Novela larga que cuenta la historia de Rogelio, Paulina, su amante, Estrella y Minerva. «Incesto», infidelidad y muchos momentos sexuales y eróticos..
Todas las familias guardan secretos, algunas tiene secretos más oscuros, tal es el caso de la familia de Rogelio, un banquero de 36 años, sociable, bueno para los números, pero torpe, torpeza que Paulina su esposa de 38 y su amante han sabido aprovechar desde hace años, muchos años.
El amante es un tipo mal encarado, avispado para los negocios turbios pero sin mucho futuro, su única gracia es ser buen amante, tener un buen físico y ser atractivo, eso le ha valido para tener a Paulina a sus pies por años, desde que la desvirgó.
Estrella de 16 y Mirna de 12 son las hijas de Rogelio y Paulina, hermosas, inteligentes, mucho más que el promedio, ambas comparten más que la inteligencia y belleza, también aman a su padre con locura desmedida, no es un amor de hijas, es un amor carnal, ambas desean a ese hombre, bueno, cariñoso, atento, les parece un hombre atractivo, las chicas tienen el complejo de electra, pero no es todo, las chicas comparten la verdad, el deseo de venganza y un plan desde hace 3 años, un plan fraguado entre las dos.
Un tiempo antes de ese evento en el que las chicas hablaron del tema, Estrella aprendía a revisar las finanzas familiares, a sus 12 años su padre le dió las nociones y ella sola se aplicó los conocimientos, en el proceso descubrió el salario de su padre, los excelentes bonos y jugosas comisiones de su padre, los números no le cuadran, su madre gasta más de lo que las cuentas dicen, SPA, gimnasio, café con las amigas, no había día que su madre no saliera mientras ellas están en la escuela y su padre trabajando, intentó hablar con su padre, pero la respuesta fue un beso acompañado de un «para eso trabajo, para consentir a mi familia sin limitaciones».
Desde ese día Estrella observó con más atención a su madre, se percató del olor de su ropa, el perfume masculino, los recibos de retiro de efectivo en cajeros, para Estrella era evidente, su madre engaña a su padre.
Minerva era otra cosa, Estrella era idéntica a su madre, pero ella, su madre insistía que su parecido proviene de un tío lejano que ya falleció, algunas fotos del susodicho son la prueba, pero el único idiota que se cree todo es Rogelio, desde muy chica ella sabe la verdad, tenía 5 añitos cuando acompaño a su madre a desayunar, ahí, de reojo, conoció a su padre, ese fue el propósito, que su amante viera a su hija, idéntica a él, la pequeña no olvidó el rostro del tipo, si madre no contaba con el cerebro de su hija, su capacidad de recordar ese incidente que desencadenó un deseo en la pequeña, al no ser hija de Rogelio, la niña comenzó a desarrollar un amor impuro por su «padre».
Pero volvamos atrás, poca más de 3 años atrás, el día que su madre regresó apestando a un olor desagradable, mientras la hermosa mujer se da un baño, Estrella entró para encontrar su ropa interior empapada de semen, si bien en ese momento no supo que era, una búsqueda rápida en Google «líquido blanco en ropa interior femenina» y encontró la respuesta.
A partir de ese día Estrella le guardó un odio inmenso a su madre, la pobre fue al psicólogo y al médico, el enojo le hizo daño ¿Cómo era posible que su madre buscará otro hombre teniendo a su padre?, en ese momento la niña inició un investigación que la llevó a encontrar cosas en el celular de su madre, mensajes, vídeos, fotografías, así conoció a ese hombre, idéntico a su hermana.
El tiempo pasó hasta que la niña no pudo más y explotó contra su pequeña hermana de 9 años en medio de una de las tantas peleas que se dieron a partir de su descubrimiento «tú no eres su hija» le gritó a la pequeña Minerva que respondió con un simple «Lo sé… Y muy probablemente tú tampoco».
Esa tarde las niñas hablaron largo y tendido, llegaron a un entendimiento y sentimientos en común ‘amo a mi padre, odio a mi madre’.
Entre las dos inteligentes niñas que mes a mes salen en el cuadro de honor, tienen un muro de la casa llena de reconocimientos, han ganado múltiples eventos, fraguan una forma de apartar a su madre de su vida y quedarse con su padre.
Rogelio es ignorante de todo, perdido en su propio mundo de números, las finanzas son lo suyo, pero Rogelio tiene un secreto oscuro, uno que ha sabido controlar por años, un secreto que servirá a las pequeñas a completar su plan, Rogelio ama a sus hijas, pero no es un amor paternal, las desea, son hermosas, las quiere para él. Fantasea con ser su primer hombre, ha soñado con ellas, se ha masturbado pensando en ellas, sufre en silencio, llora por el sentimiento de culpa, se siente sucio, el peor hombre del planeta, sabe que está mal, lo que piensa, desea y sueña es inmoral, pecaminoso y socialmente incorrecto, lucha contra eso, su fuerte moral le impide hacer cualquier movimiento, resignado, se satisface con su esposa, 3 o 4 veces por semana, es un buen sexo, lo disfruta, aunque a veces puede ser incómodo e inplacentero para él, en todo caso, Paulina a sabido mantener las apariencias acostándose con su esposo con regularidad, para ella es solo sexo, no del que le gusta, pero sexo, incluso alguna vez a tenido un orgasmo con este hombre.
Durante 3 años las niñas han estado recolectando información, «desviando fondos», pacientes, aguardando el momento, usando el celular de su madre para extraer información, llegado el momento, con la prueba de paternidad en sus manos, iniciaron su jugada.
Paulina acude al lugar de siempre, un gimnasio de mediana clase, el dueño es su amante, años de «aportaciones» sirvieron para montar este lugar, aquí ella es la reina, aquí tiene sexo con su amante encerrados en su oficina.
Ahí llegó un mensajero que le hizo llegar un sobre con una memoria para su celular y una nota «te va a interesar el contenido».
Paulina no es estúpida, sabe de qué va el asunto, está temblando, abandonó el lugar dejando a su amante sin darle explicaciones, manejo a un centro comercial con estacionamiento subterráneo, a esas horas está vacío. Detuvo el carro en el fondo, la parte más apartada y oscura, puso seguro al vehículo, insertó la memoria, se le bajó la presión, palideció, no podía creer lo que veía, cientos de fotos de ella con su amante, vídeos de ellos teniendo sexo, revisó uno por uno, se dió cuenta que son reales, no son de una sola vez, son de tiempo, reconoció un vídeo en particular, esos lentes los compró hace 3 años aproximadamente, al final se le helo la sangre, un archivo PDF «prueba paternidad», en el documento se propone el material genético de Rogelio como padre, el resultado es negativo, peor aún, las chicas son hermanas de sangre, hijas del mismo padre y madre.
En lo primero que pensó Paulina fue en su amante, el maldito quiere más dinero, pero lo descartó, si ella está casada con Rogelio es porque salió embarazada de su amante, él rechazó la paternidad, se rehusó a hacerse cargo de la menor e incluso el le.dijo que se casara con su novio, cuando nació Minerva él no quería conocerla, fue Paulina quién insistió y él no mostró interés.
Temblando en su vehículo la aterrorizada mujer piensa, no quiere perder su vida de lujos, si Rogelio se entera estará acabada, perderá todo, podrá demostrar que no es el padre, no habrá pensión, su amante no la recibirá, se lo ha dicho muchas veces, se quedará sola con sus hijas, tendrá que trabajar o buscarse otro tonto, pero los tontos con dinero escasean, tendrá que buscarse uno con cerebro y esos no son fáciles de controlar, primero tendrán que aceptarla con dos hijas, después la tendrán vigilada, se sabrá que le fue infiel por años a su esposo, que sus hijas no son de él, ella no está para lidiar con eso, sobre todo la parte económica, está acostumbrada a gastar, mucho, sin cuestionar.
En casa las hermanas esperan a su madre, hacen la tarea y estudian, les gusta estudiar, su padre las colma de alagos, elogios y cariños por sus logros, alimenta su autoestima sin saber que nutre el deseo de las niñas por él.
