Mi hermano de 15 años

2019-09-14


Tengo un hermano de 15 años,mide 1,72 y para su edad es muy peludo. Lo que paso es que mi hermano un día me pidió un condón ya que iba a salir. Como un buen hermano mayor le preste uno de los que yo uso. El problema es que al otro día el estaba enojado conmigo porque el condón que le preste le había quedado pequeño,según el, el condón no le entro ni a la mitad y le apretaba mucho, yo inmediatamente me excite un poco y le dije que probablemente se lo había puesto mal,así que algún día yo le enseñaría. Hace unos meses nuestro padres salieron y yo fui rápidamente a una farmacia,me compre un condón grande y otro de los que yo siempre uso. Cuando llegue a la casa yo le dije a mi hermano que fuera a su dormitorio. Cuando ya estábamos los dos en el dormitorio de mi hermano, le pregunte si teníamos confianza, el me dijo "si" a lo que yo le dije que a la cuenta de tres los dos debíamos sacarnos la ropa y quedariamos solo en bóxer. Cuando ya termine de contar hasta tres yo era el único en bóxer, así que me acerque a el y le quite la polera, después me puse de rodillas y le saque los pantalones, después de sacarle los pantalones subí un poco la cabeza y vi los bóxer de mi hermano, eran de color verde y se le recalcaba un poco su pene, yo me excite así que para que no se notara empece a hablar con el. Después de un rato conversando, me arme de valor y me pare de la cama y le dije a mi hermano que le iba a enseñar a ponerse un condón, yo me quite el bóxer y como yo ya estaba excitado (estaba erecto) me puse el condón,y mire a mi hermano, el me dijo "que pequeña la tienes, y eso que esta erecto" yo me avergoncé pero eso me dio mucha curiosidad, así que le dije a mi hermano "¿y por que no te sacas tu bóxer y ponte un condón". El se puso muy nervioso y solo se paro de la cama y quedo inmóvil, yo me impaciente mucho,no podía aguanta la curiosidad, así que me acerque y me puse de rodillas, le baje el bóxer, y mire la cara de mi hermano mientras le bajaba su bóxer,el me miraba un poco nervioso así que yo baje un poco mi cabeza y vi su pene, era un pene gigante, lo primero que se me ocurrió fue agarrar una regla y medirle su gran pene flácido, su pene media unos 14 cm flácido, yo me excite demasiado pero el estaba muy avergonzado. Yo me acerque a el y lo empuje a la cama, el se sentó y yo me puse otra vez de rodillas y le empece a chupar el pene, el me empezó a agarrar la cabeza para controlarlo mejor pero después yo tuve que para ya que no podía mantener mas ese pene monstruo dentro de mi boca, cuando ya estaba erecto yo agarre la regla y le medí su pene, su pene media 27 cm erecto, yo me excite demasiado así que me senté en la cama. Mi hermano se paro y me tiro al suelo, me puso en cuatro y me empezó a meter el dedo en el ano, cuando ya podía meter todo el dedo me dijo "¿esto era lo que buscaste?" yo le dije que no pero el me responde diciendo "entonces esto lo vas a disfrutar" yo le dije que en la bolsa de farmacia había un condón que quizás le quedaría bueno, el agarro el condón y se lo puso, le quedo perfecto así que me metió su pene en el ano, yo sentía como entraba y salia, y cada vez mas rápido. Después el metió su pene lo mas dentro que pudo y me tomo de los hombros, y me levanto mientras tenia su pene dentro mio, me puso en la cama y se puso a mover mas rápido,cuando termino, se hecho en la cama exhausto, y yo tenia muy adolorido el ano, pero aun así yo me acosté también en la cama y el me dijo "el condón que te pedí era para esto mismo, era para violar a un amigo" yo me excite de nuevo pero el se paro, yo me puse en la orilla de la cama y miraba lo que hacia mi hermanito, pensaba en lo inocente que era, y ahora estaba el allí, recientemente había violado a su hermano mayor y el tenia un pene mas grande que este. Me había quedado dormido y desperté cuando mi hermano entro con una bolsa de farmacia, el había ido a comprar mas condones, yo me pare de la cama y el entonces se acerco a mi me puso de rodillas, me dijo "has lo tuyo" yo le saque la ropa y me puse a chupar su pene, cuando ya estaba erecto de nuevo, mi hermano me empujo a la cama y el se acostó al lado mio y yo me fije lo peludo que era mi hermano, era mas peludo que yo a esa edad, en esos minutos mi hermano me dijo que lo volvería a disfrutar, esta vez me violo dentro de la cama. Después de eso todos los días en que no están nuestros padres el me viola.

Autor: Anónimo Categoría: Sexo Gay

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Suscripción extraordinaria.

2019-09-14


Anecdótico encuentro sexual con una madura de 60 años muy bien conservada y de generosos pechos. Era una tarde de tiempo lamentable en Valencia, llovía intermitentemente pero hacía un calor del copón. La combinación daba lugar a un ambiente de humedad sofocante y yo iba chorreando de sudor revista en mano. En un punto de la tarde me separé de mi compañera para entrar a un edificio de pocas puertas que tocaría rápidamente. Al momento de cruzar el umbral escuché una voz que gritaba "quieeen?" a lo que le contesté "deme 30 segundos que subo señora" y me dispuse a subir los 3 pisos de escalera hasta que encontré a quien me esperaba. Era una mujer bajita, de unos 60 años por lo que deduje cuando me dijo que estaba jubilada y su marido había fallecido. Pero estaba muy bien conservada, rubia tintada pero con escasas arrugas en la cara pese a no llevar maquillaje y una piel tersa allí donde mirases excepto por leves estrías que la gravedad provocaba en la caída de su pecho, algo normal para tan poderoso pecho. Cuando llegué a su rellano estaba ligeramente inclinada sobre la barandilla de la escalera y dejaba a la vista un canalillo que parecía infinito. Inmediatamente clavó su mirada en mí y yo en ella, me presenté con una sonrisa amplísima que correspondió en seguida y comencé mi propuesta, sorteaba sus intentos de resistirse diciendo que no le interesaba la revista contraatacando con nuevos argumentos y toquecitos de lenguaje corporal que me hiciesen más cercano, mientras tanto ella se iba llevando las manos por el cuello y la clavícula, se acariciaba por encima el pecho haciendo temblar ligeramente sus senos, ahora que se encontraba erguida para escucharme tenía una vista delicios de sus escote pero intentaba no mirarlo para no perder la concentración. Después de un par de bromas y unas sonrisas picaras dijo: "aaayyy si es que me liais, me liais" reconociendo que había sido seducida de comprar la revista y se dio la vuelta para entrar a buscar dinero, en ese momento pude comprobar que el vestido rojo que llevaba era transparente y me fijé en que llevaba unas braguitas negras como de encaje, que no llegaban a ser un tanga pero dejaban a la vista buena parte de las nalgas que aún a su edad estaban respingonas. Con esa imagen me empecé a poner cerdisimo y mientras buscaba el dinero me la imaginé desnuda sobre mí cabalgando con esas poderosas tetas botando hacia todos lados, en esto tuve una erección increíble, cuya visibilidad tardé demasiado en advertir porque cuando salió con el dinero se quedó plantada en el momento de alargarme la mano para darme el dinero, al parecer mi hinchada entre pierna llamó su atención. +Vaya sí que te emociona vender la revista! - mientras señalaba mi pene hinchado Me quedé absolutamente desencajado y avegonzado intenté articular una justificación -sii.. Es que me ha venido una cosa a la cabeza... +me quieres decir que esa erección no tiene nada que ver conmigo? -no! no! Por supuesto que no! -Yo buscaba huir de aquello- +así que no tiene que ver con tus miradas furtivas a mi escote -os he dicho que intentaba no mirarlo- ni a mis bragas y mi culo cuando me he dado la vuelta, que justo enfrente hay un espejo chaval! Que te he visto -y enarboló una sonrisa chulesca-. -eeem de verdad, disculpa que hayas tenido que ver esto... +ah, entiendo, pues que lástima que no sea así, podríamos aprovechar muy bien esa alegría que manifiesta tu cuerpo... - mi cara debió ser un poema por la risa que exclamó- ¿Que te crees que una mujer de mi edad y viuda no se viene arriba con un yogurin como tú que tiene una erección en su puerta? Este giro de la conversación me relajó muchísimo y eso me permitió tomarme la licencis de adoptar una actitud con la que sacar ventaja, me tocaba contraatacar, y fui a destajo -De verdad, te has venido arriba? Porque a mí ya ves como me tienes, y con esto que tengo aquí puede llevarte más arriba si quieres. Me adelanté 2 pasos y me quedé a un palmo de ella, la mano con la que sostenía la revista le quedaba a la altura de mi pene que cada vez se sentía más duro, parecía que me fuese a reventar la bragueta, además llevaba uno de estos boxers elásticos que no ponían ninguna resitencia a mi torrente de músculo tieso. +Pasa. -dijo simplemente tirando de mí. Conforme lo hizo me deshice de la mochila y le eché mano a las tetas mientras la besaba, después de sobarlas bien la llevé a la cocina en bolandas con sus piernas en torno a mi cintura. La puse encima de la mesa y le quité el vestido, ella se desabrochó el sostén con prisa y liberó aquellos poderosos senos que bailaron y se balancearon como si celebraran su libertad. Me lancé con la boca a sus pezones gruesos como botones pero pequeños de areola, la caída era considerable pero tenía una estética muy atractiva, manoseaba un pecho y pelllizcaba un pezón con una mano, mientras con la otra me llevaba a la boca el otro pecho para chuparlo como si me lo tuviera que llevar entre los labios. Comencé a restregar mi bragueta en su entrepierna, miré hacia abajo y la mancha de sus bragas empezaba a humedecer mi pantalón. Lo desabrochó con ansia y me sacó el pene por encima de los calzoncillos. Empezó a masajearme el glande, muy lento, muy suave y cuando el preseminal cubrió la punta empezó a masturbarme con velocidad. Me puse muy cachondo así que le aparté las bragas y le metí 2 dedos de golpe Tenía la vagina chorreando y entré como un cuchillo caliente en mantequilla, la masturbé cada mez más rápido y más rápido. Frotaba con las yemas de los dedos la cavidad superior de la vagina y me hacía punto de apoyo en ellos para deslizar la palma de la mano sobre su clítoris, en movimiento vertical que recorría toda la entrada de su cavidad íntima y a la vez acariciaba su clítoris. Cuando sus piernas se estremecieron y su mano agarró mi pene como si fuera el último elemento que la mantuviera pegada a la tierra, anunciando el 1r orgasmo, la dejé terminar de sacudirse, y le di la vuelta, poniéndola frente a la mesa, le bajé la bragas hasta los tobillos y me bajé los pantalones y los calzoncillos, la agachè un poco, le humedecí un poco más los labios de la vagina con un salibazo que me puse en la palma de la mano, aunque estaba tan chorreante que no habría hecho falta, y la penetré hasta los testículos. Fuí bastante brusco así que se sobresaltó, pero dijo "cómo me gusta así bien duro" así que me sentí con licencia para arremeterle duramente desde el principio. Le agarraba las tetas para sujetarlas mientras la penetraba de punta a punta de mi miembro. Las nalgas le temblaban como un flan y mi testículos en su chocho húmedo chapoteaban con cada arremetida. No paraba de gemir exclamando que quería más y que le encantaba así de duro, me lancé a la piscina y le di un azote, gimio aún más. La metí y la saqué un poco más. Otro azote. Gimió y gritó más. Más penetraciones con la misma dureza. Más gritos. Otro azote. Más gritos. Se inclinó sobre la mesa. Me incliné sobre ella. Otro azote. Más gritos. Unas arremetidas finales. Empieza a contorsionarse. Clava las uñas en la mesea. Siento la eyaculación llegando. Le clavó las uñas en el culo. Nos agitamos más, más y más, y nos corrimos los 2 mezclando nuestros jugos en su chocho que desbordaba dejando caer semen y líquido vaginal, unidos en uno solo, como estaban nuestros cuerpos. Después de recuperar el aliento me separé de ella con cuidado de no mancharme con el flujo derramado, me limpié con papel de cocina y me vestí. Ella hizo lo mismo pero sin ponerse las bragas, dijo que iría a la ducha directamente. Antes de que me marchara me preguntó: +Cada cuánto sale la revista? -Cada mes, pero cada semana organizamos eventos. Si me das tu autorización puedo apuntar tu dirección y venir personalmente a invitarte. +La tienes. Me sonrió y me marché. Espero que os haya gustado y sobre todo excitado, y que si alguien se ha sentido animado incluso se haya masturbado o le haya inspirado una sesión de sexo como lo fue aquella, si leiais en pareja. Un saludo y hasta la próxima. (carlosliruch1@gmail.com)

Autor: Nietzche Categoría: Sexo con Maduras

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Una noche conmigo

2019-09-14


Recibí un correo con éstas palabras escritas: “Una noche contigo”. Aquello me llevó por rumbos que no anticipé… ¿Una noche conmigo? Pensé para mí mientras escribía mis pensamientos ...¿Para azotarme y sodomizarme?... ¿Quizás? ¿Una noche conmigo? ¿Para besarme de la cabeza a los pies? ¿Una noche conmigo? ¿Para que disfrutes del mejor Sexo Oral de tu vida? ¿Acaso me conoces? ¿Quizás sería yo quien tuviera el mejor sexo Oral de mi vida? ¿Podremos descubrirlo? Una noche conmigo te garantiza pasión, morbo y deseo, donde ¡Probarás, disfrutarás y querrás repetir! Una noche conmigo es una noche donde te brindaré el placer que deseas y el que no deseas también, pues dependiendo de la noche que elijas y como me hayas tratado, puedo ser dama, sumisa, puta, esclava, brat o todas las anteriores o simplemente puedo ser quien te tome de la mano para caminar junto a ti y tus peores Demonios como escolta.. Una noche conmigo es mucho desear, es mucho aspirar ¿Podrás complacerme? ¿Podré hacerlo yo? Una noche conmigo ¡Tan sobrado éste tipo! ¿Acaso crees merecerme? ¿Acaso lo merezco yo? Una noche conmigo, te garantiza deshidratación y quemaduras por exceso de fricción ¿Estas dispuesto? Una noche conmigo requiere preparación, cena y postre incluido… ¿Te preparás igual? Una noche conmigo ¿Dices? ¿Acaso crees que te consideraré digno? Porque después de todo no me entregaré a cualquiera ¿Sabes? Una noche conmigo, ¡Eres muy avaricioso querido amigo! una noche conmigo… Ja! Una noche conmigo ¿Acaso cuentas con el grado justo de locura para poder contenerme? ¿Quien te dijo que yo quería ser contenida? Una noche conmigo.. quizás después de todo solo quieras platicar y yo… ¡Yo ya he follado contigo dentro de mi mente sin límites de diez maneras distintas en solo tres segundos! Una noche conmigo… Una noche conmigo… Una noche conmigo… ¡Hazle caso a mis Dioses cuando te piden alejarte! Pero cree aún más en mis Demonios cuando te piden desesperadamente ¡HUIR! Una noche conmigo te llevará de bajada y en picada directo a la locura …¿Aun quieres una noche conmigo?. *Daisy* Escritora por afición, perversa por diversión, rebelde de corazón. (wolf.girl.daisy@gmail.com)

