🔥Relato Erótico de Incesto: JUEGOS PELIGROSOS ❌Sin Censura❌



Fecha: 2025-03-17


JUEGOS PELIGROSOS


Autor: Angel

Categoría: Incesto

Siempre nos dimos besos en la boca. Era algo natural entre nosotros. A su mamá también la besaba de igual manera. Pero ya con doce años, hubo un cambio en aquellos inocentes derroches de amor. Una tarde, mientras yo veía mi canal de deportes, se acomodó sobre mis piernas igual que siempre. Jugaba a enredar mi cabello en sus dedos. Yo la dejaba hacer sin apartar la vista de la tele. De pronto, me tomó por la barbilla para que me volteara hacia ella y cuando lo hice, pegó su boca contra la mía. Sentí un beso diferente a lo acostumbrado, pero no dije nada. Ella sonrió con picardía. Solo entonces le pregunté qué había sido eso? "Nada... -me dijo con un extraño brillo en la mirada- Solo un beso" Y se alejó riendo como quien acaba de hacer una maldad. No quise dar mucha importancia al asunto y continúe con mis deportes. Unos días después, se sentó junto a mí. Estaba tomando un helado y me ofreció de su cuchara. Acepté encantado. Después preguntó si quería más. Asentí pero en lugar de brindar la cuchara, unió su boca a la mía metiendo la lengua. "A qué sabe" Me dijo... "A fresa" Contesté siguiendo su juego. Así repetimos tres o cuatro veces más, hasta que dejamos el peligroso juego cuando su madre vino a la sala con nosotros. Ya en la cama, pensé que aquellos juegos con mi hija se estaban volviendo un poco peligrosos y recordando su lengua en mi boca tuve una erección. Un fin de semana, en la playa, mientras su madre dormitaba tomando el sol, ella y yo jugábamos en el agua. Al salir, ella iba delante de mí y mirando como había desarrollado su trasero le dí una palmada en las nalgas. Se volvió hacia mí regalando una encantadora sonrisa y nada más pasó hasta la noche. Los tres en la sala de la casa. La música a medio volumen. Me invitó a bailar con ella, pero me negué. Insistía tanto que la madre me pidió que bailara para que dejara de molestar. Bailabamos normalmente. Mi esposa alegó que estaba algo agotada y se iba a la cama, recomendando que no nos acostaramos muy tarde pues al día siguiente la nena tenía escuela. Terminó una pieza y justo a mitad de la segunda, tomó mis manos y las hizo bajar hasta sus nalgas mientras se pegaba contra mi cuerpo. Descaradamente las apreté mientras tenía otra erección. Ella solo me miraba fijamente. Como no ví en su mirada más que aceptación, la tomé por la nuca con una de mis manos y la besé. Esta vez fue un beso de verdad. Succionar su labio inferior era el paraíso. Mi lengua dentro de su boca registró cada rincón. Ella me dejaba hacer. Introduje la mano debajo del short. Sus nalgas firmes se dejaban acariciar. Mis dedos inquietos y nerviosos se movieron buscando otros secretos y rotaron suavemente sobre el redondo culito hasta que las primeras dos falanges lograron penetrar en el divino recinto. No dejamos de besarnos. Solo nos deteníamos un momento, nos mirábamos sin pronunciar una sola palabra y volvíamos a besarnos cada vez con más deseos. Estaba a punto de sacar mi verga para que la tomara con su mano, pero me detuve. Solo me limité a dejar su trasero y por encima del short acariciar su adolescente vulva. Le dije que era hora de dormir. Se dirigió obediente hacia su cuarto pero regresó para colgarse de mi cuello con otro beso de lengua, tan intenso que casi nos quedamos sin aliento. Hace tres días que no hemos hecho nada más y cada vez me siento más atraído por mi hija. No sé si detener estos peligrosos juegos o ir más lejos con ella. Digan ustedes qué me recomiendan hacer.


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