Paulina llega a casa alterada, mucho más temprano qué de costumbre, huele a sudor, va al baño de inmediato a asearse, regresó a la cocina y comenzó a cocinar, hacía años que no lo hacía, asustada y bajo presión de cortó, furiosa llamó a sus hijas que atendieron al llamado sin protestar o cuestionar, entre las 3 hacen la comida.
La mujer de 38 años no es tonta, es astuta, su coartada era perfecta, no había errores, no era posible que la descubrieran, se trata de algo que la desborda, alguien muy cercano, observa a sus hijas, no hablan con ella, nunca, eso inició hace poco más de 3 años, antes de eso al menos Estrella la saludaba al llegar a casa, su cabeza da vueltas, «son mis propias hijas, ¿Pero qué ganan ellas?» También pierden todo, descubrir que Rogelio no es su padre las destrozaría, ella reconoce que es un excelente padre, como pocos.
Suda frío, «¿Rogelio?» ¿Será posible que su esposo ya lo sepa todo? La presión la está destrozando, tiembla, eso es lo que sus hijas quieren, llevarla a una crisis de ansiedad, que cometa errores, undirla, así tendrán el camino libre con su padre.
«Mamá, ¡Mama! ¿Estás bien?» La voz de Estrella la regresó a la realidad, el dulce rostro de su hija mayor, a su lado Minerva, ambas chicas con una mirada consternada y preocupada, falsa, digna de un Oscar. Paulina encuentra alivió en sus hijas, las descarta del problema, es la primera vez en años que le muestran un rostro de preocupación y le dirigen la palabra, «No me siento bien, estoy cansada, pero es todo».
El ingenuo Rogelio regresa a casa, desea ver a sus hijas y esposa, al abrir la puerta Paulina puede ver cómo sus hijas la abandonan como siempre al escuchar la puerta, siempre que llega su padre dejan todo lo que están haciendo y corren a su encuentro.
Algo característico de ambas chicas es que le siguen llamando papi delante de todos, lo besan con amor y se dejan besar por él en medio de un abrazo, hoy no es la diferencia, al abrir la puerta Rogelio lo primero que ve son sus dos hermosos ángeles.
Estrella y Minerva saltan a los brazos de su padre para colmarlo de besos, Estrella recoge el maletín de su padre, Minerva lo toma de la mano y lo lleva al sillón donde cambia los cansados zapatos de oficina por unos cómodos tenis ayudado por su hija menor.
Detrás de ellas aparece Paulina, sonrisas fingida, nerviosa, saluda a su esposo con especial cariño midiendo la situación, esperaba rechazó si él ya lo sabe, pero no, aceptó el beso subido de tono delante de sus hijas que «avergonzadas» giraron el rostro hacia otro lado.
La familia comió como una familia normal, Rogelio complacido de probar la comida de su esposa después de años sonríe ignorante de todo.
Por la noche Paulina le hace el amor a su esposo, al haberse quedado con las ganas el día de hoy está particularmente activa.
Hagamos un paréntesis, Rogelio es un tipo normal, atractivo normal, pene normal, igual que el amante, la diferencia es el desempeño, Rogelio tiene un pobre desempeño, es una tabla en la cama, sus movimientos son torpes, no sabe que hacer con sus manos, cuando ella se pone a 4 el embistes sin ritmo ni gracia, en silencio, siempre en silencio.
Paulina se come el pene de su esposo de la punta a la base, 16 centímetros de un grosor más que aceptable desaparecen en la boca de la caliente mujer consiguiendo suspiros de placer de su esposo. Si esto se lo hiciera a su amante ya le estaría diciendo groserías, llamaría puta, perra, zorra, traga vergas y demás sarta de insultos que prenden a esta mujer a la que le gusta el sexo sucio y rudo, así la acostumbró su amante, desede el día que la engatuso y logró acostarse con ella, la primera vez de Paulina no fue dulce y cariñosa, al contrario, fue violenta y salvaje.
Desde entonces el sexo a sido un acto de entrega violento en el que su amante la toma con furia, le insulta y se sigue el ritmo que él marca. Cosa que le frustra del sexo con su esposo, es demasiado lento y cariñoso.
El sexo oral de hoy es ruidoso, exagerado, Paulina se quedó con las ganas, el miedo que le produce saber que puede perder su estilo de vida la tiene tensa, le urge un orgasmo para liberar presión.
Está siendo tan violenta como cuando está con su amante, hace sonidos no solo de saliva siendo agitada, chupa el excedente, mete todo hasta el fondo creando un efecto vacío y el sonido que este produce. Rogelio está tentado a detenerla, pero hay dos motivos que lo frenan, uno es que le está gustando, el otro es que cuando Paulina está así, resulta contraproducente detenerla.
La mujer ya se cansó, 10 minutos de oral y su esposo no se viene, eso es lo único interesante de Rogelio, su resistencia, si no se concentra, puede durar con una firme erección hasta 40 minutos, tiempo que Paulina a sabido aprovechar en algunas ocasiones en que debido a la menstruación está sensible y desea el afecto y atención de este hombre.
Montada sobre él Paulina cabalga salvaje a su esposo, le causa dolor, pero el hombre soporta esperando que esto acabe pronto. Los gemidos de Paulina son fuertes, imagina que está con su amante, imagina que la insultan, abofetean, escupen y usar para su propio beneficio, se siente sucia, eso es lo que la prende, no le sirven las caricias de su esposo, no necesita los dulces besos, le molesta que sea suave y atento, ella desea que se la cogan con furia y energía.
A Rogelio le duele la entrepierna, 20 minutos de soportar esto, sabe que su esposa se ha venido una vez, otro orgasmo y será suficiente, él se quedará con la erección y el dolor, pero no importa, detesta cuando su esposa se pone así, violenta, salvaje, gimiendo a todo pulmón sin importarle si sus hijas escuchan, y vaya que lo hacen, ambas chicas furiosas en sus camas escuchan a su madre disfrutar con su hombre, les arde la sangre, “Maldita mujer ¿Cómo se atreve a contaminar algo tan puro?” Para ambas chicas su padre es el mejor hombre del planeta, cariñoso, responsable, atento, guapo, inteligente, gracioso, excelente proveedor, fiel, hogareño. En alguna ocasión una de las amigas de Estrella le comentó que ella y su hermana tienen una relación muy estrecha con su padre, incluso más estrecha que la relación de sus padres. Lo cual es verdad, Estrella y Minerva tienen una relación muy estrecha con su padre, más estrecha que la relación de Rogelio y Paulina, por eso les molesta escuchar a esa mujer darse placer con algo que sienten no les corresponde.
En la habitación Paulina pasó de los gemidos a los gritos e insultos, “cógeme cabrón, hijo de la gran puta cógeme, soy tu puta, ah dios son una perra, una guarra”, el sonido de plap plap plap son los tambores de guerra de Paulina, sus gritos el canto de batalla, cualquier hombre que disfrute del sexo duro estaría mas que complacido con esta mujer que se conserva tan bien y con una excelente condición, pero no Rogelio, se siente avergonzado con sus hijas, antes de eso con sus padres, el hombre carga sus propios traumas de la infancia, ser hijo de una pareja swinger le afectó, por su casa vío desfilar una gran cantidad de hombres, mujeres y parejas, escucho a sus padres tener sexo salvaje con muchas personas, al final, sus padres contrajeron una ETS, con el tiempo, ambos sucumbieron a las enfermedades, la combinación de sus padres siendo unos libertinos, su muerte repentina debido a su enfermedad, su poca educación en temas sexuales y un fuerte sentido de la moral transformarón a Rogelio en un hombre con muchos problemas y morbos.
El pobre hombre no logra alcanzar un orgasmo, su erección ya no es firme, mantiene suficiente sangre en su interior para permitir que Paulina brinque hasta alcanzar el orgasmo y caer rendida sobre el pecho de su esposo unos momentos. Sin bañarse, sin importarle su esposo, la mujer se bajó y se giró para dormir.
En momentos como estos es cuando Rogelio atraviesa por sus crisis y conflictos existenciales, se levanta de la cama, se pone un short y sale a revisar que sus hijas sigan dormidas. Al inicio sus intenciones eran buenas, es decir, no es la primera vez que pasa, desde que Estrella era una pequeña nena, antes del nacimiento de Minerva, el hombre avergonzado va a revisar a sus hijas, revisar que sigan dormidas, que no se hayan enterado de lo ocurrido.
