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Cómo le quité la virginidad a la prima de 7 años (parte 2)

2024-02-20


Sigo con la historia de cómo desvirgué a Laia de 7 años . Cuando Laia me quitó el pantalón y los calzoncillos vio mi polla salir casi disparada hacia arriba, por culpa de la erección, cerca de su cara. Casi podía sentir tu respiración encima de la cabeza de mi miembro. Laia se la quedó mirando un rato, no se atrevió a tocar y yo tampoco me atreví a decirle que lo hiciera, ya que tenía miedo de que de fuera corriendo a avisar a la familia, así que dejé ir las cosas despacio por el momento. —La tienes muy grande y gorda —dijo sonriendo y riéndose nerviosamente. A decir verdad no es nada del otro mundo pero para ella que tenía 7 años y como máximo habría visto la de algún compañero suyo de 7 años o menos en natación pues se le hacía muy grande. Le pregunté si le gustaba y me dijo que sí, pero no duró mucho más la conversación, apartó la mirada volviendo a centrarse en el juego de móvil y yo me subí los pantalones, haciendo que nada de aquello pasó. Sin embargo no me detendría ahí por ese día. —¿Oye, me debes verte ahora a ti? —me miró medio asustada y dijo que no con la cabeza, sin apenas mirarme—. Antes me has visto tú a mí, lo justo es que ahora me dejes mirar a mí. —Vale —acabó diciendo al cabo de insistir un poco más. Así que me acerqué a ella, y de un fuerte y rápido tirón le bajé los pantalones y la ropa interior. Antes de que pudiera mirar se tapó su zona íntima con las manos, así que recurrí de nuevo a la persuasión. —Quita las manos, antes me has visto tu, no es justo que lo tapes. Me hizo caso. No entiendo aún porque, suponía que no era para nada consciente de lo que estaba haciendo y de lo que le estaba pidiendo. Y ahí la pude ver, una vagina totalmente virgen y pequeña, no tiene nada que ver con las vaginas adultas, que ya tienen sus labios desarrollado, en este caso era tan solo una rajita diminuta que no mostraba nada más. —Muy bonito —le dije mirándola a los ojos, ella se ruborizó un poco. Fue entonces cuando le toqué con uno de mis dedos y lo pasé de extremo a extremo recorriendo toda la raja. —¡Para! Me hace cosquillas —gritó mientras intentaba apartar mi mano de esa zona. Al final me detuve porque tenía miedo de que me pillaste haciéndole eso a Laia, así que lo dejé estar, le subí los pantalones de nuevo y le dije que siguiera jugando al móvil. Ahí se terminó todo por aquel día. Pero no era estúpido, sabía perfectamente lo que estaba haciendo y quería ver hasta donde podía llegar, así que el siguiente día que la viera subiría un poco más el listón a ver hasta donde me debaja Laia. Unas semanas después, o una semana tan solo, volví a verla en la casa de su abuela, y de nuevo mis hermanastros jugando mientras ella y yo jugando por otro lado. En ese momento no hubo goce alguno ni fantasía sexual, pero no tardó en ocurrir algo grandioso: Después de comer me acomodé en una habitación y me puse a jugar al móvil, era lo único que podía hacer pues la televisión estaba puesta siempre el canal que quería ver la abuela de Laia, y no había juguetes en la casa así que… Y de pronto Laia llamó a la puerta y me vio con el móvil, se sentó en la cama donde estaba yo y me preguntó si podía jugar, ya que sus primos se habían quedado dormidos, la abuela también, y no había nadie para jugar con ella, se aburría. En una estancia dije que no, pero cuando me comentó «Si me das el móvil… Me siento encima de ti» lo decía porque sabía que eso me gustaba mucho, quizá porque la otra vez que lo hizo terminó con ella mostrándome sus partes y yo las mías a ella. Cedí de inmediato, le dejé el teléfono y se sentó justo encima de mi polla, tocando sus nalgas con mi miembros. Evidentemente Laia sabía lo que yo quería, era lista para la edad que tenía. Poco después repetí el proceso de la otra vez, solo que ahora le quité los pantalones muchísimo más rápido, y terminé viendo su rajita a los pocos minutos. Ella sentada en la cama y yo arrodillado en el suelo delante de ella. Entoces decidí hacer algo más de lo que hice el otro día: intenté meterle un dedo por la rajita. Al ser virgen, y no tener aún los labios desarrollados no encontré el agujero por el cual debía introducir mi dedo, lo que hice fue presión por toda la zona hasta poder encontrar algo, lo que provocó que Laia se riera por las cosquillas y a la vez le doliera un poco la fuerza que hacía. —Tranquila, relájate —le dije mientras me ponía una mano en la barriga y hacía presión hasta que terminaste tumbada boca arriba en la cama, enseñándome su concha. Entonces, como estaba distraída y totalmente ajena a lo que yo estaba haciendo, me acerqué velozmente y me pasé mi lengua por toda la raja. Le hice la primera probada. No sé si catalogarlo como oral pues solo fue una lamida. Ella al notar la lengua mojada por toda la zona se incorporó en la cama asustada y sorprendida. —¿Qué era eso? ¿Me has chupado? —me preguntó de una forma como si no se creyera lo que había hecho, las lamidas a ella le daban mucho asco, no podía acercarse a un perro por los lenguatazos de estos. —Sí —dije sin miedo alguno— ¿Te ha gustado? Ella solo dijo que sí con la cabeza, fue de forma vergonzosa pero asintió. —¿Quieres que lo repita? —negó con la cabeza esta vez— ¿Por qué no? Si te ha gustado… —Me da asco —se limitó a decir. Comprendí lo que decía así que se lo respeté, no porque no quisiera, por mí le hubiera metido la polla hasta el fondo del útero, pero debía de tener cuidado para que no fuera a contárselo a los adultos—. Súbeme los pantalones. —¿Quieres que te cuente algo? —le pregunté una vez todo pasó y parecía no tener oportunidad de volver a la escena sexual. Ella me dijo que si, y entonces me comenté lo que era el sexo. Sí, me arriesgué mucho con eso. Y me dije que lo más común y que se siente bien era cuando la polla de un chico se metía en la vagina o culo de una chica. Evidentemente no se lo dije con esas palabras, usé unas más infantiles para llevarla a mi terreno—. ¿Quieres probarlo conmigo? No se veía muy segura de ella, pero no me importó, me dijo que sí levemente, seguramente por intriga. Lo que hice para no hacerla daño y que no despertase a todos fue ir poco a poco. La tumbé boca abajo en el suelo de la habitación, le quité los pantalones y observé sus nalgas redondas y suaves. Entonces me mojé un dedo y suavemente se lo fui metiendo por el ano, separando previamente las nalgas para poder introducirlo directamente. Laia se quejó en los primeros momentos, no sabía lo que yo estaba haciendo y una parte de ella estaba luchando para sacar el dedo de sus adentros, pero yo no cedí y terminé metiendo todo el dedo hasta el final de este. Haciendo que Laia temblase de dolor y placer. —¿Te gusta? —le pregunté. Ella me dijo que sí, así que seguí con mi experimento y empecé a sacar medio dedo hacia afuera para luego volver a meterlo hasta el fondo. Mientras lo hacía Laia no decía nada, a veces se me escapaba algún que otro ligero gemido infantil que desde entonces recorrerá mi memoria hasta el final. Le estaba gustando a la niña, la estaba pervirtiendo, y me gustaba. Sus mini gemidos se hicieron más constantes, prácticamente a cada vez que metía el dedo hacia el fondo soltaba algún mini ruidito o se lo intentaba esconder. Al cabo de un tiempo me cansé de eso y quería llegar a más. Le saqué el dedo del ano, y vi como este se contraía y relajaba por simple memoria muscular de haber sido perforado por un dedo. —¿Por que paras? —me preguntó aún estando en el suelo boca abajo. —¿Quieres que lo pruebe con mi cosa? —le pregunté, ella se lo pensó mucho, tan solo me dijo que no creía que cabría porque la recordaba muy grande, y sí lo era para su culo, y que no iría a entrar, además de que tenía algo de miedo—. No te va a doler, estaré contigo enserio, si te duele me dices y paro. Evidentemente no me iría a detener pero debía de ganarme su confían de alguna manera. Al final accedió con una frase: —Vale, pero solo la puntita —sé que suena a parodia o película porno serie B, pero os juro que fue lo que me dijo. Así que luego de eso la acomodé en la cama, poniendo su culo en pompa, y me saqué la polla de mis pantalones. Al poco rato la cabeza rozó su ano, y sí, intenté entrar, pero si ya cuesta entrar en un ano normal, imagina la polla de un puberto de 15-16 años en un ano de 7. Me fue imposible. Lo que sí hice mucho es hacer presión en él, como si fuera a entrar pero a su vez no, a Laia creo que le gustó pues estaba totales relajada. Y terminé por pasarle la polla por toda su raja trasera abriéndola a medida que pasaba. Ahí sí hubo un claro gemido por su parte. Me estuve ahí mismo pues ya no podía entrar más ni intentar más estrategias, Laia se subió los pantalones, yo también, y se fue de la habitación como si nada Yo por su parte entré al baño, me masturbé un poco y me corrí pensando en ella y en como había estado haciéndole un «anal» pero con mi dedo. Aquello fue increíble. Pero la historia no termina ahí, la siguiente vez que la vería sería cuando realmente me quité toda la virginidad y la hice mia del todo, cuando le conseguí entrar en el mundo del sexo. Esperados y en nada saco la siguiente parte.

