🔥Relato Erótico de Voyeurismo: La colegiala culona 1 ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2021-10-16


La colegiala culona 1


Autor: Darkghostwrriter

Categoría: Voyeurismo

Angie es una tierna e inocente colegiala de 18 años con un trasero descomunal que será dominada por el viejo conserje de su villa. Angie es una hermosa colegiala de 18 años con un culo despampanante, mide 1.68 y pesa 57 kilos, es de piel blanca y ojos verdes, de mirada coqueta e inocente, su boca es muy sexy con gruesos labios en forma de arco, su cabellera era lisa y de color negro, la cual se extendía hasta el inicio de su enorme cola. Sus pechos eran redondos y turgentes, bien duros y puestos en su lugar, esos desarrollados melones se mostraban orgullosos y desafiantes coronados con un par de pequeños y sutiles pezones. Poseía una cinturita breve y estrecha que acentuaba sus amplias y sensuales caderas, pero sin duda alguna su mayor orgullo, y lo que provocaba la mirada de los hombres era su trasero. Un tremendo culo soberbio e imponente con forma de corazón, redondo y bien respingón, compuesto por ese duro par de enormes glúteos, los cuales eran sostenidos por unas piernas bien carnosas y macizas. Sus medidas son 102-63-115. Era de personalidad alegre, amable y respetuosa, dulce y de buen trato, destacaba por ser una chica educada, tranquila y enfocada en los estudios, ya que su padre siempre le inculcó que su única responsabilidad en la vida eran los estudios. La chiquilla vivía en un acomodado micro barrio junto a su padres, Celeste era su madre, una caribeña de piel blanca y ojos verdes, de sangre caliente, personalidad alegre y vigorosa, que se dedicaba mucho a su figura en sus tiempos libres, su piel se mantenía muy tersa a pesar de ser tan voluptuosa. Sus medidas eran 115-74-120. Enrique era su padre, un hombre de 48 años de carácter duro y estricto, piel trigueña, cuerpo fornido, se mantenía bastante bien, le gustaba jugar tenis cuando podía para para equilibrar su gusto por comer, tenía una pancita pequeña, socio de una empresa de Turismo, por lo cual se mantenía viajando constantemente por todo el país. Desde que su cuerpo comenzó a desarrollarse durante en la adolescencia, comenzó a sufrir con la espalda producto del crecimiento de sus grandes pechos, pero más le dolía la zona del coxis por la inclinación que se formaba en el nacimiento de su culo, ya que sus nalgas no paraban de crecer ostensiblemente, dotándola de un trasero impropio para una chica tan joven. Sus padres desde aquel entonces fueron muy abiertos y transparentes con ella, le explicaron los asuntos relacionados a la sexualidad, lo biológico, el proceso menstrual, embarazo, y claro, las relaciones sexuales, pero sobre todo, el real significado de unirse con otra persona tan íntimamente, un profundo actor de amor. La adolescente por su parte le daba mucha vergüenza y se acomplejaba de tener el culo tan grande, sentía que se veía mal por la desproporción con respecto a la cintura, analizando la idea de quitarse pompis cuando cumpliera la mayoría de edad, pero su madre se negaba rotundamente, le decía que debía agradecer y sentirse orgullosa. Se acomplejaba ya que los hombres de todas las edades la miraban sin disimulo en sus trayectos al colegio, o simplemente cuando salía a comprar cerca de casa, llenándola de piropos debido a sus sensuales formas, algunos le gustaban a la inocente muchachita, la cual se ruborizaba y sonreía coqueta, sin embargo otros la hacían indignarse por lo desvergonzado y obscenos que llegaban a ser, le desconcertaba que pudiesen existir hombres tan groseros y maleducados, sintiéndose asqueada por lo desagradable que eran algunos. Especialmente los hombres maduros y los viejos mas pervertidos que la miraban de manera lujuriosa, y no dudaban en hacerle comentarios morbosos acerca del tamaño de sus grandes tetas o sus tremendas nalgotas, confesándose lujuriosamente todas las cosas que deseaban hacerle en la intimidad, dando mucho detalle a cosas que la joven aún no conocía. Sus complejos e inseguridades la llevaron a protegerse e intentar pasar desapercibida, no le