Esas revisiones nocturnas son clave en la historia de la familia, es en esas excursiones de su padre que las niñas descubrieron el olor a sexo, sin darse cuenta, Rogelio les permitió a sus hijas identificar el aroma con el que su madre regresa a casa con frecuencia, por su parte Rogelio despertó su interés en sus hijas, hermosas, puras, castas, a diferencia de su madre, una mujer dos años mayor que él con un alto kilometraje recorrido antes de acostarse con ella, el joven Rogelio se dejó llevar por la pasión y se acostó con una mujer que lo engatuso y después le encasqueto una hija que sin saberlo no es suya. Al hombre no le importó sufrir la batalla de trabajar, estudiar y ser un padre de familia, a sus 19 años, becado, encontró un trabajo en un banco donde rápidamente creció debido a sus capacidades.
Los traumas de la infancia despertaron el Rogelio un morbo desmesurado por sus hijas, su aroma le resulta exquisito, lo asocia con pureza, pureza que algún maldito bastardo robará en cualquier momento, ese miedo despertó en él un deseo impuro por poseer esa pureza antes que nadie, robar la virginidad de sus hijas, como cada noche desde hace 8 años aproximadamente, el pene de Rogelio se pone rígido, la idea de robarle a su amada Estrella su virginidad y asegurarse que sea sólo suya para siempre es una erección garantizada, no importa si hizo el amor con su esposa, no importa si eyaculó o no, su pene se pone firme y no se baja hasta que lo frote con amor imaginando que desflora a su hija.
Pero Rogelio no es un monstruo, aún con su pene rabioso por sus deseos y fantasías, sentado en la cama de su hija actúa como un padre amoroso, acaricia el rostro y cabello de su hija sabiendo que no tiene el valor para hacerle daño, todo será siempre un momento platónico e idílico. El amoroso padre deja a su hija mayor para ir a revisar a la niña de sus ojos, su más valioso tesoro, su amor materializado en carne y hueso, Minerva.
No es que Rogelio quiera más a una, no es que tenga una favorita, tampoco se trata que desee más a una hija que a la otra, todo gira alrededor de la conducta de su pequeña, juguetona, audaz, inocente, es su bebé, su hija menor, tierna, pura, pero alguna manera, pícara. Si bien es en Estrella quien Rogelio piensa cuando se masturba, Minerva es la que le ha dado momentos sublimes que le han ayudado a alcanzar los orgasmos más deliciosos cuando se masturba.
Madura y morbosa para su edad, Minerva aprovecha cualquier momento para abusando de su apariencia inocente, restregar su culito sobre el miembro de su padre protegido por el pantalón, despertando a la bestia debajo. La chiquilla finge no saber qué pasa, ríe y se mueve como si nada pasara, pero la pequeña siente el pene de su “padre” y se moja. Al inicio no sabía el por qué, pero una búsqueda rápida en Google «vagina mojada» y todo un nuevo mundo se abrió ante la pequeña.
La primera vez que se masturbo fue a los 8 años, pensaba en Rogelio, como lo llama en su cabeza o cuando está sola, alcanzó su primer orgasmo metiendo sus dedos como vió en los vídeos de internet imaginando que era el pene del hombre que ama. Minerva es especial, en ese aspecto es mucho más despierta que su hermana, saber que ese hombre no es su padre por años la ha permitido crear una fantasía en dónde se entrega a él, le abre sus piernas y permite que el hermoso pene de Rogelio entre en su inmadura vagina derramando su caliente semilla en el interior.
Hace poco dejaron de bañarse juntos, su padre consideró que ya no era correcto, lo mismo pasó con Estrella, ambas niñas conocen el pene de su «padre» porque se bañaron con él hasta cumplir 7 años.
Pobre Rogelio, esa noche que su esposa lo usó para darse placer escandaloso le tocó ir al cuarto de Minerva dejando a Estrella en su cuarto después de cerciorarse que estaba «dormida», pero no lo estaba. Cuándo el hombre salió de la recámara de la chica de 16 años, comenzó a llorar de coraje. Para ella todo es diferente, ella si ve a Rogelio como su amado padre, le duele la idea de perder su amor y cuidado, la tortura el miedo de que Rogelio deje de llamarla hija, siente la misma culpa que él, porque Estrella desea a su padre como hombre, le excita la idea del incesto, se masturba con toda la culpa del mundo apretando fuerte los ojos sintiendo el cálido roce de su padre en su mejilla y cabello, furiosa juega con su vagina pellizcando su clítoris, explorando su interior, imagina que es el pene de su padre tomando su virginidad, llenando su interior, derramando esa semilla incestuosa , en su cabeza grita “si papi, hazme tuya, lléname, quiero tener tus hijos” cuando llega al orgasmo.
Mientras una hija se masturba pensando en su padre llegando en minutos al orgasmo, la otra ya se recupera. Debajo de las sábanas la entrepierna de la preadolescente de 12 años está empapada, finge dormir, espera a su padre, sabe que vendrá, humecta su cara con sus jugos para que su padre se moje las manos pensando que es sudor. Rogelio abre la puerta del cuarto para revisar a su pequeña de 12 años, la “inocente” niña “duerme” plácidamente en su cama, tiene la parte superior de su cuerpo descubierta, sus nacientes senos pujan contra la playera de algodón que usa para dormir, todos los signos de excitación desaparecieron, al entrar Rogelio la pequeña respira tranquila, el hombre que ama se sienta al filo de la cama con una visible erección, acaricia el rostro de su amada hija sin saber que la pequeña disfruta del tacto de su mano como hombre.
Rogelio retira el “sudor” del rostro de la pequeña, una pequeña gota en su frente es retirada con un beso, la niña gruñe un poco y se gira, una mera actuación para encubrir su ruborizado rostro, el hombre que ama acaba de probar sus fluidos. Lo siguiente es una nalgada de amor paternal y retirarse del cuarto dejando a su “hija” descansar.
Figura paterna e hija bastarda se masturban furiosos, Rogelio es demasiado ingenuo para darse cuenta, lo que pensó era sudor y le dio un gusto salado era lubricante de la vagina de su pequeña bastarda de 12 años, el pobre hombre se masturba con culpa imaginando que es eso, eyacula un torrente de semen gigante, suficiente para rellenar ambas vaginas y dejarlas embarazadas en su primera vez.
En el baño de Minerva, la chica usa el chorro de agua de su regadera para estimularse, siente el agua entrar y salir, llegando su interior en un flujo constante, cierra los ojos imaginando que es el semen de su padre llenando su interior, tiene un orgasmo con esas caricias acuáticas que la dejan saciada por el momento y regresa a su cama a dormir.
Saciados los 4, duermen plácidamente en sus camas, cada uno soñando y pensando en sus propios asuntos.
Paulina tiene pesadillas, en ellas se queda sin nada, sin esposo, amante, hijas, dinero, casa, le da vueltas entre sueños buscando al desgraciado que tiene entre sus manos, está dispuesta a entregar su cuerpo a quién sea las veces que sea necesario, mas sexo no está mal, pero si le piden dinero, la situación será mas complicada.
Rogelio sueña con sus hijas, la culpa lo atormenta, no tiene el descanso deseado, se despierta en varias ocasiones llorando por la culpa pensando que es un monstruo.
Estrella y Minerva no sueñan, están saciadas por el orgasmo y duermen profundamente sabiendo que su plan está en marcha y en cualquier momento su madre cometería errores.
Los días pasan, el amante de Paulina le exige su cuota, sexo y dinero, pero la mujer esta evasiva, no tiene cabeza para pensar, desea a su amante, ha tenido que hacer el amor con su esposo como último recurso desde que recibió esa maldita memoria. Quien quiera que sea ha mantenido silencio, lejos de darle paz la mantiene tensa y alerta, es una batalla de desgaste la guerra que juegan sus hijas.
