🔥Relato Erótico de Sexo con Maduros: Sola en el fin del mundo con un Viejo ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2019-11-15


Sola en el fin del mundo con un Viejo


Autor: IsabellaGrro

Categoría: Sexo con Maduros

El 99% de la humanidad a perecido por una epidemia rápida y mortal, Vianey está sola en un mundo donde debe sobrevivir con su hija Laura, para poder sobrevivir de la violencia del mundo pide posada a un viejo… vaya viejito fue a encontrar. Después del acontecimiento más grande del mundo, la epidemia mas grande, que acabo con el 99 por ciento de la población, aquella epidemia que hizo a todos morir casi inmediato al contagio, siendo mortal para la raza humana ya que su distribución era por aire, en menos de 3 años, la población humana había llego a su índice más bajos. Pero esa desgracia solo parecia hacer crecer a bandidos, rufianes, violadores, asesinos y mucha maldad, donde cada persona sobrevive por sus propios méritos, casi volviendo a la era antes de la tecnología y la civilización. Vianey era una mujer que había logrado sobrevivir todo este tiempo, pero no era gracias a ella, era a su marido manuel, que, siendo una persona de carácter fuerte y con un gran espíritu, había logrado hacer que su esposa a lado de su propia hija Laura pudieran sobrevivir. Pero una desgracia había alcanzado a la sobreviviente familia, manuel se había enfermado y al no tener el medicamento indicado su fallecimiento fue inminente. Quedando la pobre mujer a sus 23 años sola con su hija. Al tiempo la comida se terminó, cada suministro que tenían se iba agotando, sin agua y comida, no le quedo ninguna más opción a la joven que ir en busca de comida con su hija, pero ella reconocía lo peligroso que era esta Azaña. sin mas se armo de valor y emprendió su aventura, todo por su hija y el amor de madre. Pasaron horas buscando algún lugar donde hubiera algún tipo de alimento, con los pies cansados y el estómago vacío se sentían eternos, pero por precaución su esposo se había ido a vivir a unos suburbios lo mas lejano del centro de la ciudad y de cualquier tipo de supermercado o alguna tienda que pudiera proveer de alimento a la mujer con su hija. Por ello el camino era muy grande para encontrar algún lugar donde comer. Al llegar a unos suburbios cercanos al centro de la ciudad, la mujer pudo percatarse de que había un grupo de bandidos saqueando un pequeño supermercado, inmediatamente se escondió, para evitar algún tipo de peligro. Los bandidos solo rompían las ventanas con piedras y otros sacaban el alimento escaso en el supermercado. La mujer al ver poca posibilidad, decidió alejarse del lugar y caminar de ahí, sin dejar de observar a su espalda por precaución de que alguien la viera, pero todo fue en vano, la mujer fue vista por un tipo y ni lento ni perezoso informo a sus compañeros para montarse a una camioneta donde subían todo lo hurtado del supermercado. Vianney corrió lo mas deprisa que sus piernas le daban sin soltar a la niña de su mano, Laura tenía 4 años y sus pasos no eran muy grandes, tampoco podía mantener una velocidad necesaria para escapar del peligro. Cuando Vianey no veía la manera de salir de esto, pudo darse cuenta que había una casa con una puerta abierta, no dudo en correr a esa puerta, a casi unos metros de llegar a la entrada, salió un hombre mayor de unos 55 años con una mochila y unas llaves en la mano, el al verla quiso entrar rápido y cerrarle, pero la mujer logro poner su pierna entre la puerta y la pared. – Por favor déjeme entrar, tengo una niña y vienen unos tipos que se ven muy malos, nos pueden hacer daño – Dijo la mujer rogando al hombre por un poco de piedad – No puedo niña, cada quien se vale por su cuenta en estos tiempos, aléjate de la puerta antes de que sea muy tarde –Dijo el señor a la mujer al mismo tiempo que trataba de cerrar a puerta – Por favor es la única manera que tenemos para sobrevivir señor… por lo que mas quiera se lo ruego –Insistió la mujer al hombre con su rostro en