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Fecha: 2019-08-08


Era heterosexual


Autor: Anónimo

Categoría: Bisexual

Siempre he vuelto del trabajo alrededor de las 22:30 horas. Ese día busqué una excusa y salí­ antes. Eran las 20 hs. y estaba llegando a mi casa. Estaba caliente y dispuesto a coger a mi mujer todas las veces que me diera el cuerpo. Así entré a casa sin hacer ruido. La busqué a mi mujer en la planta baja y no la ví. Subí­ a la planta alta y cuando estaba a metros del cuarto la escucho jadeando. Me calentó más aún y pensé que estaba viendo pelí­culas porno y masturbándose. Abrí lentamente la puerta del dormitorio y la ví­ ahí. Desnuda totalmente en la cama y masturbándose a más no poder. Abrí un poco más la puerta y lo ví a él. Un tipo atlético, en bolas y con una enorme pija, que la observaba. Seguí espiando y vi como él se abalanzó sobre ella y comenzó a poseerla. Su pija de por lo menos 20 cm entraba y salía vertiginosamente de su concha y ella aullaba. Yo comencé a pajearme. Me quité la ropa y me miraba en un espejo del pasillo. No quería acabar y me detuve. Abrí­ un poco más la puerta para ver mejor y sin querer empujé una silla. El ruido los alertó de mi presencia. Ella sin inmutarse me hizo señas de que me acercara. Lo hice y me invitó a la cama. El otro se retiró con cara de sorpresa. Ella comenzó a acariciarme y besarme. Sin darme cuenta, mi pija entró a su boca y comenzó a chuparla con desesperación. Yo gozaba como nunca y de reojo lo vi al otro que estaba mirándonos y pajeándose al lado de la cama. Sin darme cuenta detuve mi mirada en su enorme pija, mucho más grande que la mía. El se dio cuenta y se fue arrimando. Me miró a los ojos y se paró junto a mí­. Mi mujer seguí­a chupándome la pija con frenesí­. En un segundo, él arrimó esa enorme y jugosa pija a mi boca. Primero la eludí. Él, con dulzura dio vuelta mi cara hacia su pija y me la puso en los labios. Ya comenzaba a salir un chorrito de leche. Quería saber cual sería su gusto, pero algo interior me lo impedía. Presionó contra mis labios su pija y sin darme cuenta tenía la cabeza dentro de mi boca. Es imposible describir el placer que me proporcionó. Esa enorme cabezota en mi boca y comenzó a sacudirse hacia delante y hacia atrás en mi boca. No pude más y comencé© a chuparla. Luego se la tomé con mis manos y sentí­ la vibración de su sangre. La chupé como si siempre lo hubiera hecho. Mi calentura no dio más y acabé en la boca de mi mujer y él acabó en la mí­a. Sentí­a que me ahogaba con la pija enorme en mi boca y el semen que la llenaba. No quería tragarlo, pero el sabor salado y caliente me invitaba. Tragué un poco y me gustó. Mi mujer buscó mi boca y me metió la lengua y me robó un poco. El otro se arrimó a mi pija que aún chorreaba semen y comenzó a chuparmela con desenfado. En un segundo le acabé en su boca. Nos tiramos los tres en la cama, exhaustos. Mi mujer comenzó a acariciarme y yo a ella. Pero también lo acariciaba a él. Ella se montó sobre mi y se autopenetró con mi pene al mango. Estabamos en las mejores sacudidas cuando veo que el otro se pone por detrás de mi mujer y la penetra por el culo. El alarido de mi mujer, mezcla de dolor y gozo, hizo que acabara inmediatamente. El otro también le acabo en el culo y comenzó a lamerselo. Me invitó a que le ayude y mi lengua iba y vení­a de la concha al culo de mi mujer. Me calenté nuevamente y me tiré encima de mi mujer y comencé a penetrarla. Estábamos gozando mucho cuando siento que el otro está a mis espaldas y comienza a acariciarme la espalda y el culo. Me sentí­ incomodo, lo miré y no dejé de hacerlo. Cuando quise acordar tení­a un dedo de él dentro de mi culo. Me dolía mucho y protesté. Lo sacó, se lo mojó y comenzó a introducirlo suavemente. Me gustó mucho y no pude ocultarlo. Le pedí­a más, mientras sacudí­a salvajemente a mi mujer que ya habí­a acabado tres veces. El me metió primero dos dedos y luego tres. Yo aullaba de dolor y placer. De repente me los sacó y cuando me dí vuelta para ver que pasaba lo vi con su pija enorme en la mano y arrimándose. Me montó por atrás y me la metió, suavemente pero hasta el fondo. Ahí­ nomás acabó y me abandonó. Me estuvo cogiendo durante 5 minutos y yo pedía más. Me acabó adentro y sentí­ un fuego dentro de mi culo. Que placer. Se retiró y se tiró en la cama. Me di vuelta y le chupé la pija hasta limpiarla totalmente. Mi mujer me ayudó a hacerlo. Luego el se incorporó y comenzó a coger a mi mujer. La hija de puta gritaba y pedí­a más pija. Yo miraba eso y me calenté de nuevo. Le iba a pedir que me deje un poco, cuando vi el culo de él. Era hermoso. Me agaché y se lo lamí. El quiso sacarme. Insistí­ y le metí dos dedos de entrada. Gritó y me puteó, pero no los sacó. Le lamí­ de nuevo el culo y ví­ que se entregaba. Ahí­ nomas, mientras el seguía cogiendo a mi mujer, lo ensarté. Que gozo, que culo chiquito. Sentí­ como las paredes aprisionaban mi pija y acabé dentro de su culo. Quedamos los tres uno encima de otro, muertos de cansancio. Así­ comenzó una nueva vida para mí­. Ahora lo seguimos haciendo de a tres y todos los días que podamos.


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