¡Pégame mamá!

2019-08-08


Sandra y Milena son madre e hija, y juntas están acostadas en una confortable cama de dos plazas ubicada al centro de un dormitorio magnífico, de luminosas cortinas, muebles de estilo antiguo pero de buen gusto, silencioso y templado, cuando afuera la noche amenaza con venirse abajo entre nubarrones, un viento intenso y algunos ruidos en el cielo. Esa noche están solas, como casi todos los viernes, en que el hermano mayor de Milena, Gonzalo, sale a bolichear con amigos, disfrutando de las libertades extremas que la educación de su madre le ofrece desde que comenzó el secundario. El plan era ver una película, pero como la señal televisiva se vio interrumpida por el estrépito de los rayos y refucilos, no les queda otra que hablar. Sandra nota cierta impaciencia en los movimientos de su hija. La conoce, y sabe que cuando está ansiosa no para de dar vueltas en la cama. ¡estás bien Mile? Te pasa algo?!, dice algo pensativa la mujer mientras apaga la lámpara de su mesita de luz. ¡nada ma, estoy bien! Solo que, me pregunto algunas cosas, y, nada, eso!, expresa la chica, un poco incierta, misteriosa y, tan solo con una bombacha blanca con lunares y puntillas rodeando su cintura y cubriendo sus partes nobles. ¡qué te andás preguntanco cielo? Qué pasa por esa cabecita?!, averigua tiernamente la mujer, cuando algunos gotones salpican el ventanal desde el piso hasta el techo al estrellarse en la terraza. ¡no sé, es que, nunca supe, digo, por ahí… por qué nunca me pegaste ma? La madre de la Nati hasta el día de hoy le tironea el pelo para que no salga a la calle sin arreglar su cuarto… los padres de Romina la encierran en el baño si no hace lo que le piden, o si se lleva materias la cagan a cintazos, y le hacen lavara la ropa de toda la familia durante un mes!, expone Milena tomando cada vez más coraje, sintiendo que sus pulsaciones son como un bombo de cuero tenso resonando en sus sienes. ¡bueno Mile, vos siempre fuiste una buena hija! Pero aparte, qué horror! Esos padres son muy crueles, sádicos y, no sé! No se aplica la violencia para poner límites! El amor, el cariño, la confianza de un hijo no se ganan de esas formas!, reflexiona Sandra acariciándole la frente, sin saber que el roce accidental de su mano en uno de los pezones desnudos de la joven le descarga un acorde melodioso en su interior, el que aún no sabe descifrar. ¡no sé ma, la Nati es una rebelde! Le roba plata a su abuela, le trucha la firma a la madre cuando tiene alguna citación de la escuela por sus contestaciones, y es re guaranga! Nunca te pusiste a pensar que, tal vez ellos necesitan una buena paliza?!, cuestiona Milena, mientras siente un subidón de energías extrañas, y acude al llamado de su sexo al palparse la vulva sobre su bombacha, y frota su cola tierna, imponente y carnosa en la sábana para regalarse otro vestigio de placer. ¡no Milena, no creo eso… yo no actuaría así!, sentencia la mujer algo sorprendida. ¡y papi qué pensaba? Por qué él tampoco nunca nos pegó? Bueno, a mí seguro que no!; insiste la muchacha. ¡mirá amor… tu papá y yo siempre estuvimos de acuerdo en la crianza que les dimos! El día que murió me hizo prometerle que jamás les levantaría la mano, y así fue! Además, no lo necesitaron! Los dos son mis hijitos del corazón!, dice Sandra con melancolía, pero es interrumpida por Milena. ¡bueno, bue, eso ya lo sabemos ma! Pero, nunca tuviste ganas de darnos una cachetada? O de bajarnos el pantalón y darnos un buen cinturonazo en la cola? O llevarnos a la ducha de los pelos cuando no nos queríamos bañar? O a mí, ganas de refregarme la nariz en mi propia ropa, o en las sábanas cuando me hacía pichí encima?! ¡basta Milena! No son así las cosas! Cómo les iba a hacer eso? Soy una madre, y no una, una… además no sé qué bicho te picó nena! Muchos habrían querido tener unos padres que….!, deja sin completar Sandra, porque la chica toma la palabra. ¡unos padres permisivos? Que nos compraban con boludeces para que no los escuchemos discutir? Aburridos? Formales? Religiosos? Eso decís? No creo que eso sea bueno, porque yo al menos necesité otras cosas… no sé… límites… un buen chirlo! Además, de dónde sacaste que soy, o que fui una buena hija? Hay muchas cosas que no sabés de mí, ni de Gonza! ¡hija, yo trabajo como una infeliz para que nunca les falte nada, y siempre lo hice, y no me quejo! Y claro que, bueno, por ahí me faltó tiempo para acompañarlos como vos decís, o ustedes, querían!, intenta hilar Sandra, acalorada y con los ojos sombríos. ¡no ma, no hablo de eso! Digo que, vos no te imaginás las cosas que hicimos Gonzalo y yo! Pero yo hablo por mí! Hace dos años que fumo mariguana, que me hice un tatuaje en un cachete de la cola, y que perdí la virginidad! Supongo que no creerás que tengo la concha cerradita todavía no?!, ironiza la joven sin ataduras. ¡Mile, por dios, qué estás diciendo?!, se horroriza la madre con un nudo en la garganta, mientras la nena se estira un pezón. Tiene ganas de masturbarse, y la idea de su plan por ahora le resulta, en cierta forma satisfactoria. ¡la verdad mujer… abrí los ojos! Nunca fui una nenita buena! Para aprobar historia me re copié! Le pagué a Lucas para que me haga los prácticos de psicología! Le chupé la pija al profe de gimnasia para que me perdone las faltas! Te robé el auto un par de veces para irme al parque con Mirko, porque, nos encantaba coger ahí, y…!, intenta reconstruír Milena mientras su madre entra en cólera. ¡qué mierda te pasa pendeja? Supongo que todo esto es un chiste… o no sé! Explicame porque no entiendo un cuerno!, exige la señora con lágrimasa dolientes en sus pómulos, sin calma y aterrada. ¡no hay nada que explicar ma! Te estoy siendo sincera! Siempre fui una putita, y me encanta! Pensar que para el abuelo soy una princesa! Pero él no sabe que me gusta chupar pijas, ni que me trago la lechita, nique me revolqué con el primo Fede, ni que…! ¡Milena, un poco de respeto por favor, que el abu te quería mucho!, pide la señora con ganas de corregirla de alguna forma, o de apagarle la voz. ¡sí, me quería… me quería voltear! Además el vieji me re miraba la cola! Ustedes porque se hacen los estúpidos! Aparte de todo eso, gonza y yo hicimos el amor en tu cama, en esta misma cama! No sabés cómo se pone cuando le chupo la pija! Y lo rico que me succiona los pezones!, pregona la chica, sin evitar una fuga de un gemidito, ya que su índice acaba de transgredir el postigo de flujos que hay en la entrada de su vulva. Lo mueve, se frota apenas el clítoris con el pulgar y siente que el roce de su bombacha la erotiza. ¡hija, qué carajo estás diciendo? Eso no puede ser cierto! Vos, y Gonzalo, no, eso no es… Cómo pudo ser posible? Vos lo calentaste seguro, no pendeja trola?!, se enfurece Sandra al borde de darle una cachetada. Sus manos resisten cada vez menos la tentación de olpearla, pero se contiene hasta una nueva y deshonesta confesión más. ¡y vos también tenés lo tuyo ma! El sábado vi cómo peteabas