Autor: JIM ST Categoría: Tabú

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Cómo le quité la virginidad a la prima de 7 años (parte 2)

2024-02-13


Sigo con la historia de cómo desvirgué a Laia de 7 años . Cuando Laia me quitó el pantalón y los calzoncillos vio mi polla salir casi disparada hacia arriba, por culpa de la erección, cerca de su cara. Casi podía sentir tu respiración encima de la cabeza de mi miembro. Laia se la quedó mirando un rato, no se atrevió a tocar y yo tampoco me atreví a decirle que lo hiciera, ya que tenía miedo de que de fuera corriendo a avisar a la familia, así que dejé ir las cosas despacio por el momento. —La tienes muy grande y gorda —dijo sonriendo y riéndose nerviosamente. A decir verdad no es nada del otro mundo pero para ella que tenía 7 años y como máximo habría visto la de algún compañero suyo de 7 años o menos en natación pues se le hacía muy grande. Le pregunté si le gustaba y me dijo que sí, pero no duró mucho más la conversación, apartó la mirada volviendo a centrarse en el juego de móvil y yo me subí los pantalones, haciendo que nada de aquello pasó. Sin embargo no me detendría ahí por ese día. —¿Oye, me debes verte ahora a ti? —me miró medio asustada y dijo que no con la cabeza, sin apenas mirarme—. Antes me has visto tú a mí, lo justo es que ahora me dejes mirar a mí. —Vale —acabó diciendo al cabo de insistir un poco más. Así que me acerqué a ella, y de un fuerte y rápido tirón le bajé los pantalones y la ropa interior. Antes de que pudiera mirar se tapó su zona íntima con las manos, así que recurrí de nuevo a la persuasión. —Quita las manos, antes me has visto tu, no es justo que lo tapes. Me hizo caso. No entiendo aún porque, suponía que no era para nada consciente de lo que estaba haciendo y de lo que le estaba pidiendo. Y ahí la pude ver, una vagina totalmente virgen y pequeña, no tiene nada que ver con las vaginas adultas, que ya tienen sus labios desarrollado, en este caso era tan solo una rajita diminuta que no mostraba nada más. —Muy bonito —le dije mirándola a los ojos, ella se ruborizó un poco. Fue entonces cuando le toqué con uno de mis dedos y lo pasé de extremo a extremo recorriendo toda la raja. —¡Para! Me hace cosquillas —gritó mientras intentaba apartar mi mano de esa zona. Al final me detuve porque tenía miedo de que me pillaste haciéndole eso a Laia, así que lo dejé estar, le subí los pantalones de nuevo y le dije que siguiera jugando al móvil. Ahí se terminó todo por aquel día. Pero no era estúpido, sabía perfectamente lo que estaba haciendo y quería ver hasta donde podía llegar, así que el siguiente día que la viera subiría un poco más el listón a ver hasta donde me debaja Laia. Unas semanas después, o una semana tan solo, volví a verla en la casa de su abuela, y de nuevo mis hermanastros jugando mientras ella y yo jugando por otro lado. En ese momento no hubo goce alguno ni fantasía sexual, pero no tardó en ocurrir algo grandioso: Después de comer me acomodé en una habitación y me puse a jugar al móvil, era lo único que podía hacer pues la televisión estaba puesta siempre el canal que quería ver la abuela de Laia, y no había juguetes en la casa así que… Y de pronto Laia llamó a la puerta y me vio con el móvil, se sentó en la cama donde estaba yo y me preguntó si podía jugar, ya que sus primos se habían quedado dormidos, la abuela también, y no había nadie para jugar con ella, se aburría. En una estancia dije que no, pero cuando me comentó «Si me das el móvil… Me siento encima de ti» lo decía porque sabía que eso me gustaba mucho, quizá porque la otra vez que lo hizo terminó con ella mostrándome sus partes y yo las mías a ella. Cedí de inmediato, le dejé el teléfono y se sentó justo encima de mi polla, tocando sus nalgas con mi miembros. Evidentemente Laia sabía lo que yo quería, era lista para la edad que tenía. Poco después repetí el proceso de la otra vez, solo que ahora le quité los pantalones muchísimo más rápido, y terminé viendo su rajita a los pocos minutos. Ella sentada en la cama y yo arrodillado en el suelo delante de ella. Entoces decidí hacer algo más de lo que hice el otro día: intenté meterle un dedo por la rajita. Al ser virgen, y no tener aún los labios desarrollados no encontré el agujero por el cual debía introducir mi dedo, lo que hice fue presión por toda la zona hasta poder encontrar algo, lo que provocó que Laia se riera por las cosquillas y a la vez le doliera un poco la fuerza que hacía. —Tranquila, relájate —le dije mientras me ponía una mano en la barriga y hacía presión hasta que terminaste tumbada boca arriba en la cama, enseñándome su concha. Entonces, como estaba distraída y totalmente ajena a lo que yo estaba haciendo, me acerqué velozmente y me pasé mi lengua por toda la raja. Le hice la primera probada. No sé si catalogarlo como oral pues solo fue una lamida. Ella al notar la lengua mojada por toda la zona se incorporó en la cama asustada y sorprendida. —¿Qué era eso? ¿Me has chupado? —me preguntó de una forma como si no se creyera lo que había hecho, las lamidas a ella le daban mucho asco, no podía acercarse a un perro por los lenguatazos de estos. —Sí —dije sin miedo alguno— ¿Te ha gustado? Ella solo dijo que sí con la cabeza, fue de forma vergonzosa pero asintió. —¿Quieres que lo repita? —negó con la cabeza esta vez— ¿Por qué no? Si te ha gustado… —Me da asco —se limitó a decir. Comprendí lo que decía así que se lo respeté, no porque no quisiera, por mí le hubiera metido la polla hasta el fondo del útero, pero debía de tener cuidado para que no fuera a contárselo a los adultos—. Súbeme los pantalones. —¿Quieres que te cuente algo? —le pregunté una vez todo pasó y parecía no tener oportunidad de volver a la escena sexual. Ella me dijo que si, y entonces me comenté lo que era el sexo. Sí, me arriesgué mucho con eso. Y me dije que lo más común y que se siente bien era cuando la polla de un chico se metía en la vagina o culo de una chica. Evidentemente no se lo dije con esas palabras, usé unas más infantiles para llevarla a mi terreno—. ¿Quieres probarlo conmigo? No se veía muy segura de ella, pero no me importó, me dijo que sí levemente, seguramente por intriga. Lo que hice para no hacerla daño y que no despertase a todos fue ir poco a poco. La tumbé boca abajo en el suelo de la habitación, le quité los pantalones y observé sus nalgas redondas y suaves. Entonces me mojé un dedo y suavemente se lo fui metiendo por el ano, separando previamente las nalgas para poder introducirlo directamente. Laia se quejó en los primeros momentos, no sabía lo que yo estaba haciendo y una parte de ella estaba luchando para sacar el dedo de sus adentros, pero yo no cedí y terminé metiendo todo el dedo hasta el final de este. Haciendo que Laia temblase de dolor y placer. —¿Te gusta? —le pregunté. Ella me dijo que sí, así que seguí con mi experimento y empecé a sacar medio dedo hacia afuera para luego volver a meterlo hasta el fondo. Mientras lo hacía Laia no decía nada, a veces se me escapaba algún que otro ligero gemido infantil que desde entonces recorrerá mi memoria hasta el final. Le estaba gustando a la niña, la estaba pervirtiendo, y me gustaba. Sus mini gemidos se hicieron más constantes, prácticamente a cada vez que metía el dedo hacia el fondo soltaba algún mini ruidito o se lo intentaba esconder. Al cabo de un tiempo me cansé de eso y quería llegar a más. Le saqué el dedo del ano, y vi como este se contraía y relajaba por simple memoria muscular de haber sido perforado por un dedo. —¿Por que paras? —me preguntó aún estando en el suelo boca abajo. —¿Quieres que lo pruebe con mi cosa? —le pregunté, ella se lo pensó mucho, tan solo me dijo que no creía que cabría porque la recordaba muy grande, y sí lo era para su culo, y que no iría a entrar, además de que tenía algo de miedo—. No te va a doler, estaré contigo enserio, si te duele me dices y paro. Evidentemente no me iría a detener pero debía de ganarme su confían de alguna manera. Al final accedió con una frase: —Vale, pero solo la puntita —sé que suena a parodia o película porno serie B, pero os juro que fue lo que me dijo. Así que luego de eso la acomodé en la cama, poniendo su culo en pompa, y me saqué la polla de mis pantalones. Al poco rato la cabeza rozó su ano, y sí, intenté entrar, pero si ya cuesta entrar en un ano normal, imagina la polla de un puberto de 15-16 años en un ano de 7. Me fue imposible. Lo que sí hice mucho es hacer presión en él, como si fuera a entrar pero a su vez no, a Laia creo que le gustó pues estaba totales relajada. Y terminé por pasarle la polla por toda su raja trasera abriéndola a medida que pasaba. Ahí sí hubo un claro gemido por su parte. Me estuve ahí mismo pues ya no podía entrar más ni intentar más estrategias, Laia se subió los pantalones, yo también, y se fue de la habitación como si nada Yo por su parte entré al baño, me masturbé un poco y me corrí pensando en ella y en como había estado haciéndole un «anal» pero con mi dedo. Aquello fue increíble. Pero la historia no termina ahí, la siguiente vez que la vería sería cuando realmente me quité toda la virginidad y la hice mia del todo, cuando le conseguí entrar en el mundo del sexo. Esperados y en nada saco la siguiente parte.