Autor: Daisy Categoría: Confesiones

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5º aniversario (Parte uno)

2019-09-14


¿quién manda a quién? El día que cambiamos los roles. VIERNES Serían las diez de la mañana cuando me descubrí absorto observándote, repasando cada detalle de tu cuerpo, después de tus 35 años y un parto reciente. Tu pelo largo moreno reflejaba la luz del sol simulando mechones más claros, los ojos redondos de color marrón oscuro matizados por esa línea negra que te caracterizaba, los labios carnosos pintados de un granate oscuro pedían ser besados sin descanso, vestías una blusa blanca de botones, y una falda de tubo por encima de las rodillas, medias oscuras y unos zapatos de tacón. Sentada en tu puesto de trabajo con las piernas cruzadas, hablando por teléfono y tecleando el ordenador al mismo tiempo. En ese instante colgaste el teléfono te giraste hacia mi mesa. - Daniel, queda confirmada la reunión del lunes a las 11 con la imprenta - - Daniel!! - Repetiste - Eh claro genial, a ver si conseguimos cerrar el precio para la impresión del nuevo catálogo- conteste intentando disimular mi estado en trance, aunque por tu sonrisa picarona me quedo claro que te habías dado cuenta de mi estado. Gala era mi secretaria además de mi pareja. Empezó a trabajar para mi antes de ser pareja y luego poco a poco nos fuimos enamorando. Trabajábamos en una agencia de publicidad y las cosas empezaban a funcionar bien. Varios clientes fijos que nos aportaban estabilidad y nos permitían hacer campañas para captar nuevos clientes. La verdad es que después del parto, habíamos sido padres hacia 7 meses, nuestra vida había cambiado de manera notable, no teníamos tiempo de ir al cine ni de hacer otras cosas que nos gustaban y el sexo ya no era muy frecuente, sabíamos que los dos queríamos, pero al llegar a casa y después de acostar al niño, no nos quedaban fuerzas para más, nos quedábamos en el sofá disfrutando de nuestra compañía. Era viernes y salimos pronto del trabajo, aprovechamos y nos tomamos un vino en el bar donde siempre almorzabamos, era nuestro momento de paz, tranquilidad, antes de ir a recoger al niño, cogíamos fuerzas para encarar el fin de semana. Justo este sábado era nuestro aniversario y estábamos hablando de salir a cenar algún sitio. - Que te parece si mañana vamos al restaurante que han abierto nuevo en el centro – le propuse. - No – me dijo con un rostro serio – esta vez voy a ser yo quien elija el sitio, y decida que hacemos y donde lo hacemos, tu solo tienes que obedecer lo que yo te diga, y sin posibilidad de réplica. – me quede completamente sorprendido, no sabía que decir, me quede mudo, no había visto esta actitud en ella nuca, pero me gustaba. - Pero … - - He dicho sin posibilidad de réplica- me corto tajante – mañana cambiaremos los papeles y yo seré tu jefa, ya está todo organizado, así que no hay vuelta atrás. - De acuerdo, si es lo que quieres – dije mientras dejaba la copa sobre la mesa. Después de este momento seguimos hablando de otras cosas, hasta acabarnos las copas, pero yo no podía parar de pensar en lo que me había dicho hacia un rato, mañana iba a ser el sumiso de ella, tendría que obedecer todo lo que me dijera, la idea me gustaba y eso se notaba en mi entrepierna. Al acabarnos la segunda copa vimos que era la hora de ir a recoger al niño, nos levantamos y fuimos a pagar, en ese instante ella paso su mano cogiéndome la entrepierna por encima del pantalón - Prepárate para lo que te espera mañana- me susurro al oído. Mi cara de asombro y mi sonrisa picarona le dejo bien claro que sí que estaba preparado. SABADO MAÑANA: Cuando me quise dar cuenta no podía moverme de la cama, tenia los brazos y las piernas completamente abiertos, estaba atado a las cuatro esquinas de la cama, como era verano estaba completamente desnudo, miré alrededor y no vi a Gala. Pero en ese momento se abrió la puerta del baño y salió ella, vestida con conjunto de encaje negro, medias de rejilla, un liguero negro y un body ceñido al cuerpo. – ¿Cómo has hecho esto? - fue mi primera reacción, no podía entender como me había atado a la cama, sin enterarme. Ella me miro a los ojos y con un rostro serio me dijo – no te he dado permiso para hablar – y golpeo la varilla de cuero en su mano. – ¿Ya te lo dije anoche, hoy soy tu ama y vas a obedecer sin replicar, y solo harás lo que yo te ordene, has entendido? – – Sí, pero… - – Si ama y basta – me corto de manera tajante. – Si ama – respondí, sentía una sensación extraña tenía un poco de miedo, pero a la vez estaba muy excitado por saber que iba a hacer conmigo, me ponía muy cachondo esta situación, estaba completamente a su merced. Acto seguido se acercó a mí y con un pañuelo de seda rojo, se dispuso a cubrirme los ojos – hoy vas a explorar todos tus sentidos- me dijo con una sonrisa traviesa antes de atármelo a la cabeza. A partir de entonces no veía nada, mi situación me ponía muy cachondo no podía evitarlo, pero mi pene se estaba hinchando. Empezó a dar vueltas alrededor de la cama, ya que sentía como la vara me iba haciendo caricias por el contorno de mi cuerpo, como si me estuviera dibujando. Sentí que se detuvo enfrente de la cama, imagino que, para tener una gran visión de mi cuerpo, acto seguido empezó a alternar movimientos suaves y lentos con algún azote en la planta de los pies. Eso me gustaba, mi respiración se agitaba suavemente, sabía que aún quedaba mucho. La vara empezó a subir por las piernas continuando con el mismo movimiento de caricias y azotes, hasta que llego al escroto, los movimientos se volvieron más bruscos, y a su vez mas placenteros, jugaba con mis huevos con su vara, sentía un cosquilleo maravilloso hasta que en un instante me azoto muy suavemente, pero aun así mi cuerpo se contrajo. – La palabra mágica es poder, y solo la podrás decir cuando quieras que pare, ¿has entendido? – – Si – y recibí un azote más fuerte sobre el muslo derecho – Si que? – – Si ama – corregí, me estaba poniendo muy cachondo y casi no me había tocado. Siguió deslizando la vara sobre mi cuerpo esta vez un poco más abajo sobre mi ano, eso me encantaba, los golpecitos ahí me ponían más cachondo, mi pene ya no podía crecer más. Se detuvo en ese lugar un poco rato, - luego ya indagaremos más por aquí- comento con voz suave, fue subiendo la punta de la vara de cuero, por mi abdomen, hasta los pezones, deslizo la punta en círculos sobre ellos, primero uno, y sin levantar la punta de mi cuerpo, continuo con el otro. Mis pezones estaban bien duros era maravillosa esa sensación. Me mordía los labios mientras mi respiración aumentaba al sentir que la vara llegaba a mi cuello que ascendía hasta el mentón pasaba por mis labios, y se movía hace las orejas, me estaban entrando muchas cosquillas, pero no podía moverme, pero de repente todo paro. Llevaba 10 segundos sin notar nada, no veía lo que pasaba, no sabía que estaba haciendo, y que es lo que me iba a hacer, me estaba comiendo la impaciencia. Hasta que de pronto sentí algo húmedo en el costado derecho, no me dio tiempo a reconocer con que lo había hecho. Fue muy rápido, de repente en el otro costado la misma sensación, no sabía si era su lengua o algo húmedo, o yo que sé. Pero siguió por el gemelo, los dedos de los pies, el muslo, el antebrazo, los codos, el brazo, el sobaco, no sabía que era, hasta que llego al cuello y ahí lo averigüe porque se entretuvo más de la cuenta, ella sabe que me gusta que me besen el cuello, subió hasta mis labios y me beso, estuvimos un buen rato besándonos, pero después de eso la misma incertidumbre que antes. No notaba nada, no sabía dónde estaba. La sensación que recorrió mi cuerpo al sentir su lengua húmeda por debajo de mis huevos, fue lo primero que sentí, luego un vaivén entre el ano y mis huevos. Llegado el momento se para sobre el ano, saca su lengua al máximo, aprieta, se detiene, vuelve al ataque, noto como mi ano se abre, para, su lengua por alrededor del ano soltando mucha saliva, noto como su dedo se apoya sobre el borde, como recoge la saliva, se lo mete en la boca ya que al volver a sentirlo lo noto muy húmedo. Deja el dedo en la entrada del ano, y aprieta, mientras su lengua se entretiene en la base del pene, en los huevos y la zona del perineo. Siento como su dedo entra dentro de mí, despacito, suavemente mi clímax está llegando de nuevo a su máximo punto. Deja de chuparme la polla, se centra en el escroto. Tiene un par de dedos dentro de mí, en su boca mis huevos, no puedo más, quiero que me coja la polla y se la meta hasta el fondo. Pero para mi sorpresa me dice: - Ya está bien por ahora, luego seguiremos – - Si mi ama – no me lo podía creer, estaba a punto de llegar al final. En parte lo prefería. - Pues prepárate- una vez dijo esto volví a la sensación de no saber dónde está, hasta que sentí que la cama se hundía cerca de mi cabeza, y notaba que algo me pasaba al otro lado. Al segundo entendí todo. Estaba sentada sobre mí, tenía sus labios pegados a mi cara. Me cogió la cabeza y empezó a apretarme contra ella, saqué mi lengua como pude, empecé a chupar, mi lengua entraba hasta lo más profundo que podía, movía mi cabeza de arriba abajo sin piedad, a su entera disposición para darse placer. Mi cabeza de nuevo apoyada sobre la almohada ahora era ella la que hacia el vaivén, yendo desde el clítoris hasta el ano, apretando su cuerpo contra mi cara al máximo tanto que mi nariz rozaba su clítoris, sintiendo como su coño se humedecía cada vez más. Los ritmos iban cambiando de rápido a despacio, y volvían a empezar. Se detuvo con su ano justo en mi lengua. - Lame todo, no pares – - Si ama – mi lengua recorría cada milímetro que estaba a mi alcance, la punta hacia presión justo en el centro de su agujero como intentando entrar, hasta que ella forzó su cuerpo hacia abajo e hizo que entrara un poquito, su respiración se entrecorto, soltando un pequeño gemido. Siguió con los movimientos alternos hacia delante y hacia atrás, sin pausa acelerando el ritmo, cada vez que llegaba mi lengua a su clítoris apretaba más su cuerpo contra mi cabeza. Al cabo de unos minutos empecé a notar como mi boca se llenaba de jugos, estaba llegando al clímax, sentía su piel erizarse, sus manos apretaban mis brazos con fuerza, su respiración estaba muy alterada, cada vez notaba como sus piernas se querían cerrar pero mi cabeza lo impedía, quedando atrapada entre sus piernas, seguía lamiendo, se había quedado quieta en la posición la cual mi lengua llegaba a lamer todos los labios y la entrada de su vagina, así que jugaba con lo que podía y con el espacio que me dejaba, alternaba movimientos rápido y lentos, profundos y superficiales. Hasta que al final llegó. Sus manos apretaron mi cabeza contra su cuerpo, estalló un gemido con rabia y fuerza, y empezaron a temblar sus piernas, a los pocos segundos un rio de flujo surcaba mi mejilla pasando por el cuello y llegando hasta la almohada. No había cosa que me hiciera más feliz que ver a mi mujer disfrutar de aquella manera. En ese momento podíamos haber terminado y estaría completamente satisfecho, pero ella no, ella aun no estaba satisfecha del todo, ella quería que yo también disfrutara al máximo. Así que una vez recupero el aliento se deslizo suavemente hacia abajo, cogió mi pene, que estaba un poco flojo, y se lo metió entero en la boca, yo no podía hacer nada seguía atado, y sin ver, la sensación fue brutal, ya que no sabía lo que iba a hacer. Sin darse cuenta ya estaba al máximo otra vez, pero ella no paro, seguía jugando con su lengua, y con sus manos, la izquierda estaba cogiendo los huevos y masajeándolos, el placer era muy intenso, me encantaba y la derecha acompañaba a la boca. A los pocos minutos estaba ya a punto de correrme, y le dije- Ama si sigues así, me voy a correr- mis palabras salían entrecortadas, no podía hablar claramente, estaba disfrutando al máximo. - Calla, nadie te ha dado permiso para hablar, pero si lo tienes para correrte- - Gracias ama – A los pocos segundos mis piernas se estiraban al máximo mis pies apuntaban hacia la pared, y mi espalda se arqueaba, llegaba mi momento, lo que más me sorprendía es que ella no se quitaba, lo cual no era usual en ella, nunca lo hacía así, pero me encantaba, siempre quería acabar así, no podía mas, se bloqueó el aire en mi garganta para soltarlo todo en una expiración larga, no me lo podía creer, que sensación tan placentera, la sensación de que sigan jugando con tu glande en el momento y después de la explosión de placer. Seguía y no podía soportarlo estaba muy sensible, me movía de lado a lado de la cama, hasta que ella se separó y me dijo. - Espero que hayas disfrutado porque esto es solo el comienzo del día – - Como nunca ama – Nos quedamos unos minutos los dos tumbados en la cama mirándonos fijamente, nos besábamos y sonreíamos, acabábamos de pasar un rato maravilloso. Me vi obligado a interrumpir este momento ya que seguía atado. - Me puedes desatar y seguimos así un rato más - - Si, pero nos levantamos y vamos a coger fuerzas porque nos espera un día intenso – me dijo mientras me desataba los pies, - Estoy dispuesto a todo – conteste con una sonrisa de oreja a oreja. – creo que nunca había disfrutado así – Nos levantamos los dos, nos metimos en la ducha no podíamos parar de besarnos. Estábamos como jóvenes recién enamorados, nos enjabonamos mutuamente, jugamos con el agua, nos reíamos, nos salpicábamos cuando el agua estaba fría, y al final conseguimos ducharnos, fue maravilloso. Una vez ya vestidos y en la cocina preparamos el desayuno y como era sábado, tocaba comer bien, tostadas, jamón, huevo… todo lo que nos apeteciera, y además había que coger fuerzas porque ya habíamos hecho bastante ejercicio. Cuando acabamos empecé a fregar y ella me cogió por la cintura y me beso el cuello, me gire y nos fundimos en un beso apasionado, el corazón se me salía del pecho, sentía algo que parecía que hacía años estaba apagado, esa pasión, esa intriga por saber que me esperaba el resto del día. Pero no podía hacer que el reloj corriera más deprisa, así que solo me quedaba disfrutar de la compañía hasta que llegara el momento.

