🔥Relato Erótico de Incesto: La escritora (4) ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2019-10-28


La escritora (4)


Autor: Zorro Blanco

Categoría: Incesto

Ya de madrugada mi madre me despierta con un beso y me pide que me vaya levantando. Recomiendo leer el: Relato Anterior Ya llegamos a la casa, y para mi asombro escucho ruidos extraños, como de animales. Mi madre se alegra y entonces me explica, mientras nos dirigimos a unas cuadras que hay en la parte de atrás de la casa que ha pedido a Cipriano que nos traiga algunos animales de granja para entretenerlos mientras estamos aquí. Una vez en la nave, enciende la luz y podemos ver que hay gallinas al fondo, un par de cabras en una pared cercadas por un muro de media altura y en frente descubrimos una burrita. Mi madre entra en la habitación donde está y se pone a acariciarla, invitándome ha hacerlo, aunque a mi me da bastante reparo, por si se no le gusto y me da una coz. Por lo visto es muy mansa, así que concierto temor me acerco y lo compruebo por mí mismo. Ya verás, nos comeremos los huevos de las gallinas y ordeñaremos a las cabras por la mañana, y esta burrita nos puede pasear por el campo, se ve que está bien cuidada. Este Cipriano es un sol, no ha puesto ninguna pega y ha cumplido a la perfección. A mi lo que me llama poderosamente la atención es la vagina de la burrita, la tiene toda negra, aunque descubro que también parece estar como mojada, a lo mejor es de haber hecho pis pienso. En mi mente surge una idea, “¿y si probase a copular con la burrita?”. Pero inmediatamente me surge la duda sobre cómo reaccionará el animal ante estos tocamientos, tendré que ser cauteloso cuando lo intente. Tras el largo día estamos cansados así que cenamos y nos vamos a la cama temprano sin ver la tele, por lo visto también habrá que madrugar mañana para echarle de comer a los animales y seguir encalando. Ya de madrugada mi madre me despierta con un beso y me pide que me vaya levantando. Ella me espera preparando el desayuno en la cocina. De nuevo tostadas con aceite, pero me gusta el menú, hoy además a incluido jamón, con lo que las tostadas saben aún mejor. Vamos a la nave de los animales y barremos a las gallinas, cabras y burra, después les echamos agua y comida en sus respectivos recipientes. Luego la diversión comienza cuando intentamos ordeñar a las cabras. Otra faceta que desconocía de la madre rural que tengo es que sabe hacerlo, y muy bien, después descubro que el tema no es tan fácil y que hay que estrujarles bien las tetas para que suelten cada chorrito de leche por lo que termina haciéndolo ella. Mientras sujeto a la cabra, observo también su vagina y me pregunto si no serán otras dos candidatas para una relación zoofílica. Bien pensado son más manejables que la burrita y menos peligrosas. Aunque me da un poco de asco, pero lo cierto es que la excitación que me produce el pensar en estrenar mi pollita aunque sea en una vagina del mundo animal puede vencer cualquier reparo inicial ante tal acto. Sólo pienso en la ocasión propicia para iniciar mis prácticas sexuales, aunque va ser difícil pues mi madre está siempre a mi lado. Hoy toca pintar el salón de la casa, aunque técnicamente aquello sólo es parecido a un salón, pues apenas tiene una vitrina para guardar los platos y las copas y una mesa cuadrada con cuatro sillas a su alrededor. todos los muebles son de estilo provenzal, de pura y maciza madera y las paredes tienen colgados utensilios del campo, junto con una especie del candiles y objetos de bronce. Sin duda todo muy típico, todo muy de campo. El techo está cruzado por vigas de madera que por supuesto también habrá que pintar, aunque no está muy alto por lo que no nos será muy difícil el hacerlo. De nuevo sujeto la escalera y de nuevo puedo observar las braguitas de mi mamá subida a los peldaños superiores de la misma mientras pinta las vigas. Hoy son de un tono rosado, yo diría que de algodón. Al ser más temprano que ayer no estamos sudando tanto, lo que también observo en su ropa íntima que no está manchada como ayer. Hemos decidido turnamos pues pintar vigas es cansado y ella me pide que la releve, sujetándome la escalera a mí. Así la mañana transcurre sin nada de particular, más tarde almorzamos y a diferencia de ayer estamos cansados y sólo nos apetece echarnos la siesta tranquilamente en nuestras habitaciones. La verdad es que apenas he tenido con media hora de sueño, lo suficiente para reponer fuerzas y recuperarme del sopor post-almuerzo. Pero apenas he podido dormirme, pensando en escabullirme mientras mi madre echa la siesta para visitar a mis animalitos de granja. De este modo echo un vistazo al cuarto de mi madre, oyéndola respirar en profundo sueño desde la puerta. Así que nervioso y excitado me apresuro a salir de la casa, al principio sin hacer ruido para que la durmiente no despierte y una vez fuera casi corriendo hacia la parte de atrás del cortijo. Al entrar en la nave el calor es considerable, pero nada me va a detener. Paso al corral donde están las cabras y cierro la puerta tras de mí. Con tacto me acerco a ellas y comienzo a acariciarlas por el lomo para tranquilizarlas. Cojo el banco de ordeñar y me siento detrás de la que parece mas vieja, entonces pruebo a ordenarla un poco, acariciando sus ubres suavemente y piellizcándole los pezones después, consiguiendo apenas unas gotitas de leche. Con la cola se tapa su vagina así que se la levanto suavemente para verla. Ahora que me fijo, su vagina es pequeña, no sé si me va a caber el pene en ella, pero tengo que probar. Así que comienzo a frotársela con los dedos para que lubrique, tal como he leído en los libros de sexología del colegio, también le escupo para que con la saliva resbalen mejor mis dedos. Pero cuando comienzo a introducirle el índice el animal protesta e intenta zafarse de mi. Yo la retengo contra su voluntad y mientras la sujeto con una mano la penetro con la otra. Parece que la cosa funciona y está suave para recibir mi pene. Yo hace rato que estoy muy excitado, así que la libero un momento mientras me quito las bermudas. Luego la persigo por el corral y la arrincono en una esquina, cogiéndola desde detrás intento penetrarla si éxito. El animal bala y protesta, esto me inquieta, pues mi madre podría oírlo, pero creo que la distancia que nos separa es suficiente. Apenas consigo introducirle la punta del glande y para colmo el bicho se agacha dificultándome más la penetración. Finalmente sudoroso desisto, y con la excitación que tengo termino con mi mano lo empezado, corriéndome como pocas veces lo he conseguido. Mi leche salpica a la cabra, esta es mi venganza por su reticencia a mis deseos, mañana nos volveremos a ver las caras. Antes de salir me llama la atención la burrita, deciendo entrar a “saludarla”. La acaricio por el lomo y la cabeza y ella no se inmuta, continúa comiendo paja. Entonces decido atreverme a tocarle sus parte íntimas, separándome de sus patas para evitar una posible coz. Apenas la rozo, pero ella no se inmuta, así que le toco el chocho sin miramientos, cosa que tampoco la altera. Creo que me he equivocado de animal, mañana esta burrita y yo practicaremos sexo, hasta me permito introducirle un dedo y dos en su negro chocho animal sin que esta muestre reticencias. Mi ropa huele a cabra, decido entrar a la casa y darme una ducha, por suerte mi madre aún no ha despertado. Saludos cordiales. (zorro.blanco2003@gmail.com)


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