Al principio solo era morbo por verlos teniendo sexo, pero la cosa se torció…. Vengo a contar la historia con mi padre. De pequeño una vez me levante a beber agua y pille a mis padres teniendo sexo. Ellos no me vieron y yo quede impresionado, asustado. Tenía solo 8 años y no sabía bien lo que había visto. Me fui corriendo a la cama pero aquello me excitó. Puso bien duro mi pequeño pene aún sin vello y tuve mi primera erección. Al rato me volví a levantar y vi justo la parte del orgasmo. Era el sentado y ella sentada encima cabalgando. Los dos se dijeron mil cerdadas en el momento final. A partir de ahi, algunas noches me levantaba a ver cómo mis padres lo hacían. La puerta no cerraba bien y yo cuando escuchaba ruidos de cama o algún gemido me levantaba y me paraba junto a la puerta a mirar por la rendija. Se veía absolutamente todo y a la distancia perfecta. Veía perfectamente cómo entraba el rabo. A la vez me pajeaba hasta que nos corriamos a la vez, según escuchaba que sus gemidos eran más intensos empezaba yo a darme más fuerte. Así fueron durante años hasta que una vez, a los 13, mi padre al terminar se levantó como siempre a tirar el condon a la papelera del vater y yo fui a limpiarme al otro baño, como siempre también. Pero la sorpresa fue que no fue al baño de siempre sino al mío y me pillo con mi rabo de 13 años limpiándome y el con un condon lleno para tirar y su polla aún chorreando leche. Me pregunto que qué hacía y no supe ni responder. Me dijo termina de hacer pipí y acuéstate (aunque se veía perfectamente que no era pipí lo que había hecho). Yo no podía parar de mirarle el pene aún rojo de acabar de follar, las venas estaban muy marcadas y estaba pringado de lefa. Era la vez que lo había visto tan cerca y me dieron muchas ganas de tocarlo, de limpiarlo. Pero no pasó nada ese día. El corazón me iba a mil… al día siguiente estaba solo en mi habitación estudiando y llego mi padre, me pregunto que hacía y me dijo que se iba a dar una ducha. Yo, como otras veces, fui a mirar y verlo en la ducha o pillar sus calzones para ponérmelos o para restregar mi pito. Estaban con manchas blancas, aún del día antes y eso me excito. Me la volvió a poner dura. Mi padre en ese momento me llamo y me dijo si podía ir que se le había olvidado la toalla. Efectivamente la toalla estaba en la cama y entré en el baño a dársela… (sigue)