Autor: JIM ST Categoría: Tabú

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El pequeño Uriel. Pollito.

2024-02-13


El nene sigue deleitándose con adultos que está a su alcance.. El pequeño Uriel a sus cortos 6 años ya era un experto en el aspecto sexual. Ya nada le molestaba, sino al contrario todo le daba placer. Estaba en posición de perrito sobre una colchoneta vieja. Atrás de él está el profesor Mon de EF, chupando y lamiendo su culito que para ese momento esta ya más que húmedo y dispuesto a más. De vez en cuando metía su dedo medio hasta la segunda falange y ahí lo dejaba un buen rato. Frente a él se encuentra Ezequiel, el conserje del colegio, besando su pequeña boca e inmediatamente después invadiendo con su verga gruesa. Llenando por completo la cavidad bucal del niño. Uriel ni se inmuta, ese pequeño ya está más que acostumbrado a tomar grandes desafíos. Su boca rebosa llena de la carne del conserje. Sus ojitos se llenan de lágrimas y es tanto el esfuerzo para respirar que sus mocos salen de su nariz como fuente de plaza pública. Ambos hombres se deleitan con el cuerpo diminuto de Uriel y el nene en su falta de cariño se deja querer. –este es el mejor putito que hemos tenido Mon– le dice Ezequiel a su compañero sin sacar la verga de la boca del niño, –incluso mejor que aquellos cuates de hace años!?– pregunto Mon en un momento en que su boca se separa del culo del niño. –no’mbre, esos cuates eran unos chillones y mira a este putito, nos aguanta a los dos y otras vergas que se debe de estar comiendo– todo esto se lo dice directo a la cara del niño, que es sostenida por la gran mano del conserje y con su otra mano le da pequeñas cachetadas al rostro del angelito. Uriel por su parte abre grande la boca y se mete los dedos gruesos del conserje que sin miramientos los introduce más allá de la garganta del niño. –mira, se traga todo, sin chistar, sin rodeos, este pequeño es un putito que hasta los pendejos padrecitos se comerian– sentenció Ezequiel con una carcajada. Uriel ya está desnudo por completo, su ropa no fue un obstáculo para esos dos adultos que golpean con sus manos y vergas su cuerpecito caliente. Su rostro se veía encendido, rojo como manzana de feria popular. Sus blancas nalgas son masajeadas por manos callosas y boca hambrienta. En un punto el profesor Mon levanta a Uriel como si fuese un muñeco de trapo, lo deposita sobre un mueble viejo y destartalado de gimnasia –cambiemos de hoyo ahora– se dirige a Ezequiel quien termina por quitarse su overol dejándose solo las botas de trabajo color amarillo. Los cuerpos de los dos adultos son muy parecidos y distintos. Uno joven, lleno de fuerzas, mientras el otro está maduro y lleno de experiencia. Ambos hombres agarraron a Uriel y lo ponen boca arriba. La cabeza del niño cae por completo y esto no lo desaprovecha el profesor Mon quien introduce su duro miembro hasta traspasar la garganta del Uriel. Por su parte Ezequiel mete dos de sus dedos gruesos en la cavidad anal –uyyyy lo dejaste listo para mi– saca sus dedos dejando un hueco abierto entre las nalgas de Uriel. Acomoda su glande lleno de sangre y empuja… –mmmjmm– se escucha salir de la boca ocupada de Uriel. Vuelve a empujar y la mitad de la verga de Ezequiel termina dentro del culo de Uriel. No se mueve, disfruta y espera. El profesor Mon sostiene con sus manos el rostro de Uriel y ayudándole con los movimientos de su cadera mete una y otra vez su verga, haciendo que el niño se contorsione, tratando sin mucho resultado de empujar lejos de si las piernas musculosas del profesor. Ambos hombres tomaron un ritmo de vaivén, mientras uno entraba el otro salía. Así con la velocidad de dos pistones del motor de un auto. Ambos hombres disfrutan del cuerpo manejable de Uriel. El tiempo pasaba, los jadeos, las posiciones cambiaron, el niño no decía nada solo se dejaba hacer. Disfruta. Los adultos le llenaban la boca de vergas y saliva. El culo es manejado al antojo de esos cabrones. Dedos, vergas y suspiros entraban y salían. –cabrón, ya casi es hora de la salida– se asombro el profesor Mon al ver su reloj inteligente y ver el tiempo, más de 45 minutos entregados al placer. –maldita sea Mon, necesito más tiempo con este putito– contesto Ezequiel sacando su verga caliente del culo del niño. –apúrate y tendrás que conformarte con esto. Ya es hora de entregar este culito a su chofer– –demonios– chisto Ezequiel dando una nalgada a Uriel. Ambos hombres se pusieron de pie y al punto Uriel se pone de rodillas frente a ellos. Comienzan a masturbarse, toman sus vergas y la golpean contra el rostro o la lengua del niño. –ufff me vengo… Me vengo… Me ve…– grito Ezequiel y de inmediato le entrega su carga lechosa directa a la boca de Uriel, la inunda con tal cantidad de líquido caliente. El hombre maduro respira con fuerza, como un toro de lidia dentro del ruedo. Con movimiento más acelerado el profesor Mon se para sobre sus puntas y empuja su cadera hacia adelante, su orgasmo sale raudo y muy líquido. Mojando el rostro del pequeño, llenando lo de leche. Mas parecía una lluvia blanca la que caía en el rostro del pequeño Uriel. Ambos hombres respiraban fuertes como si hubiesen corrido todo un maratón. Voltean a ver al pequeño Uriel que seguía frente a ellos de rodillas, sonriendo con los ojos cerrados y escurriendo mucha leche por todo su rostro. –anda cabroncito, levántate que ya va ser hora de entregarte– Mon lo levanta del brazo y lo lleva hasta aún pequeño lavado dónde le lava el rostro y le quita los restos de leche. Afuera ya ha pasado un rato, en la puerta del colegio espera el chófer, cruzado de brazos. Ve venir por todo el pasillo al niño corriendo, acompañado del profesor. –disculpe la tardanza, el niño me ayudó a acomodar el equipo deportivo y se nos fue el tiempo– le dice Mon al chófer, quien toma la mochila de Uriel y se lo lleva a la espalda. –no se preocupe– le dice el chófer cruzando su brazo sobre la cabeza de Uriel y al mover su cabellera detecta un mechón de cabello con cierta viscosidad y un aroma muy particular, el aroma que él mismo suele dejar sobre la piel de su pequeño amante.

