponía mi peso para qué se preparara, me bajé todo lo que tenía abajo hasta las rodillas, escupí en mi verga y empecé, primero el glande se adentro en su capucha, con cuidado empecé a hacer presión a pesar de que ese momento ya era delicioso, la puta traicionera se fue para atrás para clavarsela toda, casi eyacule en ese momento. Mi verga tiene un tamaño decente, pero la pucha de Pauleta estaba en la cima. Solo podía disfrutar de la bombeada, era carne contra carne, solo tenía deseos carnívoros, y pude haber jurado en ese momento, aunque suene gracioso, que sentía sabores con la verga. -Puta puerca, te gusta?, Qué rica concha rosa, ufff. Naciste para esto. Mientras divagaba en frases impuras y sin sentido, mi aguante estaba tocando fondo, tenía entendido que el coito entre cerdos era prolongado, pero estaba siendo derrotado, subestimé la succión. Para terminar la abrace por completo, su cola rozaba mi costado y bajo de ella sus nalgas jamones eran embestidas por todo mi cuerpo y finalmente sucedió, en la embestida en qué solté el semen ella apretó fuerte. -ohhhhh, ufffff, mmmmmmhh. No la voy a sacar. Mmmh Así me quedé con ella, chocando y saliendo para recuperar mi deseo, esa noche lo hice un par de veces más todavía, de cucharita y otra vez de Doggy, incluso hice la idiotez de comer mortadela mientras me la cogía, fueron raros y deliciosos momentos; Pauleta es una concha jugosa que me espera sin peros, y cuando me aburro de la concha pruebo el culito, no le gusta tanto, pero ya se lo sabe de costumbre. Puedo dejar para otro relato la primera vez que le follé el ano; aunque ya no lo hacemos tan seguido es confiable, pero uno sabe que no es bueno comer chicharrón todos los días.


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