al chico que te trae las ensaladitas para tus dietas! No se lo conté a Gonza todavía, así que quedate tranquila!, dice Milena antes de que le brote un manantial de lágrimas de sus ojos, porque Sandra le da la tan ansiada cachetada, le arranca el pelo para que suba la cabeza y la mire a los ojos, y le estira una oreja mientras le grita: ¡mirá guachita de mierda, no tenés ningún derecho a meterte en mi vida! Vos sos una cualquiera, una puta, una salvaje! No sé cómo pude equivocarme así con vos basura! Otros sopapos empiezan a enrojecerle las mejillas a Milena, que disfruta viendo a su madre a punto de perder la razón. Ignora que su hija se masturba por el tenor de sus palabras cargadas de reproches, histeria y rencor. Recién cuando la agarra del brazo que la satisface como para sacarla de su cama lo advierte. Estalla en ira y la empuja boca abajo sobre el colchón para nalguearla con todo reprendiéndola. ¡encima te pajeás en mi cama cerda cochina! Qué te pasa taradita? Sos una, una pendeja de mierda! Tendría que haberte fajado de chiquita, por mentirosa, desobediente, por sucia, meona, contestadora, y por… por….! Cómo te vas a coger a tu hermano enfermita! Milena solo goza de los chirlos de su madre en su colita cada vez más ardiente, acalorada y fortalecida por la paliza que Sandra le otorga sin apiadarse. Incluso la escupe con repugnancia, se atreve a despojarla de su bombacha y se la deja un rato entre sus nalguitas, sobre las que luego desata un par de cintazos estruendosos. No fueron más de 8, pero fue suficiente para que Milena sienta que en su vagina se proclama una abundancia de flujos inauditos, los que pronto empapan la sábana. Afuera la lluvia empieza a convertirse en recuerdo, aunque el viento mece a las nubes indecisas, por lo que algunas gotas aisladas resuenan impasibles. En eso Sandra pone de pie sin demasiado esfuerzo a su hija, ya que posee una silueta delgada y saludable. Le toca las tetas, se acerca a uno de los pezones, y en el momento en el que lo lame con la punta de su lengua le da vuelta la cara con otro revés de su mano izquierda. ¡pegame mami, cagame a palos… dejame la cola colorada… quiero que me trates mal, que me pegues por portarme como el orto!, suplica la joven con sus 20 años a merced de una locura que ella misma fue capaz de construír con su plan macabro. Ella deseaba que su madre la masturbe y le pegue. Había soñado con eso muchas veces, y amanecía mojada por el placer y la excitación de imaginarlo en la realidad. Sandra no comprende por qué, pero pronto le chupa las tetas a su hija, le sigue dando cachetadas y le pellizca las piernas. No se ahorra puteadas ni escupidas irreverentes. Cuando se aproxima a su vagina la huele y le introduce un dedo para verificar que su flujo lo corona con extraordinaria devoción. ¡imagino que ya no te meás en la cama putona de mierda!, se oye la voz inerte de Sandra mientras frota su rostro en las tetas de Milena.segundos después sus besos ruedan por los aductores, rodillas, los muslos, ingles y abdomen de la chica, que se estremece gimiendo, pero que no puede tocarse, porque su madre se lo prohíbe. Cuando intenta hacerlo ella le muerde las manos, y eso la mata de deseo. Finalmente junta sus labios a la vagina de su hija, y tras lamerle los lados, cada pliegue, abrirlos un poco para fascinarse con los flujos que drenan impacientes, y olerla desmesurada, deja que su lengua se abra paso entre ellos, y la transforma en una espátula de saliva y músculo. Revuelve, lame, succiona con su boca incrédula, toca con sus dedos y presiona su clítoris duro como una almendra, lo frota, ve cómo crecen las contracciones de su vulva, sus gemidos, la producción de jugos y los movimientos orgásmicos de la chica. También le frota el agujerito del culo. Sandra no deja de pegarle en las tetas, las piernas o en el rostro mientras su laboriosa lengua intrusa se alimenta con los temblores de la chiquita. ¡así ma, pajeame toda, comeme, y no dejes de pegarme… dale peterita, comele la concha a tu hija, que seguro te morís de ganas de probarle la pija a Gonzalo, y de que te llene la carita de semen!, ajusticia Milena jadeando, dando respingos en la cama entre las combulciones que le propinan las bofetadas de su madre junto a esa lengua encantadora. Sandra se masturba muerta de vergüenza, pero ya con su bombacha por los tobillos, con la concha rebalsada de sus propios temores hechos jugo, y tiritando de calentura. Cuando la nena eyacula, Sandra no puede más que tragarse todo, sorbo a sorbo. Nunca lo había hecho con una mujer, y no sabe por qué el sabor de las mieles de su hija la perturba, la conmueve, le quiebra en pedazos todas sus estructuras. Solo puede atender a la necesidad que le realza las ganas de consumirse en un orgasmo un poco más justo. Ella desea que su hija la haga gozar, que le retribuya algo de todo lo que involuntariamente acaba de obsequiarle, mientras la noche ahora se colma de estrellas. Solo una brisa ligera se cuela por la ventana entreabierta. Ahora las dos están entre las sábanas, con los ánimos algo más moderados, pero con las ansias imperfectas. ¡dale Mile, chúpame las tetas, como cuando eras una bebé… dale, tomale la teta a mami pendejita sucia!, le ordena la mujer mientras le hace provechitos en la espalda, le masajea las nalgas coloradas por el castigo anterior y se la trae bien contra su pecho. Milena no se hace rogar. Deja que su madre le ponga un pezón en la boca, y luego el otro para que se lo chupe, muerda y juegue con su lengua cortita. ¡te gusta la leche de mami putita? Querés más? Pedime guacha! Qué querés ahora? Querés que te cambie el pañalín, te ponga talquito y te prepare una mamadera? Con lechita de tu hermano cochina? Querés que le pida que te haga pichí en estas gomas hermosas que tenés?!, expresa la mujer cuando ahora las dos disfrutan de la fricción de sus vulvas enfrentadas. Se besan en la boca con groseros movimientos, se lamen la cara y se retuercen como dos babosas, sienten que sus clítoris palpitan impregnados en jugos afrodisíacos y algarabía, gimen, se tocan y pellizcan, se frotan y nalguean con sabiduría… hasta que un estrépito les previene que un orgasmo las enlazaría en breve, más allá de la sangre. Las dos mujeres, madre e hija, permanecen durante un largo minuto en silencio, confundidas, perplejas y aturdidas, pero radiantes de felicidad. Pronto sueñan luego de unos bostezos contagiosos, desnudas y pegaditas, ambas con sus cabezas sobre la misma almohada, respirando de iguales sensaciones eróticas en la piel. Sandra piensa de momento que todo fue un sueño, un delicioso y fantástico sueño. Pero sus ojos no pueden revertir la alegría que siente su alma cuando, en mitad de la madrugada se despierta producto de una incomodidad que parecía haber olvidado. Milena se había hecho pis en la cama! Eso fue el disparador para que la mujer se masturbe oliendo a su hija mientras ella dormía indefensa, acabadita, meada y como ella la trajo al mundo. Fin