Autor: CESAREMPERADOR Categoría: Tabú

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Mi primera vez con mi padrastro a los 10 años (5)

2024-02-13


Quinto y último relato acerca del fin de semana en el cual perdí mi virginidad anal y bucal, siendo la pija y el semen de mi padrastro el delicioso y doloroso culpable.. Antes que nada, mil gracias por llegar hasta acá. Espero ser (y haber sido parte) de sus deliciosas pajas. Los comentarios, sean positivos y/o negativos, serán siempre bien recibidos. Espero que esta saga, entre mi padrastro y yo que termina acá, sea la primera de muchas para complacerles a ustedes, así como esta página me da felicidad desde hace años, desde Asunción, Paraguay, besos en sus penes y culos a cada uno de ustedes ? Ese sábado a las 2 de la mañana, me sentía cansado, mareado, adolorido; contrario a lo que algunos piensan, soportar la fuerza, la dominación, la brutalidad de un activo, más allá del gran placer, cansa a uno. Con tan solo 10 añitos y a esa hora, lejos de dormir, mi semental acababa de eyacular por cuarta vez en la noche. Daniel no era nomás que cogía brutal con esa flor de bendición que le dió la naturaleza, sino que eyaculaba en cantidades como pocas veces lo volví a disfrutar de adulto; no entendía como lo podía hacer y con poco tiempo de descanso entre tiro y tiro; por ejemplo, recuerdo que en el tercero, luego de excitarse al ver un poco de su leche salir de mi ano y escurrirse por mi pierna y huevitos, volvió a subirse con todo su peso encima mío y me ensoquetó de una su poronga, pude dar el primer grito pero solo ese, ya que con su mano izquierda me tapaba la boca y con palabras nada amables me obligaba a aguantar el resultado de «todo lo que le calenté esos días previos» mi cuerpo se movía, acostado y dominado, hacia adelante y atrás, con un dolor que no cedía, pero con la firme misión de aguantar a mi macho, el que decidió estrenarme, el que impuso ser él el primero en darme pija en toda mi vida; minutos después, me da completamente la vuelta, boca arriba puso mis piernas en sus hombros, fue la primera vez que pude verle sus ojos y rostros de dominación, de excitación, mientras me cogía nuevamente y ahí sentí, sin exagerar, como su glande se llegaba a marcar en mi bajo vientre en cada bombeo; ya en ese momento el dolor seguía siendo insoportable, pero ya no tenía nada en la boca y tratando de relajarme lo más posible, de a poco iba sintiendo una mezcla de dolor y placer, así estuvo dándome duro durante varios minutos…hasta que me pone de costado y probamos la posición de «cucharita», en una de esas metidas lo hace profundo y se pega completamente a mi espaldas y me susurra al oído «sabías que esta es la posición favorita de tu mamá y parece que por tus gemidos, también es la tuya» y realmente esa fue la primera posición en la que empecé a emitir sonoros gemidos (sonidos bastante femeninos por cierto) y eso lo motivaba a darme con todo, hasta que en un momento me coloca, una vez más, boca abajo y empieza a taladrar el culo de forma tal que vuelvo a quejarme del dolor, parecía una máquina que me estaba reventando, en eso siento nuevamente su pija crecer dentro de mi ano y dice «ahí te viene de nuevo la leche»…y así varias descargas de semen vuelven a alojarse en lo más profundo de mi ser… por segunda vez en la noche vuelvo a ser preñado por mi papá sustituto, Daniel hace un suspiro de satisfacción y dice «que culito más delicioso, la gran puta carajo, está para que siempre se le llene de leche»… Y no puedo evitar una tímida, pero sonrisa de satisfacción, es que hacerle feliz a él me hace feliz a mí… Luego de semejante expresión de virilidad, Daniel y yo nos dormimos, yo usando sus pectorales como almohada; por los fuertes ronquidos ya pensaba que al fin el viernes terminaba y le daba un descanso a mi culito, pero una vez más estaba equivocado: una hora después, me despierta un fuerte dolor en mi maltratado culito; mi macho, sin pedir permiso, atacaba de nuevo con su mástil en posición de cucharita; lo hacía despacio, pero con puntadas profundas y dolorosas, recuerdo que le dije «mmmm papá, basta ya, me duele mucho quiero descansar por favor» y el me responde «dale mi bebé hermoso, los machos cogemos así, somos así, aprovechá que me tenés loco y disfrutá de esta pija que es solo para vos», y así avanza sobre mi cuerpo con un intenso bombeo, pero pausado por momentos por algo nuevo, que son unos besos en mi cuello, en mi oreja y la espalda que, junto con las caricias que me va dando, hace que me dilate mejor para el, que se da cuenta de esta nueva «técnica» y así me va poseyendo una vez más, repartiéndome verga por todo el ano, luego se pone de costado y yo abriendo las piernas, para facilitar la cogida, el horizontal y yo verticalmente, dándole acceso pleno a mi culito que lo retribuye con una durísima penetración, en momentos no aguanto el dolor y empiezo un gemido doloroso que seguía el ritmo del bombeo sin parar, me ponía de costado y volvía a testear los límites de mi región anal a puro pijazo…asi estuve vilmente sometido por media hora, era increíble como no cansaba, parecía un ser hecho para darme placer y nada más, una locura total su semblante y potencia de hombre, para él, un sueño hecho realidad, tener un nene como yo tan pequeño al cual poder jugarle y lecherarle sin límites y sin miedo a las consecuencias. En un momento, logro ver mis sombras, a la luz de un velador, veo como mi cuerpo joven, flaco se bambolea a la medida de las sacudidas que ejerce mi preñador…un macho que se respeta, de esos que están para romper cuánta conchita y culito le aparezca por el camino, rudo, violento…en fin de esos que todos nos merecemos aunque sea una ves en la vida ¿O una vez al mes? Jaja… Cuando el proceso de la cuarta descarga de semen empieza su cuenta regresiva, Dani saca de golpe su pija de mi culo (lo cual me lastima) y se pone rápidamente de rodillas a mi costado y me ordena ponerme boca arriba y, en este momento, sale a flote su morbo distintivo: me larga una buena cantidad de chele (aunque ya no tanto como las anteriores) en esta oportunidad apunta su glande en la zona de mis pechos, escurre su glande hasta la última gota y a continuación usa sus dos manos: la derecha (su lado hábil) para empavonarme con su semen mis pechos y cuello, con la izquierda me agarra zonas de mi cabeza y lo manda hacia atrás, logrando así que esté disponible la mayor parte de mi cuello para marcar con su esencia favorita; o mejor dicho: nuestra esencia favorita y así, de esa manera, ya quedaban pocos lugares de mi cuerpo que no estaban cubiertas por la evidencia del placer de mi macho proveeedor de esperma. Tras ordenarme que no me limpie nada, ni mi culo, ni el cuello ni la cara. «Ahora vamos a dormir con tu piel oliendo a mí y tu culo conservando mi leche» y poco después, al fin, siendo ya casi las tres de la mañana, Daniel se rendía a los brazos de morfeo en nuestro nuevo lecho «matrimonial» y yo, lleno de su leche por dentro y fuera y el dolor del intenso abuso al que fui sometido, logré conciliar el sueño una media hora después. Podría seguir el relato por líneas y líneas detallando lo que fue el fin de semana pero, en pos de una menguada capacidad de síntesis de mi parte (que espero mejorarla) trataré de hacer como una descripción de lo que pasó el sábado y domingo con mi padrastro, solo adentrándome en detalles en aquellos momentos que considere oportuno, para la respectiva «justicia por mano propia»: Nos despertamos, al fin logro bañarme y expulsar toda su producción lechera y demás y limpiar mi piel de su leche seca, luego desayunamos en la mesa y me ordena ir abajo para, arrodillado hacerle el primer pete del día, me «ayuda» cada tanto con sus manos para la garganta profunda, combinando con momentos de pasar su pija por mis labios y toda mi cara, salgo de la mesa y mi cara llena de babas y precum es esparcida por mi cutis con sus manos, me alza con sus manos, nos vamos al sofá de la sala para probar, por primera vez y mirándole a el, cabalgar su pija por unos minutos…»ya irás mejorando bebé, paciencia para todo» me pone de espaldas a el y, a continuación, logra demostrarme durante 10 interminables minutos como uno puede estar al borde de la muerte estando quieto: mi cadera inmovilizada con sus manos, y su cintura era impresionante como se movía rapidísimo hacia abajo y arriba en la cogida, yo gritaba del dolor y eso le excitaba, destrozar mi culo de forma imparable, con sus piernas abiertas…»pa…pa..raa, pa..raaa» así se escuchaba mi voz de flauta con movimientos de su pija muy adentro mío, su primera eyaculación del día esta vez fue bien adentro de mi garganta, me atajó la cabeza hasta asegurarse de tragar y relamer hasta la última gota de su leche…imagino que pensó que mi yogurt era light y su semen bien abundante y espeso me ayudaba con la alimentación…jaja. Hasta hoy día nadie pudo cogerme con esa intensidad de arriba a abajo, ojalá alguien pueda recordarle a mi culito ese inmenso y doloroso placer Se fue a hacer el super y yo adolorido me quedé a hacer limpieza del hogar; almorzamos una pizza precocinada que trajo y de postre, como no podía ser de otra manera, fue pija dura en la boca con leche esparcida en mi cara…que más bien a juzgar por el sabor parecía postre salado, pero delicia al fin…la cual esta vez yo mismo, con su supervisión para su orgullo, con mis dedos tragué lo que aún no se secaba en mi cara. A la tarde, se fue a su fútbol semanal, no sin antes bañarnos juntos y enseñarme a hacerme un lavado anal con la «manguerita» de la ducha y luego me puso una crema cicatrizante en mi colita con sus dedos, volvió a la noche pero con una gran e inesperada sorpresa, vino con Adolfo, un compañero de equipo suyo, tenía 22 años cuando eso, bisexual, flaco rubito todo un macho hermoso divino, admito que fue excitante verles entrar a ambos en la pieza con su vestuario de fútbol, los shorts que marcaban dos tremendos paquetes, sudados y con aliento a cerveza del «tercer tiempo con los perros» que le dicen por acá y, sin imaginarlo y mucho menos pedirlo, durante toda esa noche tuve las primeras sesiones de trío con estos dos arrieros, y me hicieron básicamente de todo, salvo la doble penetración que, aunque intentaron con mucho lubricante, lastimosamente mis gritos, incluso ahogados con boxer, no les dejó avanzar mucho; de castigo ambos, con mucho morbo y pacto de machos, acordaron eyacular en una jarra cada uno de los 6 tiros que dieron esa noche; bueno, para ser justos, en realidad fueron de 5 tiros lo que pudieron largar en la jarra, ya que Adolfo en su tercera eyaculación, en un momento mientras yo estaba acostado boca abajo siendo cogido por el y mamando la verga de mi padrastro, con fuertes y gruesos gemidos de macho, no pudo evitar depositar su lechita en lo más profundo de mi culo, lo cual hizo que Dani se matara de la risa «bien ahí por tu primera preñada a un putito» y el sí, con una intensa paja, salió de mi boca y eyaculó en el recipiente. Toda la noche fue, en medio de la violada anal y bucal hacia mí, acompañada de bromas y comentarios muy de machos «Nde, Adolfo, dicen que tus espermatozoides (haciendo referencia a la lechita que me dejó en la cola tras laburarle media hora con su pija adentro mío) preguntan cuando falta para llegar al óvulo y preñar jajajaja» y Adolfo le dice «bajón por ellos cuando se enteren que están en el culito de tu hijastro ajajaja que puta aprieta bien todavía por cierto, este va a ser el más aguantador de los putitos cuando sea grande, si ahora nomás luego como aguanta»…antes de irse Adolfo, ambos me hicieron arrodillar frente a sus pijas ya rendidas tras una noche de mucho uso; Adolfo me aprieta la nariz con sus manos, yo al respirar por la boca Dani me dice «vomitás o tiras y te garroteo» y vierte en mi boca y garganta la suma de 5 tiros más agua para que diluya bien y, tras vaciarlo, me tapa la boca con su mano, hasta que lo tragué todo, me dió asco pero a ellos les encantó y lo festejaron con abrazos, golpes con puños y promesas de que será un secreto de amistad…y mi cuerpo ultrajado, pero muy bien servido, el objeto y testigo forzado de ese pacto… El domingo, obviamente, nos despertamos super tarde, y con una invitación de Daniel para «bañarnos» juntos…en realidad lo menos importante ahí fue el baño, ya que bajo el agua empezó a besarme intensamente, agradeciéndome por el hermoso finde que le dí «aunque no entiendas por ahora, gracias mi hijo precioso por hacerme acordar lo que es ser un hombre, un macho de verdad» para luego, bajo el agua, hacerme arrodillar y chuparle una vez más su pija, ahora sí ya debo decirlo como toda una putita experta yo y también dejándome tomar el protagonismo, ya que me dejó empezar chupándole sus dos feroces huevos, luego subir mi lenguita por su tronco para terminar, primero lamiendo su glande e intentar meterlo todo a la boca, solamente cuando se dió cuenta que no podía hacerlo por mi cuenta, con su acostumbrada fuerza desmedida y sus dos manos, me metió hasta la garganta su feroz glande, entre alaridos y tos mía… para luego ponerme de 4 y empezar a darme pija más duro que cara de un político, se sube encima mío y bombea de una forma única, intensa, pareja, así estuvo por un buen rato hasta que, anunciando su eyaculación, me larga en mis nalgas, justamente el único lugar donde aún no me había largado, minutos antes cerró la ducha, seguramente para asegurarse de que su leche, la que tanto uso y veneración morbosa le da, no se vaya tan rápido al desagüe, tras largar, junta con sus dedos y va metiendo, todo lo que puede, en mi rojizo y adolorido ano «a ver si así me das el hermanito tuyo que tanto busco»…y termina la sesión con una acción más que inesperada: me hace arrodillar frente a el y empieza una descarga de orina, amarilla y olorosa, yo cierro mis ojos y boca, por suerte sin que se enoje… «Bienvenida a tu primera lluvia dorada, mi bebé» con esa frase, vuelve a abrir la ducha y ahora sí usamos el baño para su función primera, asearnos para continuar el día. Fueron muchas veces más las que me dió pija sin parar, con muchas morbosidades, las de siempre y otras nuevas, que seguramente más adelante las contaré. Fue parte de mi vida y usó y abusó de cada rincón de mi cuerpo hasta que cumplí 15 años, al dejarse de mamá e irse de nuestras vidas, no sin darme una última y memorable cogida, aunque en esa vez yo sin percatarme de que seria la última, lo que más me dolió de su partida a esa edad es que yo si ya era una putita experta y era la que le pedía leche y pija a full, en todas las posiciones y de todas las formas. Desde ya, gracias por leerme, espero reencontrarnos con otras anécdotas calientes por acá. Si es el caso, que disfruten con varias y terribles masturbaciones, que yo hasta el día de hoy los hago. ¡Gracias de nuevo!

