Mis padres decidieron tomarse un descanso y me preguntaron si podía quedarme con Loana durante el fin de semana. Loana es mi hermanita de 3 años, casi 4, la bebé de la familia.
Mi gran problema era que la nena, al ser extremadamente cariñosa conmigo, ya me había causado varias erecciones, y eso me ponía muy mal, pero pensé :
- Después de todo, es un pensamiento, y no hay ser humano capaz de controlarlos. Además, es algo que sólo pasa en mi mente.
Fuí a ver si Loana aún dormía y me encontré con una escena que no me ayudaba para nada. El calor no se podía aguantar, y Loa se había acostado con una bombachita de Barbie y nada más. Yacía boca abajo, el cuerpo gordito cubierto de transpiración, y la ropa interior literalmente encajada entre los glúteos carnosos.
No estaba preparado para eso. Fuí a mi cuarto y decidí tomar una generosa línea de merca para tratar de olvidarlo.
Eran las 6 de la mañana, y ella no se levantaba antes de las 10, entonces aproveché mis 4 horas de soledad.
Me saqué el short y la remera, quedando sólo con la ropa interior. Me acosté en el sofá con una cerveza y prendí la tele. Sin siquiera darme cuenta, estaba tocándome la verga, cuando algo me estremeció.
La silueta de Loana, reflejada en la pantalla del televisor, me dejó mudo.
Iba a dejar de tocarme, pero no sé qué me pasó. Me puse de costado, siempre mirando la tele, y le dí la oportunidad de verme. Así estuvo, como 15 largos minutos observando cómo me hacía la paja, sin hablar ni hacer el más mínimo ruido.
- Hace mucho que estás ahí, espiándome. Te gusta verme, putita ?
- No te estoy espiando, Patricio, yo recién llegué. - me dijo y me levanté tan rápido que se asustó.
- Si querés que te pegue, mentime, puta de mierda. Te pregunté si te gustó verme desnudo.
- Eeeh... no sé... sos un chico muy lindo, Patri... creo que sí...me gustó...
- Es porque sos una nena re puta, pero también sos muy cagona, y no te animás a decir que tenés ganas de chuparme la verga. Cagona !!
- A mí no me digas eso ! Yo no soy cagona, yo no tengo miedo ! Me oíste ??
Volví a sentarme en el sofá y la llamé.
- A ver si es cierto... Vení, hacé lo que tanto buscaste, perrita.
Se agachó, sentí el aliento sobre mi verga y se la enterré en la boca hasta que se ahogó. La saliva le chorreaba hasta el piso.
La dejé respirar y traje un vaso de Coca Cola bien fría. Tomé un pase más grande que antes y me sentí muuy bien
- Y...? Te gusta o sos una cagona ?
- Me das un poquito más, Patri ?
La llevé de la manito a mi habitación y me acosté. Solita se subió y me sonrió antes de empezar a darme la mejor mamada de mi vida.
- Qué es esto, Patri ? Es muy rico !
Era el presemen que me salía a chorros y me llegaba hasta los huevos.
Se lo tomó todo y pidió más.
Además de estar re fuerte, la pibita no pesaba casi nada, y la acomodé como quise, boca abajo con la almohada que le levantaba el orto.
- Ahora vas a abrirte el culo, para que sepas lo que es una buena culeada.
Le chupé el agujerito, lo llené de saliva y me acosté sobre ella para cogerla. Mi verga encontró el esfínter anal infantil, virgen, diminuto y tan apretado que parecía imposible poder entrar, pero empujé sin escuchar los gritos. Estaba seguro de que era la única manera de que sienta una buena verga en su interior.
Y no me equivoqué. Desde aquel día, todos los días me pide por favor que le de por el orto, como la primera vez...