Autor: Ámbar coneja Categoría: Incesto

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Zorra

2019-08-08


Hola a todos, quiero compartirles mi historia que es verdadera y que me gustaría me dieran sus opiniones. Conocí a mi mujer (a la cual adoro y amo como loco ) hacer aproximadamente 5 años. La relación comenzó como cualquier relación. Con el tiempo me fui dando cuenta que aunque ella viene de una buena familia, le gustaba mucho el sexo fuerte y pervertido, lo cual fue una de las cosas que me hizo quedarme con ella. Comenzamos a vivir juntos a los pocos meses, y con el tiempo las fantasías empezaron a surgir. Quiero comentar que ella es una mujer muy voluptuosa, con nalgas que incluso mucha gente le pregunta si son operadas, pero son 100% naturales redondas, muy piernuda, blanca alta pelo muy negro, preciosa cara y busto pequeño, parece estrella porno de esas voluptuosas. Ella le gustaba vestir algo provocativa y aunque ligeramente, pero siempre la veía que le gustaba ser el centro de atención entre los hombres. Le comente un día si le gustaría probar algo más allá de lo convencional, y le propuse un trio con algún otro hombre y no batalle mucho en que aceptara. Comenzamos a buscar en sitios de internet y conocimos a algunos hombres y al final se hizo realidad. Fue un hombre de aprox. 35 años alto y delgado. Lo invitamos a nuestro apartamento y ahí tuvimos un trio con ella. Desde ese primer momento vi como le gusto, ya que no tuvo ningun problema por hacer cualquier cosa, excepto sexo anal. Le dio sexo oral como cualquier prostituta o estrella porno, sucio y pervertido. Me encanto la escena. Después conseguimos mas contactos hasta llegar a un total de 10 hombres con los que la compartí. Cada encuentro fue un poco mas intenso, ella ya opinaba de como deberíamos hacerlo incluso compro varios atuendos de lencería y trajes exóticos, de esos que solo las putas visten. Después de un tiempo pensamos que era un poco "frío" el hecho de contactar hombres por internet, ya que todo era arreglado y no había mucho coqueteo ni necesidad de seducción. Decidimos salir a buscar en bares y ella vestía ahora mas provocativa, siempre en mini vestido y tacones muy altos, y como tiene un rostro muy lindo, se maquillaba para atraer las miradas de los hombres. Al principio tenía miedos de ser vista por conocidos vestida de esa manera, pero la convencí de que no tuviera problema por el que dirán o lo que opinaba la gente. Todo fue gradualmente subiendo de intensidad, al principio solo era desinhibirse por medio del alcohol y mostrar sus atributos a todos los hombres que se encontrarán en los lugares, bailando sexy sin pudor de bajarse el vestido. Le pedía que subiera a las barras a bailar y lo hacia, de esa forma los hombres tenían mejor vista y dejaba mostrar su enorme y redondo culo. Así eran las salidas y eventualmente tenía "fajes" con besos y manoseadas con diferentes hombres. Al cabo de algunas semanas logro seducir a varios y los invitamos a nuestro departamento. Ahora fue diferente ya que no eran tipos dentro del ambiente swinger, pero como cualquier hombre, era muy difícil resistirse a mi mujer por su belleza. Mostraba una actitud de zorra fácil y eso les gusta mucho. Fueron varios los que la cojieron de esa forma y a mi ahora me gustaba verla. Después de un tiempo decidimos que tuviera un gangbang o sexo entre varios hombres al mismo tiempo, y en esta ocasión decidimos que fueran negros. Fuimos a un bar local donde asisten muchos de la comunidad negra, y ahí la deje pasear sola por todo el bar mientras yo observaba. Varios trataron de llevársela pero ella les dijo lo que buscaba, y un total de 8 negros aceptaron. Fuimos todos a nuestro departamento y ahí fue un verdadero maratón sexual, entre los 8 la cogieron y en esta ocasión la trataron como la mas zorra. Comencé a grabar todo en video. Pasado un tiempo invente un personaje y conseguí un numero diferente de teléfono. Le comencé a mandar mensajes de texto con este nuevo personaje "ficticio" y ella empezó a ganar confianza. Le hablaba de sexo sucio y pervertido y ella me respondía. A mi me lo "oculto" pero me gustaba saber que era la puta de alguien mas. Este nuevo personaje la convenció de "entrenarla" aún más para ser una verdadera Zorra y ella aceptó. Le comencé a dar órdenes de lo que debía hacer. Lo primero fue que debería salir a los bares y acercarse a los hombres a ofrecerles sexo oral por diversión solamente, y la mayoría aceptaba y salían al estacionamiento y se subían a nuestro auto, y ella grababa todo con su celular y me los enviaba. En una semana ya había chupado casi 30 diferentes vergas en el auto. Salíamos casi todas las noches en busca de su "cuota", ya que tenía que producir 5 vídeos diarios de diferentes tipos. Después de un tiempo ella ya me decía que necesitaba mamar y salir en busca de hombres. Le daba ordenes muy atrevidas, incluso tuvo sexo con su jefe. Al cabo de un tiempo por un descuido mío se dio cuenta que era yo, lo cual no afectó mucho y ya no pude darle mas órdenes pero quería seguir con su entrenamiento. Continuamos saliendo y conociendo hombres los cuales siempre iban a nuestro apartamento y la cojian hasta casi el amanecer. Ahora ya es una verdadera zorra que viste sin pudor, y necesita el sexo en grupo. Este último fin de semana tuvo sexo con 4 el viernes, uno por uno los metió a la recamara mientras todos escuchábamos como la clavaban duro y se escuchaba como tronaban sus nalgas del duro impacto. El sábado fueron otros 3 y el domingo otros 3.

Autor: junio35 Categoría: Sexo Duro

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Noche de pasión

2019-08-08


Hola soy Ari, tengo 28 años, soltera, lindo cuerpo , pelo castaño ojos verdes y mido 1,65. Les voy a contar mi primera vez con una mujer, esa mujer fue mi mejor amiga. Una noche me quede en casa de mi amiga Jenifer, teniamos planes de salir a bailar. Jeni es alta tetona rellenita , cariñosa, bonita y muy divertida, tres años mayor que yo. Eran como las once de la noche y las dos estabamos viendo tv y charlando un rato, cuando se largo una tormenta fuerte, me pidio que me quedara a dormir, yo le dije que si que no hay drama. La lluvia no paraba, Jeni estaba con una bata de raso beige que se le notaba todo su cuerpo, se acerco y me dijo : _ porque no te das un baño con sales te sentiras como nueva!_ _ si, claro , le conteste. Despues de un rato sali solo con el toallon puesto, Jeni me llevo hacia el sofa, :_ Tomemos este vino amiga, ya que no salimos quiero que me hagas compañia, oh si por supuesto le exclame sin dudar. Nos tomamos el vino y jeni me empezo a tocar, yo no dije nada, me deje llevar. Tocaba mis manos, y me decia que me queria, con el mareo que sentia no le di importancia, me llevo hasta su cama, me saco la toalla dejandome completamente desnuda. La borrachera estaba haciendo efecto, nos besamos con lengua, jeni apretaba mis tetas y me las chupaba , yo me entregaba a la lujuria, me hizo sexo oral donde acabe muchas veces , jeni era experta y no lo supe hasta ese entonces. Hicimos el amor, el 69, yo tambien le chupe su vagina, ella me enseño esa noche como hacerlo y aprendi de ella muy bien, era mi maestra. Tambien recuerdo que me penetro el culo con sus dedos, me gusto todo lo que hicimos era maravilloso. Dormimos juntas desnudas y felices. Al otro dia, me dolia la cabeza pero recordaba todo lo que sucedio la noche anterior. Fue muy linda mi primera vez no me considero lesbiana, mas eso nunca lo volvimos a hacer. Nuestra amistad sigue jamas podre olvidar esa noche.

