🔥Relato Erótico de Tabú: MI SOBRINITA DOWN ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2019-11-11


MI SOBRINITA DOWN


Autor: GONZALO CHILENO

Categoría: Tabú

Necesito contar esta historia, porque si no hago creo que me volveré loco. Tengo 54 años, felizmente casado, padre de dos hijas de 25 y 21 que ya no viven con nosotros.Somos creyentes, soy padre y esposo ejemplar, empresario y docente universitario, con una hermosa familia, tenía una hermosa y reposada vida hasta aquel fatídico domingo. Eran las nueve de la mañana cuando una prima llamo a la puerta, mi esposa se levantó y conversaron por 40 minutos en el living de la casa. Ella venía con su pequeña hija llamada Catalina, tiene 10 año y sufre de Síndrome de Down. El motivo de la temprana visita era que debía viajar de inmediato pues la noche anterior había echado de la casa a su esposo,por lo cual solicitaba dejar su hija a nuestro cuidado, ella viajaría a hablar con sus suegros a otra ciudad. Yo escuche la primera parte, y debo reconocer que me moleste ya que teníamos planes y esta situación nos obligaría a postergarlos. Mientras ellas hablaban, mi esposa le dijo a la pequeña Catalina que fuera a la pieza y se recostara junto a su tío, debo reconocer que esto último me molesto sobremanera. Al sentir que llegaba a mí dormitorio, me di media vuelta y me hice el dormido. La niña llegó y se metió en la cama junto a mí, de inmediato se pegó a mi espalda y me dio un beso en la mejilla, acto seguido con su pequeña manocomenzó a acariciar el lóbulo de mi oreja, y posteriormente comenzó a pasar su lengua por el mismo lugar. La verdad es que al principio me dio mucha risa, pero al sentir su lengua en mi oreja, comencé a excitarme, sentía como mi pene se iba poniendo cada vez más duro,pero como simulaba dormir no quise decir ni hacer nada. Al cabo de un par de minutos, ella se bajó de la cama y fue al baño, aproveche de acomodar mi pene para que no se notara el bulto que ya se formaba. Volví a tomar posición fetal, simulando dormir. Esta vez ella subió a la cama por mi lado, se acomodó dándome la espalda, y apegándose a mi cuerpo. Yo no supe que hacer, me quede quieto, congelado, aterrado, no sabía porque me había excitado tanto, era una niña pequeña, con down, me sentía sucio, pero también demasiado caliente a esa altura. Me quede quieto, pero ella comenzó a acercarse hasta dejar su trasero pegado a mis genitales. Sin poder controlarlo puse mi mano en su cintura y la deslice hasta su vientre, sentir su piel suave de niña me hizo temblar, mi pene estaba 100% erecto, no sabía qué hacer. De pronto ella se giró por completo hacia mí, cerré rápidamente mis ojos para que creyera que dormía. Mi miró por una momento y luego sentí como su mano tocaba mi vientre, y luego la deslizo hasta llegar a mi pene. Lo acaricio, lo apretó, lo movió, fueron segundos eternos, sentía que iba a explotar. Mi respiración era jadeante, estaba a la vez pendiente que mi esposa y su prima no se movieran del living, pero luego escuche abrir y cerrar la puerta principal. Espere un minuto y me levanté rápidamente sin mirar a la niña, salí al pasillo y camine hacia el living, desde ahí pude ver que ambas salieron a la calle y continuaron con su charla en el auto de ella. Sin pensarlo dos veces volví rápidamente al dormitorio, la pequeña estaba apoyada en el respaldo de la cama, a pesar de tener solo 10 años posee un cuerpo voluminoso, sus senos son como de una niña de 14 o 15 años (lo que es muy característico de niñas down). Antes de entrar tome mi pene y lo deje recto, se veía como una verdadera lanza que presionaba mí ropa interior tratando de salir. A diferencia lo que hice cuando ella se metió a la cama ahora solo quería que lo viera. Al entrar ella fijo su vista en mi bulto, me metí a la cama y me cubrí solo hasta las rodillas. Ella fijo su vista en mi pene mientras su