Autor: ORO93 Categoría: Tabú

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Mis pequeñas modelos (parte 3): Camila (8 años), Fiorela (7) y Matilde (6)

2024-02-13


Comenzamos con el relato de la tercera parte.. Luego de descargar toda mi libido jalándomela pensando en Cami, todavía no podía quitarme de mi boca el dulce sabor de sus tetitas. Esos pequeños puntos rosados en su pecho seguían apareciendo como imágenes en mi mente. Sin ninguna duda estaba dispuesto a seguir avanzando con la pequeña Cami, pero debía continuar siendo cauteloso. Decidí que el día siguiente haría en principio exactamente lo mismo que hoy y que intentaría algo más. Martes por la mañana. Tomo el desayuno, paso por un quiosco a comprar más dulces y camino hacia el trabajo. Al llegar, me saludo con mis compañeros. Al rato llegaron las niñas. Se me dibujó una sonrisa de oreja a oreja al ver que la primera en llegar era Camila. Hoy vestia un hermoso vestidito azul que apenas le llegaba por encima de sus rodillas. Al verme me saluda con su típico abrazo, lo que hace que yo nuevamente pueda percibir ese hermoso aroma que tiene. Ni bien su madre la despide, llegan Fiorela y Matilde juntas. Al igual que el día de ayer, decido hacerle cosquillas a Matilde en la barriguita, provocando su risa. Ambas me saludan con un abrazo, lo cual me sorprendió ya que, si bien Fiorela ya lo hacía, Matilda solía mostrarse más tímida. De a poco me iba ganando su confianza. Olga nos explica que en el presente día (y por varios días más) las niñas continuara modelando con ropa de verano, pero esta vez las niñas deberán meterse en una piscina de lona que tenemos que armar. Una vez que Olga terminó de explicarnos, Patricia, Valeria, Lucía y yo nos dirigimos a la habitación donde se hallan guardados todos los elementos necesarios para armar los sets (y donde yo había tenido mi aventura con Cami). Tomamos la piscina de lona y la armamos. Luego colocamos un poco de césped artificial alrededor de ella, para luego finalmente decorar el fondo. También dentro de la pileta pusimos unos animales inflables. Cami: – ¡Wooow!¡Qué lindo set que hay hoy!¿Qué haremos hoy, Enrique? Yo: – Pues, ¿qué crees, Cami? Se meterán en la piscina, jajaja. Fiorela: ¡Siiiii, me encanta la piscina! Yo: – ¡Qué bueno, Fiore!¿Y a ti, Matilde?¿Te gusta la piscina? – le pregunto a Matilde, para involucrarla en la conversación. Matilde: – ¡Sí me gusta! – respondió Matilde, con una hermosa sonrisa y con sus ojitos azules mirándome. Fui ahí cuando me percaté lo hermosa que se veía Matilde. Como es de costumbre suya, vino con una remera que dejaba su barriguita al descubierto. Pero además vino con una pollera que incluso era más corta que el vestidito de Camila, lo cual permitía que se le vieran gran parte de sus piernitas. Fiorela no se quedaba atrás. Esta vez se vino vestida con un short que le quedaba muy apretado, haciendo resaltar su figura y, en especial, su culito. Al terminar de armar el set, Patricia, Lucía y yo preparamos nuestras cámaras, mientras que Valeria acompañó a las niñas a los vestidores, explicándoles la ropa que exhibirían en el día de hoy. En los anteriores días las niñas habían modelado con ropa normal y luego con mallas. Sin embargo, hoy sólo posarían en bikini. Cuando las niñas salen de los vestidores, nuevamente decido contemplar sus hermosos cuerpos, observando cómo los cachetitos de sus culitos se movían al ritmo de sus pasos. No sé si yo era el único que pensaba que esas bombachas eran demasiado pequeñas para esas niñas, pero no me importaba, ya que estaba disfrutando de la vista. En ese preciso momento Camila justo pasó por mi lado. Camila: – Esta vez no me caí, Enriquee, jajajaja. Yo: – Mejor así. Debes cuidarte, Cami – dije yo, mientras recordaba lo sucedido en el día anterior. Aún no sabía si mi corazón (y mi verga) estaban listos para el espectáculo que iba a presenciar. Cami, Fiore y Matilde se metieron en la piscina, mojando sus cuerpitos, a medida que los primeros flashes de nuestras cámaras comenzaron a aparecer. Las tres estaban muy enérgicas. Realmente estaban disfrutando de jugar en la piscina mientras posaban para las cámaras. Lucía: – Ahora de espalda, niñas. Y giren sus cabezas, mirando hacia nosotros. Atentas a la orden de Lucía, las niñas se colocaron de espalda, lo que hizo que mi libido aumentara rápidamente y comenzara a sudar. Es que el hecho de ver esos culitos mojados, con las bombachas casi siendo tragadas por esas nalguitas, ¡hicieron que mis manos comenzaran a temblar! ¡Parecía que las niñas más bien estuvieran usando tanguitas! Patricia: – Muy bien. Ahora colóquense de frente, pero no jueguen. Solo párense y miren a las cámaras. Fue en ese momento cuando, a verlas bien de frente, pude observar lo apretada que estaban esas bombachitas en sus cuerpos. De hecho, a Cami se le llegaba a notar levemente, creo yo, ¡la forma de su vaginita! Con sus corpiños sucedía algo similar. Les quedaba muy apretados y, al estar mojados, ¡permitían que se llegara a divisar apenas sus tetitas! Observé a mis compañeras de trabajo, pero ni Patricia, ni Lucía ni Valeria dijeron algo al respecto. En ese momento llegé a dudar si era real lo que estaba viendo o si solo era producto de mi imaginación. Terminó la primera sesión de fotos. Olga se acercó con la merienda, por lo que las niñas se acercaron corriendo. Yo aún estaba intentando recuperarme de lo sucedido. Fiorela: – ¿Te gustó como modelamos, Enrique? Yo: – S… Sí, claro que sí, Fiore. Han estado muy bien – contesté suspirando. Matilde: – ¿Te encuentras bien, Enrique? – me preguntó Matilde con cara de preocupación. Al ver a las niñas más de cerca, pude observar que aún seguían algo mojadas y que efectivamente sus apretados bikinis no dejaban mucho lugar a la imaginación. Yo: – ¡Por supuesto, Matilde! No te preocupes. Matilde me devolvió una encantadora sonrisita Olga: – Ah, menos mal, Enrique. Por un momento pensé que te estabas sintiendo mal como el otro día. ¿Has desayunado bien hoy, no? Yo: – ¡Claro, señora Olga! Estoy bien. Una vez terminada la merienda, se da comienza a la segunda sesión de fotos. Las niñas volverán a meterse en la piscina, pero esta vez jugarán con los animales inflables que habíamos preparado anteriormente. Las niñas se veían muy contentas con la propuesta. Al comenzar la sesión de fotos, las niñas corren al agua. Se sube cada una a un animal inflable. Camila se subió a un tiburón, Fiorela a una ballena azul y Matilde a una orca. Las tres se estaban divirtiendo mucho. Hubo un detalle que me llamó la atención en la forma en que las niñas usaban sus animales inflables. Las tres «cabalgaban» a sus animales, moviendo sus caderitas de manera enérgica hacia adelante y atrás. Era increible, pero en ese momento yo estaba envidiando a dichos animales inflables. Olga: – ¡Ahora daremos inicio la sección de los helados! Las niñas gritan de felicidad, mientras Patricia va en busca de unas paletas de helados que estaban preparadas en la heladera. Yo no tenía idea de esa sección. Cada una de las niñas elige un guste de helado. Cami de chocolate, Fiore de frutilla, mientras que Matilde eligió helado de crema. Camila, Fiorela y Matilde se vuelven a meter en la piscinal. Mientras miran a las cámaras, comienzar a chupar sus helados. ¡Mi verga estaba a punto de explotar! Adoraba el ritmo en que las tres niñas chupaban sus helados con sus hermosos