Autor: Anónimo Categoría: Heterosexual

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Sexo frenético en un baño público

2019-08-08


Me llamo Elena. Siempre he sido de esas chicas que no socializaba mucho con el resto. Más que antipática, era algo anti-social. No me gustaba en exceso estar rodeada de gente, sobretodo de desconocidos. Lo mio era perderme entre las letras de los libros y imaginar miles de cosas e historias. Mi compañera de piso, era todo lo contario a mí. Extrovertida, loca y sociable, por lo que nuestro piso siempre estaba lleno de gente. Después de los exámenes de la universidad, tenia ganas de relajarme, así que cuando Valeria, mi compañera, me ofreció juntarme con ella y sus amigos para ir a tomar algo (por milésima vez en lo que llevábamos viviendo juntas) acepté de buen grado. Me presentó a sus amigos, todos tan locos como ella. Y allí estaba él, Luis, un chico que me pareció un auténtico gilipollas desde el primer momento que abrió la boca, pero que era de esos hombres que no te cansas de mirar, era perfecto allá donde lo miraras. Unos brazos fuertes, músculos marcados, espalda ancha, alto, pelo negro y ojos azul muy claro. Estaba prendando mirándolo como una idiota hasta que dijo: "¿Quién es la rarita?". ¿Rarita? Sería que él era demasiado común y no era capaz de ver que hay gente que tiene un mínimo de seriedad. No pude evitar responderle: "Según tú soy rara, para mí punto de vista tú eres el que no destacas en nada". Pasamos toda la noche lanzándonos pullas así. La verdad, en sí no era tan malo, recordándolo ahora después de 5 años, pero con 22 años era mucho más susceptible. Desde esa noche, establecimos un patrón de peleas. Al final, cansaba vernos todo el tiempo peleando como idiotas así que una de las tantas noches que seguí yendo con ellos (no lo niego, iba por verle a él) decidí beber hasta caerme con tal de no escucharlo. "Para de beber, Elena, no estás acostumbrada", me decia Valeria, pero yo ya estaba muy puesta en pasármelo bien así que la ingoré y me fuí a la pista del pub en el que estábamos a bailar. Llevaba un buen rato moviéndome todo lo bien que sabia, cuando noté unas manos grandes agarrarse a mi cintura y una pelvis pegarse a mi trasero. El tipo en cuestión tenia una enorme erección y me estaba rozando las nalgas con ella moviéndose conmigo al ritmo de la música. Giré un poco la cabeza para vislumbrar un poco quien era el hombre que tenia detrás y di un respingo cuando vi a Luis mirándome con la misma lujuria que yo lo miré a él. Seguia enfadada, muy enfadada, por la última pelea que habíamos tenido y recordarlo me encendió más. Acercó su boca a mi oído y susurró: "Rarita, voy a darte una lección que nunca olvidarás". Me puse tensa cuando lo sentí empujarme entre la gente llevándome hacia los baños públicos. Abrió la puerta del baño de hombres y de un tirón me metió adentro. Casi sin darme, cuenta estaba con la espalda pegada a la puerta de una de las cabinas, en el aire con mis piernas rodeando su cintura y él pegado a mi con la lengua torturando mi boca. Empezó a tocarme los pechos por debajo de la camiseta mientras pegaba su erección a mi sexo y la restregaba. Estaba sin aire. Tenia sus manos por todas partes, y yo me agarraba con las uñas a su espalda. Le quité la camiseta para sentir su piel y él hizo lo mismo sin bajarme de esa posición. Bajó una de sus manos hasta mi falda y la subió más, agarró mis braguitas y de un tirón las arrancó. "Te la voy a meter hasta que grites mi nombre tan fuerte que se oiga más alto que la música", me gruño en el oído mientras bajaba su bragueta y sacaba su polla de los calzoncillos. Rozó su capullo por todo mi mojado coño y gemí fuerte, quería que me rebentara, ya estaba a mil. "Eres un imbécil" le dije excitada y con eso me la metió de una estocada que me hizo gritar de dolor y placer, y empezó a embestirme con fuerza. Mi espalda golpeaba la puerta y su pelvis y la mia se encontraban en fuertes golpes. Gritabamos mientras nos mordíamos. Me sentía a punto cuando me bajó y me puso de cara a la puerta, y volvió a penetrarme duro desde atrás mientras metia un dedo en mi ano y frotaba mi clítoris con el índice de la otra mano. Empecé a gritar más fuerte cuando noté que llegaba mi orgasmo. "Oh si, si Luis, fóllame más". Me embistió más fuerte y más rápido, haciendo chocar sus testículos contra mi sexo mientras su polla entraba y salia a un ritmo frenético. "¿Te gusta? Cuando este culo sea mio si te va a gustar" dijo mientras metia y sacaba su dedo de mi ano. Me corrí entre gritos y rápidamente me arrodilló en el suelo y me metió la polla en la boca haciendo que se la chupara un par de veces antes de correrse a chorros por en mi garganta.

