Milagros I
Llevaba más de un año que mi mujer no me hacía caso y yo estaba más salido que el pico de una
plancha, por aquel entonces yo ya conocía a Milagros una señora que conocía de un taller de
cerámica que realizaba los jueves a las afueras de Barcelona.
Milagros siempre había mostrado una actitud muy receptiva hacia mí y yo procuraba
corresponderle interesándome por sus trabajos y comentando diferentes técnicas, ella tenía 69
años era Uruguaya y vivía con su hijo, y su nuera, pero cada vez la relación con la nuera iba a
peor, yo 56 años y siempre me han gustado las mujeres maduras un poquito rellenitas.
En los últimos tiempos había notado una aproximación un poco más intensa entre ella y yo
cuando nos rozabamos en el taller, o cuando nos saludabamos al darnos un beso, nos tocábamos
más.
Así que decidí dar un paso al frente he invitarla a tomar un café para contarnos cómo fue el
verano y las vacaciones y así empezó todo.
Hablamos y hablamos durante una hora y como hacía buen tiempo fuimos a dar un paseo por el
paseo de la playa, fuimos con mi coche y dejamos el suyo bien aparcado, al volver le abrí la
puerta y aproveché la cercanía para darle un beso en los labios, ella se sorprendió pero no dijo
nada, yo sí le dije ruborizado que me gustaba mucho desde hacía tiempo. Así que fuimos a por
su coche que habíamos dejado en un centro comercial, cuando ella me puso la mano en la pierna
diciendo : “esto no lo podemos dejar así”.
Por lo que nos fuimos a un “hotel del amor” de la autovía de Castelldefels (son hoteles muy
discretos para parejas), pillamos una habitación, en el ascensor nos mirábamos con codicia,
deseo, y respeto y nada más cerrar la puerta, me lancé a comerle la boca acariciándole el pelo y
dejando que nuestras lenguas bailasen a un mismo ritmo, mordiendo sus labios (superiores) y
atrayendo su cara hacia mí de tanto en tanto me iba hacia su cuello y lo besaba, los dos ardíamos
de pasión, más tarde me enteré de que hacía años que ella no se comía un colín y esta
experiencia le vino como agua en el desierto, se le notaba que tenía falta de cariño carnal, que su
piel tenía un deseo que había que satisfacer, seguí apretándole las tetas, mientras la miraba y la
besaba, me puse detrás de ella, le mordía el cuello y me apretaba contra su culo, pues entonces
yo ya tenía un rabo que no me cabía en el pantalón y a la vez que le magreaba los pechos le fui
quitando el sujetador para ver como estaban de duras las tetorras, y comprobé que eran como dos
grandes flanes desinflados, pero con muchas posibilidades.
Tuve que parar porque estaba super excitado y quería disfrutar del momento y que ella también
se sintiese como una reina y le ofrecí si quería algo del minibar o si quería que pidiésemos una
botella de cava para relajarnos un poco.
Puse un poco de música y ella comenzó a contonearse así que la seguí, bailamos cada vez más
juntos ,y comencé poco a poco a quitarle el vestido por la cabeza dejando que sus tetazas bamboleasen con el movimiento, ella estaba super cachonda y se notaba que necesitaba amor y
yo tenía amor en barra dura .
Se quedó en bragas y me miraba a los ojos mientras yo miraba sus ojos, sus tetazas, su sexo y
sus piernas, se sentía querida y deseada y eso la ponía como una perra en celo, yo me desvestí y
me quedé en gallumbos pero con el rabo tieso, se me notaba un bultaco en los calzoncillos, que
ella no desaprovechó y se acercó para explorar, lo palpó y me sacó la minga, la calibró en la
mano, se agachó y se llenó boca de amor.
Estaba salivando mucho para que todo fuese suave pero le dije que se levantara y así una vez de
pie la agarré del coño y le metí un dedo en su rajita pero sin entrar en la vagina, y estuve
tanteando el clítoris para sentir su evolución, así que me bajé a su pepita y la lubrique con mi
lengua, a lo que ella dió un gemido, mientras empecé a comerle la concha, y ella me agarró la
cabeza y me guiaba hacia donde queria a veces apretandome mucho y luego soltandome alargué
las manos y le acariciaba y apretaba las mamellas (mano que teta no cubre, no es teta sino ubre)
y pellizcaba suavemente los pezones que estaban como pitones a punto de envestir.
Empezó a gemir de manera continua y mojé mi dedo en saliva y se lo acerqué por Detroit muy
dulcemente y ella dio un pequeño grito, por lo que seguí acariciándolo porque la respuesta era
muy salvaje, gritaba y se movía como si estuviera poseída, tenia un ojete super sensible pero no
queria reconocerlo quería que parase pero que siguiese, parecían convulsiones hasta que
finalmente se corrió y se quedó quieta
En ese momento estaba como si volviese de un trance no sabía quién era y qué hacía allí cuando
volvió en sí,me miró agradecida y agarró mi polla y comenzó a besarla y salivarla y la metió
entre sus tetas y empezó a moverse delante y atrás y mirándome a los ojos para después
comérsela toda, yo le agarré la cabeza y le acariciaba el pelo, flipaba del gusto y del morbo que
me daba ya no pude aguantar mas y me corrí en su boca.
Estábamos abrazados en la cama sin creer lo que nos había pasado y nos prometimos que eso
tenía que repetirse a la mínima ocasión.
Continuará...