legua se entraba y salía de su boca (algo muy propio de niños con esta condición), de pronto me dice “tío que tienes ahí”, con la mayor naturalidad le conteste, lo mismo que tiene tu papá. Ella replico, “pero a papá no se le ve tan grande”. Le dije que no le creía que su papá tenía uno de igual tamaño y que también era duro y se sentía caliente. Sin dejar de mover su pequeña lengüita (lo que a esta altura me calentaba aun mas) y sin aviso alguno apretó mi pene con su pequeña manito y dijo “el de mi papá no es igual, este es muy duro y esta calentito. En ese momento ya no pensaba en nada, olvide quien era yo, quien era ella, olvide mi esposa, mi familia, era como si una fuerza oculta se hubiera apoderado de mí. Sin pensarlo dos veces, le dije ¿estas segura que es más grande? No será que se ve más grande por la ropa que llevo, quieres verlo sin ropa le dije. Sin darle tiempo a responder, baje mi ropa interior y libere ese puñal de carne, sangre y pasión. Tomé su mano y la puse en mi pene, ella apretó y yo le hice que la moviera arriba y abajo. No tengo palabras para describir lo que estaba sintiendo, me sentí poderoso, dominador, superior, sabía que ella no tenía ninguna posibilidad de negarse u ofrecer resistencia; era una presa fácil, indefensa, y yo era su depredador. Mientras ella no dejaba de masturbarme, me acerque a su pequeña oreja y le hice lo mismo que ella me hizo, bese su pequeña oreja y con mi lengua bese su lóbulo y lo succione con mi boca. En ese instante ocurrió algo muy extraño, ella en un rápido movimiento retiro su mano de mi pene, cerro sus ojos y abrió sus piernas, tomo mi mano y literalmente la enterró entre sus piernas y las frotó contra su pequeña vagina. Yo comprendí que ella quería sentir, con mis dedos hice círculos en su vagina, deslice mis dedos arriba y abajo por sobre su pijama, frote su vaginita mientras su respiración era un susurro jadeante. Yo aún como mi pene al aire solo quería que ella gozara. De pronto sin abrir sus ojos, tomo mi mano y la metió bajo su pijama. Fueron segundos mágicos la yema de mis dedos se hundieron en esa caliente y húmeda vagina, los deslice por labios, estaban hinchados esperando que jugara con ellos. Comenzó a mover su cadera, respiraba rápido, hundí uno, dos, tres dedos en su vagina. Sin pensar en nada, baje su pijama y deje ante mis ojos una vagina hinchada, rosada, con leves pelusas que dejaban ver que ya estaba entrando a su adolescencia. Mientras seguía frotando mis dedos, me puse sobre ella, le saque la pijama y enterré mi lengua en su hermosa caverna, succione, lamí, chupe,me olvide del mundo y solo me concentre en gozar a esa pequeña niña. De pronto comenzó a llenarse mi boca de un líquido tibio, mientras más salía más tragaba, y más succionaba su vagina. De pronto ella dio una gemido y su cuerpo se soltó por completo. Había alcanzado su clímax, la pequeña había tenido un tremendo orgasmo con eyaculación femenina incluida. Rápidamente tome una camisa y seque su vagina, subí su ropa, la acomode y arrope. Ella quedo absolutamente relajada, incluso comenzó a roncar. Me levante y corrí a la ducha, no sin antes hacerme acabar. Debo reconocer que me tomo menos de un minuto llegar a eyacular de una manera casi bestial. La ducha fría me permitió despertar y darme cuenta de lo que había hecho. Los nervios se apoderaron de mí, era un pedófilo, un depredador, un violador. Me vi encarcelado, violado por otros prisioneros, enjuiciado por mi esposa, mis hijas, mis amigos. Fueron minutos horribles, sabía que al despertar ella contaría todo. Debo haberme quedado en el baño por casi 20 minutos. Al salir, ya vestido pude ver que Catalina aun dormía, y mi esposa venía entrando. Me contó que su prima había encontrado en el computador de su esposo, vídeos y fotos pornográficos, no solo heterosexuales, sino que también una gran cantidad de material gay