Autor: Anónimo Categoría: Jóvenes

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Un mamading inexperado

2019-08-08


La noche había sido bastante normal, hasta la hora de cerrar. Me tocó invitar a algunos clientes a abandonar el local para poder cerrar. Justamente quedaba solo un grupo de tres chicas de unos 30 años. Las cuales no debería ser muy complicado el despacharlas porque ya no son unas veinteañeras locas que vayan de desfase total. Según les digo de irse, como a todo el mundo, se hacen las remolonas y se intentan quedar más rato. Sin más preámbulo, son ellas las que me proponen jugar al mamanding. Como yo estaba solo en el local y a nadie le amarga un dulce, acepté. (tampoco pensaba que se fueran a lanzar a hacerlo de verdad) Salí de la barra y me quede en medio. Según me fui a desabrochar el pantalón ellas me dijeron que no, que yo no hiciera nada, que ellas lo hacían todo. La que parecía la más lanzada miró a sus amigas y les dio un beso en la boca de forma muy pasional, a continuación se acercó a mi y sin dejar de mirarme a la cara con ojos de deseo, me desabrochó los pantalones y me los bajó. Cogió mi pene con suavidad y empezó a darle pequeños besos a modo de caricias. Rápidamente mi pene cogió forma y dureza. Ella pasó de los dulces besos a lamer todo lo largo de mi miembro. Después de esto, invitó a sus amigas a probarla mientras ellas estaban mirando desde unos pasos más atrás. Esta primera chica, me agarró la polla con su mano y se la ofreció primero a una de sus amigas. Una rubia que ciertamente tenia pinta de ser una chica fácil. Esta rubia no se anduvo con tonterías y se introdujo todo mi miembro en la boca. Lentamente se lo fue sacando poco a poco mientras ponía morritos. Tal cual terminó, le pasó mi polla a la otra chica que hizo exactamente lo mismo. Entonces cogió la iniciativa la rubia. Acerco su cara mi polla y empezó a jugar con su lengua por la base de mi pene sin llegar a los testículos. Las otras dos chicas la miraban con ansias y deseos a la vez que no paraban de salivar. En cuanto la rubia se paso a meterse mis testículos en la boca, la primera chica se puso a pasar su lengua por mi glande. El juego de tener dos bocas a la vez dándome placer era todo una cascada de sensaciones, no podía identificar exactamente que me daba más placer, pero la suma era tremendamente excitante. El siguiente paso de tener las tres chicas disfrutando a la vez de mi polla, fue todo una experiencia. Juntaron sus bocas lo más que pudieron y yo simplemente movía mi polla de un lado para otro. Ellas como si de serpientes se tratasen, sacan sus lenguas para buscar mi polla. Uno de los momentos más excitantes y de mayor placer fue cuando se colocaron una a cada lado y otra en frente. La de los lados abrían sus bocas y yo introducía mi miembro entre sus bocas. Era como si cada una me comiera media polla. Cada una su lado y con su propia técnica. A la vez que la tercera chica se quedaba con la punta de la polla y que también se la comía. Yo no me pude resistir a eso y dejé que ellas hicieran todo. Era un mundo de placer indescriptible, por la base del pene notaba como por un lado me la chupaban mientras que por el otro eran simples caricias con la punta de la lengua y todo esto aderezado con repertorio de besos, mordidas, caricias y succiones en el glande. El mamanding a tres bandas es de la mejores cosas que he probado. Como estaba muy excitado, les dije que mejor un ratito cada una, porque las tres a la vez era una cosa insoportable de placer. Ellas no tuvieron problemas en cambiar y pasaron a comérmela en solitario. Empezó la primera chica de todas aprovechando que ya tenía la punta en la boca. Me agarró por el culo y sin más, empezó a mover la cabeza de forma salvaje para autofollarse la boca con mi polla. Era toda una experta en eso. Las otras dos chicas la miraban y luego me miraban a mi mientras dejaban escapar parte de su saliva por la boca. En cuanto se cansó entró la rubia en acción. Esta directamente fue a por la garganta profunda. Se fue metiendo mi polla en la boca poco a poco hasta que le hizo tope su cara con mis abdominales. Esta se la veía muy viciosa, con toda mi polla en su boca, no dejaba de mirarme con ojitos un poco hinchados y con alguna que otra lágrima. A la vez que hacía ruidos intentando hablar, aunque no se entendiera nada. La tercera chica era más sosa y aunque también consiguió la garganta profunda, no fue nada así especial respecto a las otras dos que eran unas auténticas diosas del mamanding. Muy a mi pesar, noté que llegaba mi momento de la corrida. Así que las avisé y la que parecía más sosita dijo que soltase mi leche por su escote. Se abrió la camiseta que llevaba y se apretó las tetas para recibir todo mi semen caliente. A la segunda sacudida salió toda la leche y descargué sobre sus tetas mientras la rubia y la otra se relamían con esa imagen. De hecho, una vez soltada toda la leche, limpiaron a su amiga con sus propias lenguas. Después de esto, el próximo día que vengan les invito a alguna copa por si vuelve a caer la breva o hay algo más.

Autor: toulouse Categoría: Sexo Oral

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Con un perro más chico

2019-08-08


Hace tiempo que tengo este gusto por la zoofilia y ya en una ocasión tuve el gusto de llevarlo a la práctica y es algo que necesitaba volver a repetir. Por desgracia no cuento con mascota propia así es que aprovecho las ocasiones que se me presentan, en esta ocasión fue nuevamente con un perro de la familia de raza pequeña tipo french. Era jueves y me entero que mi tío se iba a ir a visitar a unos familiares y no iba a llegar el viernes, no había quien cuidara la casa y menos a su mascota así que me ofrecí sin pensarlo dos veces. Salí del trabajo y me dirigí a su casa, como era de esperar estaba solo el peluchin (así se llama su perro), me conoce muy bien ya que visito a mi tío constantemente por lo cual me tiene confianza. Deje que cayera la noche para dejarlo pasar a la sala; brincaba u jugueteaba corría de un lado a otro deje que se tranquilizara un poco y comencé a acariciar su lomo, baje lentamente mi mano hacia su pene y empecé a hacerle una chaquetita, lo cual no le incomodo pues dejo que continuara, deje que se recostara y cuando comenzó a crecer más su pene (alcanza un buen tamaño para ser una raza chica) me acerque lentamente para hacerle una mamada, sentir ese pene tibio dentro de mi boca y los pequeños chorritos que comenzaba a expulsar me excito demasiado. Sin pensarlo comencé a desnudarme, me puse en cuatro esperando que peluchin me hiciera suyo, el entendió inmediatamente mis deseos, emprendió su labor de querer penetrarme sin conseguir hacerlo ya que le quedaba un poco alto así que tuve que ajustar mi altura bajando un poco más mis nalgas y abriendo más mis piernas, aun así no lograba acertar sentía su pene golpeando contra mis glúteos y esto me excitaba más y me desesperaba ya que deseaba sentirlo dentro, suavemente tome su pene y lo guie hacia mi orificio que estaba ansioso de ese pedazo de carne, no tardo en entrar, sentí un calor agradable dentro de mí, su bombeo era constante su ir y venir me hacía gozar provocando que llegara a un orgasmo El continuaba con su movimiento sin detenerse y yo gozaba con mi nuevo amante perforando mi ano, era la gloria solo faltaba que me anudara y me inundara con todo su semen, por desgracia eso no sucedió después de un momento se salió y ya no continúe incitándolo, deje que descansara y yo aproveche para tomar un baño tenia semen corriendo por mi pierna y saliendo de mí. Ahora esperare otra nueva oportunidad para lograr esa fantasía, quedar pegado con él y que me llene completamente con su semen.