gustaba despertar esos bajos instintos que provocaba en los hombres, le daba mucho miedo, por lo cual comenzó a vestir con ropas anchas buscando esconder la exuberancia de sus atributos, desde el inicio de la secundaria, compraba toda la ropa varias tallas más grande para no que le ajustarán el cuerpo, aunque por más que vistiera holgado, era realmente imposible esconder la soberbia y magnitud de semejante trasero. Además creía que el hombre que la fuese amar, lo haría por lo que ella realmente era, independiente de su figura, solo ese hombre sería digno de gozar su voluptuoso cuerpo como se le diese la gana. Durante los años de colegio se beso algunos chicos del colegio y de su villa, donde los chicos más osados buscaron acariciar los tremendos cachetes de la nena, pero ella no se dejaba y detenía en seco sus avances, le hacía creer que se acercaban meramente por su físico, no por cómo era realmente. En el último año del colegio y con 18 años poseía más madurez que sus amigos y compañeros respecto a sus metas, la mayoría le parecerían infantiles y algo vacíos, muchos hablaban por hablar, sin ningún porqué de sus opiniones, lo cual le impedía conectar más allá de algo físico, estaba acostumbrada a otro tipo de comunicación. Por otra parte, los que eran respetuosos se ponían muy nerviosos de lo buena que estaba, aunque habían algunos compañeros que la hacían reír y eso lo valoraba, sin embargo, los seguía viendo como niños, así que simplemente no llamaban su atención, ciertamente se había vuelto demasiado selectiva desde los últimos años, por lo cual seguía siendo virgen y bastante inexperta en la práctica de amar. Todo comenzó un día sábado que estaba sola en casa, sus padres una vez al mes se quedaban fuera para tener una cita de enamorados, eran alrededor de las 20 horas y hacía un calor insoportable, hace unos 5 días su cuerpo venía sintiéndose diferente, estaba más sensible e irritada sin razón alguna, lo que desconocía la chiquilla es que se debía a los altos niveles de estrógenos que producía su desarrollado cuerpo. De la nada comenzaba a sentir una calentura que se expandía y aumentaba su temperatura corporal haciéndola sudar, las mejillas se le ponían coloradas y la respiración se le agitaba, al igual que sus grandes pechos, los cuales se ponían duros y se hinchaban como si estuviesen inflamados, generando un leve malestar, una ducha helada era lo único que le brindaba alivio en aquellos días de intenso calor primaveral. En la tranquilidad y confianza de su pieza, la nena mucho más aliviada después de un refrescante baño, dejó caer la toalla que protegía las exuberantes formas de su cuerpo, era impresionante la tremenda y curvilínea figura de Angie para sus inocentes 18 años, con ese par de ricas tetotas y unas nalgotas impresionantes. Se aplicó una loción humectante por todo el cuerpo para revitalizar y suavizar la piel, aunque no fuese necesario, ya que su piel era suavecita como la seda, sin embargo, le fascinaba cuidarse y mantenerse bella. La voluptuosa nena estando totalmente desnuda, se contempló por unos segundos frente al espejo, donde por primera vez reconoció que poseía un cuerpo despampanante, no siempre le había gustado ser dueña de semejantes atributos, por eso no acostumbraba a presumirlos, cuestionando el hecho de llevar los últimos años ocultándose, no quería seguir sintiendo vergüenza ni acomplejarse de las formas de su cuerpo, al contrario, deseaba sentirse orgullosa. Se preguntaba qué pasaría si fuese más provocativa para vestir con el tremendo cuerpazo que se gastaba, de solo imaginarse saliendo a correr con unas calzas ajustadas la hacían estremecerse por las cosas que le podrían decir, así comenzó a caminar por la pieza practicando su inherente sensualidad que poco a poco iba despertando, meneaba las caderas con provocación intentando que fuese lo más natural posible, realzando las imponentes curvas de su exuberante trasero, el cual se bamboleaba sabrosamente mientras caminaba. Envuelta en aquella danza de provocación sólo se detenía para mirarse frente al espejo y sentirse observada, apreciando que sus pechos estaban