Autor: Sounka Categoría: Heterosexual

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Mi Diario - Mi primera vez

2019-09-14


La primera vez siempre es la mas recordada.... Antes que nada les quiero decir que yo sabia relatos aquí, pero perdí mi cuenta si que empezare de nuevo Recuerdo que era viernes, como cualquier otro viernes se pintaba aburrido, los planes de siempre, salir con los compañeros de clase, ir a uno de los conjuntos residenciales en donde uno de ellos vivía. ¡Que aburrido! les dije que me sentía mal que me iría a casa, (En realidad no me apetecía ir con ellos) Me fui para el parque que estaba en frente del colegio eran como las 2:00 p.m. Era una tarde muy calurosa el comercio estaba cerrado, y no se veía un alma por allí. De pronto vi una camioneta negra con vidrios oscuros. Empezó a tocar el claxón, pero no había nadie yo era el único que estaba sentado en el parque, entonces el vidrio del piloto se bajó y salió una mano que me hacía señas de que me acercara, me pare y fui un tanto desconfiado hacia la camioneta, entonces vi a un chico de unos 23 años con gafas oscuras y muy deportivo, me pregunto qué porque estaba por ahí solo, y yo le respondí - Es que aquí en esta ciudad nunca pasa nada de nada, todos los días la misma vaina; el chico me miro por encima de las gafas oscuras y se echó a reír -Con que nunca pasa nada en esta ciudad no? ,y te gustaría que pasara algo diferente?. Yo lo mire con intriga y le dije -Y a usted no?, entonces sonrió y me dijo - Camine pues le doy una vuelta para que vea que en esta ciudad pasan cosas muy interesantes, solo que la gente aburrida no se da cuenta. Yo me reí y le dije que yo no me montaba a carros de desconocidos que no me creyera pendejo, -¡Relájate pues! yo me llamo thomas y vivo en el peñón. -Suerte que le vaya bien, ya me tengo que ir, Thomas se cago de la risa - Le da miedo subirse a un carro desconocido porque lo regañan los papitos jajaja. -¡Oigan a mi tío a mí no me da miedo nada mijo! me subí a la camioneta, tenía el aire acondicionado encendido -!Apenas para ese calor¡ -¿Y cuántos años tiene él bebe…? jajajaja. . Thomas parecía agradable tenía el cuerpo marcado se notaba que hacia ejercicio. La tentación hecha persona era thomas Me subo con él a su camioneta llegamos a su casa y comenzó a mirarme fijamente a los ojos, me senti un poco intimidado pero muy excitado, su instinto fue besarme, y yo acepte el beso. Nos besamos po run buen rato, el me tomo por la cintura y me pego a él, allí sentí como su miembro estaba muy duro. No aguante más y por instinto me baje a chuparle la verga, cuando baje su short y boxer, esta verga salió disparada, estaba muy dura mediría unos 19 cm algo gruesa y se le marcaban algunas venas, era una hermosa verga, torpemente me la metí en la boca pero casi no me cabía, Thomas me decía que despacio, que la disfrutara y abriera bien la boca, poco a poco fui chupando aquella vergota, ya me había entrado la mitad. Thomas me agarro de mis brazos y me dio la vuelta, bajo mi short y escuche como escupía su mano. Me paso la mano entre las nalgas y comenzó a frotar su miembro entre ella. Derepente siento como va entrando aquella verga dentro de mi. Me dolía pero a la vez no quería que parara. Me fue abriendo poco a poco, es un dolor que jamas habla Sentido, Pero también era un placer que no había experimentado, cuando la sentí toda adentro. Thomas se detuvo aproximadamente un minuto luego poco a poco comenzó un vaivén, sentía como sus bolas golpeaban a mis nalgas y ese sonido particular de los huevos golpeando las nalgas, me encantaba se sentía un placer exorbitante, yo estaba tan caliente que me vine sin siquiera tocarme, cuando Thomas se percato de que me había venido, aumento su mete y saca, y lo escuche gemir muy duro, como todo un semental y sentí como bombeaba mi cubito de leche.

Autor: Chico Categoría: Sexo Gay

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Cómo me follé a Jesús

2019-09-14


Tras dos años sin verle, descubrí que se había puesto en forma y que compartía mi fetiche, me ponía muy cachonda, él era muy tímido pero con mis armas de mujer y gracias a mi mente pervertida pude acabar llevándomelo a mi dormitorio. Mi nombre es Sandra, tengo 32 años y soy una chica guapisima, de pelo pelirrojo, delgadita (casi 90-60-90) y a la que le encanta el sexo. Al salir de la ducha miré por la ventana, me esperaba a las 19 de la tarde una cita pasada por agua con Jesús, para vestirme me puse un suéter rosa, una faldita negra, unos leggings negros y unas botas de agua hunter brillantes y de color rosa, y empecé a maquillarme. Al llegar al lugar de la cita vi a Jesús, nos dimos dos besos y un abrazo y me llamaron la atención varias cosas acerca de él: 1. Se habia puesto más fuerte por el gimnasio, sentía unas ingentes ganas de acariciar su cuerpo. 2. Antaño tenía poco pelo, pero a dia de hoy habia perdido algo más, ahora estaba rapado al cero, me recordaba al protagonista de la pelicula "Transporter", muy sexy. 3. Llevaba unas botas katiuskas hunter de color negro brillante, me quedé muy rallada, porque nunca habia visto a un chico con unas botas de esas, pero me transmitía personalidad y sobre todo que le importaba tres narices lo que los demás pensasen, ole por él. Al verlo me di cuenta de que me gustaba más que antes, entramos al bar y antes de sentarnos pudimos elegir entre unas mesas con sillas o un sofá, elegí el sofá, que me parecía mejor para una cita. Vino el camarero, yo pedí un té verde, él estaba dubitativo, pero al final acabó pidiendo un té verde también (creo que por copiarme), mejor, puesto que yo soy nutricionista y sé perfectamente que entre las bondades del té verde está el aumento de la libido, su polla va a acabar en mi coño. Tras hablar durante un rato de asuntos banales, me fijé en que cruzó su pierna izquierda, le acaricié su bota izquierda para que sintiera mi mano, pude observar que se puso colorado y rapidamente puso el pie en el suelo de nuevo, asi que aproveché para acercarme a él y rozar nuestras botas mientras le cogía del brazo para ponerle nervioso, se puso como un tomate. Pensé: "vaya, debe de ser muy tímido", y me dispuse a averiguarlo, era hora de sacar la artilleria pesada, le dije que me fijé en él desde que le conocí y que me gustaba mucho, nos besamos y acariciamos durante varios minutos. Al rato dejamos el bar y fuimos directos a mi casa, una vez en el dormitorio, nos desnudamos y pasamos a la acción: En primer lugar me tumbé en la cama de espaldas y le permití calzarse sus botas de agua, ya que seguramente le ponian cachondo y se masturbara con ellas como hacía yo a veces, luego una vez se ganara el derecho, yo me pondría las mías, primero empezó besándome los pies, posteriormente empezó a besarme las piernas y la barriga hasta que llegó a mis tetas y se tiró magreandolas y besandolas un buen rato, recuerdo que según subía hacía mis pechos, las cosquillas de sus besos y su barba de dos días me hacían cosquillas y me acababan cortando la respiración del gustito que daba, luego me tocó a mi acariciarle la espalda, sus definidos pectorales e incluso sus testículos, también aproveché y me calcé mis botas de agua rosas antes de acabar probando el tronco de su polla y lamiendo y acariciando uno de sus tesoros más preciados: su glande, su polla estaba palpitante de lo cachondo que estaba hasta que se acabó corriendo encima de mis botas, incluso sin haber pasado por mi coño, me parecía una ofensa hacia mi persona, asi que le até como a un perrito y le obligué a lamer su propio semen para dejar mis katiuskas impolutas, al rato parece que ya estaba listo para otra sesión. Me senté en el borde de la cama y a él, como buen perrito que era, le ofrecí mis botas, me las quitó, las olió y aprovechó para lamerlas y para pasarlas por su polla, luego me las puso de nuevo; me tumbé en la cama e introdujo un dedo en mi sexo mientras lo lamía con la lengua, empecé a gemir lentamente hasta que los gemidos fueron a más, instantes después se tumbó en la cama de espaldas y señalo su polla erecta, supongo que para montarme encima, resulta que mi inocente perrito tenía capacidad para tomar buenas decisiones, empecé a hacer movimientos con la pelvis hacia los lados, hacia arriba y abajo, hasta que ambos compartimos el mismo orgasmo, al final resulta que Jesús no era tan infantil como esperaba.

Autor: Canaan Categoría: Fetichismo

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Mi marido me hizo puta de mi padre 3

2019-09-14


Sigo contando mi primera vez como la puta de mi padre, entrega ideada por mi pervertido y amado marido. 100% real. 1era parte: https://relatoeroticosintabu.xyz/relato.php?id=790 2da parte: https://relatoeroticosintabu.xyz/relato.php?id=824 La noche que les estoy contando ha sido una de mis experiencias más calientes, gocé muchísimo mi primera vez como la puta de mi papito, luego disfrutamos enormemente con mi marido cuando le conté minuciosamente todos los detalles. Espero luego contarles otras salvajes cogidas de mi padre, sé que lo hice muy feliz y sólo espero que vuelva pronto para que sigamos con nuestra calentura, por ahora me conformo con sus cochinas llamadas por telefono. Sigamos entonces, ya estoy hirviendo de solo recordar ese día... Después del sabroso atraque inicial que me llevó a correrme en la boca de Miguel... le dije que yo también queria chupar, entonces mi papá se paró y se bajó raudamente su pantalón, yo inmediatamente me hinqué y tomé con mis manos su hermosa y larga y gruesa vergota. Empecé a lamerla con hambre desde sus coquitos hasta su cabeza, mi calentura seguía aumentando y más se aceleró cuando me dijo "mámala hija como tu sabes hacerlo" "se nota que has mamado muchas", "sí he mamado muchas vergas pero ninguta tan sabroza como la tuya papito" le contesté. Mientras yo mamaba su pico con frenesí mi papito me sacaba a tirones mi vestido y me decía "eres más caliente y puta que tu mamá", eso me prendió mas todavía. Hincada, sólo con mis colalles, mis medias y mis zapatos me sentía más puta que nunca. Realmente mi padre me estaba follando por la boca...¡que ricoooo!. "Hágame una paja rusa" me ordenó y yo a punto de estallar de nuevo puse su miembro entre mis hinchadísimas tetas y lo masturbé un largo rato, "eso puta, asi sigue" me decía con una voz que sonaba a perversión... "saliste más puta que tu madre". De pronto me dijo "abre bien la boca putona", yo me imagine que me haría tragarme sus mocos, casi me corro nuevaamente pero me contuve, la noche recién comenzaba, la cena estaba intacta y yo no quería parar de atender a mi padre como una verdadera profesional. Abrí lo más que pude mi boca y mi papito soltó el primer chorro de su orina, luego me mearía entera. No era la primera vez que un macho me meaba pero esta vez era mi padre y eso me puso a mil. "Tómatelo todo" "trágatelo maraca" me ordenaba y yo disfrutaba como una cualquiera. "Meeme toda Miguel" "soy su puta" "hágame lo que quiera"... Mi padre se sacó toda su ropa y me hizo sentar sobre su pichula... yo necesitaba tenerla ensartada pero no me la metió, me dijo "refriegate con la verga putona" qué rico... ahi no aguanté más y me vine nuevamente. Que delicia, mi padre bajó la intensidad y empezó a besarme lentamente y a chuparme las tetas mientras uno de sus dedos entraba en mi culo. "Que rico tienes el chico"... "vas a ver como te lo rompo" "tu marido se va a dar cuenta que te rompieron el culo"... yo entre gemidos le decía "si papito rómpame el culo" "quiero que mi marido vea que me rompieron el chico" "hágame gritar de dolor con su enorme pico" "metámelo fuerte"... Miguel me puso en cuatro en el sofa, me bajó el colalles, a mi tener el calzón a media pierna me exitaba mucho, le paré bien el culito... mi papa me chupó harto el ollito y me lo escupió varias veces. Con mis manos me separaba mis nalgas invitándolo a clavarme su pichulón... no se demoró, me puso la cabeza y de un fuerte empujón me metió la mitad... grité de dolor y placer, agarrándome con fuerza de las caderas me mando el segundo empujón, me lo clavó todo... el dolor era inmenso...pero el placer también. Llorando le gritaba "dame duro" "así pónmelo todo" "métame los cocos". Mi papá no paraba, nunca me habián culeado asi tan salvajemente... aceleró y me anunció que me iba a llenar el chico de leche. Acabamos juntos, fue brutalmente rico, sentí que mi orgasmo partía desde mi ano hasta mi chocho. Nuestros cuerpos se derrumbaron en el sillón... me pidió que le lamiera el pico, nunca habia chupado un pico con restos de mi caca... fue muy calentón y cumplí a cabalidad mi tarea... luego nos besamos largo rato y nos sentamos a la mesa desnudos a comer las exquisiteces que le había preparado brindando por nuestra lujuria. "Eres la puta más caliente con la que estado" me dijo mientras me besaba, yo le contesté "y usted es el más macho de todos los hombres con los que he puteado". (continuará... estoy demasiado caliente para seguir escribiendo, estoy solita en casa por lo que tendré que meterme un pepino)

Autor: Karlardiente69 Categoría: Incesto

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Mi marido me hizo puta de mi padre 2