llanto de desesperación. Al ver el hombre que la mujer no pensaba sacar su pierna por mas dolor que el le causara al intentar cerrar la puerta abrió la puerta y dejo entrar a la mujer con su hija para después cerrar la puerta con llave y en un acto veloz el señor se fue a un pequeño orificio que tenia en la ventana de la casa, un pequeño orificio que dejaba ver un poco hacia afuera, ya que las ventanas de la casa estaban cubiertas por madera para no dejar ver a nadie dentro de ella, a decir verdad la casa tenia muchas protecciones en cada lugar de ella, desde la puerta hasta las ventanas. El hombre observo por un tiempo mientras la mujer con su hija estuvo en una esquina de la casa en el suelo abrazadas muy temerosas de lo que pudiera pasarles, de que esos tipos muy amenazantes pudieran entrar. Pasaron los segundos que parecían horas, pero al cabo de un tiempo, ya habían pasado 5 min y el señor se retiró de la ventana. – Parece que ya se han ido y perdieron tu rastro niña –Dijo el hombre a la mujer mientras se sentaba en un sillón que tenia en ese mismo cuarto donde se encontraba la entrada a la caza. – ¿Usted cree señor? –Pregunto la mujer con temor al escuchar un quizá aún están ahí afuera – Si, estoy muy seguro niña, esos tipos siempre andan por ahí buscando que destruir o que comer… y me refiero a todo tipo de cosas, mujeres o alimentos –Dijo el señor a Vianey – Muchas gracias señor por habernos ayudado, espero dios se lo pueda pagar – Decía vianney mientras observaba el lugar, que a decir verdad se veía muy limpio – Niña, no te hagas muchas ilusiones, ya será de noche y por hoy se pueden quedar, pero mañana a primera hora se van de aquí – Dijo el señor con su voz con mucho carácter. La mujer solo se quedo preocupada por las palabras del señor, abrazo a su hija y miro de nuevo al viejo para tratar de persuadirlo – Señor, se lo agradezco mucho, no tengo como pagarle, pero sería posible quedarme unos días más, ¿en lo que busco la manera de irme bien preparada y alimentada? – ¿Bien alimentada dices? ¿Quién dijo que yo te daría de comer niña? – Pregunto el señor a la niña con voz de burla y una sonrisa en su rostro. – No… yo pensé – Inmediatamente el señor interrumpe a la mujer. – Pensaste mal mujer La mujer comenzó a soltar unas lágrimas de sus ojos, trato de aguantar su llanto, ya que aunque ella sabía los tiempos difíciles que eran estos, y la posición del señor, la manera tan ruda y golpeada le causo mucha tristeza, siendo ella una mujer muy mimada y muy frágil, nunca acostumbrada a luchar. – Lo siento señor, por el exceso de confianza que tome después de ayudarme El hombre observo a la mujer tratando de contener su llanto para no preocupar a la niña. – Lo siento niña, no quise ser tan rudo, pero ya sabes como son estos tiempos, la verdad conseguir alimentos me cuesta mucho. Pero no te preocupes te daré posada por esos días que me pides y supongo que podre compartir los alimentos contigo, no será mucho tiempo – Dijo el señor a la mujer – Muchas gracias señor, muchas gracias – Dijo la mujer ahora sin soportar mas el llanto y soltar muchas lagrimas y pucheros en el camino de sus palabras. – No llores niña, todo saldrá bien no te preocupes ¿Y como se llaman? Yo soy Albaro mucho gusto niña – Dijo el señor al tiempo que se levantó, se dirigió a la mujer y levanto su mano para estrecharla con la mujer. – Mi nombre es Vianey y mi hija es Laura señor – Dijo la mujer al tiempo que se paraba para tener un poco de cortesía y agradecimiento con el señor. El señor pudo observar el cuerpo de la mujer mientras ella se paraba, pudo ver que tenia una cadera muy bien dotada, unas buenas piernas y buen par de pechos mientras estrechaba su mano. Aunque el señor nunca fue tan lujurioso, ya 3 años de no tener nada con ninguna mujer puede hacer que a cualquier hombre su instinto más bajo sobresalga, además Vianey tenia un hermoso cuerpo, con un buen trasero y buenos pechos, una cintura de envidiar y unas hermosas piernas. Al pasar el