más grandes que nunca, con la yema de los dedos comenzó a recorrerlas desde la parte superior con dulzura y sutileza, palpando la dureza que sufrían sus inflamadas glándulas mamarias, así empezó a darse suaves apretones disfrutando de un placentero alivio que aminoraba el malestar. Ante tales situaciones la virginal conchita de la chiquilla se comenzaba a humedecer con suma facilidad, se arqueaba de solo sentir aquellos placeres junto con esos extraños escalofríos recorriendo su bien formado cuerpo, mientras se contoneaba frente al espejo fue consciente que su cuerpo pedía a gritos ser consentido, necesitaba desahogarse y liberar esa energía que sentía contenida dentro, pero nunca le había gustado masturbarse, sin embargo, con el pasar de los días su calentura y excitación no dejaban de crecer, aunque intentara no pensar en ello, su cuerpo la traicionaba reclamando alguna atención, delatando sus deseos por entregarse a los placeres carnales. Su instinto de hembra estaba anhelando sentirse mujer y desatar esa enorme calentura, se dio la media vuelta y juntando las piernas alzó pecaminosamente esas inmensas montañas de carne que se mostraron en toda plenitud, haciendo que se vieran aún más descomunales, más soberbias y esplendorosas, exponiendo sus intimidades más ocultas, no bastó más para comenzar a recordar todo el deseo que inspiraba sus deseadas pompis, mientras reanudaba su caminar moviendo sensualmente ese impresionante par de nalgotas, Estaba anhelando sentirse admirada, deseada, entre tantas otras cosas, pero mas que todo aceptar su cuerpo junto con todo el deseo que inspiraba, estaba pensando en hacer cambios en su vestimenta, quería comenzar a vestir más ajustada y sentirse orgullosa del cuerpo que poseía, así fue a su armario donde estuvo varios minutos clasificando prendas, dándose cuenta que lo único ceñido que tenía era su ropa de años anteriores, tendría que hablar con sus padres para comprarse nueva ropa. Luego de revisar todo escogió una linda y sexy tanguita blanca que por delante poseía finos y delicados encajes con transparencia, que revelaba gran parte del pronunciado pubis de la adolescente, que no poseía rastro de pelo alguno, le gustaba usarla así por tacto y estética. Los laterales de la tanguita y la parte trasera no eran más que un simple hilo que se perdía lujuriosamente entre los prominentes cachetes de la nena, la escogió con la intención de que no se marcase a través del calza. Arriba se puso un top blanco ajustado de tirantes sin mangas, que dejaban sus hombros y la parte superior de la espalda al descubierto, el escote era circular y mostraba una más que considerable porción de los tremendos melones que formaban un canalillo demasiado provocador, le quedaba unos 5 centímetros por encima del ombligo, dándole un toque muy sexy al dejar la estrecha cintura descubierta. Por debajo se puso una calza antigua tipo short transparente que traslucía y se ajustaba como una segunda piel a las formas de sus descomunales glúteos, le quedaban tan apretadas que incluso le marcaban muy notoriamente su pronunciado monte de venus, al mismo tiempo que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba tan majestuosas montañas de carnes. Como si todo eso no fuese suficiente espectáculo, las calzas dejaban al descubierto sus tremendas piernotas, desde sus macizos y torneados muslos, hasta sus bien definidas pantorrillas. Finalmente se puso las zapatillas que tenía para hacer deportes, las cuales utilizó sin calcines producto de las altas temperaturas. Luego se peino, se encrespo las pestañas y se pintó los labios de color crema suave, para contemplarse nuevamente frente al espejo, apreciando que lucia increíble, pero se veía demasiado provocativa, rozando lo vulgar por las dimensiones de sus enormes nalgas, simplemente no podía salir vestida de esa manera. Sin embargo tampoco deseaba seguir avergonzándose, no sabía qué hacer, lo meditó algunos minutos y pensó en ponerse un buzo para cubrirse las pompis, pero eso no servía sí quería dejar de esconder su cuerpo, aparte el calor era insoportable. No aguanto más tanto dilema y decidió que