y de travestis. Incluso tenía fotos y vídeos de él masturbándose, y otros introduciendo por su ano un pene artificial. Quede atónito con la noticia, pero también entendí la actitud de la pequeña, seguramente alguna vez vio a su padre haciendo algo o sus vídeos; o tal vez era él quien le había enseñado todo lo que yo había disfrutado. Me dijo que era su obligación acompañarla que no tomaría más de dos horas. Que cuidara de la niña y que le diera su desayuno al despertar. Por supuesto que accedí y le dije que fuera tranquila, que se tomara todo el tiempo necesario. Ella se ducho, vistió y se fue. Me quede por un momento pensando si la niña diría algo o no. Fui a la cocina, prepare un rico y hermoso desayuno, leche, galletas, tostadas, jugo de naranjas, cereal yougurth, más una flor. Entre al dormitorio y la desperté (ya había pasado más de media hora). Ella abrió sus ojos y me abrazó, yo le di un beso en su mejilla y le mostré su hermosa bandeja con el desayuno. Se devoró todo, y luego me pregunto por su mama y mi esposa. Le dije que habían salido y que estaríamos solo toda la mañana. Luego trate de ver cuánto recordaba de lo ocurrido. Le pregunte a qué hora había llegado, que yo estaba dormido y que no recordaba nada. Ella me dijo que me había dado un beso y que se había quedado dormida. Su relato me dejo perplejo, era como si no recordara nada. La deje terminando su desayuno, y busque en internet como es la forma de actuar y pensar de los niños down. Descubrí que ellos se desconectan en momento de su entorno, que pueden realizar tareas que luego no recuerdan. Me quede tranquilo, nada había pasado. Me prometí, nunca más dejarme dominar por las pasiones, no permitir que mis deseos nublaran mi mente al extremo de convertirme en un depravado. Retiré la bandeja de Catalina y la lleve a la cocina, lave la loza y volví a ver que quería hacer ella ahora. Al entrar, quede petrificado, Catalina estaba desnuda,miró y me dijo “tío donde hay una toalla para bañarme”, sin decir palabra fui a buscar una toalla y se la pase en sus manos, sin dejar de mirar su cuerpo regordete, sus senos enorme y esa maravillosa vaginita que tan solo hace unos minutos había disfrutado con mis manos y mi boca. Ella tomó la toalla y se dirigió al baño, desde ahí me llamó y me dijo, “tío me puedes abrir la llave y bañarme como lo hace mi papá”. Mi mente, mi pulso y todo en mi cuerpo se aceleró. Nuevamente me sentí excitado, mi pene se llenó de sangre en segundos, tomado aire conteste que iba de inmediato. Al llegar ella ya estaba en la ducha, desnuda. Puse a correr el agua hasta entibiarla, le comencé a dejar caer el agua en su cuerpo, puse jabón en sus manos y ella comenzó a frotarlo por cada parte de sus hermoso y suave cuerpo de niña de 10 años. Al terminar, salió de la ducha y me pidió que la secara. Todo esto fue con absoluta naturalidad, cosa que me dejo extrañado. No había ninguna segunda intención de su parte,nada que demostrara que estaba excitada o que quisiera algo más que ducharse. Luego la lleve al dormitorio y comencé a secarla, la puse en la cama boca abajo. Pase la toalla por su espalda, seque muchas veces sus hermosas y gordas nalgas,le abrí las piernas y pase la toalla por su vagina. Luego la puse boca arriba y comencé a secar sus senos, su vientre, su vagina y llegue hasta sus piernas. Ella solo sonreía y me decía que le daba cosquillas. Todo muy normal y propio de una niña. Fui al living a buscar su bolso con la ropa de cambio. Al volver la puse de pie sobre la cama, su vagina quedó frente a mi boca, podía oler su perfume de mujer,pero en ella no había nada que me hiciera pensar en que quería algo más que vestirse. Le puse sus calzoncitos, con toda la intención al subir su ropa interior roce su vaginita, pero nada, ninguna reacción. Luego la senté en la orilla de la cama para que quedara a la altura de mi pene que