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2019-07-30
Enrique y yo llevabamos tiempo sin vernos y como decía él, debía ser carencia de sexo lo que teníamos porque si no hubiera sido imposible. Jamás habíamos practicado sexo como aquella noche. No digo que las otras veces hubiera estado mal, siempre me hacía enloquecer de placer entre las sábanas pero no como aquella noche. Llevabamos tanto tiempo preparandola que me mojaba simplemente de pensar en ella. Y ahora recordandolo también me estoy humedeciendo, noto como mi clítoris palpita a velocidades abismales.
Llegué al aeropuerto y allí estaba él esperando con cara sonriente. Nos fundimos en uno de esos besos apasionados que siempre terminas recordando y noté a la vez que me abrazaba como su miembro se iba endureciendo, tanto que parecía que iba a romper el pantalón.
Fuimos a casa porque se suponía que debía cambiarme de ropa antes de salir a celebrar nuestro reencuentro, pero al verme desnuda en el cuarto no pudo resistirse. Yo estaba agachada intentando subirme las medias cuando noté el roce de su pene contra mi culito. Me puse cachondísima. A medida que se rozaba más y más iba acariciando mis pechos con tal fuerza que sentía una mezcla de pequeño dolor con gran dosis de placer.
Me dio la vuelta, me tiró contra la cama y me desgarró las medias. Estaba excitadísimo. Yo estaba tumbada sobre el colchón con las piernnas en el aire y él, arrodillado en el suelo, se fue aproximando lamiendome los muslos hasta que llegó al enrojecido clítoris y se dispuso a lamerlo, primero despacio, con cuidado y a medida que me iba excitando más y más fuerte. No me dejaba moverme y a mi me temblaban las piernas y me estremecía con cada caricia, con cada beso, con cada mordisco. Asimismo llegaba su lengua hasta mi ano y me ponía a mil.
Cuando consiguió que me corriera como una loca en su boquita es cuando me dejó moverme. Entonces me abalancé sobre él, le empujé contra la pared de la habitación y arrodillandome, me puse a lamerle la polla como jamás lo había hecho. Introducía de vez en cuando la punta de mi lengua en el orificio de su pene y eso le hacía gritar. También le dediqué un rato a sus huevos, los lamía y los mordía, incluso los metía enteros en mi boquita. Jamás le vi tan excitado. Parecía que le iba a reventar la polla. Justo cuando se iba a correr noté como mis flujos me chorreaban por los muslos, estaba teniendo un orgasmo solamente de verle tan excitado. Notaba las contracciones de su polla cuando se corría y me comi toda su lechecita, me estaba sabiendo a gloria. Con mi lengua limpié todos sus restos y él no paraba de gemir y de decirme "que rico mi vida, que rico".
Supe que lo tenía todo planeado cuando me cogio en brazos con mis piernas abrazando su cintura y me llevó al cuarto de baño. Allí estaba la bañera llena de agua con espuma, muchísimas velas, unos fresones con nata y una botella de champán. Comenzó a untarse la nata en el pene y a rozarme con ella los pezones, que ya estaban duros como piedras. Sabe que eso me pone a cien.
Cogí su polla con una mano y la aproximé a mi clítoris llenandolo todo de nata e indicandole que me lo lamiera de nuevo. Practicamos un 69 espectacular nuevamente en el suelo, aunque ninguno de los dos llegamos a corrernos. No me dejó tiempo. Nos metimos en la bañera y con las piernas entrecruzadas comenzó a penetrarme. Primero yo marcaba el ritmo lentamente, pero él estaba tan subido que empezó a apretarme más y más fuerte (todavía tiene las marcas del grifo en la espalda). Después de estar durante una hora en esa posición el agua comenzó a quedarse fría y decidimos proseguir en la cama.
Primero él se puso sobre mi, yo dispuse las piernas sobre sus hombros y me penetró tan fuerte que a las dos embestidas yo estaba teniendo el orgasmo más rico que he sentido nunca. Pero él quería más y más, así que me puse sobre eél y comencé a cabalgarle acariciandole con una mano los huevos y con la otra acariciandome los pezones. Mientras él acariciaba mi clítoris mientras yo me movía en moviemientos circulares preguntandole si le gustaba como le follaba su putita. Ponía unas caras de placer que me ponían más y más cachonda y eso aceleraba el ritmo de mis piernas sentaba sobre su polla dura. Me avisó de que se iba a correr todo y le dije que si prefería correrse dentro de mi o si quería correrse sobre mis tetitas.