2019-09-14


Sigue mi historia con mi padre y cada minuto que pasa soy más su puta caliente... Les recomiendo leer antes la primera parte, les dejo el enlace: https://relatoeroticosintabu.xyz/relato.php?id=790 Continúo la historia de como mi marido me convencíó de ser la puta de mi viejo padre. Yo ya habia jugado a calentar a mi viejo y en ese juego me fui poniendo a mil, deseaba que mi marido me diera ya la orden de abrirle mis piernas a mi papito. Y la orden llegó... mi marido me dijo inventaría un viaje de trabajo, nos dejaría solos toda la noche del viernes para que me lo comiera completito. Como le gustaba decidir los detalles, mi marido eligió mi vestimenta para la ocasión, me vestí como toda una puta, mi vestido negro más transparente y un colalles rojo, arriba sin sujetador para que se notarán claramente mis tetas y mis pesones, usé un descarado escote, mis piernas cubiertas con una medias caladas y zapatos rojos con taco alto. Preparé una romantica cena, con velas incluidas, y me fui a vestir... mi padre imaginando lo que vendría se paseba como un macho en celo... aparecí en el comedor completamente mojada, mis tetas querián escapar del vestido. "Te gusta como me veo Miguel" nunca lo había llamado por su nombre... te ves espectacular hija mía me dijo... "me vestí para ti papito". Yo notaba su verga parada, no pude evitar fijar mi vista en el tremendo bulto que sobresalía de su pantalón. Mi papá se acerco nervioso, me tomó de las caderas y me acercó con fuerza a su cuerpo... yo me apreté a el y le ofrecí mi boca. Nos besamos como dos quinceañeros y ahí iniciamos la noche más caliente de mi vida... mientras mnuestras lenguas se entrelazaban yo no podia contener mis gemidos, mi padre rápidamente deslizó una de sus manos bajo mi vestido y manoseo primero mi culo con fuerza y lujuria. Su otra mano liberó mis tetas del vestido, se sento en el brazo del sofa para que su boca quedara justo delante de mis duros pesones... yo hervía de placer y entre gemidos cada vez más fuertes le decía "hazme tu puta papito", "hazme gozar como a mi mamá" "me tienes caliente Miguel". Cada frase mia y mis contorsiones aumentaban la calentura de Miguel. Mi papá me chupaba las tetas y me mordía los pezones como un salvaje. Una de sus manos seguia jugando con mi culo y la otra se dedico a mi choro que a esas alturas chorreaba mis juguitos sin parar, sentía mis piernas mojadísimas. Miguel no paraba de tocarme como poseido... metió varios dedos en mi chocho y yo sentí que venía mi primer orgasmo y le dije entre gemidos "papito me voy a correr"... Miguel se detuvo y me dijo "aguanta hijita quiero que te vengas en mi boca" con esa frase casi estallé. Mi papá me tumbó en el sofa, abrió mis piernas, se hincó y me ordenó..."córrase el calzón"... "Te voy a chupar el sapo como nunca te lo han chupado putita"... yo ya estaba mareada de caliente, me corrí el collales y sentí que me penetraba con su aspera lengua. Grité de placer, le abrí lo más que pude mis piernas, le aggrré con fuerza su cabeza y me vine dejando escapar un chorro que mi padre desesperadamente bebía... "Quiero ser tu puta papito", "quiero que seas mi macho" "así" asííí". Mi orgasmo fue uno de los más exitantes que he tenido hasta ahora... Miguel me decía "que rico son tus jugos putona, quiero más...". Yo lo detuve y le dije "yo también quiero chupar". Mi papá se paró y se bajó sus pantalones, yo me hinqué y tomé con mis manos su hermosa y grande vergota. Empecé a lamerla desde sus coqitos hasta su cabeza, mi calentura iba en aumento y más se aceleró cunado me dijo "mamala hija como tu sabes hacerlo" "se nota que has mamado muchas", "sí he mamado muchas vergas pero ninguta tan sabroza como la tuya papito" le contesté. Mientras yo mamaba su pico con frenesí mi papito me sacaba a tirones mi vestido y me decía "eres más caliente y puta que tu mamá", eso me prendió mas todavía. Hincada, sólo con mis colalles, mis medias y mis zapatos me sentía más puta que nunca. Realmente mi padre me estaba follando por la boca...¡que ricoooo!. "Hágame una paja rusa" me ordenó y yo a punto de estallar de nuevo puse su miembro entre mis hinchadísimas tetas y lo masturbé... La noche recién comenzaba, la cena estaba intacta y yo atendía a mi padre como una profesional... (continuará)