labios. De a poco sus boquitas se empezaron a manchar con el helado. La que más me llamaba la atención en ese preciso momento era, por supuesto, Matilde, ya que había elegido helado de crema. Sus labios y parte de su mentón estaban cubiertos de crema, de manera que ella, para limpiarse, pasaba su lengua por su labios, sin dejar caer una gota al agua. Lo mismo hacían Fiorela y Camila. Parecía que no querían quitarse los helados de sus boquitas. Valeria: – Muy bien, niñas. Ahora solo laman los helados. Mi reacción ante dicha indicación de Valeria fue la de casi un sobresalto. No podía creer lo que escuchaba. Por supuesto que no había nada de malo en que las niñas lamieran sus helados, pero me sorprendió escucharlo como una indicación. De todos modos, en ese momento pensé que solo se trataba que mi mente estaba muy sucia. Las niñas movían sus lenguas por el cuerpo del helado, a un ritmo lento. En ese instante yo ya no envidiaba a los animales inflables, sino a los helados. Al rato finaliza la sesión de fotos. Las niñas deciden terminar sus helados, para luego ir a cambiarse. Es en ese momento cuando aprovecho para acercarme a Cami y hacerle la misma oferta que ayer. Camila: – Jajajaja, ¡oki! Esa sonrisita de oreja a oreja hizo que la verga se pusiera aún más dura. Se notaba que a Cami le había gustado lo de ayer. Me adelanto a tomar las cosas del set para ir guardándolas en su lugar. Yo: – ¡Patricia, Valeria y Lucía! No se preocupen por guardar las cosas hoy. Déjenme el trabajo a mí. Valeria: – Ok, Enrique. ¡Gracias! Camila: – ¡Yo te ayudo, Enrique, como ayer! En ese instante Camila y yo nos vamos a la habitación a guardar las cosas, mientras Raúl (el encargado de la edición de fotos y la logística del lugar) comenzaba a preparar las computadoras para pasar las fotos. Observé que Raúl me observaba atentamente, lo cual me llamó la atención. Decidí ignorar eso. Quizás Raúl se sentía enojado conmigo por nuevamente ofrecerme para ayudar a guardar las cosas, dejándolo a él como un holgazán. Al entrar y salir con Cami de la habitación, finalmente encontramos nuestro «tiempo». Estabamos los dos solos en la habitación, bien escondidos entre las estanterías donde se guardan los elementos necesarios para los sets. Camila: – ¿Me trajiste los dulces? – me preguntó Camila con cara de felicidad. Yo: – ¡Por supuesto, Cami! Pero ya sabes lo que debes hacer primero… Cami, sin decir palabra alguna, colocó sus manos en su corpiño, levantándolo y dejando al descubierto el hermoso paisaje que había disfrutado ayer. Nuevamente esas tetitas estaban frente a mí; esta vez estaban algo mojadas (así como todo el cuerpo de Cami), por haberse metido Cami a la piscina minutos antes. Su pelo mojado caía en parte sobre su pecho, de manera que Cami, para facilitarme el la «tarea», decidió correrse el pelo hacía atrás. Yo ya estaba salivando. Parecía que esas tetitas se veían incluso más ricas que el día anterior. Camila: – ¡Estoy lista! Acerqué mi boca y automáticamente comencé a succionar sus tetitas, dando círculos con mi lengua alrededor de sus pezoncitos. Mi lengua bailaba de felicidad. En ese instante decidí colocar mis manos sobre las caderas de Cami, para acercarla más hacia mí, aunque en realidad era más bien una excusa para lo que tenía pensado. Bajé muy lentamente mis manos hacia los cachetitos de su cola, estando atento a la reacción de Cami, la cual fue positiva. Al terminar, le doy sus dulces en la mano, los cuales Cami recibe muy contenta. Yo: – ¿Te gustó, Cami? Cami: – Sí, sentí algo de cosquillas, jajaja – respondió Camila mientras observaba muy feliz los dulces que le había dado y se colocaba de nuevo el corpiño. Yo: – Sabes, Cami.. Puedo darte más dulces. Cami: – ¿Ahora? Yo: – Por supuesto. Cami: – ¿Me chuparás de nuevo las tetitas? Yo: No esta vez, sino otra cosa. Te daré mas dulces si me dejas lamerte ahí debajo. Cami: – ¿Aquí debajo?¿Dónde? – preguntó Camila, con cara de confusión, mientras fruncía el ceño. Yo: – Pues… En tu… Vaginita. Cami: – ¿Ahí? Pero si por ahí hago pis.. Yo: – Lo sé, pero quiero hacerlo. Y luego te doy los dulces, ¿si? Camila se queda dudando durante unos segundos. Cami: – Es que… Me da verguenza que me veas mi vagina. Yo: – No te preocupes. Solo será un momento. Verás que luego la verguenza se te pasará. Cami: – Mm… De acuerdo. Camila coloca sus manos en su bombacha (la cual, como les dije, más bien parecía una tanguita) y comienza a bajarla lentamente. Yo: – ¡Qué linda vaginita! Continúa bajando… Camila termina de bajarse la bombacha hasta sus pies. Decido acercar mi boca, sin antes quedarme unos segundos contemplando lo que estaba a centímetros de mi rostro. Una vaginita rosadita que se veía muy apretada, sin pelo alguno. Esos dos labiecitos mayores se veían deliciosos, algo que muy pronto mi boca se encargará de verificar. Primero le doy un beso en su barriguita, para luego ir bajando hasta su nectar. Puedo sentir la piel de Cami temblando debido al nerviosismo que sentía ella en ese momento. Le doy un tierno beso en su vaginita, para dar paso a besos más enérgicos. Mientras la intensidad de la succión iba aumentando, mi lengua comienza a participar del espectáculo. Deslizo mi lengua por toda su vaginita, en especial en su clítoris. En la habitación solo se lograba escuchar el sonido de mis labios y mi lengua «trabajando» y succionando la entrepierna de Camila, quien comenzó a moverse un poco y reirse. Camila: – Ay, Enrique, me está dando cosquillas, jaja En ese momento decido ir más despacio, más allá de que en cierta forma Camila lo estaba disfrutando. Con respecto a mi verificación, en efecto la vaginita de Camila era riquísima. No se sentían rastros de orines. Cabe resaltar que minutos antes Camila estuvo en el agua, por lo que su entrepierna se encontraba muy limpia. Nuevamente la tomé lentamente de su culito, a lo cual ella accedió sin problema alguno. Estuvimos así durante algunos pocos minutos más, ya que debíamos salir pronto de la habitación para no levantar sospecha alguna. Una vez terminada mi «tarea», Cami se levanta la bombacha. Yo: – ¿Y qué te pareció, Cami? Cami: – Nose, se sentía cosquillas, jajaja. ¡Me gustó! Yo: ¡Qué bueno, Cami! Toma, acá tienes tus dulces. Cami recibe muy contenta su obsequio. Yo: – Sabes, Cami… Hoy has estado muy bien las sesiones de fotos. Te veías muy bonita jugando en la piscina, como siempre. Y cuando te vi chupar el helado, me has dado una buena idea para mañana cuando vengamos nuevamente a esta habitación, si tu lo deseas y quieres muchos más dulces.. Cami: – ¿Una buena idea?¿Qué será? Jajajaja Yo: – Mañana lo sabrás, jaja. Cami: – ¡Oki! Al salir de la habitación, me apresuro a ir al baño para pasar las fotos de mi cámara a la netbook que traía en mi mochila, tal como el día anterior. Las fotos de hoy eran geniales. Cuando salí del baño, me dirigí a la mesa donde estaban mis compañeras y Raúl pasando las fotos. En ese instante vuelvo a notar que Raúl me observar con una cara rara, lo cual otra vez llama mi atención. Saludo a mis compañeras y me voy rápidamente a mi apartamento, donde me jalé la verga y acabé chorros de leche sobre las fotos de las niñas en bikini en la piscina, con esos bikinis tan apretaditos y succionando esos helados. Bueno, hasta aquí el relato de hoy. Ojalá que les esté gustando. ¡Muy pronto tendrán la cuarta parte! No olviden dejar sus comentarios y opiniones.