la usaría temblando de la emoción, sin saber que esa decisión cambiaría su vida para siempre, era la primera vez que saldría así de ajustada a la calle. Apenas comenzó a trotar por los caminos de la villa se fue robando la atención de los vecinos que a esas horas aún trabajaban en sus jardines o lavando sus autos, los cuales llegaban a voltear para seguir disfrutando del tremendo espectáculo que ofrecía la curvilínea jovencita con su enorme culazo, ajustado por esa calza que transparentaba sus carnosas nalgas bamboleándose morbosamente de un lado para otro. Donde varias vecinas que paseaban a sus hijos se quedaron mirándola con envidia y desprecio, pero no le dio importancia y continuó hasta llegar al hall principal donde se encontró a don Felino regando el pasto, era el conserje del micro barrio donde vivía la chiquilla, un señor de 59 años y 181 de altura, cuerpo robusto y espalda ancha, unos brazos gruesos y musculosos producto del trabajo como albañil en su juventud, era de piel trigueña, si bien no era gordo, poseía una tremenda barriga de tanto que le encantaba beber alcohol. Inmediatamente pudo comprobar el asombro en la mirada del maduro, quien apenas la vio no se cortó en mirarla de forma libidinosa, como siempre lo hacía, clavando su perversa mirada sobre su escote, para luego descender hacia su entrepierna, donde se mordió los labios cuando observó el pronunciado pubis que se marcaba muy notoriamente, al viejo se le hizo agua la boca y tuvo que tragar saliva de la tremenda impresión de apreciar como se le transparentaba todo. El vejete no cabia del gozo de contemplar la amplitud de semejantes caderas y tremendas piernotas que le parecieron riquísimas de lo macizas que estaban, de solo imaginarse cómo se vería desde la retaguardia hizo que su miembro despertara espontáneamente por los exuberantes encantos de la jovencita, ya que esa calza no se la había visto nunca en sus años trabajando ahí, era la primera que la veía vestida así de ajustada, para su mente perversa no habían dudas, la nena andaba buscando verga, por eso estaba exhibiendo ese culo descomunal como una calienta verga. Ese hombre le parecía de lo más desagradable, un viejo verde y sinvergüenza que no disimulaba su enorme deseo hacia ella, haciéndola sentir muy incómoda por su mirada lasciva, era un desvergonzado y le parecía muy feo de lo panzón que estaba, cuando en eso se le pasó una loca idea por su cabeza, se imaginó provocando a ese detestable vejete con la sola intención de fastidiarlo, y recordarle que nunca podría estar con ella, era un contragolpe a su desfachatez y descaro. La nena de solo imaginar a don Felino siguiendo el vaivén sus grandiosas nalgas, la llevaron a realzar las formas de su enorme culo, el viejo por su parte se quedó absorto contemplando cómo se meneaban los inmensos cachetes, con esas calzas ajustadas y transparentes que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba las suculentas porciones de carnes, fue tanto su deseo que se apretó la verga de la calentura que le estaba generando la voluptuosa jovencita, se le había puesto dura como fierro.. Angie se dispuso a correr hasta un parque forestal que estaba a dos kilómetros más menos de su casa, mientras inevitablemente comenzaba a ser asediada por las miradas de algunos hombres que quedaban embobados con sus poderosos dotes, sintiéndose algo cohibida en un comienzo siguió enfocada en correr, diciendo que debía acostumbrarse a ese tipo de miradas, ya que con el paso del tiempo había aceptado que su cuerpo llamaba mucho la atención, mientras tanto algunos hombres ya se aventuraban a decirle cosas. La nena no pudo evitar sentirse feliz por el hecho que reconocieran su belleza, produciéndole satisfacción de saberse atractiva y deseada para el sexo opuesto, así continúo sintiéndose el centro de atención de las miradas masculinas e incluso algunas femeninas, cada vez más orgullosa por ser la dueña de un cuerpo tan privilegiado, experimentado una vanidad que nunca antes había sentido. Envuelta en aquellos pensamientos y sensaciones fue que llegó a una intersección en la cual debía doblar para llegar