tiempo, pasaron los días y el señor logro montar una relación de confianza con la mujer, pero sin tener que hablar mucho, el señor era muy callado y casi no hablaba con a mujer, pero la observaba, cada lugar a donde ella caminaba, veía ese hermoso trasero y todo su cuerpo. Era una tortura tener a una mujer así en casa, por muchas veces paso por su mente ultrajar a la mujer, pero él no era de esa clase de hombres ¿Cómo podía hacer eso? Además, el señor le había dado un poco de ropa a la mujer, un par de vestidos que tenía ahí de una hija que tuvo hace mucho tiempo, una hija que había perdido con la epidemia, su hija aun cruzaba la universidad cuando paso todo eso, pero era una mujer esvelta y de buen cuerpo, por que no fue muy difícil que Vianey entrara en esa ropa. La mujer y la niña tuvieron un techo donde dormir y donde comer, donde beber, donde ducharse y un techo de protección ante los peligros de afuera. Pero todo lo bueno tiene un fin, la vida al señor lo había hecho muy rudo, y con la llegada de la epidemia solo logro hacerlo mas rudo. Un día por la mañana muy temprano, mientras Vianey dormía, ya que Vianey y su hija tenían un cuarto solo para ellas con llave para sentirse seguras, el señor fue a ver sus suministros de alimentos para preparar un buen desayuno, pero su impresión al llegar al cuarto de los suministros pudo notar a Laura, que se había despertado muy temprano y había quitado el seguro del cuarto de su madre y ella desde adentro y se había ido a jugar. Para el inconveniente de Albaro, la niña se había puesto a jugar con los alimentos enlatados, había abierto casi todos y vaciado en el suelo. La niña miro a Albaro y le ofreció un poco de ese alimento, pero Albaro no podía pensar en otra cosa mas que en la vista horrenda que tenía frente a él, todo su alimento tirado en el suelo, el horrible olor de todos los combinados en un batidero, con mucho coraje le grito a la niña. – ¿QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO LAURA? – Sus palabras se escucharon en toda la casa, a lo que inmediato Vianey se despertó y salió rápido del cuarto al notar que Laura no estaba a su lado. – ¿Qué pasa señor? ¿Por qué esos gritos? – Dijo Vianey muy asustada pensando en lo peor – TU HIJA A HABIERTO CASI TODAS NUESTAS LATAS DE ALIMENTOS Y LAS A BATIDO EN EL SUELO – Dijo el señor muy molesto a Vianey – Laura! Ven aquí niña – Rápido Laura corrió a los brazos de Vianey – ¿Por qué has hecho eso amor? – Pregunto Vianey a Laura. – NO ME IMPORTA LO QUE TENGAN QUE DECIR. A DECIR VERDAD, USTEDES HACE MUCHO DE TUVIERON QUE HABERSE IDO –Dijo Albaro – Disculpe señor, es una niña, no sabía lo que hacía. – EXACTO, es una niña que no es mi problema que no sabia lo que hacia – Dijo el señor muy furioso – Se lo repondremos, se lo prometo – Dijo Vianey tratando de convencer al señor – ¿de verdad esperas que crea eso? – Pregunta el señor – Si señor, se lo prometo – Tu no puedes ni siquiera conseguir un pequeño frijol de alimento, ahora quieres reponer todo ese alimento. – Prometo que buscare la manera – Dijo Vianey. – ¿Buscaras la manera? Solo me hacen reír tus palabras, por que no me lo demuestras ahora mismo. Tomo a Vianey del brazo y la llevo a la puerta de la casa, la abrió y la puso dos pasos afuera. – Tráeme la comida que prometiste – Dijo el Albaro a Vianey Vianey solo observo a su alrededor y comenzó a llorar, por la brutalidad del señor y también porque ella sabía que no podía conseguir ese alimento, aun que tuviera el valor para ir por él, no sabía dónde buscar y ni como traerlo. – Tú y tu hija se van ahora mismo de aquí, les dije que podían quedarse unos días y ya llevan 1 mes, eso son como 30 días – Dijo Albaro muy enojado con Vianey desde dentro de la casa Albaro emprendió camino a la habitación de Vianey y Laura, salió con mucha ropa de ella en bolsas y se las aventó afuera al tiempo que tomando a Laura de la mano la saco del hogar que tanta protección les había dado. – Esa ropa te la regalo, tómala como un buen gesto de mi