Autor: JMM15M Categoría: Tabú

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La pequeña hija de los vecinos ricos

2024-02-08


Un día me habla un vecino de muncho dinero y me dice que si podía hacerle unos trabajos en su casa estaba casado con una señora que quitaba el hipo tenía unas tetas como unos melones ricos bien mamables su panochita se le notaba esponjadita y unas nalguitas paradas como invitando a cojerla . Ese día me abla don Rafael y me dice que si le puedo hacer unos trabajos en su casa y le digo que si estaba casado con una señora que quitaba el hipo tenía unas tetas como un melón bien paradas y ricas una panocha esponjada y unas nalguitas deliciosas que invitaban a cojerla tenían dos niñas pequeñas Sonia de 10 y Carmen de 9 comenze con la cerca luego con el jardín ya como a las 3 de la tarde me indica lo que nesecita arreglar en el establo ahí empecé a arreglar los potreros como a la hora me dice que van a salir a unos mandados yo seguí trabajando como a la media hora llega Sonia y me dice que ases arreglando esto ahí estábamos cuando de pronto el semental comienza a inquietarse comenzando a sacar su verga asta tenerla bien parada Sonia lo miraba y se voltiaban de pronto me dice porque el caballo tiene éso así no sabía que decirle no me quedo más que decirle eso es la verga y la tiene así porque quiere cojerse a la llegua y se la mete toda si le digo y no le duele no le dije a ella le gusta que se la meta a ok luego de unos minutos me dice y tú también la tienes así no le dije la mia no es tan grande como la de el pero si está algo grande o me dejas verla no te pueden regañar y a mi me corren si se dan cuenta me dice yo no digo nada bueno pero nomás poquito está bien si me dice me paro y me bajo el pantalón y el calsonsillo saliendo mí verga bien parada por lo que estaba pensando abrió bien grande los ojos y me dice porque está así porque igual que el caballo también quiere cojerse una panochita de una hermosa niña está así porque tú le gustas guau de verdad está así por mi si mira como la tienes y como se te quita para que se me quite tengo que sobarla o meterla en una panochita o un culito asta que me saque la leche pero no ahí mujeres aquí no le dije pero si ahí un rico culito y una panochita donde me dice aquí mira agarrando le las nalguitas y sobando su panochita pero yo no sé cómo si quieres te puedo enseñar bueno me dice ok pero ve a ver si no ahí nadie que nos vea se fue a la casa y regreso diciendo no ahí nadie mi hermanita está dormida la abrazo y comienzo a sobarle la panochita le quite la blusa y le empiezo a mamar las tetitas chiquititas solo suspiraba cada vez más caliente le desabrochó el pantalón y le meto la mano dentro de su pantaletita sobando su panochita y metiendo un dedo en su rajita mojadita y con la otra le empiezo a bajar su pantalón y la braguita quedando desnuda me quito la ropa y me siento y tomando la ago que se siente en mi verga sin penetrarla pero sintiendo la verga en su panochita la ago para adelante y para atrás moviendo la bien rico cada que la asia para atrás sentía como la cabeza sé le atorada en la entrada de su panochita y la jalaba queriendo meterle la cabecita pegando unos pequeños gritos pero no sé bajaba si te duele me dices y ya no lo asemos me mira y se ríe seguimos moviendo y cuando la jaló hacia atrás siento como le entra medía cabecita queriendo bajarse no la deje y la jale para atrás logrando meterle toda la cabeza aaaaayyy grita y me dice ya no ya no me duele no te muevas le digo para que no te duela nos quedamos quietos unos minutos sentía que me apretaba bien rico luego de unos minutos comenzó a moverse despacio para adelante y para atrás con cada movimiento asia que le entrara más verga llegando a su telita virgen y le digo ahora sí vas a sentir un poco de dolor cuando te rompa tu virginidad nos quedamos sin movernos dejando que se acostumbré a tener una verga adentro se comenzó a moverse de nuevo y apoyando sus manos en mis piernas se levantó un poco y de pronto se deja caer asiendo que se le metiera toda la verga de un solo empujón pegando un grito tan fuerte que me asusté pensando que nos descubrirían voltiaban para todos lados mientras ella lloraba sin moverse luego de un ratito me dice ya entro toda si mi niña que baliente eres te la metiste toda mmmmmmmm si siento como me llega muy adentro ahora sí cojeme cojeme así como el caballo se coje a la llegua comenze a mover y a darle bien rico después la acosté sobre la paja y me Monte en ella metiéndole de un solo empujón toda la verga dandole fuerte cuando siento que se estaba viniendo se la empuje bien adentro llenando le la panochita de leche cuando termine se la saqué la limpie nos pusimos la ropa y la mandé a bañar y me dice mañana puedo venir para que me la metas otra vez si aquí te espero y recuerda no decirle a nadie es un secreto