Eligió la opción B y creo que no he visto tanta leche junta en mi vida. Terminó y empezó a coger con sus dedos los restos y unas veces se los chupaba él y otras veces me los metía en la boca a probar. Estaba tan excitada que después de terminar las tareas de limpieza me coloqué de espaldas a él, para que me abrazara como siempre que hace al dormirnos y empecé a roza mi culo con su polla. Se puso otra vez durísimo y empezó a meter su dedo en mi ano. Es una posición que al pricipio es dolorosa, lo reconozco pero que una vez dilatado el asunto es lo más rico que he probado nunca. Me penetró con tal dureza que sangré incluso, pero no me importó, porque yo solo deseaba que me empujara más y más fuerte hasta que ambos nos corrimos a la vez. Esta vez ya si le dejé dormir.
Autor: Anónimo Categoría: Heterosexual
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Relación Caída
2019-07-30
Mi esposo y yo hemos sidos parejas luchadoras...él es conductor de autobuses turisticos y yo he trabajado como secretaria de una compañia. Desde hace poco aca he notado que mi esposo ha ido cambiado para conmigo en la intimidad y no sé por qué cuando los dos hemos buscado la manera de como mantener vivo el fuego del amor. Hector, mi esposo, regresa de esos viaje largos y he notado que se me suve como para salir del compromiso conmigo y no se le para como antes. Mis amigas como siempre me preguntan si la relacion de mi esposo es igual y como siempre, les digo cada dia mejor y me inventaba decir que la noche anterior mi esposo y yo habiamos cogido por largas horas siendo todo esto una mentira. Tomaba ventaja de poder engañar algunas secretarias porque ella eran jovenes y se ponian muy cachondas a mis historias intimas que algunas veces cuando iba al baño escuche gemidos de las que me habian escuchado mis historias intimas. Estaba en el lavabo del baño cuando una de las secretarias salia del baño y me encontraba y bajaba su cabeza y se lavaba sus manos y salia del baño...obvio no de que ella se habia masturbado.
"He venido escuchando tus historias sin que te des de cuenta y todo eso que dices... quizas en un tiempo atras pudo haber sido verdad, pero a tus casi mas de cuarenta se notan los cambios de la vida. Mira Rebeca, el proximo año cumplo los cincuenta y ya no es lo mismo como cuando tenia veinte, pero cuando me toca una chamaca mas joven que mi mujer entonces la berga revive como si tuviera veinte años de edad...no preguntes el por qué, pero asi es y presiento que el cuerpo lo que necesita es algo nuevo que quiere sentir. Tu esposo es conductor de autobuses de turismo...te imaginas los culos que van en ese autobus? dicen que los conductores, musico y deportistas son los que se comen los mejores culos. No te quiero desanimas, pero tu estas viviendo de un pasado que ya no regresa. Por qué tu y yo nos damos un cafe despues del trabajo...te aseguro que la pasaremos bien"
Rogelio me habia dejado pensativa, pero tenia miedo de que éste me llevara a la cama y que se armara un escandalo de familia. Miraba a Rogelio en la planta y queria que me siguiera hablando mas porque se miraba muy interesante. Las nuevas secretarias se reunian conmigo en los recesos mientras Rogelio me miraba contando mis historias de intimidad y se ponia a reir. Un dia despues de salir del trabajo Rogelio y yo nos fuimos a un lugar donde él pedia un cafe con Brandy porque estaba frio y nunca antes yo habia tomado cafe con brandy y me gusto y me puse mas platicadora con él y le confese que mi esposo ya no me tocaba, pero que no queria que nadia mas lo supiera. Rogelio se sento al lado mio y mi cuerpo comenzo a sentir una sensacion que habia dejado de sentir por años y cuando me beso senti ganas de darselo a él y se daba cuenta que yo le respondia cuando me pedia que lo tocara por bajo de la mesa. Me asuste y le decia que eso era imposible...ya me tomaba mi mano y me la llevaba para abajo de la mesa hasta que le tocaba su berga "Hacia tiempo que no se me paraba asi Rebeca" yo continuaba aho agarrada de su berga que no la queria soltar "Y que vas hacer?" le pregunte a Rogelio "Por ahora nada Rebeca, pero si voy a ir a coger a mi mujer y despues hablamos"