parte, pero ahora has un buen gesto de tu parte por todas mis molestias y vete de aquí – Señor por favor, recapacite – Decía Vianey en llanto con Laura a su lado. – No es negociable, he soportado mucho y ya hice mi buena obra por ustedes – Pero señor, yo no tengo como comer, ni donde dormir. – No tenías cuando te conocí y ¿vivías aun no? Vianey le suplico por mucho tiempo al señor que no las arrojara a la calle, pero Albaro no parecía querer ceder de ninguna manera. Sin más que hacer Albaro les ignoro y cerro la puerta y se fue a sentar a ese viejo sillón de su casa. Mientras Vianey al no saber que hacer, se quedo a unos metros de la casa en la calle sentada llorando. Albaro al tiempo su cabeza de sintió libre de rabia y comenzó a pensar bien las cosas, aun que le daba mucho la vuelta al asunto, no veía conveniente que a mujer regresara, era una carga muy grande, ya preocuparse por el era un reto, ahora por otras 2 personas más. Observo por el pequeño orificio de la ventana hacia afuera y pudo ver a Vianey ya parada aun llorando viendo a su alrededor, al parecer la mujer pensaba en que podía hacer, pero no veía ninguna respuesta. En cambio, Albaro pudo observarle todo el cuerpo por ultima vez con mucha lujuria o al menos fue lo que él creía, quería aprovechar y mirar a una hembra de ese calibre por última vez antes de perderla. Ella vestía unos leggins negros con una blusa que le llegaba a media nalga y la lujuria de Albaro más se llenaba. Pero poco duro ese sentimiento ya que a Albaro le llego una idea a su cabeza que, aunque fuera perversa era justa según lo que le creía. La puerta se abrió y Vianey miro rápidamente esperando que el señor Albaro hubiera recapacitado todo lo anterior. Para su sorpresa el señor salió unos pasos afuera y le pidió que se acercara a él llamándola con una señal de manos y Vianey con Laura rápido llegaron al señor. – Mira niña, si dejare que te quedes, pero ahora habrá condiciones que tendrás que cumplir, pero a cambio el tiempo será indefinido hasta que tú quieras – Dijo el señor al tiempo que les hacia la señal de entrar. Vianey y Laura entraron al hogar mientras que Albaro se preparaba un baso con mucha agua tomando valor para su propuesta y para su actitud que tenia que tomar. Laura al incorporarse rápido dentro del hogar se fue a jugar con sus juguetes y Albaro llamo a Vianey a la puerta trasera de la casa, sin salir del hogar miro a Vianey le dijo. – Mira niña, yo hecho muchas cosas y seguiré haciendo por ustedes, pero ocupo que hagan cosas por mí también – Si señor, por supuesto, estoy totalmente de acuerdo con usted – Vianey acepto inmediatamente sin pensarlo, ya que se le hacía lo justo – Buen, primero que nada, todo ese desastre lo vas a recoger tú, yo iré por mas alimento mañana, creo que con lo que quedo nos basta para hoy y para el desayuno de mañana – Al tiempo que decía eso Albaro, Vianey afirmaba con su cabeza – Pero es tiempo que algunas cosas cambien aquí – Si señor como ya le dije, estoy en total pensamiento que usted. – Bueno entonces no será un problema a como entiendo – Tomo un poco de aire Albaro y cambio su mirada por una mas imponente, sabia que, si esto quería que funcionara tenía que ser así, tanto en actitud como en físico – Quiero que seas mi mujer en esta casa, quiero que me ayudes en cosas que hay que hacer en casa, cosas que una mujer tiene que hacer. – Si señor, estoy de acuerdo con usted, además ya tengo experiencia en esto, como le dije ya estuve casada con mi manuel y yo me encargaba de lavar trastes, limpiar la ropa, limpiar el suelo, quitar el polvo de la casa, en fin, de todo lo que una mujer hace en un hogar – Dijo Vianey con mucho entusiasmo y con mucho agradecimiento a Albaro por dejarles quedar. – Si al parecer si entiendes el punto, pero no lo logras captar en todo su esplendor mujer… serás mi mujer, no la mujer del hogar – Una vez más Albaro usando su voz imponente – Ser… ¿su… mujer? – Ahora Vianey por fin iba entendiendo por donde iba todo esto. – Ahora ¿ya entiendes a que me refería? – Señor, pero usted tiene mucha edad para mí, yo e prometo ser muy útil en el hogar, incluso acompañarle a buscar suministros, pero por favor no me pida eso. – ¿Acompañarme dices? Y dejar a Laura ¿Sola? Además, que tanto podrías ayudarme ¿Qué tanto sabes? – Albaro usando un tono denigrante para la mujer que al parecer funcionaba ya que Vianey miraba el suelo cada vez aceptando su destino. – Pero señor, usted podría ser mi padre y además – Albaro interrumpe a la mujer – No te estoy preguntando, tampoco estamos negociando los términos ¿aceptas o no? Vianey miro por ultima vez al suelo y con un poco de tristeza e impotencia en su mirada, la levanto y miro a Albaro, hubo un silencio por un tiempo, miro hacia su hija Laura y duro un tiempo mirando a su hija, pasaron unos 30 segundos así para después volver a mirar a Albaro, pero ahora con los ojos muy en llanto y una decepción en su mirada con tristeza. – Está bien señor, acepto, seré su mujer en toda la palabra Albaro al ver que Laura había aceptado, en el despertó el demonio que tenia dentro y a su cabeza le llego una lujuria que enveneno todo su ser, que lo transformo en otra persona y viendo que Vianey ya estaba mas inmune, aprovecho para dejar salir cada idea que llegaba a la cabeza en ese momento. – Pero hay otros puntos que debes cubrir, y como dije antes, son si o si o te vas – Dijo el señor aun con su posición implacable. – Si… señor… dígame – La primera, ahora en adelante, me dirás “Mi amor” y así te dirigirás a mí, ya no quiero nada de señor ni Albaro, ni señor Albaro ¿Estas bien con eso? Vianey miro a Albaro fijamente sin quitarle ni un segundo la mirada ni parpadear, se le hacía ridícula si petición y algo humillante para ella, pero sabia que el señor iba enserio. – Esta bien… acepto señor – Dijo Vianey mientas volteaba su mirada hacia otro lado donde no estuviera Albaro – También quiero que me sirvas en la cama como yo quiera – Está bien señor… digo amor mío – Dijo Vianey con una mirada de insolencia. – Talvez ocupas que un hombre te eduque y te dome y te trate como una puta para que aprendas – Albaro molesto por la contestación de Vianey y su mirada. Vianey sorprendida por el cambio repentido y la forma de hablarle tan golpeada y grosera. – Señor, no fue mi intención molestarle – Dice Vianey tratando de tratar de arreglar todo. – TE DIJE QUE ME DIJIERAS MI AMOR – Perdón … no quise hacerte sentir mal, perdóname mi amor – Ahora quieres remediar lo que hiciste hablándome bonito, tratándome de seducir con tu linda voz y mirada, pero mujeres así merecen ser educadas, con el tiempo aprenderás… para que quede mas claro, te voy a coger cuando quiera, donde quiera y por donde yo quiera ¿queda claro eso? – Si… amor, entiendo. – NO, NO CREO QUE ENTIENDAS, de verdad te voy a coger CUANDO YO QUIERA, DONDE YO QUIERA Y POR DONDE YO QUIERA – Si… amor… entiendo – Dijo Vianey mientras comienza a llorar un poco por la dura situación que enfrenta – Y eso incluye que nunca me vas a rezongar, nunca me vas a decir que no a cualquier petición, todo lo que te pida por mas absurdo que sea, por mas denigrante y misógino que sea para ti, mientras me de a mi placer lo harás ¿estas bien con eso? – Si amor, estoy bien con eso Albaro observo a Vianey y al verla comprendió que ella aun no captaba el alcance de la proposición de Albaro, que decía un si por que era lo que se suponía debía contestar para que todo fuera en marcha de buena manera, así que Albaro para que entendiera las cosas aun mas claras y fuera la mujer sodomizándose para el le hizo la primera petición. – Ahora quiero que te quites tus leggins y me los des –Mientras estiraba su mano esperando ella los colocara ahí – Pero... pero – Decía Vianey al tiempo que deja de llorar tan profundamente, ya que la propuesta la había impresionado, tan inesperada y helada. – Te estoy esperando Vianey – Dijo Albaro con un tono brutal Vianey coloco sus manos en su cintura tomando la entrada de los leggins y