al parque, donde se percató que a unos 30 metros había un grupo de cuatro obreros que ya pasaban la cincuentena en edad, los cuales dejaron de trabajar para observar con lascivo deseo los movimientos de su despampanante figura acercarse. Desde que los vio supo que le iban a decir cosas, una desconocida e intensa sensación le recorrió la columna por la intensa atención que le estaban brindando aquellos lascivos obreros, que más parecían una jauría de lobos hambrientos y sedientos por su voluptuoso cuerpo, cosa que le generó un extraño y rico cosquilleo en el estómago. Específicamente por un señor mayor de piel oscura que parecía gorila con unos brazos enormes y tonificados, en ese instante quedó sorprendida de lo recio que parecía ese hombre para su edad, le pareció muy intimidante por su color de piel y las cosas que decían de los hombres de color. Cuando estaba a unos 15 metros los viejos obreros comenzaron a aplaudirle en conjunto, lo cual generó gracia en la dulce jovencita que no pudo evitar que se le escapara una sonrisa coqueta por la ocurrencia de los señores, aunque inmediatamente borraría su hermosa sonrisa por todas las cosas que le dirían al pasar por su lado. Qué melones tienes pendeja tetona, tienes cara de que te fascina la verga, dale bebita chúpame el biberón que lo tengo lleno de leche espesa, tremendo pedazo de culo nena, ¿te gusta mostrar las nalgas pendeja rajona?. Angie simplemente agacho la mirada muy avergonzada y nerviosa por los obscenos comentarios que le decían esos desvergonzados obreros, sintiendo su corazón acelerarse por el miedo que le pudieran hacer algo cuando vieran su tremendo culazo con esas calzas, sintiendo como sus nalgas se abrían vergonzosamente cuando corría para luego contraerse haciendo que vibraran por tan suculentos movimientos, era imposible que no chocarán entre sí, sacudiéndose como si estuvieran aplaudiendo, mientras exponía las partes más íntimas partes de su cuerpo escuchó al que parecía gorila. Que ganas de ponerte en cuatro y romperte esas enormes nalgotas a vergazo limpio puta calienta vergas. La inocente jovencita quedó impactada por las palabras del obrero, una intensa y poderosa sensación le recorrió por completo toda la columna haciendo que aumentará su presión sanguínea mientras tanto su corazón se precipitaba con alteradas contracciones, generando un intenso calor que evocaba desde su interior hacía todo su cuerpo, especialmente a su cara donde sus mejillas las sentía muy calientes y coloradas, nunca se habían referido a ella de esa forma, simplemente siguió corriendo sintiendo un nerviosismo que nunca antes había experimentado, entre muchas otras cosas. Por su parte los lascivos obreros no dejaron de expresar las cosas que deseaban hacerle mientras miraban como depravados las carnosas y voluminosas nalgas moviéndose con provocación, con aquella transparencia que dejaba muy poco a la imaginación, o quizás todo lo contrario, despertando y desatando la lujuria de los viejos obreros, y por supuesto en sus miembros viriles, los cuales se endurecieron dentro de sus pantalones producto de la calentura que les generó la exuberante chiquilla, especialmente el gorila que se gastaba una vergota descomunal. Angie siguió trotando muy consternada pensando en los dichos del viejo obrero, seguía resonando en su cabeza que la había llamado puta, eso era lo que más afectada e inquietaba a su ser, no sabía porque, pero algo le produjo esa palabra cuando la escucho, que la mantenía en un estado de alteración constante, sabía que era una palabra sucia y vulgar, la había escuchado antes, pero nunca se lo habían dicho a ella. Cuando la chica llegó al parque aprovechó para descansar en una banca, intentando serenarse ya que su respiración estaba muy agitada, fuera del esfuerzo propio del ejercicio, más por el nerviosismo e inquietud que sintió con los señores obreros, ella siempre se indignaba con esa clase de comentarios sobre todo viniendo de tan desagradables sujetos, pero esta ocasión por alguna extraña razón eso no ocurrió, ya que en el lugar más recóndito de su cuerpo había disfrutando despertar aquellos