🔥Relato Erótico de Voyeurismo: La maestra enseñando ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2023-06-03


La maestra enseñando


Autor: Martín Ramos

Categoría: Voyeurismo

Hola, soy Martin y me gusta exhibir a mi esposa. Soy profesor, mi esposa es ama de casa, tenemos tres hijos y, como tú sabes, los profesores ganamos poco dinero; así que yo trabajo en varias escuelas y doy clases de regularización en mi casa. En vacaciones van a mi casa varios chicos a estudiar las materias que reprueban.. Cierto verano di clases por la mañana a niños de primaria y por la tarde, a chicos de secundaria. A los niños de primaria les gustan las clases de verano porque juegan, aprenden y conocen a otros niños; pero a los jóvenes de secundaria no les gusta, porque no quieren perder sus vacaciones estudiando. Yo necesitaba el dinero de los jóvenes de secundaria y traté de hacer sus clases más dinámicas y divertidas, pero a ellos no les gustaba estudiar en verano y ya no querían ir a mi casa a tomar clases. Cada chico me pagaba 100 pesos por hora de clase y el grupo era de cinco chicos, ganaba bien y me dolía perder ese ingreso, pero no podía retener a los chicos, hasta que una tarde un chico derramó su refresco en la mesa de trabajo y, mientras yo daba la clase, mi esposa limpiaba la mesa. Los chicos dejaron de poner atención y de reojo miraban el escote a mi esposa, que inclinada limpiaba, obviamente le querían ver el busto a mi esposa. Sin querer descubrí la forma de retener a los chicos en mi clase; utilizaría a mi esposa como gancho. Qué hice ?? Le pedí a mi esposa que la siguiente clase se pusiera una falda blanca y transparente, que le queda ajustada, que se pusiera una tanga negra, medias y liguero negro,se le veía la tanga negra, el liguero y el contorno de las piernas y nalgas de mi esposa. Obviamente mi esposa no quería hacerlo porque le daba pena vestir así y sabía que los chicos se iban a poner bien calientes. Ella me dijo que se iba a ver como puta y no como esposa de un maestro. Yo le hice ver que necesitábamos ese dinero, que se iba a exhibir un poco en su propia casa y que no era necesario que estuviera toda la clase con los muchachos, solo que saliera unas pocas veces. No estábamos haciendo nada malo, yo daría mi clase normal y de vez en cuando mi esposa entraría a donde yo trabajaba con los muchachos, se dejaba ver un rato y así no se les hacía pesada la clase a los muchachos. Yo estaba seguro que ninguno de los chicos le iba a contar a sus padres que iban a mi casa a verle los calzones y las chichis a la esposa del maestro. Mi esposa es güera, como todas las güeras de Jalisco, tiene los ojos verdes y en ese tiempo andaba sobre los 30 años. Además ella es delgada, tiene el busto grande, las nalgas redondas, piernas bonitas pero delgadas. A partir de esa vez, los chicos iban con gusto a mi casa a recibir su clase; pero para mantener el ánimo, mi esposa recibía a los chicos con unas falditas bien cortas y yo me tardaba 5 o 10 minutos para salir y dar la clase. En esos minutos mi esposa les ofrecía a los chicos agua o fruta. El plan era que ella se agachara para servirles, dependiendo del lugar, los chicos le podían ver el trasero o el busto a mi esposa por unos segundos, los suficientes para que se echaran su "taco de ojo" y recibieran su clase bien felices. Una vez mi esposa salió en plena clase con un microvestido a contestar el teléfono, yo ya había programado el teléfono para que sonara a una determinada hora. Mientras yo daba la clase, mi esposa, supuestamente hablaba por teléfono. Durante la supuesta llamada, mi esposa abría las piernas para que los chicos le vieran los calzones, yo me hacía el que no veía; pero una vez me calenté tanto, que fui a una recamara y la llamé, en la recamara le jale los calzones para que le quedarán en medio de la "panocha" y se le vieran los labios vaginales, yo regresé a dar la clase y minutos después volvió a salir mi esposa a hacer una llamada. Ella volvió a abrir las piernas, pero ahora se le veía la vagina, los pelitos y la tanga metida en la panocha. Si yo no podía ni hablar, ni pensar, imagínate como estarían de calientes mis alumnos. Esa vez no terminé la clase, les puse un ejercicio a los muchachos y fui a la cocina por un vaso de agua. Dejé en libertad a los chicos para que le vieran bien la panocha a mi esposa. Desde la cocina se veía bien chula mi esposa, con sus piernas blancas bien abiertas y su tanguita en medio de la vagina. Mientras mi esposa estaba abierta de piernas, los chicos se acariciaban el pene por encima del pantalón. Esa vez los chicos se enamoraron de mi esposa, al día siguiente un chico le llevó una rosa a mi esposa, otro le llevó un chocolate y otro hasta le escribió un poema. Yo me hice el desentendido, porque estába recibiendo 500 pesos por hora de clase y, solo por dejar que le vieran los calzones a mi esposa. Tal vez ese verano los chicos no aprendieron nada, pero seguro se la jalaron bien rico pensando en mi esposa.


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