Autor: garrik Categoría: Zoofilia

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Todo tu cuerpo y mi mente (La cena)

2019-08-08


Salimos del hotel dirección al restaurante. Por suerte para ti la tarde no es fría porque en la ropa que había sobre la cama no había ningún abrigo. Solo una blusa blanca que te queda un poco suelta y de la que solo he dejado que te abroches algunos botones, el último justo que que está entre tus dos tetas, dejando al aire un generoso escote. Una faldita negra, de fina tela y ancho vuelo y unos zapatos de tacón alto. La brisa no es fuerte, pero hace que la blusa se hinche y se pegue a tu cuerpo y si te distraes la falda vuela sin control. No sabes como moverte, ruborizada, mientras los hombres se giran a tu paso. Llegamos al restaurante y pregunto por mi reserva. El camarero nos acompaña al fondo del local y mientras andamos entre las mesas oigo tus tacones y veo los ojos como platos de algunos clientes. Nos indica nuestro reservado, una pequeña sala con una mesa baja rectangular, cojines a cada lado y una puerta de papel blanco que nos separa del resto del local. Hay que entrar descalzo y mientras yo me siento y me quito mis zapatos, tu bajas ágilmente de tus tacones sin inclinarte. No me gusta que hayas podido quitártelos sin dar un espectáculo, pero acepto que tengas recursos. Entramos y te quedas mirando la sala. Me miras y me preguntas:- ¿Dónde nos sentamos?- En los cojines, claro. Es un restaurante japonés. Me siento y miro como te acercas al otro lado de la mesa, colocas los cojines con los pies y piensas como sentarte con esa falda. Miras a la puerta, el camarero la ha cerrado y te tiras de rodillas a los cojines, te recuestas y tus piernas quedan totalmente descubiertas. Tu brazo izquierdo tiene que sujetarse en el suelo para mantener esa posición.- Así no puedes comer Alicia, siéntate bien. Te incorporas y cruzas las piernas. En el movimiento, veo tu coño que sigue rojo de la sesión que hemos pasado hoy. Te colocas la falda, intentando tapar el hueco entre tus piernas cruzadas pero no hay suficiente tela para llegar al suelo, así que desde mi sitio puedo ver tus nalgas y la parte de abajo del coño. Pulso un botón y viene el camarero con la carta, toma nota de las bebidas, Le digo la mía y se gira hacia ti, te mira desde arriba, de pie, y se queda embobado. No había caído, pero desde ese ángulo, tu blusa no puede tapar nada. Le pides tu bebida, pero no te ha oido, esta embobado. Se la repites y sigue igual. Al final reacciona, pide perdón y se aleja cerrando la puerta.- Le has causado una gran impresión, recoge la falda para cuando vuelva. Sacas la falda de entre tus piernas, y la dejas sobre los muslos. No enseñas mucho más.- Un poco más.- Dios – Susurras mientras lentamente recoges la falda y me miras.- Suficiente. Bajas la mirada y miras donde ha quedado la tela, se puede ver un poco tu coño según el ángulo. Llaman a la puerta y otro camarero trae las bebidas. Creo que sabía lo que iba a ver, porque entra y te mira directamente, pero no esperaba ver más y por lo que parece sí ha visto tu coño porque casi me tira la bebida por encima. Le digo de pedir la comida y dice que viene el otro chico a recoger el pedido.- Suéltate otro botón.- Te digo mientras esperamos.- ¿¿Más??Te miro serio, no me gusta que repliques mis deseos.- Sí, pero no ahora, mientras nos tomen nota. Bajas la mirada, has entendido que tu queja ha provocado que ahora lo tengas que hacer delante de alguien. Llaman de nuevo a la puerta y entra el camarero, veo su mirada buscar tu coño y su sonrisa al encontrarlo. Pido lo que vamos a comer, però no veo que te desabroches.- ¿Tu quieres algo más Alicia? El camarero gira su cabeza para atender tu petición y entonces desabrochas el botón mientras niegas con la cabeza.- Es todo, gracias.- Gracias a usted señor. Entiendo sus palabras y sonrío. Ya con la puerta cerrada te pido que me cuentes como te sientes, que has sentido en estas horas en el hotel y si estás dispuesta a más.- Es el mejor día de mi vida. Quiero todo lo que quieras darme Amo. Tu respuesta es escueta, pero veo en tus ojos la sinceridad y que realmente no puedes expresar lo que pasa en tu cuerpo y tu cabeza. El ser esclava te ha liberado, te sientes excitada, entregada y agradecida por como te hago sentir.- Estoy en el cielo contigo. Cenamos dejando nuestros roles a un lado, tranquilamente, y te relajas, te olvidas de todo, incluso de tu ropa y en cada movimiento me enseñas una parte de tu cuerpo sin reparo. Al terminar te aviso que voy a llamar al camarero y te das cuenta que tu falda ya no tapa nada mientras pulso el botón.- Mierda.- Te arreglas deprisa mientras se abre la puerta. Pedimos el postre y yo pido un poco de sake también. Mientras esperamos vuelvo a entrar en el juego- Mastúrbate.- ¿Que?- Mastúrbate, no quiero que pares hasta que nos vayamos. Sin correrte.- ¡Uf! Tu mano se cuela bajo la falda y empiezas a acariciarte. Tu respiración se agita, te tocas con ganas, quieres hacerme feliz. Llega el postre, tu mano baja el ritmo pero no se retira. El camarero sabe lo que estás haciendo y no deja de mirarte descaradamente, ya no lo importa.- Ahora traen el sake. Supongo que todos quieren verte, un nuevo camarero aparece con el sake y nos sirve, lentamente. No es la primera vez que voy a este restaurante y se que nunca te sirven, pero es una buena excusa para seguir viéndote, lo reconozco. Tomas el postre sin retirar la mano que estimula tu clítoris sin parar. Cuando terminamos, antes de pagar, hago que me acerques los dedos y compruebo que realmente estás muy mojada, lo has hecho bien.- Nos vamos a ir ya. Ahora al salir, te sentarás y te pondrás los zapatos con las piernas bien abiertas, que todo el restaurante vea lo mojada que estás.-Sí amo. Abro la puerta, te ayudo a bajar del tatami y te sientas en él, abres las piernas y te inclinas a la derecha para ponerte un zapato. Luego a la izquierda para el otro. Te ayudo a levantar y vuelves a recorrer el restaurante hacia la salida, andando delante mío y contoneándote sin pudor, sin que te lo haya pedido. Sabes lo que me gusta. Camino del hotel, ahora ya sé que puedo hacer contigo lo que quiera y tengo un plan ya preparado.