bajos instintos en ese grupo de viejos, que sólo podían soñar con una jovencita tan voluptuosa como ella, pero que jamás podrían tenerla, aquello le brindó un intenso y perverso placer que le mojó la conchita, recién ahí fue consciente que su almejita estaba completamente empapada.. Aquello desconcertó a la dulce colegiala que apretó con fuerza los muslos entre sí por los ricos cosquilleos y estremecimientos que asaltaban su panochita, no entendía cómo podía sentir aquellas íntimas y placenteras sensaciones con esos viejos lujuriosos, menos en plena calle, ya que ella era una chica decente y nunca le habían llamado la atención los hombres maduros, le parecía totalmente insólito, sin embargo... no podía dejar de pensar en todas las morbosidades que podrían estar deseando hacer con ella. Fue ahí cuando descubrió que una parte de ella había disfrutando sentirse el centro de atención de aquellos lascivos señores, de calentar y excitarlos a conciencia con su voluptuoso cuerpo, si bien se sentía un poco avergonzada, era un reconocimiento al despertar de su sexualidad, pero también pensó en las posibles consecuencias, qué pasaba si ese viejo de piel oscura que parecía gorila impulsado por la calentura que provocaba la exuberancia de sus atributos, pudiera terminar abusando de su voluptuoso cuerpo como se le diese la gana junto con los otro señores. De solo imaginarse algo así de perverso le produjo un intenso y poderoso placer en la entrepierna, aunque le costará reconocerlo, su cuerpo estaba muy excitado, no podía concebir cómo había pasado algo así, simplemente no lo entendía, menos con palabras tan sucias como esas, muchas veces le habían dicho comentarios de esa índole, pero nunca nadie había sido tan explícito y directo a la hora de confesar sus impúdicos y pervertidos deseos hacia ella, manifestando sus ganas de querer ponerla en cuatro para gozar rompiendo sus preciadas e inmaculadas pompis. Ciertamente romper era la palabra más adecuada, ya que ella era completamente virgen y ese obrero seguramente debía tenerla grande, así comenzó a pensar en las cosas que se decían de los hombres de color, ¿la tendrá muy grande?, ¿será gorda? o ¿quizás ambas?... ¿se la habré puesto dura?, ¿Qué sentiría cuando lo hiciera por primera vez?. Había escuchado que dolía mucho, sin embargo, con la calentura que estaba experimentando se imaginó cómo sería hacerlo por las pompis… ¿Pero qué estás pensando?, ¡si es algo asqueroso se gritó a sí misma!!. La nena ya quería dejar de pensar en más cosas, así continuó a corriendo durante 15 minutos más, dando vueltas alrededor del parque quedando así completamente transpirada, cuando en eso un viejo vagabundo de unos 65 años estaba tirado a los pies de un árbol le pidió algo para comer, apenas Angie lo vio sintió mucha pena por el señor y la forma que vivían ciertas personas, ya que se veía muy mal físicamente, así que le respondió de forma amable...disculpe señor no tengo nada. Entonces déjame lamerte el sudor y chuparte la zorra culoncita puta… Angie cuando escucho esa última palabra fue dominada por una sensación que la hizo quedarse paralizada observando cómo el degenerado viejo se acariciaba la verga por encima del pantalón con una mirada llena de lujuria y perversión, quedó atónita de la impresión y la conmoción por unos 3 segundos, con su inocente y curiosa mirada puesta en la entrepierna de ese viejo vagabundo, sin decir nada se dio la media vuelta y salió corriendo a toda velocidad con el corazón palpitando a mil, decidió volver a casa, solo que esta vez lo hizo por otra ruta para no encontrarse con ese grupo de obreros, durante su trayecto de vuelta no se podía sacar todas las cosas que le habían dicho. Estando a unas cuadras de su villa vio al viejo conserje en la entrada, quién apenas la vio llamó su nombre... ¡Angie!, le vinieron a dejar el pedido de las aguas, como no había nadie en casa las dejaron acá en recepción. La despistada jovencita recién en ese instante recordó que su madre le había anunciado antes de irse que irían a dejar el pedido de las aguas, el cual realizaban cada 2 semanas...muchas gracias don