Autor: Karlardiente69 Categoría: Incesto

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El Cineasta

2019-09-14


Un excéntrico director de cine rodará una película con una madre y un hijo actores, llevándolos al límite. —Entonces…¿no se considera usted un provocador? —insistió la periodista. —En absoluto, soy simplemente un ser libre. Alguien que no está dispuesto a dejarse coartar por ningún productor, ejecutivo u opinión pública —respondió el director de cine, algo hastiado por responder siempre las mismas preguntas. —Sin embargo, ha recibido usted, probablemente, las críticas más duras que recuerdo en alguna de sus películas. —Sí, también las mayores alabanzas. Desgraciadamente España sigue siendo el país laico más católico que conozco. —En su trabajo Inadaptados, mostró escenas sexuales explícitas en la que los protagonistas eran niños de no más de trece años. —Efectivamente —fue lo único que añadió el director. —Mucha gente lo vería, incluso lo vio, como una provocación innecesaria. —Claro, innecesaria teniendo en cuenta que la película habla sobre los sentimientos de los preadolescentes. Quizás esa gente descubrió su sexualidad a los veinte, pero yo no me lo creo. Los mismos que me critican seguramente alaban a G. R. R. Martin y sus libros donde, por ejemplo, se abusa de menores de edad. La periodista acarició el micrófono, nerviosa, tragó saliva, miró a su alrededor y volvió a la carga. Ese día el estudio de radio estaba a rebosar, pero nadie se atrevió a intervenir. —No son pocos los problemas que ha tenido usted con la censura. —Tampoco los premios recibidos —se defendió él—. Soy el primer español en ganar la Palma de Oro desde Viridiana, pero ya sabe, nadie es profeta en su tierra. Alfonso Márquez se acarició su cana perilla, puso los ojos en blanco, visiblemente. Haciendo saber a la entrevistadora su desagrado. —Siento si la entrevista no está siendo de su agrado —contraatacó la experimentada periodista Ana Blanco. —No por lo impertinente, que lo es, sino porque me aburre, sinceramente. Si lo que la gente espera de mí es una disculpa por mi trabajo, no la van a encontrar. Muchos son los que me critican, pero en la época de Netflix y la HBO soy de los pocos que llena las salas de cine. De los pocos que hace un cine sincero, del que te llevas a casa. —A veces te lo llevas a casa para no dormir —increpó Ana Blanco. —Mejor una noche de insomnio pensando en algo interesante que un profundo y vacío sueño. La periodista suspiró, hizo un gesto a sonido para que prepararan la melodía previa a la publicidad y despidió la entrevista: —Muchas gracias por su tiempo Alfonso, le deseo que siga cosechando éxitos de taquilla. Antes de irnos, ¿algún proyecto nuevo? —Una historia sencilla, contada mil veces. La relación pasional entre un alumno y su maestra. La actriz Cayetana Bailén era un valor seguro. Una actriz de cuarenta años con las tablas de toda una veterana. Elegía bien los guiones, y estaba dispuesta a todo siempre y cuando estuviera justificado. Nada de líneas rojas como las grandes divas de Hollywood: que si no hago desnudos, que si no enseño las piernas, que si debo tener tantos minutos de pantalla…Era una auténtica profesional. A ella no le importaba mostrar su cuerpo si era necesario, pero jamás lo habría hecho gratuitamente, por vender carne por carne. Eran poco más de las ocho de la mañana cuando sonó su móvil. —¿Sí? —¿Cayetana? —Sí, soy yo, ¿con quién hablo? —Soy Alfonso Márquez. A la actriz le dio un vuelo el corazón, la fama de difícil del director era tan conocida como su genialidad, y nunca habían trabajado juntos. —¿Me sitúas? ¿Sabes quién soy? —Sí, sí claro, por supuesto —respondió nerviosa. —¿Te pillo en un buen momento? —Sí, sí claro. —Pues al grano, estoy preparando nueva película y te necesito. Me han informado de tu caché y me parece razonable. Si te apetece te envío el guion a la dirección que me digas y le echas un vistazo, pero te advierto que el tiempo apremia, necesito una respuesta esta semana y empezaríamos a rodar en un mes. —¡Claro! Sabes que me encantaría trabajar contigo, Alfonso… —Bueno, bueno, yo no sé nada. Te envío el guion y te llamo en un par de días. ¿De acuerdo? —De acuerdo —contestó, ahora sí, con voz firme la actriz. —Ciao. El actor Antonio Cuminal era hijo de artistas, de dos grandes actores. Aunque nunca estuvieron juntos él mantenía una buena relación con ambos, especialmente con la madre con la que se había criado. Empezó en la actuación con tan solo ocho años, y desde entonces su carrera había sido fulgurante. Siempre bien aconsejado por sus padres y representante. A los dieciocho años le apetecía cine, un poco cansado de participar en series en los últimos tiempos. Al llegar del gimnasio vio que tenía una perdida en el móvil y decidió devolver la llamada: —¿Dígame? —Hola, buenos días, soy Toni Cuminal, tengo una llamada de este número. —Sí, soy Alfonso Márquez. El joven muchacho se quedó paralizado, ni en sus mejores sueños se imaginaba una llamada del director. —Encantado de saludarle señor… —Mira —le interrumpió el cineasta—. Los que me conocen saben que no me gusta perder el tiempo así que te lo diré rápido y tendrás que pensar rápido. En un mes empiezo mi nueva película, va sobre un adolescente que mantiene un tórrido romance con su profesora. Una especie de El Graduado pero con interés. Te quiero para interpretar al chico. —¿En un mes? —Eso he dicho, sí —respondió Alfonso con paciencia. —¿Y sería el protagonista? —Junto a la maestra, sí. —¿Puedo preguntarle quién más está en el proyecto? —Aún no está concretado. El tema es que no tengo tiempo. Ni siquiera para que leas el guion. Te mandaré un contrato esta misma tarde que deberás devolverme firmado. ¿Me entiendes? Deberás confiar en mí. —No necesito pensarlo, la respuesta es sí —contestó en un alarde de arrojo el chico. —Bien. Una cosa más, es muy importante que te leas el contrato con detenimiento, especialmente la parte de la confidencialidad. Cuando yo escribo en un papel legal que no puedes hablar del proyecto con nadie, debes saber que me lo tomo muy en serio. —Sí, claro, sí, por supuesto señor Márquez. —Eso es todo, el mensajero llegará en unas horas. Tal y como había anunciado el mensajero llegó horas después. El contrato era, sin duda, el acuerdo legal más draconiano que aquellos jóvenes ojos habían leído jamás. No podía hablar con nadie, penalizaciones por negarse a hacer tal o cual cosa, penalizaciones por abandonar el proyecto. Básicamente convertían al actor en un esclavo. Con todo eso Toni lo firmó igualmente. Sin consejo de su representante. En un auténtico salto al vacío. La aventura, aquella secreta película, comenzaría en tan solo cuatro semanas. La presentación Se citó a actores y equipo el uno de junio a las diez de la mañana. Los decorados llevaban tiempo preparados en la sierra a las afueras de Madrid. Aunque la película simulaba transcurrir en la capital, el director los quería a todos aislados, lejos del ruido de la urbe. Hizo instalar también inhibidores de señal para que nadie tuviera acceso ni a internet ni siquiera a la red telefónica. Alfonso Márquez era así, un extraño, malcarado y perturbado genio. El primer coche en llegar, después de las furgonetas de técnicos y material, fue el de Antonio. Salió maravillado del vehículo, contemplando aquella perfecta recreación de dos calles y un colegio donde iba a transcurrir casi toda la película. Al momento llegó Alfonso Márquez, sonriendo. —¿Qué te parece, muchacho? —Alucinante. —Esto es cine de verdad, no esa basura juvenil que estás acostumbrado a hacer. ¿Estás preparado? —Lo estoy. —¿Leíste por fin el guion que te mandé hace una semana? —Sí, me pareció magnífico. Sutil a veces, directo otras, con diálogos geniales… —Bueno, bueno. ¿Qué me dices de las escenas sexuales? ¿Te ves con corazón de hacerlas? —Por supuesto, no es mi primera vez. Creo que me sentiré cómodo. Márquez sonrió de nuevo. Los miembros del equipo habían improvisado una mesa de café y donuts al aire libre y hablaban todos entre sí. Fue llegando el resto del elenco, actores secundarios sobre todo. Todos conversaban de manera desenfadada. Ansiosos por ver quién interpretaría a la profesora. No se hizo esperar mucho más, finalmente llegó el coche negro que llevaba a la gran Cayetana Bailén en su interior. Cuando salió del interior del vehículo la gente se alegró de ver su rostro, posiblemente una de las mejores actrices españoles de todos los tiempos a pesar de tener solo cuarenta años. Se quedaron todos prendados también de su belleza y su cara amable. Llevaba puesto un vestido blanco, ligeramente escotado y terminado en las rodillas, elegante, como siempre. Sus tacones de aguja le torneaban aún más sus piernas. Parecían todos encantados con el casting, todos excepto uno. —¿Mamá? —exclamó Toni Cuminal al verla. —¿Hijo? ¡No me digas que tienes un papel en la película! —Claro, interpreto a Bosco…pero…¿tú? La cara de ambos fue de auténtico terror, atando cabos al momento. —Exacto, ella será tu profesora y amante, querido —informó el director satisfecho por su treta. El silencio lo invadió todo. Tan solo los pájaros osaron emitir algún ruido. La actriz, se dirigió a Márquez, le agarró del brazo y le susurró: —¿Qué demonios es esto? ¿Te has vuelto loco? —Uy, querida, que pronto me tuteas. ¿Ocurre algo? —Es mi hijo…y lo sabes. —No, yo no sé nada. Yo solo sé de cine y de actores. Y eso es lo que sois, actores. M-i-s actores. ¿Acaso alguien que interprete a un homosexual tiene que serlo? Fue el hijo el que intervino ahora: —Esto es una locura, tendría que habérmelo dicho. —¡Basta! Este es un trabajo por el que vives y mueres o no vale la pena. A partir de hoy no sois madre e hijo, sois Bosco y Abigaíl, punto. No quiero discutir estupideces, creía vérmelas con profesionales. Que os lleven a vuestros camerinos, poneros al día y a trabajar. El rodaje Madre e hijo no hablaron en todo el día. El resto del equipo también estaba casi en silencio, comentando solo lo imprescindible. Al día siguiente empezaba el rodaje y el ambiente no podía estar más enrarecido. Márquez le entregó a todos el storyboard, y también el orden en el que tenía pensado filmar todas las escenas. Sorprendentemente en las primeras semanas se rodaba todo excepto las escenas eróticas que había reservado para el final, concentradas en tan solo tres días de rodaje. Incluso aunque no tuvieran mucho sentido si analizabas el vestuario o las localizaciones, el director lo había organizado así y, por supuesto, era inamovible. El rodaje fue duro, el más duro que Cayetana recordaba. Muchas horas, muy intensas, a veces se buscaba espontaneidad y otras la más absoluta perfección. Márquez hizo amagos de mal genio y poca paciencia constantemente, aunque consiguió comportarse. Tres semanas de rodaje que parecieron tres meses. —Es buena —anunció el director—. Terminamos por hoy. Mañana más. A Toni y a Cayetana se les hizo un nudo en el estómago con tan solo recordar los tres días que venían por delante. Aquella era una película kamikaze. O enterraba su reputación para siempre o les hacía ganar el Oscar. Fuera como fuere, sabían que les iba a cambiar para siempre. Por la noche, el joven actor se disponía a dormir cuando alguien llamó a la puerta de su camerino. Al abrir la puerta contempló a su madre, con cara realmente preocupada. —¿Puedo pasar? —preguntó. —Claro —dijo él apartándose se la puerta. Una vez dentro la madre decidió abordar el tema sin tapujos: —Cariño, siento si estos días no he estado muy receptiva. He intentado guardar distancias para conseguir meterme en el personaje. Esto es lo más duro que he hecho nunca. También sé que Alfonso es un genio, y sabe lo que hace. —Lo sé, pero… —No pienses en nada, eres actor, no existe nada más allá de tu personaje. —Joder mamá, esto es demencial. Llevo veintiún días aquí y no ha habido ninguna noche en la que no me haya pasado por la cabeza huir. Las maquilladoras se vuelven locas para disimular mis ojeras, si consigo dormir cuatro horas ha sido un buen día. —Hijo…no lo pienses. De verdad, esto es cine. Solo cine. Toni miraba al suelo cuando la madre le dio un beso en la mejilla, despidiéndose. Ver que su madre tenía las ideas claras le pareció tranquilizador, pero no lo suficiente. Aquella fue, probablemente, la noche más larga de su vida. Día 1 La madre y el hijo entraron en el estudio que simulaba el aula, después de haber pasado por maquillaje y vestuario. Allí encontraron solo a tres personas, el director, el cámara y el técnico de sonido. —Sé que son escenas duras, he reducido el equipo al máximo. Quiero que la escena sea natural y que os sintáis cómodos. Lo haremos solo en una toma, con cámara subjetiva detrás del hombre del chico. Recordad, una sola toma, si no sale bien tendremos que repetir. Confío en vosotros. El corazón de ambos iba a mil por hora, pero les sorprendió lo comprensivo que se mostraba Alfonso Márquez. Su tono era casi dulce. —Prepararos por favor, y seguid mis instrucciones si las hay. Cayetana vestía con unas botas, una falda que terminaba a la mitad de su muslo y una blusa blanca. Se sentó sobre la mesa del profesor, con las piernas ligeramente abiertas y colgando tal y como especificaba el guion. Hizo un par de gorgoritos, se colocó bien su larga y rizada melena e hizo la habitual señal indicando que estaba preparada. Toni se colocó en la falsa puerta, con la cámara preparada para seguirle cuando se dirigiese a ella. —Bien, en posición, listos, ¡acción! Toni, ahora Bosco, se acercó lentamente a “la profesora Abigaíl”, paso a paso. Ella no se giró hasta que estuvo muy cerca. Dijo: —¿Te ocurre algo, Bosco? El personaje la miró en una mezcla de tensión y lascivia. La tensión vino con la situación, la lascivia tuvo que interpretarla no sin dificultad. —Colócate entre sus piernas —recordó Alfonso en un susurro. Toni, o Bosco, obedecieron. Sin mediar palabra se colocó entre las piernas de la madre/profesora. —¿Has venido a esto? —preguntó ella con voz entrecortada. El muchacho no dijo nada, respiró profundamente y siguió sintiendo el contacto de su piel en la parte posterior de sus muslos. «Es cine, solo cine», se dijo el muchacho. —Ahora —ordenó Alfonso. Bosco colocó sus manos en la espalda de la profesora, las bajó suavemente y las depositó en su trasero. Ella emitió un pequeño gemido de supuesta excitación. El falso alumno le agarró las nalgas y la acercó hacia él, hasta que su sexo chocó con la bragadura de su pantalón. La profesora se dejó caer ligeramente hacia atrás, reclinando el cuerpo y mirando al techo, como reprimiéndose. —Eso es… El hijo le agarró la blusa y la abrió con fuerza, arrancando incluso algún botón y dejando al descubierto su precioso escote, dos magníficos pechos cubiertos por un elegante sujetador blanco. —Ya casi lo tenemos… Ambos respiraban con fuerza, por guion y por necesidad. Por fin el alumno incrustó su cabeza entre los pechos y los mordisqueó durante unos interminables segundos hasta que el director anunció el final de la escena: —¡Corten! ¡Magnífico! Sublime. Ha quedado perfecta. Sabía que no me equivocaba con vosotros. No soy muy de regalar el oído, pero ha sido realmente buena. Gracias a los dos. Los dos actores se separaron enseguida, sin alargar ni un segundo más de lo necesario la violenta situación, ligeramente satisfechos por haberse sacado una de las complicadas escenas de encima. —No hay tiempo que perder, vayamos a la siguiente localización. La segunda escena que debían rodar aquel día pasaba en un banco de la calle y, al ser exterior, técnicamente era más complicada. Para esta no hubo reducción de equipo, delante de madre e hijo que esperaban sentados en un banco había, por lo menos, ocho personas. Solo en prepararla se tardó algo más de dos horas. Quitando el aspecto técnico, aparentemente era más sencilla que la anterior. Profesora y alumno se besaban apasionadamente, vigilando de reojo no ser vistos por ningún extraño. —¡Corten! ¡Corten! ¡Corten! ¿Qué parte de apasionadamente no habéis entendido? ¡Demonios! Ni una madre besaría tan recatadamente a su hijo —gritó el cineasta. Cayetana le miró con desprecio, detestando el ejemplo que había elegido. —Vosotros mismos, yo no tengo prisa, podemos estar así toda la maldita tarde. —¿Pero qué es lo que hago mal? —se animó a preguntar Toni. —Todo, joder, ¡todo! Representa que te excita tu profesora madurita, no que le quieres dar un pico a tu abuelita por navidad. Os he dicho que quiero lengua, ¿creéis que soy imbécil? Los años veinte ya han pasado, ¡quiero verdad! La madre se arregló el pelo mientras que el hijo se limpiaba los labios y negaba con la cabeza. —En posición, toma ocho, ¡acción! Ahora Toni decide ir un paso más allá. Él mismo se sorprende que sea capaz de poner su cabeza entre los pechos de la madre, pero no de besarla. La agarra por el frondoso pelo, acerca su boca y le besa. Su lengua entra en la boca de su progenitora y se entrelaza entre la de ella, que permanece quieta. Exagera la acción, llegando incluso a mordisquearle el labio. —¡Corten! —grita el director antes