Al cuarto día el amante de Paulina la toma del brazo y la forza a entrar a su oficina privada, doblegada por el aroma a macho aplica una violenta sesión de sexo oral al hombre que la ha usado por años y que la ha fecundado en dos ocasiones. Entregada a la violencia con que este hombre la toma, se deja hacer. Su boca y garganta están siendo violadas, pero acostumbrada a estas acciones, simplemente relaja permitiendo al hombre disfrutar.
Paulina cae de bruces contra el sillón, sus leggins son retirados con violencia, la diminuta tanga se va con ellos, está empapada, “¿Quién te crees que eres pendeja?, eres mi puta, yo soy tu macho, existes para darme dinero y placer, te voy a mandar llena de leche, zorra de mierda, puta asquerosa” y un número repetitivo de esas palabras en diferente orden mezclados con escupitajos, bofetadas y la fuerza que le aplican empaparon su vagina, le urge sentir el pene de este hombre destrozar su vagina, afortunadamente no tuvo que esperar mucho tiempo, el pene entró con violencia en su interior arrancando alaridos de placer.
El hombre está particularmente agresivo hoy, sobrepasó varias líneas que tenía prohibido pasar, además de las marcas dejadas en su brazo por sus dedos, regresará a casa con las nalgas rojas, el cuello con moretones y un par de chupetes visibles a simple vista. Normalmente ella se impondría, pero hoy no, está tan necesitada de violencia que se olvida de todo, incluso de que alguien ya la tiene en la mira.
25 minutos de sexo violento fueron suficientes para darle 3 fuertes orgasmos que la dejaron saciada y rellena de semen. Regresó a su casa cogida y magreada, la sonrisa se le borró del rostro cuando cayó en cuenta de lo que había hecho. Maneja con velocidad esperando llegar antes de sus hijas, pobre Paulina, dos cabezas piensan mejor que una, por eso, una cámara escondida en el baño de sus padres se activa cuando hay movimiento, toma fotos y vídeo, silenciosa, incluso transmite en vivo, todo por la ridícula cantidad de $30 dólares.
Apurada estacionó el vehículo y salió corriendo al baño, desnudo su cuerpo, arrojó la ropa interior empapada de semen y jugos, llenó la tina del baño y sacó todo el hielo que su refrigerador es capaz de producir. Desesperada metió su cuerpo en el agua helada hasta el cuello, llora en silencio por la estupidez que acaba de hacer, su vagina expulsa el semen del hombre que se disuelve en el agua helada, se siente acorralada, sabe que no puede resistirse, es una viciosa sexual, necesita esa violencia en su vida para poder tener orgasmo que la dejen saciada, puede alejarse un tiempo, algunos días, pero sabe que volverá por su ración de sexo salvaje.
Reflexionando llegó a la conclusión de que toda la culpa es de su amante, el desagraciado que la violó y la moldeo para que aceptara este tipo de sexo al grado de no poder vivir sin él. La usó para conseguir sus propios propósitos, adicta al trato que le da este hombre, ella misma planeó todo, llora de impotencia al saber que ninguno de los dos hombres la necesita o la ama al menos, 38 años, 2 hijas, buen cuerpo y guapa, pero con gustos demasiado específicos como para encontrar un hombre que le de el estilo de vida le gusta y la sacie sexualmente.
Mil veces maldito, mil veces estúpida, su cabeza comienza a maquilar, no tiene pruebas, pero debe haber alguna forma de quitarle el gimnasio a su amante, de esa forma al menos tendrá un ingreso adicional, el único problema será convencerlo de firmar cualquier documento.
Las hijas regresaron a la hora de siempre, llevan tiempo reuniendo evidencia del estado de su madre al regresar de la calle, fotos de su cuerpo maltrecho, algunas prendas con semen sexo, el material de hoy vale oro, solo necesitan que su madre salga del cuarto para conseguir esa tanga, también es momento de continuar con el asedio.
Una foto llegó al celular de Paulina, el sonido la sacó del trance, número desconocido, ella y su amante, besándose, desnudos, sus senos rojos por los duros apretones que le dió, la leyenda «¿Te acuerdas de ese día?».
El placer del orgasmo de hace unas horas desapareció, se encuentra totalmente tensa, nerviosa, el remitente aparece ‘en línea’, osada le envía un mensaje «¿Quién eres y qué demonios quieres?».
Visto… Semen escurre por su entrepierna, de pie aguarda la respuesta, pero nada, un sticker de ella y su amante besándose, minutos después un audio.
Paulina se imagina que es la voz de la persona que la extorsiona, pero no, es la voz de ella, le da las gracias a su amante por «la rica cogida del día, si pudiera tener hijos, le daría el tercero».
«¿Quién demonios eres y qué putas quieres?», las niñas se ríen con el mensaje de voz, su madre está iracunda, pero detrás de esa ira hay terror.
«A tu esposo» y un sticker del rostro de Rogelio, es el recorte se una foto donde sonríe feliz abrazando a sus hijas.
Las niñas pusieron el celular modo avión, ansían llegar a casa para preguntarle por esas marcas en cuello, su plan tiene efecto, error tras error, Paulina olvida lavarse bien, se puso una falda que permite ver el semen seco en su entrepierna, la playera no cubre las marcas del cuello, su rostro está ido, funciona en automático, al llegar sus hijas todo funciona igual, la madre ignora a sus hijas y las hijas a la madre, saben que no se aman, ni se quieren, las tuvo por compromiso, para amarrar a Rogelio, la primera fue accidente, algo que pasaría tarde o temprano, el resultado de las arduas jornadas sexuales con su amante y el motivo por el cual se casó con Rogelio con quién tenía una relación meramente sexual con el objetivo secreto de «salir embarazada», usaba condón hasta que supo que estaba embarazada, entonces el condón se rompió y acusó a Rogelio de ser el padre, la segunda fue un capricho, Rogelio quería otro hijo, entonces dejó de tomar los anticonceptivos y dejó que su amante la embarazara.
Destrozada física, emocional y mental, Paulina salió de su cuarto con la idea de hacer de comer, sus hijas aguardan en la sala, su lugar favorito para hacer tareas mientras esperan a su padre, pero está vez es diferente, son unas perras guardianas, acechan a su madre, aguardan pacientemente a que salga para continuar con su movimiento.
«Pero mamá ¿Qué te pasó en el cuello, qué es esa costra seca en tu pierna?» para cuándo Paulina reaccionó sus hijas ya le habían tomado fotos, espantada regresó a su habitación, el tiempo en el agua no fue suficiente, tiene moretones y marcas, sus hijas vieron el semen seco de su amante y padre, la presión es mucha, se está hiperventilando, su esposo se dará cuenta, se desnudó para ver la gravedad, su cuerpo está llenó de marcas, otro error, está en el baño, la pobre mujer se tiró en el suelo acongojada, maldice a su amante, maldice al imbécil que la extorsiona, maldice a Rogelio por no darle lo que necesita, maldice a sus hijas por atarla a este hombre, todo grabado por sus hijas que sonríen.
Paulina no salió de su cuarto, le mandó un mensaje a su esposo «me siento enferma, dormiré», se acostó en su cama y se arropó.
En la sala sus hijas esperan al padre, al llegar el susodicho se lo comen a besos, le dicen cuánto lo aman, alargan el tiempo con ellas, se sientan en el descansabrazos del sillón de su padre, conversan con él, ambas chicas con el uniforme de la escuela le muestran las faldas mostrando sus piernas, osada como siempre, mueve sus piernas mostrando sus diminutas panties blancas que cubren su vulva con apenas vello.
Desde el cuarto Paulina puede escuchar las risas, siente una presión en el pecho, Rogelio no a ido a preguntarle cómo se siente, no le contestó el mensaje, se da cuenta lo jodidamente jodida que está, a su esposo no le importa, no la ama, tiene sexo con ella por el mismo motivo que ella tiene sexo con él, compromiso, no tiene nada.
Tres largas horas después las risas pararon, las chicas incluso cocinaron para su “padre” que se olvidó de su esposa, comieron, siguieron riendo, Estrella se envalentonó e imitando a su hermana inclinó su cuerpo recargando sus senos contra el brazo de su padre dejándolo sentir por primera vez lo firme de su busto jamás tocado por nadie. Rogelio mantiene la calma, pero no puede evitar el cúmulo de emociones y sensaciones en su interior, ve a sus hijas con dos caras, la paternal y la del deseo, su corazón palpita, tiene una erección que intenta disimular, sus hijas lo saben, pero la ignoran dándole un respiro a su padre que está avergonzado, no puede evitar ambas cosas, la vergüenza y la erección.