Autor: babidy Categoría: BDSM

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Noches de pijamas

2019-08-08


Esta vez, era mi marido quien estaba de viaje, así que me disponía a cenar sola, cuando sonó el teléfono. Era una amiga que conocí en un gimnasio, su nombre Missex ya era todo un misterio como ella misma. -“Hola Karla. ¿te importa si paso por tu casa para tomar un café y charlar?” Me dijo. -“Claro que no Missex, ya sabes que eres siempre bienvenida, además mi marido esta fuera, pásate a cenar, y luego hacemos una noche de pijamas” Le conteste. Nosotras llamamos noche de pijamas, a pasar toda la noche en la cama con el pijama puesto, y contándonos intimidades. Missex es una chica mas joven que yo, Tiene 19 años, frente a mis 34, pero pese a nuestra diferencia de edad, siempre ha existido una especial confianza entre nosotras. No hemos mantenido relaciones sexuales, aunque yo me muera de ganas, pero prefiero que eso sea una decisión que tome ella. Missex es castaña, mide 1,60 y tiene una 100 de pecho, sus curvas son de lo más sexy que he visto en mi vida El timbre de la puerta sonó, corrí a abrir. Era Missex y su cara era radiante. -“Hola Nena, que guapa estas” Le dije. -“uff, debe ser el calor, que todavía me tiene roja” Me contesto. No tenia que decirme más, para saber que esa tarde había estado pegando un buen polvo. Así que pusimos a preparar una cena ligera, y a ponernos cómodas con nuestros pijamitas. A ella le deje uno azul de raso, y yo me puse mi pijamita blanco de dibujitos. Quería estar cómoda para el relato. Después de bebernos una botellita de rioja entre las dos, decidimos pasar al dormitorio. Nos estiramos, y ya en esta cómoda situación le dije: -“venga, cuéntame y no omitas detalles” Missex suspiro, y me dijo: -“Ha sido mi primer trío. Una nueva clase en la facultad, y gente nueva. Tu ya sabes que siempre me han gustado altos con cuerpos fuertes y el pelo un poco largo” -“Eso es muy normal, y mas a tu edad” le dije. Ella siguió como si no hubiese dicho nada. -“Dos chicos guapísimos, de mas de 1,90 creo, se sentaron a mi lado. Eran supersimpático, estuvimos hablando de nuestros proyectos, de la facultad, del trabajo al terminar la carrera. Uno de ellos Juan, me hablaba al oído, y de vez en cuando, notaba como me soplaba en el cuello. Ya sabes lo cachonda que me pone eso. El otro Vicente, al hablarme me rozaba la cadera con sus dedos muy suavemente. Les dije: -¿Creéis que no me doy cuenta de lo que buscáis? -No te enfades, solo estábamos rozándote un poco. Me dijo Vicente. -Ese es el problema, que solo lo hacéis un poco. Les conteste, lo que provoco una sonora carcajada de los tres. La consecuencia era previsible, fuimos expulsados los tres del Aula. Así que por el pasillo seguimos paseando y charlando, mientras de vez en cuando notaba unas manos en el culo. Ellos empezaron a hablar de nuestra diferencia de estatura, mi 1,60 frente a su 1,90. No podía tardar la típica bromita de lo manejable que era. Y podrían hacérmelo de pie cogiendome en brazos. -¿Nos metemos los tres en el baño? Les pregunte Ahora ya no hubo risas, simplemente miradas de complicidad. Nos dirijamos rápidamente al baño de la facultad. Entramos en el que esta adaptado para minusválidos, pues es más amplio, privado. Vicente se puso detrás mío juntando mi espalda contra el. Me estaba besando el cuello, y soplándome en la nuca con su aliento caliente. Juan que estaba delante mío empezó a bajarme los pantalones lentamente, y paro con su cara frente a mi tanga, para pasar la lengua por mi chochete por encima de el. -Esta ya muy mojadita, Vicente, dijo. Juan acerco su boca a mi oído y me acaricio suavemente con su lengua. -¿Estas mojadita, Zorrita? -Si. Les conteste. Juan aparto hacia un lado mi tanga, y empezó a frotar mi clítoris con su lengua, mientras Vicente me quitaba el top, y el sujetador. -¿Quieres que sigamos Missex? Pregunto Vicente. -Si, no paréis, follarme los dos. Les conteste. -Pues si esta putita quiere polla, va a tener ración doble, esta tarde. Dijo Juan. Juan termino de sacarme el tanga, con lo cual estaba completamente desnuda en el Baño. Vicente ya se había quitado la camiseta, los pantalones y los calzoncillos. Apretaba su polla contra mi culo desnudo, mientras seguía besándome el cuello. Yo cogi los calzoncillos de Juan y tire de ellos, dejando al descubierto una increíble polla. Viendo mi cara, imagino que descubrió que estaba pensando. -¿te gusta esta polla Missex? No te preocupes que te la voy a dejar un ratito Empecé a masajearla con mi mano derecha, mientras con la izquierda le acariciaba los testículos. Acerque mi boca a su capullo, y le solté mi aliento para que notara el calor. vi. como sus rodillas temblaron un poco, y eso era señal de que estaba ya nervioso por que la metiera en mi boca. Mientras tanto Vicente frotaba mi coñito con su polla, haciendo el gesto de que me la iba a meter, pero sin terminar de hacerlo. -Esta putita va a ser ensartada en breves instantes. Dijo Vicente en tono jocoso. Pero no estaba dispuesta a ser tan solo una sumisa, así que di un golpe de cadera, empuje mi culito hacia atrás, y gracias a lo mojadita que estaba me metí la polla de Vicente hasta el fondo de mi coño. -Joderrrrrrrrrrrrr…. Grito En menos de un segundo también engullí la polla de Juan de un solo golpe. Estaban los dos sorprendidos por mi rápida acción, movía mi culo hacia atrás, y polla de Vicente, movía mis caderas hacia delante y polla de Juan en la boca. Estuve controlando la situación un buen rato, hasta que Vicente dijo. -Bueno puta, ya ha llegado el momento de que te follemos en el aire. Eso me puso supercachonda, y intrigada por lo que me harían. -A Follarnosla en bocadillo. Le dijo Vicente a Juan. Justo en ese instante Vicente pasó sus fuertes brazos por debajo de mis axilas, y literalmente me elevo, hasta hacerme bajar en el punto su polla quedo justo en el agujero de mi culo. -Tranquila que no va a dolerte. Me susurro al oído. Me dejo caer suavemente sobre su polla, que iba abriendo camino a trabes de mi culo. Su Polla estaba muy lubricada gracias a lo mojadita que estaba mientras me estaba follando, así que aunque al principio fue un poco doloroso, la sensación se estaba volviendo en un calor que me llenaba desde mi culo hasta la boca de mi estomago. -Venga Juan, su conejo es tuyo. Le dijo. Me separo un poco las piernas, mientras Vicente me levantaba y me dejaba caer sobre su polla sin descanso, y me ensarto el coñito. Tenía dos pollas dentro de mí, y me estaban follando en el aire, no era mentira. -Me voy a correr peazo guarra, prepara tu culo para ser regado con leche por primera vez. Dijo Vicente. Y efectivamente note un calor en el culete, a la vez Juan saco su polla de mi coño, y Vicente me levanto para dejarme de pie en el suelo. Note el semen caliente resbalando por mis muslos, al mismo tiempo que note un golpe en mi pecho. Me di cuenta que Juan se estaba corriendo sobre ellos. En ese momento, alguien empezó a golpear la puerta del Baño. El corte era terrible, nos vestimos rápidamente, salimos disimuladamente mirando hacia el suelo, e intentando no oír la sarta de improperios que nos estaba gritando el encargado de mantenimiento. Al torcer la esquina del pasillo, echamos a correr como niños. -¿Que te Parece mi primera vez, Karla?” No pude contestar a Missex, su historia me había puesto a mil, yo tumbada boca abajo a su lado, tocándome a trabes de mi tanga con mi mano derecha. Ella me miro dulcemente, sonrío y también se acaricio con una mano su empapado tanguita, mientras me guiñaba un ojo cojio con su otra mano mi mano izquierda. Era tan dulce tenerla cogida de la mano tocándome, mientras veía como ella hacia lo mismo. FIN.