de que termine la escena—. ¡Otra mierda! —¡¿Pero qué pasa ahora?! —se desesperó Toni—. ¿No querías lengua? —Sí, ha habido lengua, como si chuparas un puñetero cucurucho, lo mismo. ¿Sabes qué pasa? Que no se os ve excitados, y se nota. ¡Se nota joder! La gente guardó silencio ante las acusaciones del director, solo Cayetana fue capaz de interrumpirle. —¿Y te sorprende? El director miró al suelo con hastío. —Muy bien, vamos a cambiarlo un poco. Quiero que, mientras le besas, metas la mano entre sus piernas. Quiero que le acaricies el coño, ¡¿vale?! A ver si así te metes un poco en situación. —¡Esto no estaba en el guion! —le increpó Toni. —No me vengas con eso, ¿es que no te has leído el contrato? ¡¿De qué coño hablas?! Pero si además firmaste antes de leerte el guion, ¡mocoso! En posición, te acercas a ella, con una mano le agarras del pelo y le acercas y con la otra te cuelas entre sus deseables muslos. ¡Punto! ¡¡No quiero perder más tiempo!! En posición, toma nueve, ¡acción! El hijo no sabía si llorar o gritar mientras que la madre aguantaba estoicamente. Después de unos segundos de aclimatación, Toni le agarró del pelo, acercó sus labios y volvió a morrearle. —Bien, ahora la mano, métele mano. Dubitativo, pero curiosamente espontáneo, desliza su mano izquierda por el muslo y la introduce por la apertura de la escasa falda, hasta que la yema de sus dedos roza su sexo por encima de la ropa interior, todo sin dejar de besarla. Cayetana cierra ligeramente las piernas por instinto, pero consigue controlarse y aguantar. —Eso es, eso es, sigue…tócala… Los actores siguen morreándose con la inerte mano del chico metida en su entrepierna, el resto de gente del equipo miran estupefactos. —Sóbala, hazlo de verdad, ¡acaríciala joder! El hijo se da cuenta de que el cineasta está a punto de saltar y no quiere tener que repetir, así que mueve los dedos, los frota contra sus partes con cuidado. Cayetana, la madre o Abigaíl, gime, por incomodidad y sorpresa, no por placer. —Así, así, magréala bien, es una profesora madurita y te pone a cien. ¡Métele la lengua hasta la garganta! El hijo incrementa los tocamientos y la madre no puede evitar cerrar las piernas con fuerza, pero su mano sigue atrapada entre sus muslos jugando con su sexo y la escena queda aún más natural. Intenta separar sus labios del chico, pero este la sigue agarrando de la nuca y no deja de besarla. —¡Mmm! Mrgrs… —se queja ella, violentada. —Y…¡corten! —dice al fin el director—. Ahora sí, ¡ahora sí! Me he puesto cachondo hasta yo, jajaja. Gracias por vuestro increíble trabajo, descansamos hasta mañana. Madre e hijo se separan y él se pone enseguida de pie, acosado por unas arcadas que casi hacen que vomite. Ella se retira silenciosamente. Día 2 Toni esperó nervioso y solo en el decorado que simula los vestuarios del instituto. En lo que representa que es una ducha hay instaladas dos cámaras como si se tratara de un Gran Hermano, otra de las ocurrencias de Márquez, supone él. Después de unos veinte interminables minutos y oír mucho jaleo por las inmediaciones llega el director con su inseparable ayudanta, una tal Elisa. —Bueno, muchacho, ¿preparado? —¿Preparado? —se sorprende él—. Pero si no hemos ni ensayado, ni siquiera he visto hoy a mi m... a… Cayetana. —Sí, lo sé, lo he predispuesto así. Quiero que se haga en una sola toma, es m-u-y importante. Este tipo de escenas pierden mucho si se repite. Ella entrará y empezará la acción, yo mismo te daré paso. Aquí estaremos solo nosotros tres. El actor miró sorprendido al cineasta y a la ayudante, esta mascaba chicle con cara de paciencia. —Márquez, ni he podido practicar con la prótesis. —¿Prótesis? ¿Qué prótesis? Toni se sorprendió aún más. —¿Es que no toca la escena de la felación? —La mamada, sí, así es —confirmó el director. —Pues eso…la prótesis. Director y ayudanta se miraron con cierto aire teatral. —¡Ah! ¿Te refieres a una prótesis de goma simulando tu pene? No, de eso nada. —¿Qué? Márquez hizo una de sus temidas caras de paciencia. —Antonio Cuminal, escucha, te lo dije desde el principio. Esto es cine de verdad. La prótesis va a ser tu polla, la de verdad, ¿vale? —¡¿Pero qué coño dices?! —saltó al fin el muchacho, agarrándole incluso de la solapa de la americana. El cineasta consiguió soltarse lentamente e insistió: —Estoy harto de los niñatos que deciden ser actores sin vocación, ¿me entiendes? A tu madre le ha parecido bien, ¿por qué me tienes que tocar tú los cojones? —¡Y una mierda le ha parecido bien! ¿Qué mierdas es esto? ¿Una versión incestuosa de The Brown Bunny? Ahora fue Márquez el que hizo un ademán agresivo, agarrándole a él de la camiseta: —Ni se te ocurra compararme con el fracasado de Vicent Gallo y la putilla de su ex novia, ¿me oyes? Tienes dos opciones, o lo haces y empezamos a terminar la mejor película que harás nunca o te niegas y mis abogados ya se encargarán de arruinarte económica y laboralmente. Toni miraba hacia todas direcciones, desolado. Angustiado y casi paralizado. No podía ni imaginarse lo que le habrían dicho a su madre para acceder a semejante aberración. Respiró profundamente, recordando las clases de relajación del Instituto del Teatro. Repitió la acción varias veces hasta que consiguió decir casi en un susurro: —¿Y como pretendes que me empalme con algo así, pervertido? Márquez sonrió, miró a Elisa y respondió: —No te preocupes, está todo previsto. La ayudanta era normalilla de cara, con el pelo pringoso por la gomina, largo y peinado hacia detrás, gafas y nariz afilada. El cuerpo era otra cosa, luciendo unos vaqueros ceñidos y una camisa que favorecían su figura, destacando sobre todo unos más que generosos pechos. Elisa se desabrochó tres botones de la camisa y le mostró descaradamente su deseable escote, las dos consistentes mamas cubiertas por un sujetador negro. Sin pensárselo lanzó su mano contra la entrepierna del joven muchacho y empezó a frotársela por encima del pantalón. —De que te pongas a tono se encarga ella —añadió el cineasta. Toni alucinó de nuevo con la situación, pero se quedó inmóvil, sumiso. La adjunta siguió toqueteándole sin dejar de masticar chicle, pareciendo casi una prostituta de carretera con demasiada experiencia y pocas ganas. —¿Te gusta, guapetón? El actor llevaba tanto tiempo sin tiempo ni para masturbarse que cualquier cosa lo habría puesto a tono. —Puedes tocarme las tetas si quieres. Toni dudó, pero Elisa insistió con el gesto. Aterrizó ambas manos sobre sus senos, cubiertos solo por la ropa interior y, rápidamente, comenzó a amasarlos como si se tratara de una pizza. —Eso es guapo, así, así —informó ella mientras abría la cremallera del pantalón del actor, bajaba el bóxer y liberaba una considerable erección—. Bueno, bueno, tu amiguito parece ya bastante contento. La ayudanta siguió manoseando su miembro desnudo, sintiendo las manos del muchacho cada vez más animado sobándole los pechos. Justo a tiempo, bajó el ritmo de los tocamientos, guardó el falo del actor con cuidado de nuevo dentro del pantalón y se fue sin despedirse, abrochándose la camisa rumbo a la salida del decorado. —Sabía que no me ibas a fallar —dijo Márquez—. ¡En posición! ¡Luces! ¡Acción! El cineasta se apartó un poco para salir del tiro de las cámaras fijas y esperó unos segundos a que hiciera acto de presencia Cayetana, vestida con un traje chaqueta ajustado y con cierta cara de desconcierto y es que no le habían dejado ni ver el decorado previamente. En una esquina esperaba su hijo/alumno, apoyado chulescamente contra la pared tal y como decía el guion. —No te quedes allí, avanza Cayetana. Cayetana Bailén avanzó dignamente, como la gran actriz que era, hacia su compañero. La ausencia de más gente además de su hijo y el director lejos de tranquilizarla la hizo sentir algo asustada. Al llegar a su posición Toni, de nuevo Bosco, interpretó el inicio de la escena a la perfección. Sin mediar palabra la agarró del pelo y la sometió con cierta brusquedad, poniéndola de rodillas. En esta parte de la película la relación entre ambos ya debía parecer más tóxica y violenta. —Bosco…¿qué haces? —Preguntó la actriz metida ya en el papel. —¿No es eso lo que dicen de ti? ¿Que te gusta chupar pollas? ¿Eh? ¿Que llevas tiempo haciéndotelo con todos? —Bosco, por favor. —¡Cállate joder! Y pensar que yo creía que lo nuestro era especial…¿Cuántos han sido, eh? —Por favor… —Eso es, eso es —afirmaba Márquez complacido. —La verdad es que no me extraña, con esas tetas y ese culo es normal que te quieran follar todos, ¿verdad? —Suéltame —insistió una magistralmente interpretada Abigaíl. Sin darle más vueltas Toni se sacó el miembro aún erecto, con desesperación y rabia tal y como rezaba el guion. —¡Chúpamela! —ordenó “Bosco”. —No me hagas esto, te lo pido por favor… —¡Si tanto me quieres chúpamela, puta, yo no quiero ser menos! —ordenó convincentemente el actor acercándole el glande a la boca y agarrándole del pelo. —Magnífico… Forcejearon un par de segundos hasta que la madre profesora por fin accedió a abrir la boca y se introdujo aquel pedazo de carne. Toni, por un momento sintió náuseas, pero cerró los ojos y se concentró en el personaje. Cayetana siguió en el papel, comenzando aquella desganada y forzada felación. —Mmm, ¡mmm! Eso es, lo haces muy bien, se nota que tienes experiencia. ¡Ohh! ¡Oh! La actriz continuó la acción, concentrada, tal y como le había pedido Márquez. Nada de simulaciones, lamiendo como si todo aquello fuera real, succionando cada vez más profundamente y jugueteando con la lengua. Sentía la mano de su hijo agarrándola cada vez más fuerte del cabello y siguiendo el movimiento con brusquedad. —Vamos. ¡Mmm! ¡Mmmm! ¡Ohhh! ¡¡Ohh!! Fue Cayetana la que sintió ahora arcadas, demasiado brusco todo, demasiado retorcido, pero aguantó como pudo con tal de no repetir la escena. Márquez ya no hablaba, tan solo se acariciaba la entrepierna disimuladamente por encima del pantalón. Toni sabía que debía aguantar un poco más, pero había pasado del asco a la excitación y sin esperarlo eyaculó toda su simiente almacenada en la boca de su progenitora. —¡¡¡Ohhh!!! ¡¡Ohh!! ¡Ohhhhhhhh! La actriz sintió el semen de su hijo rebotar por toda su cavidad, con aquellos espasmos inconfundibles y se apartó de un salto hacia atrás, separándose casi medio metro. Comenzó a toser y escupir como si estuviera poseída mientras oía a Márquez gritar: —¡¡Corten!! ¡¡¡Es buena!!! Al momento empezó a entrar gente en el decorado, Elisa, cámaras sin sus equipos, técnicos de sonido, todos aplaudiendo emocionados. Pero pronto Cayetana acabó con el jolgorio de un grito: —¡¡¡Esto no es una prótesis!!! Su hijo se quedó mirándola estupefacto, vistiéndose apresuradamente. —Pero…yo…él…me dijo. —¡¡¿¿Pero qué coño habéis hecho??!! —Mamá escúchame —intentó el pobre chiquillo, acercándose hacia ella. —¡¡Déjame inútil!! ¡¿No os dais cuenta de lo que habéis hecho?! ¡¡¡Imbéciles!!! Toni nunca había visto a su madre así, todos la miraban asustados y pudieron ver como se iba de aquel pequeño estudio a toda prisa. El actor quiso mirar con odio al director, pero estaba tan asustado que fue incapaz. —Bueno, tranquilos chicos, mañana ya es el último día —concluyó Márquez. Día 3 Toni apareció en el set del rodaje con unas ojeras que las maquilladoras tardaron más de cuarenta minutos en disimular. Estaba el equipo al completo, era una escena difícil y medida al milímetro. El set simulaba el pequeño apartamento de la profesora, con su puerta principal y su vestíbulo. El actor fue al camerino de su madre hasta tres veces la noche anterior, pero ella no dio señales de vida. Sin embargo, le sorprendió encontrarla allí, callada, huidiza, pero vestida tal y como decía el guion. Con una camiseta de tirantes verde y una falda algo holgada llegando por encima de las rodillas. Ambos repasaron la escena con miembros del equipo por separado, Márquez no quiso intervenir. Todo estaba dispuesto para la última escena de la película. —En posición, luces, cámara, ¡acción! Bosco llamó innumerables veces a la puerta del apartamento de Abigaíl hasta que ella finalmente abrió, todo según lo previsto. —¿Qué quieres? —preguntó asqueada la profesora, aquella fue, probablemente, la escena más fácil de interpretar que había tenido nunca Cayetana, compartiendo el estado de ánimo con el personaje. —Necesito hablar contigo —dijo él. —Habla —ordenó ella. —¿Puedo entrar? Abigaíl/Cayetana hizo una especie de sonrisa cínica antes de responder: —Por supuesto que no. “Por favor, déjame entrar. Necesito hablar contigo, siento mucho lo del otro día”. Esa era la frase que debía decir Toni pero no lo hizo. Se quedó callado, mirándola. Cayetana se dio cuenta de que no seguía el guion y decidió saltarse las siguientes frases para decir: —Está bien, pasa. Márquez observaba atento, permitiendo aquella pequeña transgresión. La actriz se apartaba para que pasara y otra cámara se acercaba desde el lado inverso para seguir con la escena. —Está bien, habla —insistió ella. Y aquí Toni decidió, impulsivamente, saltarse otra parte del guion, yendo directamente al final. Le puso la mano en la boca, tapándosela, y la empujó contra la pared, abalanzándose seguidamente sobre ella. El cineasta decidió no intervenir. En el argumento original ellos discutían un tiempo y, finalmente, después de que ella lo rechazara varias veces, acababan follando salvajemente, en una mezcla de coito forzado y a la vez permitido. Cayetana no pudo interpretarlo mejor, su cara era realmente de sorpresa, pero intentó seguir con la intención de acabar lo antes posible. Primero, el actor, debía besarle el cuello, mordisqueárselo, luego agarrarle las nalgas y finalmente quitarle las bragas para acabar penetrándola contra la pared con las piernas elevadas. Pero tampoco fue así. Toni quitó la mano de su boca para intentar besarla, algo que la madre rehusó instintivamente. Puso sus manos en sus pechos y comenzó a magrearlos por encima de la camiseta, desesperado. —No, para. Él siguió metiéndole mano, mientras manoseaba el busto deslizó la otra mano y subió su falda hasta que pudo ver sus bragas negras, colocando allí sus dedos y acariciándole el sexo por encima de la ropa interior, todo sin cejar su empeño en besarla. Cayetana movía la cabeza de lado a lado y se resistía como podía, sin saber ya si era parte del guion o una defensa real a una agresión. —No, ¡no! ¡¡Para!! Márquez miraba entusiasmado, dando órdenes al equipo con las manos mientras que el joven seguía su acoso sin mediar palabra. Frotaba la entrepierna con tanta fuerza que la madre casi podía sentirse penetrada por la yema de sus dedos. Decidió abandonar un momento sus deseables pechos para colar la otra mano también dentro de la falda y sobarle las nalgas. Tenía un trasero perfecto. Agarró la goma de las bragas y consiguió arrancárselas al ver que no podía bajárselas, dándole a la escena un carácter aún más violento. Cayetana, con tantos focos abiertos, se despistó y pudo sentir la lengua de su hijo colándose entre sus labios hasta alcanzar la suya y, instintivamente, le devolvió el beso, morreándose apasionadamente. La actriz estaba completamente aturdida, apenas sabía quién era ya, y el actor estaba más excitado que en toda su vida. En otro giro de guion Toni decidió darle la vuelta después de disfrutar de sus carnosos labios, le subió la falda pasada la cintura y descubriósu espectacular culo. La madre se apoyó contra la pared y se puso ligeramente en pompa y con las piernas algo abiertas, facilitándole la nueva postura y deseando que todo terminara. El hijo se bajó los pantalones y el bóxer hasta las rodillas y mostro una increíble erección, el equipo al completo observaba aquello helados por la situación. Agarró a la madre por las caderas y restregó su pringoso miembro por sus nalgas, buscando la entrada de su vagina. En aquel momento Cayetana sintió el glande de su propio hijo presionando contra su sexo y se quedó paralizada un segundo al ver que aquello no iba a ser sexo simulado. Estuvo a punto de girarse con todas sus fuerzas, pero la primera embestida fue tan brutal que la penetró hasta lo más hondo y la empotró contra la pared. —¡¡Ohh!! ¡¡Ohhhh!! ¡¡Ahhhh!! Toni no se detuvo hasta que sintió sus testículos rebotar contra sus glúteos, solo entonces empezó a meterla y sacarla con desesperación, golpeándola contra la pared a cada acometida. —¡¡Ohh!! ¡¡Ohh!! ¡¡¡Ohhhh!!! Cayetana estaba completamente inmóvil, sintiendo su cuerpo como una hoja al viento, ensartado en aquel sable. Notó que las rodillas le fallaban ligeramente por la violencia del coito, pero era incapaz de volver en sí. —¡Oh síii! ¡¡Síiii!! ¡¡¡Síiii!!! Ahora la penetraba de arriba abajo, obligándola a apoyarse más fuerte contra la pared e incluso a ponerse de puntillas para mantener el equilibrio. Finalmente la embistió tres veces más. Lentas pero profundas, contundentes, y en la tercera eyaculó toda su leche en el interior. Al retirar su miembro del interior la madre se dejó caer lentamente al suelo, devastada. Él miro a Márquez, al resto del equipo, se vistió de nuevo y dijo: —FIN. (GambitoDanes@gmail.com)