Rogelio reacciona, mira el reloj y usa el tiempo de pretexto para dejar a sus hijas e ir a ver a su amada y convaleciente esposa que acalorada soporta la temperatura debajo de la sábana, tiembla de miedo al escuchar los pasos, suda frío, está aterrada, tiene motivos para estarlo, su cuerpo tiene marcas propias de actividad sexual, tiene un rayo de esperanza, su esposo es torpe, podría convencerlo de que no la destape, intenta pensar, pero no puede, la puerta se abre, Rogelio se aproxima, se sienta al borde de la cama, finge dormir, una mano sobre su cabello, siente un escalofrío recorrer su cuerpo, tiembla, su esposo percibe eso como síntomas de la enfermedad, toca su frente sudada, va por un paño y la seca, la cabeza de Paulina va a explotar, tiene reseca la garganta, le cuesta respirar, si Rogelio la destapa todo estará acabado para ella, al menos la infidelidad, maldice su vida, maldice todo, algo recorre su cuerpo por sobre la sábana, es Rogelio que intenta darle confort, mueve los ojos, sin querer los entreabre, ya no puede fingir sueño, mira a su esposo sonriendo falsamente, intenta saludarlo pero la voz no le sale, la mandan callar con una mano, aprieta fuerte la sabana hasta el mentón, Rogelio le dice que todo está bien, el se hará cargo, le pide que descanse.
Las chicas afuera de la habitación sonríen, saben que su madre la está pasando mal, no es buena para trabajar bajo presión, la tienen dónde la quieren, solo falta empujarla, Estrella le cede el honor a su hermana menor, “oye papi, creo que mi madre tiene alguna reacción alérgica, le salieron unas marcas en el cuello”, maldita mocosa pensó Paulina, te voy a matar cuando me libre de esta, Rogelio atendió a las palabras de su hija y le insistió a su esposa que lo deje ver.
Todo se puso en blanco en ese momento, la cabeza de Paulina explotó, la cabeza de Rogelio explotó, la cabeza de las chicas explotó, cada una por motivos diferentes…
Paulina sabe que todo está acabado, las marcas son dedos, visibles, alguien la ahorcó, por su historial, es evidente que fue durante un encuentro sexual, su esposo es tonto, no estúpido, su vida está acabada.
Rogelio tiene el corazón roto, si bien no está enamorado de esta mujer, es la madre de sus hijas a quienes ama con locura, deseaba poder darles una familia normal y feliz, pero tiene frente a él evidencia que no puede dejar pasar.
Las chicas saben que se viene una tormenta, sus padres se van a divorciar, se van a quitar a su madre de encima de golpe y porrazo, ambas van a pedir quedarse con su padre, las tres lo saben.
El teléfono de Rogelio no deja de sonar, decepcionado y triste se aleja de Paulina que implora perdón, ella sabe lo que hizo, se arrojó a los pies de Rogelio, grita, llora, patalea, Rogelio revisa su celular, fotos y videos comprometedoras de Paulina con un hombre que es idéntico a Minerva, no solo descubre que la infidelidad, también descubre que al menos su hija menor no es su hija.
Destrozado se dejó caer al piso, una presión en su pecho, las chicas escucharon a su padre caer, prestas entraron a la habitación, Rogelio se aprieta el pecho, le cuesta trabajo respirar, Estrella llama una ambulancia, Minerva masajea su pecho haciendo presión, Paulina reacciona, si se muere, se queda con todo, furiosa aparta a Minerva de un golpe, Estrella cuelga tras pedir la ambulancia e impacta a su madre con su caja de maquillaje de madera en la cabeza.
Ambas chicas atienden a Rogelio, Estrella masajea el pecho, Minerva toma su mano con fuerza, la ambulancia llega y se lleva a los padres al hospital, las chicas piden transporte aparte.
Horas después Paulina despierta en un hospital público, sola, pregunta por su familia, no hay nadie, la transfirieron de otro hospital.
Tiene una conmoción, le duele la cabeza, está desorientada, apenas recuerda lo que pasó. El médico le pregunta por las marcas en su cuerpo, de pronto recordó todo y vió una salida, la mujer declaró que fue su esposo.
En el otro extremo de la ciudad Rogelio despierta acompañado de Estrella y Minerva lo acompañan, el pobre hombre se echó a llorar en el confort de sus ángeles que lo abrazan. Afortunadamente todo está bien para él, goza de buena salud, lo que le pasó fue una reacción a un gran dolor emocional.
Rogelio recuerda todo, trata de mirar a sus hijas pero no puede, en el fondo sabe que ellas también son víctimas, ignora que ellas lo saben todo, ignora que ellas fraguaron todo.
Al día siguiente Rogelio es dado de alta, sale del hospital con sus hijas rumbo a casa, el hombre va tenso, nunca ha sido violento, pero desea matar a Paulina. Estrella rompe el silencio, le pide a su padre no ir a casa, su madre le ha enviado mensajes, salió del hospital, está en casa esperándolos, la chica teme lo peor, le implora a su padre ir a un hotel y hablar, los tres. Minerva no habla, no se atreve, es consciente de la situación, el hombre que ama descubrió que no es su hija, no tiene lazos que los unan, solo el cariño y los recuerdos, recuerdos morbosos de ella restregando su culito contra su pene.
Desorientado Rogelio acepta el consejo de sus «hijas», deja a Estrella al mando, le da su cartera, celular, cierra los ojos y guarda silencio.
Estrella tenía razón, en casa Paulina los espera con su amante y otro sujeto, tienen planeado terminarlo todo, pero se quedaron esperando.
En el cuarto de hotel Rogelio acostado escucha a sus hijas, presta atención a toda la historia, Minerva confiesa que ella sabía todo desde hace años, le entregan toda la evidencia acumulada, suficiente para un divorcio limpio, sin pensión, libertad absoluta, le entregan entre lágrimas el documento original con el resultado de la prueba de paternidad, las chicas lloran a ambos costados de la cama.
Las consuela sobando sus cabezas, les dice que siempre serán sus hijas, las ama con locura y está dispuesto a pelear la paternidad si ellas así lo desean. Al unísono las chicas se arrojan al pecho de su padre, «papiiii» y los tres lloran de alegría y dolor.
En dos puntos diferentes de la ciudad, pasan cosas distintas, en el domicilio Paulina es tomada salvajemente por su amante, no lo hace como siempre, lo hace con furia, la golpea, la estrangula, sangra, el hombre está furioso, intentaron saquear las cuentas de banco, pero no pudieron, Estrella había movido todo, canceló las cuentas de su madre, lo único que obtuvieron son las joyas de ella. Paulina no sabe qué está pasando, los golpes que le propinó su amante la dejaron aletargada, confundida, «te gusta con violencia perra, toma tu violencia», al final su vagina y ano fueron violados por su amante de toda la vida, tomó las joyas, vendió el gimnasio que ya tenía comprometido y huyó, en menos de 26 horas la pobre mujer lo perdió todo, ahora yace golpeada en medio de su sala, inconsciente, herida, violada, derrotada.
Al mismo tiempo, en un cuarto de hotel, Rogelio duerme abrazado a sus dos hijas. Minerva está inquieta, es la primera vez que tiene así de cerca a su padre, acaricia su abdomen, su rodilla descansa en la entrepierna, puede sentir el pene debajo de la ropa interior, suspira abrazada al hombre que ama, le pica su entrepierna, desea masturbarse.
Silenciosa se levanta de la cama, va al baño, hay una tina con una llave de chorro, se muerde el labio, desnuda su cuerpo, cierra la puerta, abre la llave y espera a que salga agua tibia, una vez conseguida la temperatura deseada apaga la luz del baño, se mete a la tina, avanza sigilosa hasta el punto correcto y deja el placer fluir.