Autor: Anónimo Categoría: Fantasías Eróticas

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Guarradas con mi novia

2019-08-08


Un depravado descubre que su novia es tan guarra como el. Asi que los dos disfrutan de una velada sucia y excitante. Buenas lectores y lectoras. El que escribe es un pervertido. Un depravado obseso fetichista de los traseros, preferentemente los de mujeres. Desde joven siempre soñe con ser el esclavo de alguna chica bien sucia, la cual me usara a su antojo para sus desviaciones. Anhelaba desde ser penetrado por consoladores hasta ser azotado, pasando por mi mayor deseo lamer: un culito sucio. El destino quiso compensar mi mala suerte en distintas facetas de la vida y mi unió sentimentalmente con... una guarra. Para que andarme con rodeos. Una zorrita capaz de enrojecer las mejillas de algún chavalín bien educado. Como yo no lo era, conseguimos poner en práctica todas nuestras fantasías. Lo cual llegó poco a poco, a traves de la comunicación. Una noche cualquiera mientras la comía su coñito bien humedo y sucio, del cual emanaban unos olores que me la ponían bien dura, se me ocurrió levantarle la cadera. Mientras mi lengua jugueteaba con su clitoris, una de mis manos dejo de encharcarse en su coño, para bajar lentamente hacia su culo. Ella al sentir un dedo introducirse por su apretado ano, el cual nunca había tanteado, enseguida saltó: "Que haces? No hagas eso!" "Mi amor, es que tu culo me vuelve loco". Y era cierto, era una chica gordita con un pandero enorme. El cual siempre me gustaba colocar sobre mi polla mientras dormiamos en posicion de 4. Ella se levantó y se sento en la cama. Yo me temi lo peor, que se enfadara y me mandara a paseo. Me dijo: "Vamos a ver, ¿que es lo que te gusta de mi culo?" Fui sincero: "Pues me gustaria tocartelo, lamertelo, penetrartelo..." "¿Lamermelo? Serás guarro. ¿Quieres lamerme el agujero por donde hago caca?" Sonrojado respondí que si. "Que hijo de puta cochino. Seguro que te gustaria que te cagara encima y comerte mi mierda". Sin darme tiempo a responder, con unos movimientos bruscos, me tumbó boca arriba y se sentó en mi pecho, con su coño delante de mi cara. "Si quieres que te haga feliz, me harás feliz tu a mi.... Comemelo cabrón". Y cogiendome de los pelos me acerco a su coño, y se lo comí de lo lindo. Ella se retorcía de gusto. Me apretaba con sus piernas y me tiraba del pelo cada vez más fuerte. Me encantaba, pero quería algo más, asi que con mis manos separe sus orondas nalgas y me dispuse a continuar la tarea de penetrar su culo con mis dedos. Esta vez no me resulto tan apretado. La muy puta, no se si porque se lo estaba comiendo, o porque si, estaba relajando su ano. Le meti otro dedo, y al sentir algo viscoso en el interior de su culo, mi polla se endureció como nunca recuerdo. Saque mis dedos de su culo para pajearme y descargar, pues casi me dolia la polla de lo dura que la tenía. Ella al sentir como les saque los dedos me dijo "Espera, no te muevas". Cogio mi mano delante de mi... pude ver mis dedos llenos de su mierda. Y entonces lo que hizo me sorprendio, me chupo los dedos embadurnados de su caca hasta dejarmelos bien limpios. Y hazto seguido se puso a besarme. Me corri sin tocarme la polla. Pero ésta seguía dura. Me dijo que me quedara acostado. Se dio la vuelta poniendo su culo ante mi, y se puso a comerse todo mi semen. Me estaba poniendo a mil. Aproveche mi oportunidad y empece a lamerle el culo. Olia fatal, no se como su culo olia tan mal. Sera guarra la tia. El caso, es que inexplicablemente eso me excitaba. Introduje mi lengua en su culo saboreando toda la mierda de sus paredes anales y rectales, la introduje tan dentro como podía. Y entonces pasó lo que tenía que pasar. Note que las paredes de su culo se suavizaban mas de lo normal. La oi hacer fuerza y un chorizo bien duro empezo a salir de su culo directo a mi boca. Me dio asco, pero me lo comi, al tiempo que me corria y mi novia se tragaba satisfecha su premio. Al rato, se volvio a ayudarme comer "mi premio". Sonreimos satisfechos de saber lo guarros que eramos y lo que disfrutariamos a partir de entonces.

Autor: Anónimo Categoría: Fetichismo

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Mi primera paja, la magia de crecer

2019-08-08


Es interesante lo que se logra con un poco de imaginación, recuerdo cuando me masturbe por primera vez. Tenía once años, casi doce. Me había cansado de escuchar a mis compañeros de escuela hablando de sexo y mujeres… Me sentía ajeno. Es que nunca había sentido la necesidad de hacerme una paja. Un buen día, después de la escuela, ya estaba en casa. Mis padres todavía no habían regresado de trabajar, así que aproveché para "darme una mano" con éste tema que se convertía en un problema, porque a esa edad, si no hablas de sexo, te sientes excluido de todas las charlas. A esa edad, yo era un chico de la altura normal de alguien de 11, bien alimentado, lo que no quiere decir que tenía sobrepeso. Piel blanca, bronceada por el sol. Cabello castaño claro, y ojos marrones. Como practicaba fútbol, y rugby. Mis piernas y trasero estaban muy bien marcadas. Tenía un lindo culito pálido, redondo y paradito. Mi pene, todavía en crecimiento, era de unos 12cm, y mi cuerpo era lampiño. Todavía no me salían los primeros bellos. Eran cerca de las siete de la tarde, e, sol comenzaba a bajar. En mi casa no había nadie, así que decidí ir a mi habitación. Me quité toda la ropa del colegio, me había quedado sólo con el slip blanco que traía puesto desde que me lo puse a la mañana para ir a clases. Me encontraba acostado boca arriba en mi cama, hacía frío porque era invierno. No sabía por dónde empezar, nunca me había hecho una paja. Así que hice lo lógico, metí en mi slip mi mano derecha. Comencé a masajear mi pene, se comenzó a poner duro. Comencé a jalarme la pelcita (el prepucio), hacia abajo. Me dolía un poco cuando lo estiraba todo, era como si el prepucio fuera más angosto que la pequeña cabecita rosada de mi pene. Finalmente logré bajarla toda, luego volví a subirla. Repetí lentamente los movimientos, en mi mente trataba de pensar en mujeres. Pero me excitaba más "la paja" en sí, que mi imaginación… Los movimientos fueron cada vez más intensos, al punto en que mi puño, al jalar hasta abajo, tocaba mis huevos pálidos, y lampiños, y generaba un sonido similar al "splash". Cada vez intensificaba más la frecuencia de la jalada. Mi cuerpo comenzó a contraerse, sentía que iba a explotar. Alcancé a bajarme hasta las rodillas el slip, mientras seguía acostado boca arriba con los ojos cerrados, mis músculos se contrajeron y, en un instante, lancé dos pequeños chorros de un líquido transparente y tibio, que cayó en mi cuello, pecho y ombligo. Mi cuerpo se relajó, me vinieron ganas de dormir. Pero sabía que mis padres estaban por llegar, así que fui a bañarme rápido, donde no pude evitar hacerme otra paja, esta vez (la segunda en mi vida) me salió menos líquido. Luego de ese día, me volví un "pajerito" de primera. Me masturbaba siempre que podía, recuerdo que me gustaba pajearme en lugares donde corría riesgo de que me atraparan. En la terraza de mi casa, en mi habitación con la ventana abierta, en la ducha, en el living (cuando no había nadie), en el vestuario del club… Tuve pocas oportunidades de pajearme con otros chicos de mi edad, pero las pocas que tuve no las desperdicié. Pero esas pajas ya son otro relato.

Autor: obramaestra Categoría: Masturbación

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