Autor: Gambito Danes Categoría: Incesto

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Profesora de baile

2019-09-14


Secuelas del accidente. Conocí a una mujer muy especial. Para que mi pierna volviera a su estado normal, me mandaron a sesiones de fisioterapia. Termine las sesiones y el fisioterapeuta que había sido en todo ese tiempo muy amable, siempre me recomendaba el baile para mejorar sobre todo las articulaciones, si bien me gustaba el baile no era algo que estuviera en mi lista de cosas para hacer, pero tanto me insistió que al final le dije que buscaría un sitio. Y aquí fue donde él me recomendó un sitio donde ir, deduje que sería la academia de algún amigo. Llame al teléfono que me dio y me atendió un hombre, quedamos el miércoles tarde. Fui a la dirección que me dio y el lugar de entrada no me convenció mucho. Era un sitio muy apartado, por fuera tenía pinta cutre. Antes de entrar ya empecé a pensar en cómo disculparme sin ofender, para echarme atrás y no ir a esas clases. Pero entre, había bastante gente y parecía otra cosa una vez dentro, aunque no me gusto tanta gente. Se acerco un hombre de unos 35-40 años bastante normal y un poco más bajo que yo, se llamaba Marc, era el que daba las clases, me explico el funcionamiento los horarios y el precio de las clases, estaba a punto de decirle que no me convencía, cuando apareció una mujer más o menos de la misma edad y me la presento como Alba su mujer. Media 1,60, color del pelo castaño, aunque las cejas eran de otra tonalidad, podía ser que lo llevara teñido. Pecho normal y tenía mejor fondo fisco que el marido. Me llamo la atención que parecía tímida, pero su cara y su mirada me decían que tenía que ser muy “marchosa” y cambie de opinión. Les conté porque estaba y ella me dijo que el fisio era su tío. También les dije que de bailar, poco, lo que bailaba cuando iba de fiesta, lo que me salía. Me animaron para que me apuntara y como decir no, a una mujer como Alba. El caso que empecé a acudir con asiduidad a las clases de baile, que me daban un poco igual en un principio, pero luego le fui tomando el gusto a bailar. Alba y yo empezamos a congeniar bastante, teníamos mucha química los dos. Una semana nos dijeron que iríamos todos los que quisieran a bailar el fin de semana. Todos eran parejas, casados o no. El único suelto era yo y me animaron para que fuera también. El sábado por la noche a la cena acudieron menos de los que se habían comprometido. Alba iba con un vestido muy ajustado, con un pequeño escote, un culo bien levantado y unos zapatos con buenos tacones, que parecía imposible que se pudiera mantener sobre ellos, pero se desenvolvía a la perfección. Marc era muy buen relaciones públicas, atendía a todas las parejas y no dejaba nada al descuido. Alba estaba más a lo suyo y nos fuimos a bailar. Desde el primer baile, ya fuera por la oscuridad, por la cantidad de gente que había, nos pegamos el uno al otro y en un momento del baile, en el que ella quedaba de espaldas a mí y yo pegado a ella, mi rabo se puso duro con el movimiento. Al principio me eche un poco para atrás, porque no quería ningún enfado, pero en cuando note que ella busco el contacto, la abrace desde atrás y seguimos bailando, pero esta vez mi rabo estaba prácticamente incrustado en su culo. Nos pusimos los dos a tope. Regresamos con los demás, Alba se acercó a su marido y le dio un beso muy sensual. Me miro nos sonreímos y pensé que él estaba al tanto de lo que pasaba. Según pasaba la noche, la situación era más descarada. Yo ya había visto la disposición del lugar donde estábamos y había visto dos sitios idóneos para tener un mayor acercamiento a Alba. En la parte de arriba o en unos de los aseos que estaban más apartados. Cuando Marc se acercó con otros dos a la barra para traer más bebida, aproveche para decirle a Alba sin rodeos, que quería verla arriba o en los aseos del fondo, que eligiera. Me miro rara, no dijo nada y se quedó como en fuera de juego. Seguía esperando una contestación, pero llego su marido y no me dijo nada. Nos juntamos de nuevo todos los de la cena, había mucha alegría. Alba no hacía ni una señal que me indicara nada. Paso algo de tiempo y me fui a los aseos. Me eche un poco de agua en la cara, que estaba muy acalorado. Salí y me encontré con Alba, que en plan chula, se me pego casi a mi cuerpo y desafiándome me decía, “¿Ahora qué?, ¿Cómo te atreves a hacer esas insinuaciones a una mujer casada?” la arree un buen morreo y ella me respondió. La metí dentro del aseo y había un tío que se nos quedó mirando pero no dijo nada. Nos encerramos en uno de los aseos y empezamos a meternos mano con muchas ganas. De vez en cuando trataba de parar diciéndome que eso no estaba bien, pero no había acabado de decirlo y estábamos otra vez enzarzados. Saque un condón y m lo puse ante la negativa de ella a hacer nada, pero hice que se apoyara sobre la pared y aunque era muy estrecho el sitio, hice lo que pude para quitarle las bragas, ella se negaba y decía que no, pero dejo que se las apartara y cuando noto mi rabo en la entrada de su coño, dejo de hablar suspiro fuerte y se lo fui metiendo ante la respiración agitada de ella. Alba mientras la follaba con vehemencia, solo sabia decir, “Supe nada más verte, que nos traerías problema. Lo sabía, lo sabía, no pares, NO PARES” me ponía muy cachondo sus “protestas” y como lo hacía meneándose sin parar. Hasta que se corrió dándome unos buenos culazos. Lo que me puso muy cachondo y me corrí detrás de ella. Nos quedamos enganchados como un par de perros. Ella me decía, “Esto ha sido una locura” pensaba que estaba enfadada y arrepentida. Cogió papel higiénico, me dijo que me saliera y vigilara para salir ella y se quedó limpiándose. Salió veloz. El resto de la noche fue bien y ya a altas horas nos fuimos todos. Cuando me despedí de Alba, me dijo, “Ojala no puedas dormir por los remordimientos” y no pude aguantarme la carcajada. Hasta Marc pregunto por esas risas y le dije, “Tu mujer que dice que me tendría que atrever a participar en el concurso de baile”, un concurso que participarían ellos. Marc se echó a reír también y lo que él no se atrevió a decir, lo dije yo, “Menudo ojo que tiene, si bailando soy un pato mareado”, Marc benevolente y tratando de quedar bien me respondió, “Hombre no lo haces mal, es cuestión de practicar. ¿verdad que si Alba?” y antes de que pudiera responder lo hice yo, con doble intención, “Lo de la práctica es fundamental, hay que practicar mucho” Al día siguiente recibí un whatsapp de Alba, “El sábado a las 11 en el local, no faltes, tenemos que hablar” y allí estaba yo, ese dichoso sábado. Para entrar en el local, había que tocar un timbre. Lo toque un par de veces y nadie abría y cuando me disponía a irme, se abrió la puerta a mi espalda, que chirriaba demasiado, me gire y estaba Alba. Vestida de forma normal. Una camiseta blanca, una falda vaquera y unas deportivas. Pase dentro. Iba a preguntar qué había pasado o que pasaba, pero ella no paro, se fue directa a una habitación que utilizaban como oficina. Entro y se quedó apoyada sobre una mesa ovalada, que estaba llena de papeles. Lugo apoyo sus manos en la misma mesa y empezó a hablarme de lo que había sucedido la noche de la cena. Me soltó un rollo de que no había estado bien. Estaba muy nerviosa, se le notaba. No paraba de hablar, hasta que al final me hizo una pregunta, “¿No opinas igual que yo? ¿Qué opinas tú?”, “Lo que opino, que es una tontería que me hayas dicho que venga aquí para decirme esta chorrada. Salvo que estés pensando lo mismo que estoy pensando yo. Que estamos aquí para follar más relajados”, pasamos de decirme que era un chulo, que, que me había creído a estar morreándonos como bestias y a tirar los papeles de la mesa al suelo. Me decía que no, que podía llegar alguien y le dije que no perdiéramos el tiempo. Esta vez sí logre quitarle las bragas y me desabroche el pantalón, me coloque rápidamente un condón y le metí el rabo sin más. Ella grito y ya dejo de decir que no. Tenía los ojos cerrados y la follaba tranquilamente, sin prisas. Le tocaba las tetas por encima de su camiseta y notaba como se endurecían sus pezones en mis dedos. Se subió la camiseta, se metió las manos por detrás y se soltó el sujetador, sus tetas quedaron libres para mis manos. Cada vez nos íbamos poniéndonos más cachondo los dos. Ella gemía más alto y en ese sitio de techos altos, se oía con eco, lo que daba más morbo. Estaba a punto de correrme, me tenía cachondísimo y sus menos no ayudaban para que aguantara más, pero me concentre y lograba mantenerme. Tenso su cuerpo y se empezó a correr, a pesar de estar solos, se contuvo bastante y ya no hice ningún esfuerzo, al sentir como se venía me corrí yo también. Al terminar tire el condón en una papelera y me lo hizo recoger, se puso muy enfadada y luego bastante seria me espeto, “Esta tarde cuando aparezcas, ni una confianza de más, que no se note nada” Esto último que dijo, me dejo claro que se había terminado por hoy el folleteo. Por la tarde noche, fui a las clases, que poco llevaba aprendido. Con intención legue un poco más tarde, no mucho, pero lo justo para que estuviera ya el mayor número de personas y pasar un poco más desapercibido. Salude a todos los que había y sin venir a cuento y de forma inesperada, Marc se dirige a mi diciéndome, “Abandona este lugar y no vuelvas más. Ya me ha dicho mi mujer que te has tratado de sobrepasar con ella y eso no se lo consiento a nadie, por favor márchate”, no me lo esperaba y estuve a punto de decirle la verdad y demostrándoselo diciéndole dos tatuajes que llevaba su mujer, los llevaba en unos sitios, que solo si estaba desnuda se les podían ver. Aunque me dio mucho coraje, pase de decir nada, me marche y punto. El lunes recibo una llamada de mi tía Miriam (para quien no lo sepa, la mujer de mi tío) que me dice que va a pasar una noche aquí por motivos de trabajo, ya que al día siguiente a las ocho de la mañana tiene una reunión y por no madrugar y venirse conduciendo de noche. Aparte de decirle que no me tenía que pedir permiso que podía venir cuando quisiera y que lo sabía, no me pareció extraño porque eso lo habían hecho otras veces tanto mi tío como ella. Así que el miércoles cuando saliera de trabajar se vendría para aquí. Al día siguiente en el desayuno una compañera de otro departamento se me acerco para decirme que tenía que reunirse conmigo por un expediente que le traía a mal traer y que era uno que había sido anteriormente mío, como es natural le dije que cuando quisiera. Además para mí sería un placer, porque todos los tíos estábamos prendados de Alejandra, una pelirroja de 1,70, con unos ojos azules, pecosa y de 43 años. Estaba casada con un arquitecto y era inalcanzable. No aceptaba invitaciones ni a desayunar por parte de ningún hombre, siempre manteniendo distancias. Físicamente bestial, formas muy marcadas y exuberantes. Solo de pensar tenerla cerca me hacía empalmarme. Pero ese día ni dio señales de vida. No sería tan importante. Al día siguiente miércoles, paso lo mismo que el día anterior, lo único que vario es que me dijo si a las 12 podría pasar, que el día anterior le fue imposible y le dije que me venía bien. Seguí con mi desayuno, sin darle más importancia ante mis compañeros y compañeras que desayunaban conmigo. Pero para mis adentros estaba deseando que llegaran las 12. Faltando 5 o 10 minutos para las 12. Sonó el teléfono fijo que hay en mi mesa, respondo y es Alejandra, para saber si lo podíamos dejar para la tarde, que se le había complicado la mañana. Maldigo para mis adentros, no podre, que viene mi tía. Le digo que me será imposible, que lo tendríamos que dejar para mañana, entonces después de un breve silencio, me dice que en cuanto pueda se acerca. No eran ni las 12,15 cuando la veo venir con unas carpetas. Entra, cierra la puerta del despacho y se sienta. - Tengo un serio problema y necesito de tu ayuda. - Te veo preocupada, seguro que no será para tanto y ya verás cómo ese expediente lo solucionamos en un visto y no visto. (Lo dije con mucha seguridad, pero ella no se relajó) - No se trata de ningún expediente, eso ha sido para disimular ante todos los demás. Es algo personal y que requiere de mucha discreción, ¿Puedo contar con tu discreción? - Pues claro que puedes. Me tienes expectante, porque no se en que te puedo ayudar. (Esto era verdad) - Haya voy. He oído muchas cosas de ti, sé que la mayoría serán exageraciones, pero creo que aunque son exageraciones, me hacen confiar en ti, por lo que seré directa y clara al hablar. Rafel mi marido lleva ya mucho tiempo queriendo verme con otro hombre y ya la situación se ha hecho un poco insostenible. Ha llegado hasta proponerme “candidatos” y cada cual peor. Al final le he dicho que de hacerlo, como él no sabe elegir, elegiría yo y he pensado en ti, eres joven, simpático, inteligente y además físicamente estas muy bien. Por eso te lo propongo a ti y para que quede entre nosotros dos. Si no te gusto o te parece un disparate, no dudes en decirme que no y ya está. Si dices que sí, tiene que quedar en el ámbito totalmente privado y en el trabajo, seguir como hasta ahora, no variaría nada, ni desayunar juntos ni historias raras. Ya te he soltado mi speak. Ahora dime lo que tengas que decir. - Te lo resumo en 4 palabras. ME HAS PUESTO CACHONDÍSIMO. Ves que soy directo y claro. - me has subido los colores. Pero además de eso. ¿Alguna pregunta? ¿Alguna duda? - Cuando has dicho eso de una situación insostenible con tu marido, ¿A qué te refieres?, ¿Tu marido quiere estar presente o solo quiere saber que has follado con alguien y ya está?, lo más importante para mí, ¿Cómo sois en el sexo, sobre todo tu? - Al decir insostenible, no me refería a nada malo, es más bien obsesión. Si no lo hacemos con un personaje imaginario, no hay manera y todo el día dando la lata con lo mismo. Claro que quiere estar presente y dirigir la “orquesta”. Esta pregunta es más difícil de contestar. Rafel en la cama es imaginativo, con un punto malicioso. Y yo, pues en fin, no sé cómo describirme. En frio me cuesta todo y en caliente soy más receptiva. Para que lo entiendas mejor, salí con un chico de joven y no pasamos del manoseo, luego conocí a Rafel que es 5 años mayor que yo, me obnubilo y deje al chico con el que estaba y hasta el presente. ¿Y tú como eres? - Perverso, lujurioso, un poco dominante. Me gusta hablar un poco “mal” durante el sexo y si al final estamos los tres, te aseguro que tu marido no dirigirá nada. Él lo pasar también muy bien, pero será igual de obediente que tú. - No creo que se deje mandar, ¿No puedes ceder tu un poco? - Hazle esa pregunta a él. No a mí. Si tu marido quiere, puede intentarlo, siempre está que si en un momento dado no le gusta, decir que se acabó y paramos. Como si lo dices tu o yo. - A ver como se lo expongo. - Pues ya me dirás como queda todo y sea lo que sea, no te preocupes, que yo jamás diré nada. Joder como me puso, me dolía todo de lo empalmado que estaba. Y ver ese cuerpo alejarse con ese culo moviéndose, me puso peor y encima en un rato, tenía que ir a por mi tía y hasta la noche no me podría desahogar tranquilamente. Una gran putada. Trate de relajarme y me fui a por mi tía. Venia tan guapa como siempre y llevaba una pequeña maleta de mano. Una vez que la recogí, venia tan dicharachera como siempre. Hasta llegar a casa venia contándome todas la novedades y bastantes cotilleos que a mí me daban igual. Deje a mi tía en casa y mientras ella se instalaba, baje al supermercado a por unas cosas que me faltaban. En el camino me entretuve con algunos conocidos, iba sin prisa. Al llegar a casa Miriam se había dado una ducha, llevaba el pelo mojado y vestía una de sus típicas camisetas de andar por casa. Que estaba entre vestido y camiseta. Las tenia de todos los colores. La veía más buena que otras veces. Llevaba un vaso con una bebida que no sabía que podía ser. Me pidió que dejara las bolsas y fuera donde ella. Me hizo sentar en el mismo sillón, se movió para quedar de frente a mí, por lo que subió una de sus