Rogelio se despertó en la madrugada, confundido se levantó y fue al baño, Estrella duerme a su lado, como puede se dirige al baño, enciende la luz y lo primero que ve es a Minerva abierta de piernas debajo del chorro de agua, «papi!» la chica se incorpora rápidamente, cubre su cuerpo avergonzada, algo que nunca había sentido antes con este hombre.
El pene despierta, avergonzado Rogelio disimula su erección, ese pequeño momento y gesto desatan todo el deseo de Minerva que deja de cubrirse, su rostro cambió, ya no hay pena o vergüenza, solo deseo. Desnuda y mojada salió de la tina, el hombre se siente en una película de terror, como si el asesino avanzara hacía una de sus víctimas que no puede reaccionar.
Minerva pasó de largo a su padre y le puso seguro a la puerta, en su cabeza hay varias opciones, escoge la que le parece más sensata.
«Rogelio, ignoro lo que piense, sienta o deseé mi hermana, pero yo a tí te amo, lamento todo esto, lamento lo enfermo de la situación, pero te confieso que no es un amor fraternal… Te deseo, deseo sentirte dentro de mí, me he masturbado cientos de veces fantaseando con eso, deseo tu semen dentro de mí, anhelo que seas mi primera vez… Lo siento por mi hermana, pero aquí y ahora, vamos a hacer el amor»
El pobre hombre sigue petrificado, no cae en cuenta de lo que acaba de escuchar, intenta reprimirse, pero su erección está al máximo, siente culpa, desea a esta chica que se le ofrece, pero la a cuidado desde que nació, ha fantaseando cientos de veces, pero no pasaría esa línea jamás, se ha masturbado pensando en ella, y ahora no importa, ahora es ella quién habiendo liberado el pene masturba lentamente el falo de sus deseos.
Rogelio suspira, las delicadas, suaves y pequeñas manos además de darle placer hacen ver su pene más grande, en su interior la culpa y el deseo entablan una batalla encarnizada, «es tu hija, no deberías hacer esto», «la criaste desde bebé sin ser tuya, mereces esto», con los ojos cerrados el hombre lucha por tomar la decisión correcta, pero todo se fue al diablo quedando totalmente desarmado cuando sintió la dulce boca de «su hija» envolver la punta de su pene y comerlo hasta poco menos de la mitad.
«Minerva, mi amor, mi niña, lo siento, soy un monstruo, un pésimo padre, te deseo»
Música celestial para los oídos de la niña que inició con su primero y experto sexo oral producto de practicar con plátanos.
Rogelio de pie suspira, resopla, no es el violento sexo oral de Paulina, es un dulce, tierno y amoroso sexo oral, lo que siempre soñó e idilizó está sucediendo.
5 minutos de amor oral, un amor puro, casto, virginal, Minerva está lista para lo que sigue, desea sentir a Rogelio en su interior. Terminó de desnudar a su hombre, quitó el seguro de la puerta, lo tomó de la mano y lo guió al segundo cuarto, el que se supone usarían ella y Estrella.
«Acuéstate, quiero hacerla yo misma», Rogelio se dejó guiar por la chica de 12 años, acostado en la cama, desnudo, con el pene erecto, lubricado por la saliva de la chica, aguardó.
Minerva se montó en la cama, está temblando de la emoción, por fin podrá tener a este hombre que ama dentro, recogiendo su interior, depositará su esperma dentro, serán uno.
Minerva no es como su madre, aprendió de su padre a ser amorosa, cariñosa, a buscar el afecto, es por eso que sentada sobre su hombre se inclinó para regalarle su primer beso.
«Rogelio… No eres mi padre, te amo como hombre, deseo darte todo, seré tuya siempre, hasta el final, te daré hijos, los criaremos con amor… Bésame, te regalo la pureza de mis labios, nadie la merece más que tú».
Fundidos en un torpe primer beso «padre e hija» se unen desnudos sobre una cama, a segundos de pasar una línea de la que no hay marcha atrás. La joven Minerva mete la lengua dentro de Rogelio, para él es la primera vez que besa a alguien que realmente ama y desea, lo hace lento, guía a la inexperta niña que acepta ceder el ritmo al hombre que ama.
Suspiran, el sonido de sus labios resuena en la habitación, en el cuarto de al lado Estrella despierta, aguarda en silencio con una apacible sonrisa y los ojos cerrados imaginando la escena, siente una paz y felicidad difícil de explicar.
Minerva ha tenido suficiente con el beso, ahora desea pasar al plato principal. De cuclillas sobre el desnudo y erecto pene que la vió crecer, la chica intenta acomodar el pene en el lugar correcto sin mucho éxito.
Rogelio acudió al auxilio sujetando su pene por la base para mantenerlo firme, la chica busco la entrada moviendo su cadera, al encontrar el lugar correcto miro a los ojos del hombre al que le entregará su virginidad, excitados y presa del deseo sonríen, «Ve lento, no hay prisa, si te duele paras, si necesitas ayuda, me avisas, papá te va a cuidar».
Motivada por el pequeño discurso la chica inició la presión, para sorpresa de Rogelio su pene entró sin problemas hasta el fondo, años de masturbarse y jugar con la regadera sumados al deseo de la chica le enseñaron a relajar la vagina y disfrutar.
«Te juro que era virgen, solo me he tocado mucho, espero no te decepcione»
«Te creo, no estoy decepcionado, estoy felíz »
Mirna está feliz, más feliz que nunca, en su tierno interior alberga el pene del hombre que ama, su interior es estrecho, muy estrecho, Rogelio puede dar fe de eso, se ajusta firme a la circunferencia del cilindro de carne, caliente, jugoso, flexible, entrenado desde los 9 años con sus dedos y el chorro de agua que le mostró las bondades de tener algo dentro de ella moviéndose.
La chica disfruta de las manos de «su padre» que amasan sus senos tiernamente, sus pequeños pezones duros como piedra, tan grandes cómo chícharos se deleitan con los suaves pellizcos.
El hombre experimenta algo que nunca vivió con Paulina, el deseo de ser proactivo en el coito, la dulce Minerva disfruta de las atenciones llevándola a flotar entre nubes, empujada por un ligero, suave y rítmico oleaje.
Todos los seres humanos nacemos con instintos, el instinto de supervivencia y de la conservación de la especie, es ese instinto impulsan a la niña de 12 años a mecer su cuerpo liberando maremotos de placer que destruyen el oleaje antes vívido.
Gemidos, quejidos, suspiros, lágrimas, respiración descompuesto… Lo que inició como una hermosa tarde de verano flotando entre nubes empujada por un delicioso oleaje y una fresca brisa, se transformó en una violenta tormenta, una vorágine de sensaciones y un cúmulo de sentimientos que explotan en su vientre llevándola en minutos al orgasmo más violento y placentero que le cortó de golpe sus cuerdas vocales.
Una fuerte descarga eléctrica que tensa su existencia recorre el cuerpo de la niña, Rogelio asustado se sienta para abrazarla. El movimiento clavo más su pene al caer la chica por su propio peso lanzando una segunda ola que destruye todo descomponiendola liberando su garganta que profirió los más dulces sonidos guturales de placer que ninguno de los dos había escuchado jamás.
Motivado por la reacción, Rogelio utilizó sus brazos para subirla y bajarla lentamente prolongando más el orgasmo de la niña, coaccionando al inmaduro cuerpo a explotar en múltiples orgamos, uno tras otro hasta mojar la pelvis de su amante y caer rendida en su pecho, respirando con dificultad, abrazando con sus bracitos al hombre que tomó su virginidad y tanto placer le dió.
Rogelio entendió lo que pasaba, su pequeña amante obtuvo un placer intenso y necesita recuperarse antes de seguir, beso la frente de la niña una y otra vez recogiendo gotas de sudor, su pene sigue erecto, caliente, disfruta de los últimos espasmos apretado por el interior de la imberbe vagina de 12 años que fue capaz de albergar toda su longitud en su interior. El hombre está más que satisfecho, piensa en los años por venir y lo mucho que disfrutará con esta niña.
«Te amo… p-papá»
«Papi, llámame Papi»
«Sí, Papi»
Rogelio giró con cuidado para recostar a su hija, sin sacar su pene, la nena abraza a su padre mientras se besan apasionadamente, Minerva aprende rápido, corresponde a los besos de su padre con propiedad. La pareja unida por sus genitales y el vínculo afectivo padre-hija se entrega a los placeres del incesto.