Felino, lo olvidé completamente, le respondió algo complicada por la idea de cargar 2 botellas de 25LT ella sola, ya que siempre el camión llegaba hasta fuera de su casa, y luego su papi las entraba y las ponía sobre un dispensador. No se preocupe, si gusta yo se las llevó, ofreció amablemente mientras su mirada descendía al pronunciado pubis de la nena, no cabía de gozo de apreciar como se le transparentaba todo, junto con la amplitud de semejantes caderas y tremendas piernotas que le parecieron riquísimas de lo macizas que estaban. Bajo la mirada un poco avergonzada por la intensidad y calentura que irradiaba ese hombre mirándole la entrepierna, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo, pero el hecho que no disimulara comenzaba a despertar sus más bajos instintos, ese extraño gusto de sentirse admirada y deseada por hombres que jamás tendrían oportunidad con ella, instantáneamente una intensa sensación le recorrió la columna, no entendía como podía estar sintiendo tales cosas con ese señor. ¿En serio usted podría?, está bien don Felino, muchas gracias... agradeció con su característica educación, algo incómoda por cómo la miraba ese viejo verde, intentó actuar normal, sin embargo se la estaba comiendo con la mirada, su admiración era tan intensa que no pudo evitar inquietarse aún más por la idea de que ese viejo fuese a su casa estando ella sola, pero no tenía más opción que aceptar el cordial ofrecimiento. El viejo conserje fue a la recepción y volvió cargando cada botellón en una mano, donde la chiquilla pudo comprobar cómo el viejo cargó aquellas pesadas botellas como nada, apreciando como sus grandes brazos realizaban el trabajo, quedando bastante impresionada de lo recio que estaba don Felino para su edad, que siendo 59 mantenía con bastante vitalidad. La nena sintió su cuerpo acalorarse aún más de lo que ya estaba porque ese hombre fuese a su casa con lo provocativa que lucía, rozando lo vulgar por el tamaño de sus grandes atributos, así llevó su curiosa mirada hacía el velludo pecho que mostraba el señor por las aberturas de la musculosa blanca, que le daban un toque recio y de madurez que le pareció atractivo, a pesar de su prominente barriga. La nena impulsada por las extrañas sensaciones que le estaba generando la situación con ese hombre, se dejó llevar por lo que experimentaba su cuerpo, más aún al saber que don Felino seguramente se iba a deleitar con el vaivén sus pompis, a sabiendas que seguía su paso caminó hacia su casa procurando realzar las formas de su cuerpo. Don Felino quedó inmediatamente hipnotizado con el sensual bamboleo que había adoptado la culona jovencita, moviendo esos tremendos cachetes de un lado para el otro, con esas calzas que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba las suculentas porciones de carnes, era como ir persiguiendo un sueño de forma literal, su referencia absoluta en esos momentos eran los descomunales glúteos de la joven.. La muchacha no se reconocía, siempre había sido una chica decente y recatada, pero algo dentro de ella la incitaba a mostrarse ante los ojos de ese viejo lascivo, sintiendo un nerviosismo que nunca antes había experimentado, podía sentir unas mariposas revoloteando dentro de su estómago por el hecho que un viejo estuviera mirándole el trasero a solo un par de metros, así permaneció en silencio sintiendo que sus calores aumentaban por estar comportándose de esa manera, que poco a poco comenzaba a disfrutar. Cuando llegaron a la casa la chica muy nerviosa abrió la puerta y encendió la luz escucho la voz del vejete, ¿dónde se la pongo?, preguntó con voz sugerente mientras hacía alusión a las aguas con sus manos. La joven pudo percibir el doble sentido de sus palabras, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo en mirarle los senos y la cola sobre todo, un sin respeto, sin embargo, aquello mismo, el hecho que no disimulara esa manera tan lujuriosa, sin importarle nada, comenzaba a despertar sus más bajos instintos, esos confusos gustos que estaba sintiendo al sentirse admirada por hombres mayores.


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