piernas al sillón quedando dobladas y pudiendo ver algo más de lo debido al tener las piernas así. - Vamos a ver cabeza de chorlito. ¿Me puedes explicar esa locura con mi hermana? Porque podría entender que te hubiera pasado con su hija, pero con ella. Si además os odiáis. (El tono era controlado) - No sé exactamente a que te refieres. (Me sorprendió y no sabía que podía haberle contado su hermana) - Déjate de hacerte el tonto que mi hermana y yo nos contamos todo desde siempre. Que sé que os habéis enrollado a tope, para que veas que me lo ha contado, sé que estas muy bien dotado. - Si, bien, vale. Nos hemos enrollado, sucedió así y ya está. Que quieres que te diga. - Pues está asustada, porque tiene miedo a que su marido se lo note. - Venga ya, ¿de verdad? no me lo puedo creer. Que no es ninguna niña. No me jodas tía. - Ella es así. Lo que me dejo preocupada, es lo que me conto de cómo te comportas, esa “rudeza” que dice que usas. Si tú eres un chico muy educado, respetuoso, es que no me lo puedo creer. ¿Y no te gustan las de tu edad más? Se ha quedado un poco tocada porque dice que hizo cosas que no ha hecho nunca. - Lo de la rudeza no lo entiendo y ella hizo lo que quiso hacer, nadie la obligo a nada. Me gustan las de mi edad, pero me das más morbo las maduras, pero mucho más. (Intente cambiar de conversación) ¿Y dónde tienes la reunión mañana? - No tengo ninguna reunión. He venido para hablar contigo, pero no podía decirle a tu tío lo que ha pasado y que venía a hablar contigo de eso. Lo que no entendías de la rudeza, mi hermana me ha dicho que te gusta jugar fuerte y desde una posición un poco superior. - Jaja. - ¿Qué te ha hecho gracia? (Seria) - Lo comedida que eres hablando. - ¿Cómo lo hubieras dicho tú? - No he jugado con Rosalía, hemos follado y no he estado en una posición superior, la he dominado. Pero lo mejor ha sido como se lo ha pasado y lo bien que se portó. ¿Eso no te lo ha contado? No te ha contado como me pedía más. Tampoco te ha dicho que jamás se la habían follado de esa manera. - No era necesario que fueras tan soez contestando. Yo siempre te he respetado. Dejemos la conversación aquí y voy a ir preparando algo para cenar. Mas que dejar la conversación por enfado, me daba que fue por excitación. Igual que yo me había empalmado a ella se le habían puesto los pezones tremendamente marcados. Hasta ese día nunca se los había notado así, ni así ni de ninguna manera. Al rato fui a la cocina y me quede mirando su culo. Mi tía sin darse la vuelta, me dijo, “No me gusta que estés ahí mirándome y sin decir nada, me pones muy nerviosa”, “es que no sé cómo explicarte que no he querido ser soez como me has dicho, solo te he hablado así por la confianza que te tengo, como si hablara a una amiga”, Miriam no se quedó callada y me respondió más seria dándose la vuelta, “Es que no soy una amiga, soy TÚ TÍA”, no me lo pensé y la respondí con el mismo tono que ella acababa de utilizar. “Pues técnicamente serás mi tía, pero la realidad es que eres la mujer de mi tío, si os divorciarais, ya no lo serias” se vio que se enojó y se dio la vuelta. Me acerque a ella, la agarre por la cintura como lo había hecho muchas veces. Pegue mi boca a su oído y le dije, “No te enfades tía. Sabes que aunque te divorciaras para mi seguirías siendo mi tía y sobre todo mi gran amiga, mi confidente” le di un beso muy sensual en su cuello, como otras veces, aunque esta vez llevaba una intención distinta y cuando se le erizo la piel, supe que lo había hecho bien. Ella con voz más pausada me dijo, “Eres malo, no me gusta que me hagas rabiar. Porque además solo quería que te dieras cuenta de que si mi cuñado se enterara de lo de mi hermana contigo, meterías en un compromiso a toda la familia. ¿Lo entiendes? ¿Por qué lo hiciste?” Le quise hacer ver, que sucedió porque tenía que suceder y que a los dos nos gustó, aunque su hermana ahora estuviera con remordimientos y también eche un farol, al decirle que su hermana estaba muy “necesitada” porque así me lo dijo, como también me dijo que su hermana, por ella, estaba tan necesitada como ella, con la diferencia de que su hermana era más cachonda que ella. Todo esto era de mi invención y por lo que me contaron la hija de Rosalía y la amiga. Mientras se lo decía, había pegado mi duro rabo entre sus cachas del culo. Lo único que dijo ella y muy nerviosa fue, “No hagas caso de lo que diga mi hermana, que siempre busca comprometer a las demás” y mi contestación fue, mientras le pegaba y rozaba bien mi rabo para luego apartarme, “Pues es una gran pena, porque tu estas mucho mejor que tu hermana y yo pensaba que (deje la frase ahí, sin acabar, para que me preguntara, que me pidiera que siguiera) mejor no digo nada más” como no dijo nada, la conversación termino allí. Me fui a cambiar y ponerme cómodo. Estaba en mi habitación y golpeo la puerta diciéndome que ya estaba la cena. Estaba deseando que me preguntara lo que había dejado a medias. Porque tenía pensado utilizar lo que me había contado la hija de Rosalía. Que una vez veranearon juntos sus familias, en un par de ocasiones, Mirian y mi tío, pensando que estaban solos se pusieron a follar y mi tío la llamaba ”puta” “zorra” calienta braguetas, etc. Pero todo eso y algo de mi cosecha, podría ser muy productivo. La cena fue muy moderada, una gran ensalada de todo. Acabamos rápido. Luego nos pusimos unas buenas porciones de helado y nos fuimos a sentar a los sillones. A ella en cuanto se descuidaba se le veía más de lo que se debería de ver. Y yo debía tener cuidado, porque me había puesto un pantalón de pijama largo, sin nada debajo y una camiseta, aunque en parte era intencionado. Y como yo esperaba, mi tía volvió a la conversación que habíamos tenido. - Antes te has quedado a mitad de decirme algo, que decías de mi hermana y de mí. - Ya sé a qué te refieres, pero es que recordé que eres mi “tía” y no quería que me dijeras que soy soez. Porque me lo dirías si lo dijera como pensaba, pero es que no se decirlo de otra manera. - Vale tu ganas, dímelo como si además de tu tía fuera tu amiga como tú dices. - Pues que pensaba que tú eras mucho más cachonda que tu hermana, estoy seguro, bueno más que seguro. - Jaja, ¿Que eres vidente? ¿Por qué esa afirmación tan rotunda? - Por lo que dice mi tío. - ¿Cómo que lo que dice tu tío? ¿Es que tu tío te ha hablado de mí? - No. - Pues explícate. (Aquí venia mi farol) - En alguna ocasión os he oído follar. He oído como te llamaba puta, zorra y otras cosas. Como también he oído como te decía que te gustaba calentar a otros tíos, incluidos algún nombre de amigos y como tu decías a todo que sí, que eras muy puta. Como también te decía que te hacía falta una buena verga (termino que usaba mi tío, cuando se refería al rabo, aunque nunca lo hizo estando la familia, lo que me venía bien para ser más creíble) y luego te decía que mejor un buen vergón. Y tú le decías que sí y más cosas que ya sabes tú y luego la forma en que te corrías. (Se quedo sin habla y se manchó con el helado) - Eso es invadir la intimidad de una pareja. No tiene excusa ni perdón. No se puede espiar a la gente. - No he espiado a nadie. Fue en casa de los abuelos. Que creíais que estabais solos y os ponías a darle al tema. No espiaba nada, se os oía por todos los sitios. Que tenía que haber hecho, tenía que haber ido a la habitación y deciros parar que estoy aquí al lado. (Otro farol que dio en la diana) - Que vergüenza que estoy pasando ahora mismo. Pero eso no quiere decir que tu afirmación era cierta. En esos momentos de pareja se dice de todo y ese todo no quiere decir que sea verdad. ¿Lo entiendes? - Pues tu hermana me dijo (otra vez que iba de farol, utilizando lo que la sobrina había oído) que no parabas de quejarte de que ya no te daban la “caña” que tu necesitabas. Que estabas muy harta y que porque en el pueblo se sabe todo, que si no mi tío llevaría unos buenos cuernos. - Mi madre es una santa pero mi hermana es una HIJA DE PUTA, ya verás cuando la pille. - Tu no dirás nada. - ¿Por qué no voy a decirle nada? ¿Por qué lo digas tú? - Exacto, porque lo digo yo. - ¿Y que más va a ordenar el niño? - El “niño” solo te dice que quiere follarte y que entonces si te ordenara. - Tu helado debía de llevar algo raro, porque se te ha ido la cabeza y aunque es temprano será mejor que me vaya a dormir. - Que manera de estropear esta oportunidad que tenemos los dos. Se quedo mirando, los pezones a reventar, pero dijo que se iba a dormir y que nada de esto había pasado, que no habíamos hablado de nada. Se marchaba y la dije, “Mucho que te cuente y te vas tan enfadada que no me das ni un beso de buenas noches como siempre”, porque siempre que coincidíamos en el mismo sitio para dormir, todos nos despedíamos de los demás con un par de besos. Ella volvió hacia mí, que seguía sentado y se agacho para darme dos besos. En cuanto se descuidó, le di un muerdo en condiciones, se resistió unos milisegundos y nuestras lenguas se tocaron. Cayo encima de mí y aproveche para tocarla. Se levanto con aspavientos y dijo, “Que mi hermana estuviera loca, no quiere decir que yo lo este” se marchó y se oyó cerra la puerta de su habitación con algo de “violencia”. Estuve esperando más de media hora, pero no regreso mi tía. Apague las luces y me fui con mi super calentón a mi habitación. Al llegar a la de mi tía me pare, estuve a punto de abrir la puerta, aunque seguro que habría cerrado por dentro. No quise intentarlo. Llegue a mi habitación y encendí la luz, pero no me aguantaba, fui de nuevo a la habitación de mi tía, intente abrir y tenía cerrado por dentro. Me pareció que decía algo, pegue la oreja y no me decía nada, estaba hablando por teléfono y por lo que pude oír era con mi tío. Desistí y me fui a mi habitación, seria cuestión de ventilármelas yo solito. Vi que tenía varios avisos en mi móvil, era varias llamadas de un compañero y algunos mensajes de urgencia. Le llame y era una cosa que podía esperar pero ya que estaba hablando con el decidí ayudarle. Se abrió la puerta de mi habitación mientras hablaba con mi compañero. Era mi tía que venía hacia mí, venia con la misma camiseta y se quedó mirándome. Se acerco más y me empezó a tocar mi rabo por encima del pantalón de chándal. Rápidamente se me puso duro. Después de estar acariciándolo un rato, tiro de mi pantalón hacia abajo. Levante mis caderas para que pudiera quitarlo y mi rabo salto todo duro. Miriam me quito el pantalón del todo y volvió a dedicarle sus atenciones a mi rabo. Me costaba hasta seguir la conversación con mi compañero, pero era excitante. En cuanto empezó a comerme el rabo, ya empecé a perder el sentido, por el gusto que me estaba dando. Me deshice de mi compañero y una vez que acabe mi mirada se cruzó con la de mi tía. No me pude aguantar y sin saber porque le dije, “Que puta que eres, a esto habías venido, a follarte al sobrino de tu marido. Te lo conto tu hermana y querías probar, ¿Verdad putón?” ella seguía a lo suyo y no contestaba. Por lo que la quite de golpe y se extrañó. Tire de ella hacia arriba, le saque de manera violenta la camiseta y se quedó en tetas y con un tanga. Le agarre la cara y le dije que me contestara. Su única respuesta fue, “Que más da. Estamos a lo que estamos” metí mi mano entre sus piernas y su tanga estaba mojado a tope. Saque mi mano con mis dedos empapados y la mire preguntándole, “¿Y esto, que es puta?” ella que estaba muy cachonda me dijo, “Que va a ser, que tengo ganas de que me la metas” Estuve pateándola un rato, llevándola al clímax en más de una ocasión, pero no dejándola culminar. Poco a poco iba siendo mía, se aflojaba su resistencia, se entregaba más. Hasta que me pedía que la follase, ya no andaba con un lenguaje más fino, estaba entregada. Se tumbo boca arriba, decía que quería sentir mi peso, ver mi cara. Me coloque entre sus piernas y ella paso las suyas por mi cintura, enganchándose con fuerza y atrayéndome hacia ella. Mi rabo estaba pegado a su coño, pero no se lo metía, ella me miraba con ganas y al final empecé a follarla. En el momento que mi rabo empezó a entrar, ella gemía en alto y decía, “SI, SI, ASÍ, NO PARES, SIIIIIGUE” y se quedó aguantando el aire, con la boca cerrada hasta que volvió a decir, “DIOS, QUE BUENO, ME MUERO, NO TE PARES” ya no hablaba en voz baja, todo lo que decía era a pleno pulmón. “Ves como eres muy puta, como te hacía falta un buen vergón como dice tu marido” le decía y ella cachonda a tope, me decía, “SI, SI, SI, ME HACIA MUCHA FALTA, SI, SI, SOY MUY PUTA, FOLLANDO CON MI SOBRINO”, me agarraba la cara y tiraba hacia ella, hasta que nos morreamos y nuestros movimientos se hicieron más fuertes. Nos corrimos casi a la vez, pero no pare y el rabo se mantuvo firme y duro. Así estuvimos follando durante bastante tiempo hasta que mi tía me dijo, “Déjame descansar un momento, que me faltan fuerzas”, fui a por agua a la cocina y de paso cogí lubricante, pensaba follarme su culo. Cuando llegue estaba de lado, parecía que se había dormido. Pero no estaba despierta. Le di el agua y se la bebió de un trago y entonces si se quedó como más relajada. Pero eso no lo quería yo, por lo que le di un azote en el culo y la dije, “¡VAMOS PUTA, ESPABILA QUE AUN NO HE TERMINADO CONTIGO!” se quejó del azote, me llamo salvaje y empecé a acariciar sus nalgas, ella gemía con mucha suavidad y me puse lubricante en los dedos y al notarlo Miriam, supo de qué iba y solo me dijo, “Pero con mucho cuidado y amor, que es más grande que la de tu tío, no me vayas a dañar”, se tumbó boca abajo, se metió una mano por debajo y vi cómo se empezaba a estimular. Seguí haciéndole un dedo anal o más bien dos y lubricándoselo bien. En cuanto oí que sus gemidos aumentaban, me coloque detrás de ella y puse mi rabo en su culo. Miriam me dijo que en todo momento la hiciera caso, solo por esa vez. Y así lo hice. Follaba su culo al ritmo que ella decía, hasta que llegó un momento que los gemidos eran altos y me dijo, “Ahora con cuidado, pero remata la faena sin parar, todo tuyo”, le metí todo el rabo y ella decía que bien lo había sentido, Fui a mi ritmo aumentando la follada y ella se corrió muy rápido, pero me reclamo que no parara y seguí follando ese culo tan rico. Llene su culo con mi corrida, fue algo fabuloso, correrme en el culo de mi tía. Creía que nos quedaríamos descansando un poco, pero Miriam se levantó de golpe y dijo que teníamos que asearnos. No me dio ni tiempo. Nos duchamos y luego nos fuimos a la cama. Quise hablar con ella, pero se quedó dormida en segundos. Yo tarde bastante más en hacerlo, porque me había quedado un poco desvelado. Estaba en pleno sueño cuando noto a alguien que me está comiendo el rabo, entreabro los ojos y era Miriam que estaba haciéndome una comida brutal. Ella al verme despierto, para y me dice, “Buenos días sobrino, ¿Te gusta cómo te he despertado?” mi respuesta fue agarrar su cabeza y llevarla hasta mi rabo. No sé lo que llevaba comiéndome el rabo, pero desde que me desperté no tarde nada en llenar su boca. Pero yo no tenía suficiente, quería follármela de nuevo y ella me dijo, “Imposible, que tu tío ya está de camino y no tardara mucho en llegar” mire la hora y era la una menos diez. Ella se fue y yo remolonee un poco antes de ir al baño y vestirme. Cuando salí y fui a la cocina, estaba mi tío ya, que me saludo muy efusivamente y mi tía dijo, “Menudo sobrino más vaguete, he ido a la reunión y he vuelto y seguía durmiendo”, nos fuimos a comer los tres antes de que se volvieran al pueblo y mi tía le dijo a mi tío, “Pues ahora quieren hacer reuniones de este tipo más a menudo, como mínimo dicen que una vez al mes. ¿Tú me acogerás? Sobrino predilecto” y uniendo nuestras miradas cómplices, le conteste, “Siempre que lo necesites y si quieres puedes traerte a tu hermana Rosalía, que aunque no me llevo muy bien con ella, no me molestaría para nada, lo mismo nos hacemos más amigos” la cara de mi tía a lo que dije fue de sorpresa y no supe cómo se lo había tomado. (valvalib28@gmail.com)

Autor: Valenciano Categoría: Infidelidad

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