comenzó a bajarle, lento esperando que el señor desistiera de esa petición, pensando que talvez era una prueba y al ver que ella cedía el la dejaría conservarlos puestos. Pero al ir un poco debajo de su nalga, se dio cuenta que el iba enserio. Todo esto a Albaro solo se la ponía muy dura, la lentitud de ella para bajarlos lo prendía más. Vianey al ver la reacción de él, lo bajo rápido y saco de sus pies para luego entregárselo. La vista para Albaro era muy hermosa, Vianey tenia unas piernas suaves y hermosas, se podía observar un poco el contorno de su sexo por encima de su prenda intima de color melón, que le era una prenda que le cubre medio glúteo y entra entre los dos glúteos muy ajustada, con mucho encaje donde se podía ver media prenda ya que la blusa le llegaba a medio glúteo y hacia parecer una pequeña minifalda muy erótica. En ese momento entendió Albaro que es una mujer soberbia, y ahora la tenía ahí para él, para el solo en una casa donde a kms no hay nadie mas que el y ella, claro aun que estuviera Laura, no representaba algún problema, era una niña. – Ahora quiero que de aquí en adelante andes así en la casa, siempre andes de esa manera – Pero… pero ¿Qué dirá Laura cuando me vea así siempre? – Pregunta Vianey tratando de convencerlo de esa pésima decisión – Es una niña por dios, no sabe nada del mundo, dile lo que te vaya en gana… puedes decir que es por comodidad o por que así quieres, la verdad me importa un poco Albaro tomo una silla que tenía cerca de él, la coloco ahí y se sentó, le pidió a Vianey que se acercara y Vianey muy temerosa dio unos pasos muy lentos para llegar a él. Albaro quedando poco debajo de sus pechos en altura, coloco en Vianey una mano derecha en su cadera y acaricio entre su piel y su prenda intima por encima de la blusa. – Vez, como te queda muy bien el papel de una puta en esta casa… es algo que va bien contigo y lo puedes hacer de maravilla – Dijo Albaro mientras mentía una de sus manos por debajo de la blusa para poder tocar la prenda de Vianey, donde se encuentra la división de la prenda y su piel en su cadera. – Albaro, esta Laura aquí, por favor ¿Puede ser en otra ocasión estas cosas? Albaro al escuchar eso, le causo una molestia y de forma casi inmediata coloco otra mano en su cadera, ahora al tenerla sujeta por ambos lados la jalo de golpe a sentarse encima de el de frente a frente, quedando el sexo de la dama encima del duro miembro del hombre. – ¿Qué parte no entiendes de lo que quiera, cuando quiera, por donde quiera? – Todo eso le decía Albaro mientras la tenia sujeta con mucha fuerza de su cintura enterrando la yema de los dedos en la piel de la mujer causándole un poco de dolor – Pero Albaro, es que… – Es que nada, Laura no se dará cuenta, además aun no te hago nada ¿o sí? – Pregunto Albaro mientas recorría lo con su vista le cuerpo de Vianey, del vientre hasta el cuello – Albaro... es que todo es muy rápido… – Albaro interrumpe a la mujer – ¿QUE TE DIJE? – Le dijo el hombre con voz imponente – Perdón, amor – Dijo Vianey mientras miraba a un lado de Albaro con tristeza en su mirada Albaro una vez mas recorría con su mirada a Vianey y trataba que sintiera el duro miembro en su sexo la mujer por encima de la ropa moviéndola un poco con sus manos que teniendo bien enterrados los dedos en los lados de su cintura no era difícil – Solo digo, que es muy pronto para mí, acabo de perder a mi parido manuel hace poco – Otra regla mamacita – Todas esas palabras las dijo Albaro al tiempo que cambio sus manos a las nalgas de la mujer, de esa manera jalándola para ajustarla mas a su verga – No quiero que vuelvas a mencionar a tu ex marido, de ninguna manera, de hecho, de aquí en adelante no existe ¿ahora que me ibas a decir? – Nada mi amor… nada – Con una voz muy baja decía Vianey – Ahora puta, quiero que muevas ese culito por encima de mi y restriegues esa panocha en mi verga, quiero que la sientas Vianey solo se quedo quieta, se le hizo una proposición muy humillante, ella podía soportar