Rogelio me dejo toda jodida de la mente porque me imaginaba cogiendo a su mujer cuando estaba arrecostada en mi cama y mi marido lejos en un viaje de excursion. Me vi sola y me decia hacia mi misma que bien podria coger con Rogelio si tenia todo el tiempo que yo quisera. Senti necesidad de Rogelio, pero preferia que él me buscara para no abrir sospechas de que yo buscaba que me dieran berga. Fuimos al cafetin y ahi hablamos de que todo lo que pasara entre los dos seria muy confidencial. Mas tarde yo mordia la sabana de la cama de un hotel cuando Rogelio me tenia en cuatro patas. Me habia entrado toda la berga de Rogelio y se me olvido todo aquel temor de ser infiel. Me decian que yo le ha♂a sentir bien como si fuese un muchacho y yo tambien descubria que yo me sentia al igual que Rogelio. Me tomaban de las manos y Rogelio me arreaba como su yeguita cuando sentia que me corria sin pensar que alguien mas iba a sentir mi leche...ahora solo faltaba sentir la leche de Rogelio dentro de mi y sin compasion de que yo fuese una mujer ajena, Rogelio escupia de su berga aquella torrentada de leche caliente dentro de mi. Estos son los pasajes oscuros que todos tenemos en nuestras vidas porque poco a poco fui conociendo mas parejas que hacen lo mismo que no me siento culpable de ello. Todavia cuento mis historias de intimidad a las nuevas secretarias y con disimulo algunas de estas jovenes se van al baño a darse sus pajitas porque yo he escuchado de sus gemidos.
Autor: Anónimo Categoría: Heterosexual
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Una sorpresa agradable al llegar a casa
2019-07-30
Esa noche me marche a trabajar, al rato de comenzar mi jornada laboral empecé a sentirme mal y me marché a mi domicilio.
Cuando llegué al mismo, abrí la puerta lo más despacio posible, no quería despertar a mi mujer. Subí las escaleras tras desplazarme en la entrada para ir a mi dormitorio, al llegar a mitad de las escaleras escuché unos leves gemidos mezclados con el ruido de la televisión, acelere mi ascenso y de forma sigilosa me asomé al dormitorio, cuál fue mi sorpresa al ver como Sara que así se llama mi mujer, se encontraba con una mano acariciándose sus pequeños pero bien puestos pechos, y la otra la tenía acariciándose sus labios vaginales, tras la sorpresa inicial decidí seguir observando, mi excitación estación a máxima, cuantas veces le habría pedido que se masturbara cuando estuviera yo trabajando, que lo grabará y me mandara el vídeo.
Ella seguía a lo suyo, se notaba que estaba muy caliente, dejó de amasar sus tetas y mientras con una mano abría los pliegues de su coño con la otra introducía dos dedos en su interior, primero despacio para ir aumentando el ritmo. Su coño brillaba a causa de su humedad, sus ojos cerrados y mordiéndose el labio inferior, se notaba que estaba gozando, volvió a subir su mano derecha para restregar los jugos que había recogido con sus dedos del interior de su ser por sus pezones, dejándolos también húmedos. Con la mano izquierda comenzó a acariciar su clítoris de forma circular, ya tenía mojados hasta el interior de sus muslos, se notaba en su cara la proximidad de un orgasmo, inclino la cabeza y sacando su lengua y elevando con la mano sus pechos lámina sus pezones, le quedaba segundos para llegar al éxtasis, sus dedos castigaba su clítoris y de vez en cuando se los introducía para humedecerlos, esta acción la fue alternando hasta que el aumento de sus gemidos y ver como arqueaba su espalda anunció su orgasmo, tuvo varios espasmos y quedó rendida en la cama recuperando el aliento.
En ese mismo momento entre en el dormitorio, totalmente desnudo y con mi polla dura y en su máxima expresión, mi mujer al verme puso cara mezcla de Vergüenza y sorpresa, me acerqué a ella y tras besarla me tumbar junto a ella, el olor a sexo impregnada la cama, intentó darme explicaciones pero la interrumpí con un nuevo beso, proseguí bajando por su cuello hasta sus pechos, los lamí, bese y sabores el líquido de su intimidad que anteriormente ella se había esparcido por las mismas, luego seguí mi recorrido hasta su entrepierna, el olor era intenso, me encantaba ese aroma, saque mi lengua y comencé muy despacio a recoger el resultado de su excitación, la anterior y la que estaba sintiendo ahora. Estuve un buen rato saboreando y comiéndose su coño, hasta que note que estaba otra vez a punto de llegar al clímax, me coloqué de rodillas entre sus piernas, las levante hasta mis hombros y de forma brusca le metí mi miembro hasta que mis huevos chocaron contra su culo, a Sara se le escapó un fuerte gemido al que siguieron más al ritmo de mis embestidas, Yo estaba a punto de correrme y al notar que ella estaba ya también llegando al orgasmo me vine en los más profundo de su interior, me derrumbe encima suya y así abrazados nos quedamos dormidos.
