Dalma es mi hermana menor. Al tratarse de mi propia sangre me cuesta mucho decirlo. La nena es bastante puta, y encima, pasa casi todo el tiempo conmigo. Dalma tiene 9 años, y desde hace un tiempo me pide jugar de una manera cada vez más descarada.
Unos meses atrás, mientras estábamos solos, me dijo que quería jugar al consultorio.
- Qué clase de juego es ese ?
- No sabés ? Como me atiende el doctor. No me acuerdo...
- Tu kinesiólogo ?
- Sii, el que me hace los masajes !
Acepté y me llevó a su cuarto. Me dijo que la cama era la camilla del doctor y que ella era mi paciente.
- Me duele mucho la espalda, doctor. Usted podrá curarme ?
Dalma es una nena bellísima, morocha, alta, un poco gordita, las tetitas muy crecidas, pero lo mejor es el culito lleno de carne, tan grande como el de una chica de 12.
Soy consciente de que es una criatura muy pequeña y, encima, es mi propia hermana, aunque no puedo dejar de mirarle el culo disimuladamente cada vez que me da la espalda.
La realidad es que Dalma provoca una atracción en mí hasta el punto de lograr que se me pare la verga.
Me animé y se lo dije.
- Siempre quise decírtelo, pero me dió vergüenza, mamita. Vos sos una nena muy puta o sentís algo por mí ? Decime la verdad. Te gusto, bebota preciosa ?
- Yo no soy ninguna puta. No me digas eso. Por qué me hablás así ?
- Está bien, te pido perdón. Entonces es lo segundo. O no ? Contame todo lo que quieras, Dalma, soy tu hermano mayor. Lo que hablemos queda acá.
- Me hiciste poner colorada. No lo sé...
Sos un hombre adulto, y yo una nena muy chiquitita para vos...
- Estás diciendo que te gusto.
- Bueno, sí ! Siempre me gustaste ! Eso querías escuchar ?? - me respondió enojada por verse obligada a confesarlo
- Te amo, mi bebé. Es lo más lindo que me dijiste en toda tu vida, mami...
- Eeeh...?? No te enojaste conmigo ?
- No. Querés seguir jugando o no ?
Me dijo que sí, pero estaba nerviosa y confundida después de semejante confesión que logré sacarle.
- Deberías sentirte muy bien, Dalma. No cualquier nena se anima a decirle eso a su hermano. Y el amor entre hermanos es algo precioso.
- No está mal que me haya enamorado de vos ?
- No, porque yo también te amo. Y daría todo para que seas mi novia.
- Parece que estuviera soñando. Me estás pidiendo que sea tu novia ??
Después de estar seguro de que la criatura estaba realmente caliente conmigo, me senté en la cama, a su lado, y me acerqué hasta rozar mis labios con los suyos. La agarré del pelo y me acosté sobre ella, metiendo y sacándole la lengua de la boca.
- Estás besándome como lo hacés con tu novia, esa rubia puta...
Dalma odiaba a Nerina, mi pareja.
- Jajaja !! No la querés a Nerina, no ?
- Nunca la quise. Es tan puta...
- A los hombres nos encantan las mujeres bien putas. Por eso estoy con ella, pero si vos querés podés intentar ser más puta conmigo. Si lo hacés, te juro que hoy mismo la dejo para que ocupes su lugar.
- Vos no vas a dejarla por mí. Ella es una mujer y yo una nena. No mientas.
- Hay algo que no sabés. Vos me calentás mucho más. Ese cuerpito que tenés no se puede comparar con Nerina
- Me parece que estás queriendo enamorarme. Y si seguís hablándome así, vas a conseguirlo.
- Quiero que me demuestres tu amor. Sacate toda la ropa como la putita de mi novia. Dale, bebé, vos sos mejor.
- Pero vos también te sacás todo con ella... - me dijo y empecé a desvestirme.
Un minuto después estábamos los dos desnudos. Me costaba creer hasta dónde había llegado. Estaba en la cama de mi propia hermana, a punto de cumplir mi fantasía imposible.
- Y...? Vas a quitarle el puesto a Neri ?
- Por supuesto que sí. Pero... qué debo hacer para ganármelo ?
- Estás dispuesta a ser mi puta ?
- Sí, mi amor !! Claro que sí !!
La puse sobre las dos almohadas, con el culito tan levantado que pude ver mi objetivo, el riquísimo hoyito anal, virgen de la criatura. Y descubrí que una nenita tan pequeña podía llegar a calentarse tanto como una mujer al sentir una lengua penetrándola por el culo. Así me la cogí un largo rato, y la empapé de saliva para después meterle un dedo entero con cuidado.
Le escupí el agujerito y me acosté sobre ella, hasta lograr apoyar la verga y empujar suavemente. No tuve otra opción que forzarla un poco. Era la única manera de que conozca el placer de tener una verga en su interior.
Su dolor me hizo sentir mal, pero al mismo tiempo me excitaron los gritos y el llanto de mi bebé.
Y tuve razón. Desde aquel día, ella solita me pide que la coja por el orto.
Pasaron 5 meses y aún le sigue doliendo, pero por lo visto las ganas de ser culeada es más fuerte que el dolor.
Estoy alquilando una casa, y Dalma, con el permiso de mamá, vive conmigo.
Mi mamá está muy contenta, porque la ve más feliz que nunca. Lo que jamás podrá imaginar es el motivo de la felicidad de su pequeña bebota.