🔥Relato Erótico de Sexo Interracial: Muriel entregada al encanto africano. ❌Sin Censura❌

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Fecha: 2019-10-03


Muriel entregada al encanto africano.


Autor: Touluose

Categoría: Sexo Interracial

Estamos en una ciudad indeterminada, Muriel es la protagonista de esta historia. Una chica normal que puede ser tu compañera de trabajo, tu vecina que siempre encuentras en el ascensor, hasta una total desconocida que te cruzas por la calle. Aparentemente cerca de la treintena, con un trabajo estable y escribiendo las líneas de su propia vida. Físicamente tiene un cuerpo delgado, un pecho desarrollado natural, corte de pelo Bob long y ojos grandes con forma de almendra y tono miel con labios carnosos y nariz fina. Ella aun no lo sabe, pero hoy va a cumplir una de sus mayores fantasías que desconoce que pudiera existir. Ha quedado con su grupo de amigas para hacer una noche de chicas. Primero han quedado para tomar algo en uno de sus locales favoritos. El cuatro monos. Varias cervezas y alguna ración de bocados sofisticados sirven para amenizar su estancia. La siguiente parada es uno de los pub más populares de la ciudad. Llegan cuando todavía no hay exceso de gente y pueden disfrutar de espacio suficiente para bailar libremente y fantasear con ser las intérpretes de las canciones cantándolas como si nadie más estuviera allí. Comienza la aglomeración de gente y con ello no tardan en aparecer los primeros chulos de discoteca buscando atención emocional. Muriel pese a ser algo sumisa, los descarta a las pocas palabras que cruza con ellos. Ninguno es capaz de convencerla ni de llegar a sus instintos más bajos. Todo esto cambia con la irrupción de Bob. Un sudafricano alto, más alto que Muriel, con un cuerpo de proporciones griegas ideales y un tono de piel color chocolate que incita a salivar. Su traje y corbata no pasan desapercibidos para Muriel y las primeras palabras que cruzan ya la cautivan. Dejan las bebidas a parte y comienzan a moverse al ritmo de la música. Bob enseguida lleva la iniciativa en el baile y Muriel se deja llevar. La seguridad de Bob en sí mismo y llevándola en el baile le despierta sus instintos. Se apartan ligeramente del grupo y se hablan al oído. Lo siguiente que sucede es que Bob se fija en el colgante que lleva Muriel y rebusca en sus bolsillos para enseñarle algo a ella. A continuación, Muriel habla con sus amigas y se despide para irse con Bob. Camino del coche tienen la siguiente conversación: (M) - ¿Eres igual de exigente para todo? (B) - Cuando es necesario puedo serlo más. Muriel se muerde los labios y con mirada lasciva pregunta: ¿Cuánto más? Bob se detiene sujetando a Muriel por la muñeca, de la inercia, esta se gira y queda a escasos centímetros de Bob. Con gesto serio y clavándole la mirada en los ojos la responde: Lo que requiera la situación. Muriel le mantiene la mirada y apenas susurrando apostilla: Demuéstramelo Bob sin perder el semblante, mira hacia los lados para asegurarse que no hay nadie más en esa calle. En ese momento empuja a Muriel contra la pared que tienen al lado. Apoya su pelvis en el culo de Muriel y a la vez acerca su boca a uno de los oídos de ella y la comenta: Para ser sumisa eres demasiado insubordinada.Lo descubrirás en el momento adecuado, ¿de acuerdo? -Justo a la vez que manosea su culo y empuja más su pelvis contra Muriel- El silencio sepulcral se adueñó de esa calle. Bob siguió andando dirección al coche, pero al no escuchar los tacones de Muriel se paró de nuevo y miró hacia atrás. Contempló la imagen de Muriel de pie en mitad de la acera paralizada. (B) - Vamos, ¿nunca te han puesto un plug anal? (M) - De esta forma no. -Comienza a andar de forma insegura- Al llegar al coche, Bob la ordena que se desnude y use la ropa a modo de cojín para no manchar el asiento del coche. Apenas son 15 minutos el trayecto. Por el garaje y el ascensor Muriel sigue desnuda. Cada vez más sumisa y servicial con Bob. Al entrar al piso, Bob la guía hasta el dormitorio y una vez allí. Le pide que le disculpe un momento. Al volver Bob, lo hace con dos compañeros suyos de similares características y ya en ropa interior. En ese momento Muriel se sobresalta y de la sorpresa cae al suelo el plug anal que tenía puesto y estaba manipulando. Bob y sus compañeros se sorprenden y acto seguido les aparece una sonrisa pícara en la cara. Muriel en ese momento es consciente de que va a cumplir varias fantasías. Tener sexo interracial, sexo en grupo y además siendo esclava sexual. Bob se acercó a Muriel y le dijo: “Parece que tu cuerpo no puede esperar más”. Se sacó la polla de los calzoncillos y se la ofreció a comer. Ella obediente se puso de rodillas dispuesta a devorarla. Se la introdujo en su boca sin dudas. La erección comenzó a crecer pero ella no la sacaba de su boca. Se atragantaba mientras la acomodaba en su garganta. Bob señaló a sus compañeros y estos rápidamente se colocaron alrededor. Uno de ellos alargó la mano e intentó separar las nalgas de Muriel. Ella hizo un ruido con la garganta y se puso de rodillas pero sentada sobre sus talones. El compañero de Bob, rápidamente se escupió en la yema de los dedos y desaparecieron en el interior del cuerpo de Muriel. Ella siguió con la garganta profunda a Bob pero ahora si que le faltaba el aire. Demasiada actividad en su cuerpo. El compañero de Bob habló algo en africano. El otro se sentó en el sofá con la polla muy erecta, y entre Bob y este compañero pusieron de pie a Muriel y fue penetrada vaginalmente sin más aviso. Muriel se quejó y pedía una y otra vez que fueran menos brutos. Pero sus súplicas caían en saco roto. Bob contemplaba desde la posición de recibir sexo oral como sus dos compañeros se intercambiaban para penetrar duramente a Muriel. Parecía una competición por ver quién le saca el mayor quejido. Después se fueron turnando, Bob siempre siendo el más considerado en sus acciones. Antes de penetrarla le introducía los dedos. Pero no hacía distinción entre ano o vagina. Mientras los otros dos negros, se repartían la boca de ella. Todo fue in crescendo, el ritmo de las embestidas a Muriel, la dureza en la forma de tratarla, el placer en ella y los chicos. De las últimas acciones que hicieron con Muriel fue una doble penetración. Intentaron la triple, pero sus agujeros no daban para más. Ese momento fue el clímax para los chicos. Muriel se debatía entre el placer, el dolor y el sentimiento de humillación y desprecio hacia su persona. Según fue llegando el momento de la corrida de los chicos, se fueron turnando para no dejar de follarla y poder hacerle una corrida facial los 3. Agotada, los tres negros se pusieron a su alrededor y llenaron su cara de semen. Ella abrió la boca por si alguno le apetecía cambiar de opinión. Pero ninguno de los tres la hizo caso. Todos fueron a correrse sobre su cara. Incluso alguno le cerró la boca con la mano. Las corridas fueron muy potentes y surgidas entre gemidos que les salían a los chicos desde las entrañas. La fuerza de la África salvaje estaba siendo reflejada en la cara de Muriel. Que no pudo quitarse el semen de los tres hasta que no se resecó sobre su cara. Ya que Bob en medio de la vorágine de placer y uso sin medida de los agujeros de Muriel, le colocó unos grilletes en las manos que iban atados a otros en los pies.


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