ya era un bulto en mi pantalón, pero nada. Le ayude a ponerse su brasier, la puse de pie junto a mí, la gire dándome ella la espalda, al poner su ropa interior también roce con toda intención su seno, nuevamente nada. Abroche el brasier y como un gesto de cariño y ya sin esperanza de poder volver a gozar ese hermoso cuerpo, bese su pequeña orejita. Ella al sentir mis labios en su oreja, se cargó contra mi cuerpo, la bese nuevamente, esta vez tomo mi mano y la llevo a sus senos. Volví a besar su orejita, ahora ella tomo mi otra y la clavó en su vagina. Ella solo gemía, se movía, se frotaba en mi cuerpo, sus ojos estaba cerrados. Sentí en mi mano el calor de los jugos de su hermosa vaginita, le hundía los dedos y los sacaba para olerlos y chuparlos, se lo volvía a hundir y se los pasaba por su boca, ella la abría y succionaba mis dedos como si de sexo oral se tratara. Le baje el calzón, le saque el brasier, me desnude por completo. La gire y comencé a besarla como si fuera una mujer adulta, ella reaccionaba metiendo y sacando su pequeña y regordeta lengua de mi boca. La tire a la cama y la bese mil veces, yo estaba fuera control. Esta vez nadie me iba a interrumpir. Bese su boca, sus senos, su vagina, sus piernas. Puse mi pene en su boca y sin decirle nada ella comenzó a lamerlo y a succionarlo como una experta. La puse boca abajo y bese su espalda, sus nalgas, puse una almohada bajo su vientre dejando su hermoso trasero en altura. Comencé a lamer su culito hermoso, metía un dedo, dos dedos, tres dedos, lamia nuevamente su orificio, tome un frasco de crema de manos del velador y se aplique a mi pene y a su culito, me subí sobre ella y comencé a introducir mi pene en su rico ano. Por segundos trate de ir con calma, pero ya no tenía control de mí, y solo cargué mi cuerpo y penetre mi pene completo en el culito de Catalina. Ella solo gemía y movía su cadera demostrando que estaba gozando esta relación anal, no había sangramiento o dolor excesivo, eso me hizo pensar que yo no era el primer en entrar en esa colita hermosa. De seguro su padre debió haber tenido horas de placer en ese pequeño orificio. No pare hasta que acabe por completo, todo mi semen quedo dentro de su cuerpo. Luego volví a besarla en la boca, devore su lengua y ella la mía, todo esto mientras ella mantenía sus ojos cerrados. Baje hasta su vagina y le di sexo oral hasta que nuevamente eyaculó en mi boca. Esta vez fue mucha mayor cantidad que la primera vez, nuevamente su cuerpo se soltó y quedo tirada sobre la cama. Le puse el pijama y la arrope en la cama. Me fui al baño y me duche nuevamente, no sin antes lamer mis labios para no perder ni una gota de sus maravillosos jugos vaginales. Casi una hora después la desperté y le dije que debía ducharse. Ella me miró, se puso de pie, se desnudó y me pido una toalla, fue como un “deja vu”, como si no recordara nada de lo que habíamos hecho. La duche, seque y vestí. Fuimos de compra,muchas golosinas, un regalito y volvimos a casa. Llegue a la conclusión que al besar y lamer sus orejitas, ella tiene un reacción instantánea que libera su lujuria y la desconecta del mundo (afortunadamente para mi). Al medio día recibí el llamado de mi esposa, me decía que su prima se había descompensado producto de su problema y que estaba internada en una clínica y que no sabía a qué hora volvería. Le dije que no se preocupara que después de almuerzo iría la parque y luego al cine con Catalina. Ella me lo agradeció y prometió compensarme por todas estas molestias. No pude sentirme más feliz, ya sabía cómo activar esa pequeña maquina sexual y cómo hacer que no recordara nada. Solo era cuestión de tiempo. Luego de almorzar, vimos una película animada, comimos mucho helado y golosinas. Después fuimos al parque en bicicleta, jugamos, corrimos, saltamos. Después de una hora regresamos a casa. Llame de inmediato a mi