«Estrella también te ama, me le adelanté, pero también será tuya si se lo pides»
El pene de Rogelio saltó de la emoción en el interior de su hija, la idea de tener la virginidad y pureza de su hija mayor lo puso en condiciones de eyacular. Minerva gimió con el movimiento, ambos entendieron que estaba lista para continuar.
Apoyado sobre su brazo y pierna izquierda soporta su peso para no aplastar a su hija, su mano derecha sujeta la estrecha cintura de la niña que abre sus piernas de par en par para su padre.
El hombre experimenta una pose que nunca pudo probar con Paulina, se siente agradecido de vivir está experiencia con su amada hija. Vista a vista, la niña recibe los dulces y rítmicos embistes de su padre, poco más de la mitad del pene entra y sale, la cantidad exacta para tocar todos sus puntos de placer sin lastimarla, Rogelio siente desde su pecho alguno nunca antes experimentado, su corazón bombea sangre por todo su cuerpo, su pene palpita, los testigos se contraen, su hija debajo de él gime delicioso ante cada empuje, en sus ojos puede ver el inmenso placer que la niña siente en ese momento y el amor que profesa por su padre.
«Me voy a venir, me voy a venir hija»
«¡Dentro Papi! ¡Dentro!»
La niña se colgó del cuello de su padre alzando su rostro para besarlo, entre gemidos la pareja incestuosa dominada por Elektra alcanzan un nuevo clímax, uno tan intenso que alcanzó a Estrella, la hermana mayor que se masturba detrás de la puerta cerrada escuchando a su padre y hermana menor haciendo el amor, ella pudo sentir la descarga liberada por ambos amantes, alcanzó su propio orgasmo que pudieron escuchar los amantes dentro de la habitación.
Rogelio y Minerva saben que Estrella es testigo y cómplice de todo, pero eso no es relevante en ese momento, Rogelio disfruta del orgasmo más intenso y placentero de su vida, descarga grandes cantidades de semen en el interior de su hija de 12 años entre suspiros y gemidos silenciados por el beso de su hija.
El interior de Minerva arde, el tierno y virginal útero es bañado por su primera descarga de semen de su vida, momento que nunca podrá olvidar, la marcará por el resto de su vida, el mágico momento en que tras su primera entrega, concibió el primer hijo biológico para su padre, sin ninguno de los planearlo, desearlo o pensarlo.
Saciados por su entrega, padre e hija se besan sobre la cama del hotel, la pequeña vagina retiene en su interior todo el esperma de su padre, aún flácido, el miembro es lo suficientemente grueso y largo para sellar los labios.
Del otro lado de la puerta Estrella llora de felicidad, su hermana consumó su más profundo deseo, abrió las puertas del futuro que desean y pronto será su turno. La bella adolescente de 16 años regresó a la cama conciliando el sueño casi de inmediato.
Rogelio cayó en cuenta de su peso y de Estrella, intentó incorporarse pero Minerva se lo impidió, «ella está bien con esto, lo planeamos así, llevo años esperando esto, mucho más que ella, hoy eres solo mío Papi». Crédulo a su hija se acomodó en la cama sacando el pene del interior de la tierna vagina consumando así la pérdida de su pureza. El hombre que la crío, cambió sus pañales, la vió crecer desde que se gestaba en el vientre de su madre, tomó toda la pureza de la niña que aspiraba a ser mujer a sus tiernos 12 años.
El semen brota de su interior, moja todo con el calor y pegajosa sensación, cambia el aroma del cuarto, completa el olor a sexo con el último aroma faltante. Se acomodó sobre el pecho de su padre y en 3 minutos se quedó profundamente dormida.
Rogelio llora, si moral ya no es problema, llora de felicidad, sabe que su vida va a cambiar, le preocupa Paulina, la sociedad y las leyes, pero en ese momento es felíz. Acariciando la cabeza de su hija cómo cientos de veces lo ha hecho arrullandola para dormir, el hombre se quedó dormido con su hija acostada sobre él.
Unos labios besan a Rogelio, abre lentamente los ojos para toparse con Paulina, confundido parpadea, talla sus ojos, enfoca y vuelve a ver.
«Buenos días Papi»
Los carnosos labios de Estrella buscan los de su padre, la chica busca su primer beso, pero Rogelio la detiene, besa la frente de la hermosa chica de 16 años, le da los buenos días y cierra la escena diciéndo «Así no voy a beber la pureza de tus labios, más tarde arreglamos esto».
El aroma a desayuno despierta el apetito de Rogelio, sus hijas ordenaron servicio a la habitación, la pequeña Minerva escucha las noticias y prepara la mesa envuelta en una bata. Su padre y hermana vienen del cuarto, Rogelio rodea la cintura de Estrella y la pega a él con fuerza, la chica está sonrojada, no es un abrazo paternal normal, es uno pícaro, la mano soba desde el monte de venus, pasando por la ingle y su pierna, siente el amor de su padre, pero también el deseo, respira agitada sabiendo que hoy, más tarde, su amado padre tomará su pureza.
Rogelio odia el desayuno, todo lo que no le gusta está en su plato, cede a la presión de sus ángeles y se come lo que le dan. Observa a sus hijas, conversan como si nada hubiera ocurrido durante la madrugada, se siente incómodo ante el regreso de su moral ¿Pero qué demonios estoy haciendo con mis hijas?, esa pregunta agobia al hombre que recuerda el estrecho interior de Minerva y todo el placer que le proporcionó.
Intento hablar del tema, quería de alguna manera arreglar las cosas, inició su conversación, «hijas, sobre anoche», no obtuvo el efecto deseado, las chicas entusiasmadas lo tomaron de la mano, Minerva tomó la batuta de la conversación, Rogelio escucha a su hija de 12 años hablar de temas que en su corazón anhela, 5 largos años de espera, pero no importa, a como iban las cosas, si no hacían algo, se quedaría esperando toda la vida el día en que se pudiera entregar a su padre como lo hizo anoche.
Estrella, totalmente ruborizada escucha a su hermana, sujeta la mano de su padre y juega con uno de sus pies con el pie de su padre, «está noche te espero en el cuarto… Papi». Rogelio siente incomodidad en su entrepierna, el boxer le lastima, tiene una erección al máximo, discretamente se acomoda frente a sus dos hijas, ellas saben lo que pasa, interpretan esto como una luz verde para seguir.
La mayor toma el control ahora, antes de seguir con todo esto, se debe establecer orden, ellas son dos chicas jóvenes, él es un solo hombre de 36 años que acaba de pasar por una complicación cardíaca.
«Sexo a libre demanda, tú demanda, confiamos en que distribuiras tu deseo de manera equitativa, sabemos no habrá preferencias, dormirás en tu cuarto y nosotras en el nuestro, vendrás a buscarnos cuando desees algo, debes descansar 2 a 3 días por semana, comer sano y dejarnos las responsabilidades domésticas y administrativas a nosotras, la vida es bella, disfrutemos de ella».
Rogelio se siente presionado, es mayor, su energía sexual pronto acabará, ellas son jóvenes, no desea encadenarlas a un viejo, espera que algún día abran sus alas y vuelen para vivir sus vidas, pero sus hijas tienen otros planes, desean tener hijos de su padre, quedarse con él hasta el final, después de eso, con tiempo, decidirán qué hacer.
El día recién comenzó, Paulina despierta con un terrible dolor de cabeza, está en su casa, pero ella no lo sabe, está desorientada, no recuerda qué pasó, le duele el cuerpo, su entrepierna sangra, rostro inflamado. Cómo puede camina agarrada de las paredes apenas reconoce el lugar, está vacío, muebles, electrodomésticos, aparatos tecnológicos, todo se fué.
Desde la recámara del matrimonio se puede ver la cochera, su camioneta no está, del botiquín toma medicamentos y se tira a dormir en el colchón, una de las pocas cosas que dejaron.