que el la ultrajara, pero que ella se rebajara a hacer cosas para que le dieran placer, hacerse sentir ella mismo como a una puta, haciendo gozo a las palabras de Albaro, para ella no era una opción. Pero Albaro no iba a permitir ese tipo de enfrentamientos de voluntad de parte de ella – Que te muevas no escuchaste – Albaro la levanto de golpe con una pierna y la hizo dar un pequeño brinco en su pelvis, dándole la indicación de que se mueve ya Vianey sin más, comenzó a mover su sexo por encima del pantalón de Albaro, tallando de atrás hacia adelante una y otra vez, para poder tener un mejor ritmo, Vianey coloco sus manos encima de los hombros de Albaro y prosiguió sin detenerse aun fuera lo que digiera Albaro, ya que no quería molestarle. – Si, muévete así niña, no sabes buscar comida, ni sobrevivir en el mundo cruel afuera, pero esto se te da muy bien, esto de moverte encima de una verga, lo haces bien puta – Vianey no contestaba nada, solo se ocupaba de cumplir – Ya no quiero que vuelvas a desobedecer, si te digo algo, lo haces, hace poco te dije que te movieras y no lo hiciste al inmediato, dejare pasar esta por que es nuevo para ti, pero te juro por lo que mas amas… por Laura, que otra y te vas a la calle ¿Entiendes? – Si… entiendo – Dice Vianey en voz baja – Y ¿Qué mas entiendes puta? – Le pregunta Albaro mientras con sus dos manos en sus nalgas, toma el calzón que pasa por cada el medio de cada nalga y lo jala con fuerza hacia arriba, haciendo calzón chino, con la intención de lastimarla, si no de meter toda su prenda entre sus nalgas, dejándolas desnudas por completo para luego acariciar suavemente con toda su palma. – Que soy tu puta… que soy tu mujer… que debo obedecer en cada petición tuya – Decía todo eso en voz baja Vianey – Eso puta, así me gusta… si tu te portas así siempre, todo saldrá bien para todos Vianey continuo con su talle entre ambos y Albaro estaba que ya no podía, tenia un poco de semen pre eyaculatorio en su glande, era tanto la excitación de no haber tenido a una mujer desde hace mucho que no estaba preparado. Por otra parte, Vianey se dio cuenta de eso y dio con un poco más de fuerza y velocidad. Albaro no tardo en sacar un poco de placer en su boca, movió un poco sus ojos viendo a Vianey, pero entre tanto gozo, alcanzo a dar una orden. – Eres una puta bien hecha, sabes como restregarte en una verga… ahora quiero que te levantes la blusa y saques tus pechos para mí. – Si, lo que tu digas amor La mujer quito sus manos por encima de los hombros y continuo el ritmo manteniendo el ritmo, para Laura no era difícil tener equilibrio ya que Albaro la tenia buen sujeta de su trasero. Vianey puso sus manos en su vientre, tomo su blusa y la levanta hasta pasar su cabeza y pasarla atrás de su cuello, de esa manera dejándola solo incrustada en sus brazos y su espalda. Después levanto su brasear, dejando salir esos pechos grandes y jugosos, con un pezón grueso y una Areola grande, ni lento n perezoso Albaro comenzó a chuparle los pezones, los chupaba con tanta fuerza que Albaro no pudo notar cuanto paso de chupar a chupar un poco con dientes. Vianey se hecho su cabeza para atrás con los ojos bien cerrados, el dolor era evidente en sus pezones, pero se aguanta, ya que entendía bien su posición. Sin más, de pronto se escucho la voz de Laura acercándose a Vianey y Albaro gritando “mama” muchas veces, eso hizo a Vianey que diera un brinco para ponerse de pie y colocar su brasier y blusa donde van. Eso dejo a Albaro en shock, en tanta excitación y de golpe su muza se le fue. Era obvio que Vianey en el acto erótico que acaba de pasar había tenido un poco excitación, pero sin llegar a más, aun conservando su mente estable, pero no era el caso de Albaro. Y Albaro sabia que Vianey lo hizo a propósito, lo había usado para escaparse. Vianey se decidió a atender a la niña y Albaro solo se quedo en la silla molesto viendo a la mujer con mucha furia. CONTINUARÁ...


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