Autor: Raul40 Categoría: Heterosexual
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Laura y el tanga
2019-07-30
Laura se quedó pensativa. Encontrarse el tanga debajo de la cama le hizo pensar. Eso significaba que Gustavo no había pasado la noche solo. Es más. Habría tenido una noche divertida. Seguro que excitante. Las manchas sobre las sabanas eran la prueba de ello. Su mente empezó a imaginar. Su subconsciente lujurioso le traicionaba. Y el haber visto a Gustavo con la ropa deportiva ajustada le vino a su memoria. Pensaba en cómo habría disfrutado su amante de ese cuerpo de Adonis. Los imagino sobre aquellas sabanas gozando. Noto como su coño se empezaba a humedecer solo de pensarlo.
Se estaba excitando. Se sentó en la cama. Los imagino desnudos. Acariciándose. Besándose. Dándose placer. Se dejó caer de espaldas en la cama. Le llegaba el olor de Gustavo impregnado en las sabanas. Y notaba crecer su humedad. Su mano soltó los botones de su short. Empezó a acariciarse por encima de la fina tela de su tanga. Los veía ahí mismo gemir. Acoplados. Follando con intensidad. Aparto ahora su tanga y llegó a su vagina. Quería darse placer allí mismo. Pensando en que era a ella a la que montaba. A quien le metía aquel pene que imaginaba todo erecto. Rosado casi púrpura. Lo deseaba dentro de ella. Introdujo sus dedos. Los noto húmedos al momento. Estaba muy cachonda. Mucho. Ese olor a hombre. Quería tenerlo entre sus piernas. Pero ahora deseaba su lengua. Sus labios. Quería tener su lengua acariciando lo que ahora acariciaban sus dedos. Imaginaba que sus dedos eran su lengua.
Ahora era ella la protagonista bajo la acción de Gustavo. Pensaba en él lamiéndole. Comiéndole ese coño que ahora estaba tan mojado. Notaba su lengua suave. La notaba dándole unas caricias tremendas en su clítoris. A la vez le iba metiendo los dedos en su vagina. La combinación le estaba matando de placer. Lo sentía. Lo disfrutaba. Era tan real en su mente. Estaba sintiéndolo. Sentía el roce de su barba en la piel de sus muslos. Era su zona más sensible. Su boca la estaba devorando. Lamia su coño con sabiduría. Con toda la lengua. De abajo a arriba. Con la punta de la lengua. De lado a lado. De arriba abajo. Deprisa. Rápido. Luego lento. Eso la mataba. La desesperaba. Sentía. Gozaba. Disfrutaba. Era intenso. Y veía como el alzaba la mirada y le guiñaba un ojo. Paro y le vio su sonrisa.
Y de nuevo sintió su lengua. Sus dedos. Como sus brazos se aferraban a sus muslos. Como la inmovilizaba cuando se revolvía ante sus caricias. Era algo sensacional. Se estaba masturbando como nunca. Jadeaba. Gemía. Le puso su mano sobre su cabeza acariciando su cabello negro. Le apretaba contra su ingle para sentir más intensidad. Estaba al máximo de placer. Hoy estaba excitadísima. Sus manos no pararon de acariciar su propio cuerpo. Su coño. Sus pechos. Sus pezones. Tiro de ellos. Endureciéndolos más. Los pellizco. Estaban muy erectos. Y se acarició más y más. Sintió la lengua y los labios de Gustavo mil veces sobre su inflamado clítoris. Hasta que al fin grito. Estallo su orgasmo. Su explosión de placer fue casi infinita. Se tensó. Todo su cuerpo se puso rígido. Tembló. Disfrutó. Agarro las sabanas con una mano mientras la otra culminaba su última e intensa caricia sobre su empapado coñito. La corriente eléctrica que recorrió su cuerpo fue tremenda. La convulsiono. Se revolvió llena de gozo sobre aquellas sabanas que la habían transportado a vivir el mejor orgasmo de su vida.
Autor: JulioG Categoría: Mastubación
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