En el centro de la ciudad pasean el padre y sus dos hijas, de compras, Rogelio lo sabe todo, los vecinos le avisaron que ayer su esposa llegó con dos hombres y por la madrugada subieron todo a un camión, al parecer su esposa se fue con ellos en su camioneta.
Lejos de enojarse respira aliviado, no habrá juicio, abandonó a sus hijas, paz y tranquilidad para disfrutar de su tiempo como familia y pareja.
En la casa Paulina despertó por la noche, se llenó de pastillas y fue por comida a la cocina, sin refrigerador muchas cosas se descompusieron, igual se las ingenió para comer algo.
En el cuarto de hotel Minerva se dispone a dormir, es temprano, pero le dará cancha libre a su hermana con su padre.
Nerviosa al ser más conservadora que su hermana, Estrella aguarda que su padre se bañe. El producto de su deseo sale envuelto en una toalla de cintura para abajo, sonrojada se sonríe con su padre, él sabe lo que pasará en un momento, también sabe que Estrella es pura de mente, ella se ha masturbado pensando en él, pero nunca ha usado sus dedos, su vagina es inmaculada. Sin reparo alguno Rogelio dejó caer la toalla, erecto, el pene se presenta ante su hija que aparta un poco el rostro, pero no la mirada.
«Necesito darme un baño, espérame en el cuarto… Papi».
Al pasar a lado de él Rogelio tomó a su hija por la cintura, la rodeó por su pecho y beso la mejilla de su hija como tantas otras veces, salvó que hoy está desnudo y erecto.
«Tómate tu tiempo mi amor»
Empapada, así sintió su entrepierna Estrella, su padre la soltó para darle un beso de buenas noches a Minerva y se retiró al cuarto. Desnuda en el baño la chica toca su vulva, caliente, húmeda por fuera, mojada en su interior, sus dedos juegan con sus sensibles senos, la llave de la regadera corre hasta conseguir la temperatura deseada, con jabón la chica limpia todas las partes se su cuerpo que pudiesen oler mal, evita su vagina, demasiado sensible, el roce de sus jabonosos dedos la hace gemir. El agua purifica su cuerpo, seca su cabello y se envuelve en una bata.
Sale del baño con la resolución de entregarse a su padre, contempla a su hermana quien ya consumó la entrega una noche antes, duerme plácidamente, es hermosa, parece un ángel, le da un beso de buenas noches y avanza a su destino.
Con una erección digna de una chica de 16 años, Rogelio espera por su segunda ofrenda, su amada Estrella, el lucero de la mañana. La chica de 16 años nació con los primeros rayos del sol, Rogelio tenía pensado llamarla Lucila, pero a través de la ventana sintió los rayos del sol en su rostro al mismo tiempo que la pequeña bebé lloró por primera vez al inhalar aire e inflar sus pequeños pulmones, en ese momento decidió cambiar el nombre a Estrella.
La chica entro al cuarto y se encontró con su padre desnudo, erecto, hermoso, todo eso la intimido, roja por la vergüenza apartó la vista del cuerpo de su padre, ella no es la pequeña atrevida y avispada Minerva, ella es la tímida y pudorosa Estrella.
“P-papá, ¿Ahora qué hago?”
El excitado hombre tomó el control de la situación, se levantó para cubrir su cuerpo con una bata, caminó hasta donde su hija lo espera. Rogelio es un hombre romántico, siempre lo ha sido, Paulina disfruto de cientos de muestras de afecto y de momentos especiales donde su esposo le hacía el amor dulcemente, nunca le hizo sentir absolutamente nada, fingía felicidad y placer, pero nada.
Por otra parte Estrella siempre vió a su padre ser cariñoso, atento y detallista con su madre, la chica anhela lo mismo, quiere sentir a ese hombre, afortunadamente, tiene a ese hombre frente a ella, dispuesto a tomar todo lo que tiene comenzando con su primer beso. Una mano en la cintura, otra en su mejilla, asustada y nerviosa se deja hacer, el calor de su padre la invade a través de sus manos, cintura y mejilla arden emanando entusiasmo a todo su cuerpo, la virgen vagina llora a raudales preparándose para recibir el pene que la transformará en adulto, palpita inflamandose con el flujo sanguíneo que en corazón bombea, los juveniles, hermosos y grandes senos, firmes por la edad y la sangre, lanzan pequeñas descargas eléctricas cada vez que la tela de la bata se mueve, los pezones duros como roca, suaves como bombón, reaccionan punzando, deseando que los besen, todos los poros de la piel de la chica están excitados, listos para recibir placer al tacto de la mano de este hombre que la tiene enamorada.
El aliento de ambos se cruza, Rogelio puede ver a Paulina en Estrella, en el fondo le da las gracias a esa mujer por haber hecho a esta niña idéntica a ella, muy a su pesar, reconoce que en algún momento amo a esa mujer, ahora tiene la oportunidad de amarla una vez más a través de su pequeña.
A paso firme los rostros están cada vez más cerca, la chica cierra los ojos, levanta sus labios y se para en las puntas de sus pies de manera instintiva, el primer contacto derritió a Estrella, esa primera sensación fue demasiado fuerte para su inexperto cuerpo, las piernas le tiemblan, recurre a sus brazos, se aferran al cuerpo de su padre para no desfallecer, el dulce beso de labios se transformó en un beso profundo, en el interior las lenguas de los amantes tienen un encuentro amistoso, se saludan por primera vez. La vergüenza, timidez y pudor se fueron perdiendo en ese beso, la fuerza regresó al cuerpo de la chica, asida del cuello de su padre corresponde con pasión y entrega, la virgen vagina está llena de sangre, húmeda y caliente para recibirlo, su padre detuvo el beso sutilmente, sabe que es momento, pero se va a saborear el momento.
La bata cae del cuerpo de Estrella, el hermoso cuerpo de 16 años heredado de su madre se muestra desnudo frente al hombre que la crió. Su figura paterna, al único hombre que llama o llamará papá contempla su cuerpo con visibles marcas de excitación, senos, labios, y vagina inflamados, pupilas dilatadas, respiración agitada. Orgullosa exhibe su cuerpo frente a su padre, ella sabe que es hermosa, senos grandes y firmes, cintura estrecha, vientre plano, glúteos formados, parados, firmes, piernas torneadas, la edad, herencia genética y ejercicios de la escuela de paga que su padre financía. Estrella se sabe hermosa como pocas, por primera vez en su vida muestra su sonrisa real, apacible, honesta, sincera, toma la mano de su padre y la estrecha en su mejilla, talla su rostro en ella, eso es algo que ha hecho desde bebé.
“Soy Estrella, tu hija, el lucero de la mañana que ilumina tus días, yo… te reconozco como mi padre, te amo como hija, pero te deseo como mujer”
Rogelio dejó caer su bata, tomó a su hija por sus glúteos cargándola, por instinto la chica rodeó la cintura y cuello de su padre, podía sentir el caliente pene entre sus labios vaginales y ano, sus jugos escurren mojando el pene, paso a paso, entre besos, la incestuosa pareja caminó a la cama.
Con toda la suavidad que su cuerpo le permitió recostó el cuerpo de su hija en la cama, el vello genital de ambos se pega gracias a los jugos de ella, Rogelio piensa en el vello vaginal de su pequeña Minerva, apenas puja por aflorar formando una ligera capa de fino “césped” al contrario de Estrella, su felpuda entrepierna esconde el hermoso canal vaginal. Recostado sobre ella se besan apasionadamente, el erecto pene presiona el canal vaginal, el movimiento de ambos mueve el pene, los labios mayores engullen el pene, los labios abrazan el glande, el vestíbulo besa la uretra y el orificio vaginal se expande permitiendo la entrada permitiendo el ingreso del falo.
Estrella gimió de sorpresa en medio de los besos, Rogelio se detuvo, no quiere ir hasta el fondo de un solo movimiento, quiere disfrutar de este momento. Palpa los senos de su hija, disfruta lo estrecho de su interior, glande y escasos 3 centímetros de falo ingresaron, suficientes para darle placer, dejarse sentir mutuamente conectados en el preámbulo del ingreso del pene que le pondrá fin a su virginidad.
“Te amo Papi”
“Yo también te amo mi niña”
Sin despegarse del beso incestuso Rogelió tomó las piernas de su