esposa, le conté todo lo habíamos hecho con Catalina, y le pregunte cuanto más iba a demorar, ella me dijo no antes de dos horas ya que su prima esta con un suero y un calmante. Nuevamente tenía tiempo de soltar a la bestia que había liberado desde mi interior. Llame a Catalina y le dije que habíamos jugado mucho y que debíamos ducharnos. Primero yo y luego ella, pero esta vez yo solo me quede con la toalla.Al salir ella de la ducha la lleve al dormitorio, la seque y sin más vueltas la puse de espalda hacia mí y bese y lamí su orejita. Su reacción fue la misma, bese sus labios, jugué con sus senos y metí mis dedos en su vagina, la tire a la cama, puse mi pene entre sus regordetes labios vaginales y empuje todo esa carne a su interior. Fui una bestia, sin compasión entraba y salía, levante sus piernas hasta mis hombros y le di con todo, su cara de niña me excitaba el doble, en menos de 10 minutos me había acabado en su interior por segunda vez en el día, solo que ahora había sido en su pequeña y rosada vagina. Ella aun no acababa, la bese por largos minutos, bese sus senos por otros minutos y volví a enterré mi lengua entre sus piernas, con todo este juego mi pene tuvo otra erección que volví a aprovechar dentro de su vagina. Esta vez logre su orgasmo y el mío al mismo tiempo. Quede extasiado, me quede junto a ella, a ratos la besaba en los labios, luego besaba sus hermosos pezones, tocaba su vagina, jugaba con mi flácido pene. Ella dormía profundamente, lo que aproveche para grabarla con mi teléfono móvil. Son las mejores fotos y vídeos que he tomado en toda mi vida. Fotografié cada parte de su cuerpo, hacía zoom en su vagina mientras la abría con mis dedos, tome selfies mientras pasaba mi lengua por su pequeño culito y vagina, su boca con mi pene sobre ella, yo besándola, con todo esto logre tener una nueva erección que por supuesto aproveche para grabar vídeos entrando en su boca, en su culito y su preciosa vaginita. Tome fotos de ella con una banana en su vagina, un pepino, y un cepillo de diente eléctrico, de esos que vibran. Sin pensar en nada, con mi mente convertida en la de un animal, llene de crema mi propio culo y me metí el cepillo dental vibrando, todo esto sin dejar de grabar ni un segundo. Mientras sentía esa maravilla de artefacto en mi ano, mi pene ya duro nuevamente, fue a para al culito de mi pequeña Catalina. Le di con toda mi fuerza, una mano sostenía la el teléfono y la otra me hundía el cepillo en mi culo. Ha sido la acabada sexual más grande de toda mi vida. Luego de eso me quede dormido, con el cepillo aun vibrando a la entrada de culo. De pronto un ruido me despertó, salte de la cama y pensé “llego mi esposa”, tape rápidamente el cuerpo desnudo de Catalina, y me puse una toalla, tiré lejos el cepillo (cuya batería ya se había agotado) al llegar al pasillo, me di cuenta que solo era un vendedor llamando a la puerta. No había peligro, pero había dormido casi una hora junto a mi joven amante down. Sin más demora me duche, la duche y no preparamos para cocinar “cosas ricas” como ella me dijo. Cuando ya eran las once de la noche llegaron mi esposa y su prima. Catalina dormía plácidamente en el dormitorio de visitas, con cara de felicidad, luego de un día completo de sexo pervertido y salvaje, que esperaba poder repetir por lo menos un par de veces más. Lamentablemente o afortunadamente para mí, Catalina y su mamá se mudaron a otra ciudad y no he sabido nada de ellas en casi seis meses. Pero la experiencia fue tan excitante, que cree una fundación para cuidar de niños y niñas con síndrome de down mientras sus madres trabajan. Por supuesto algunas de ellas han tenido ya la suerte de conocer la oficina del director y mi pequeña pieza secreta de juegos y golosinas para las favoritas, pero esa historia se las contare otro día.


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