Había dejado la puerta abierta de mi casa para cruzar la calle y comprar pan cuando ví de reojo a alguien que parecía una criatura entrando a casa. Volví corriendo, entré y cerré todo. Después de unos minutos me encontré con una nena por demás de pequeña hurgando los cajones de mi cuarto.
Entré sin que me vea, le tapé la boca para que no grite, la alcé metiéndole un brazo entre las piernas, bajo el vestido, y la tiré sobre la cama.
- Estás robando en mi casa, y eso va a salirte muy caro, puta de mierda ! Con quién estás ? Quién te acompaña ?
- Estoy sola ! No me mates, por favor !!
La nena me dijo que tenía 8 años. Era una niña muy linda, flaquita, rubia, y tenía un cuerpito bellísimo.
- Sacate esa ropa, a ver qué me robaste. No me hagas enojar, putita ¡¡ Dale !
Se quitó el vestido y me deslumbró el culo tan grande y abundante de carne.
La acosté boca abajo, le puse un poco de gel lubricante en el agujerito del orto y le pegué una culeada tremenda.
Al principio gritó muchísimo, pero una media hora después se calmó. No sé si se cansó o si dejó de dolerle.
Me calentó tanto que no aguanté más. Le saqué la verga re dura del ojete y se la enterré en la boca. Acabé más que nunca y se ahogó, pero no dejó de juntar cada gotita de leche para tragársela.
Lo mejor fué el cumpleaños...