Cuando vine a estudiar a Buenos Aires, alquilé un pequeño departamento donde viví un tiempo con mi prima Silvia, para hacernos compañía y compartir gastos.
Comparada conmigo, aunque yo no era ninguna santa, Silvia era una chica bastante alocada y enamoradiza; es decir, se enamoraba y calentaba con el primer tipo que se le cruzaba y en poco tiempo se lo cogía o lo dejaba.
Mi prima además era una chica muy sensual, que despertó mis instintos bisexuales a esa temprana edad, mientras estudiábamos juntas…
Acostumbraba a salir mucho por las noches; le gustaba la joda y en general regresaba muy tarde al departamento; a veces ni siquiera regresaba durante la noche…
Ese viernes me había quedado sola. El dormitorio que compartíamos estaba a oscuras y yo, después de haberme masturbado placenteramente y leído un libro por un rato, me había desmayado literalmente en mi cama.
Esa noche hacía mucho calor y el único ventilador que teníamos andaba solamente a baja velocidad; así que antes de acostarme, disfruté una ducha para refrescar mi cuerpo y decidí quedarme desnuda; ya que estaba segura de que Silvia regresaría con la salida del sol…
Pero me equivocaba. Entre sueños pude oír un ruido metálico; como si mi prima hubiese dejado caer sus llaves en la entrada. También oí voces; señal de que la dulce Silvia venía acompañada. Por eso me incorporé con los ojos cerrados en plena oscuridad y tironeé de las sábanas hasta taparme por completo.
Las llaves sonaron de nuevo mientras Silvia trataba de meterlas en la cerradura y la puerta se abrió. De pronto la luz se encendió en ese dormitorio oscuro. Silvia se acercó hasta mi cama, comprobó que yo estaba con los ojos cerrados y llamó a alguien que todavía seguía en el pasillo.
Entonces pude oír claramente otro par de pisadas acercándose a la cama.
Una profunda voz varonil le preguntó a mi prima quién era la que estaba en esa otra cama. Silvia le dijo que no se preocupara, ya que mis pastillas contra el insomnio no me despertarían hasta la mañana.
El único problema, era que esa noche había olvidado tomarlas…
Para mis adentros insulté a mi prima; por no haberme avisado que es noche tendría compañía masculina.
Pero Silvia no tenía ningún problema en coger delante de mí; pensaba además que mis pastillas habrían hecho efecto y yo no los oiría en toda la noche.
Mi prima comenzó a desnudar a ese hombre; podía escuchar sus movimientos con toda claridad. Enseguida ella comentó algo sobre el tremendo tamaño de pija que calzaba su nuevo amante…
El flaco largó una carcajada, mientras desnudaba a mi prima.
Después Silvia cayó al piso de rodillas y enseguida pude distinguir los ruidos de su boca comiéndose esa magnífica verga. El flaco suspiraba desahogándose, mientras yo sentía mi propia concha humedecerse al escuchar el sonido de la succión de sus labios sobre esa pija endurecida.
Abrí mis ojos despacio, tratando de espiar la escena sin que ellos se dieran cuenta. A pocos centímetros de mi cara estaban los labios de mi prima, lamiendo un pedazo de pija increíble.
De repente el flaco dijo que ya no aguantaba más. Aferró a Silvia por sus enrulados cabellos castaños y la hizo subir a su cama, justo frente a la mía.
Pero Silvia lo hizo recostar a él de espaldas; diciéndole que quería empezar montando esa prodigiosa verga. De repente, como si ella que yo estaba presenciando todo el espectáculo miró hacia mi lado. La muy turra sonrió al ver mis ojos entreabiertos. Le devolví la sonrisa y ahora sentí que mi concha se mojaba totalmente. Mis pezones también podía sentirlos duros…
Silvia montó sobre los muslos del flaco, se abrió los labios vaginales con sus dedos y dejó deslizarse sobre esa cosa enorme que tenía ese tipo entre las piernas. El hombre resopló y gimió. Mientras mi prima suspiraba y jadeaba con suavidad, al sentir seguramente esa verga enorme invadiendo la humedad de su hermosa concha…
Cerré los ojos para dar lugar a mi morbo y escuché el rechinar de los resortes de la cama mientras Silvia iniciaba sus movimientos hacia atrás y adelante. El flaco la estaba sujetando por las tetas y le apretaba los endurecidos pezones; mientras ella se balanceaba y aumentaba el ritmo de esa cogida.
El chirrido de esa cama, sumado a los gemidos de ambos, me estaba excitando; bajo las sábanas sudor y humedad se acumulaban en mi piel.
Entonces comencé a frotarme los labios vaginales; muy despacio, para que ellos no pudieran notar el movimiento de mi mano bajo la sábana.
En la cama contigua Silvia ya había perdido el control de arrebataba contra su nuevo amante, hasta el punto que el chocar de sus cuerpos era lo único que resonaba en el dormitorio.
De repente el tipo anunció que estaba a punto de acabar. Mi prima entonces aumentó el ritmo de sus golpes de cadera sobre el cuerpo de él…
Entonces el flaco arqueó su cuerpo levantando las carderas y pegándose a Silvia, mientras ella se aferraba a los postes de la cama con ambas manos
Mis piernas temblaron en ese triple orgasmo en nuestra habitación….