Autor: SOLITARIO21 Categoría: Tabú

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Cómo le quité la virginidad a la prima de 7 añitos (parte 1)

2024-02-08


Esta es la historia de como fui impulsando en la perversidad a una niña de 7 años hasta que se dejó quitar la virginidad (sin saber que estaba haciendo yo). Vengo a contaros cual fue, lo que considero para mí, mi mayor experiencia en el sexo con alguien más pequeño que yo. Yo debería de tener unos 15-16 años, en plena edad de hormonas alocadas, y en ese tiempo veía mucho a la prima de un «hermanastro» mío. Para salvaguardar su identidad y que todos nos entendamos la llamaremos Laia. Yo conocí a Laia desde que tenía 3 años, y nunca había tenido pensamientos lascivos hacia ella, pero un día, en la terraza de su casa, todo cambió. Laia era una chica muy curiosa en general, había ocasiones que hacía bromas con su entrepierna y la de los chicos de la mesa, algo así como decirle a su primo “¿Oye, me enseñas tu cosa?» Sinceramente lo hacía solamente para hacer chillar a la adultos que oían la pregunta y se reía mientras estos la intentaban reñir. La inocencia de los niños, le parecía divertido como se ponían sus familiares y ni sabía lo que estaría hablando, pero desde entonces en mi mente se pasó la idea de querer ver su entrepierna, cabe destacar que al ser virgen en ese momento mis hormonas, ganas y erecciones eran más comunes de lo normal. Pero obviamente no le pediría ver, no delante de toda la familia. Unos días más tarde, jugando en la terraza de su casa, me pidió de jugar a mí a un juego de rol de amo y perro (ella sería el perro), luego de uno de madre, hijo… Todo eso mientras mis hermanastros jugaban a sus tonterías en el cobertizo de la terraza desmontando y montando objetos del lugar, así que acepte jugar con ella. No me acuerdo muy bien de cómo, empezamos a jugar a otra cosa que consistía en intentar bajar los pantalones el uno al otro, sin quitar la ropa interior, seguramente fue ella quien inició el juego pues como dije era bastante curiosa. Y así fue, ella me bajaba a mí los pantalones un poco, solo para verme los calzoncillos, y luego yo me los subía y le quitaba a ella los suyos hasta que le veía las bragas. Nunca las olvidaré, azul clarito con imágenes de un osito de peluche. En una de estas, Laia me pide porfavor si puede mirar debajo de mis calzoncillos, a lo que yo, aunque tenía una erección más que clara, le dije que no, y me resistí huyendo un poco de ella por toda la terraza, hasta que doblé la esquina de la misma, lejos de la vista de cualquier ventana, y dejé que me pillase. Al poner sus manos en la cintura de mi pantalón lo apartó y miró un poco, no fue más de un segundo porque de la nada escuchamos el grito de su abuela pidiéndole ayuda para poner sus cubiertos en la mesa, y tan solo fue eso, quizá ni vio bien porque no quitó el pantalón en sí, solo tiró hacia adelante para ver un poco. Pero la cosa no se quedaría ahí, había experimentado aquello y ahora dentro de mí quería más, llegar más profundo en la relación con Laia. Durante un día (dos semanas después de lo de la terraza), Laia se fue a mi casa con su abuela, donde también vivía mis hermanastros y demás, y cuando estos dos se quedaron en una habitación jugando a la play, mi padre y su pareja fuera comprando en un supermercado lejos de allí, y su abuela durmiendo en un sillón del comedor… Ahí fue cuando ataqué. A Laia le encantaba jugar con móviles, consolas de sobremesa, portátiles… Todo lo que fuera un mínimo videojuego se lo pasaba bien y se distraía de todo. —¿Tienes juegos en tu móvil? —me preguntó yéndome a buscar en mi habitación. —Sí, pero ahora lo estoy usando yo —le dije, no pensé en nada sexual en ese momento, simplemente no quería que me dejase a mi sin ver los vídeos de YouTube de una serie que me había enganchado. —Porfa, porfa, porfa, porfa, porfa —esas fueron sus únicas palabras hasta que cedí dejárselo. Entonces se me encendió una bombilla en la cabeza, le pedí que cerrase la puerta de mi habitación y se sentase encima de mis piernas que quería ver cómo jugaba. Me obedeció a la primera, se sentó en mis piernas y empezó a jugar a un juego, yo en ese momento solo le pasé mi mano por la espalda, debajo de la camiseta que llevaba, para darle un masaje tranquilo, hasta que, poco a poco, fui bajando lentamente hasta llegar a la cintura de su pantalón. Como llevaba pantalón de deporte elástico me sería muy fácil retirarlo. Antes de eso, usando mis dedos a modo de pinzas, retiré hacia atrás un poco el pantalón de la zona de atrás junto a sus bragas, y vi desde arriba unas nalgas vírgenes y suaves, las quería tocar. Poco a poco, con un dedo, metí mi mano lentamente debajo del pantalón de Laia, justo por detrás, donde estaban sus nalgas, ella no dijo nada entonces, hasta que el dedo se metía por debajo de la braga y notó como mi dedo tocó su ano. —¡Eh! Eso no se toca —me dijo intentar mostrar enfado, pero a mí me dio ternura, le sonreí y le pregunté: —¿Por qué no se toca? —sabía que no era consciente de lo que yo estaba haciendo ni el intento que había detrás de todo aquello. Así que no me pudo responder, solo se rió sonrojada y volvía a fijarse en el juego, yo seguí metiendo mi dedo abajo y toqué, sin ver dónde estaba apuntando, el ano de Laia de 7 años. Intenté meter el dedo a la fuerza pero al intentarlo un povo; —¡AU! Para —y se levantó un poco para apartar mi dedo de la zona afectada. Yo apenas le hice caso, la puse sentada en la cama, me puse delante de ella y empecé a repetir el proceso que hice antes con el ano pero ahora en la zona de delante. Laia no dijo nada hasta que toqué la primera parte de su vagina, se rió mucho por las cosquillas pero de nuevo se apartó —Eso sí que no te dejo tocar —me dijo a regañadientes mientras se levantaba y se ponía en medio de la habitación de pie. —Lo siento —me se ocurrió algo—, ¿Quieres tocarme tu lo mío? Así estamos en paz. Laia me miró a los ojos, medio sonriendo y con vergüenza, y se dirigió hacia mí y con su mano tocó mi erecta polla por encima del pantalón. Se le escapó una risa nerviosa, la cual me puso más caliente, y le guíe un poco más. —Yo te he tocado sin pantalón, tú deberías hacer lo mismo. Al principio no quería, pero poco a poco se me acercó y le guíe las manos para que me quitase el pantalón y bajase un poco los calzoncillos, cerca de su cara… (Y hasta aquí la primera parte, luego publicaré la siguiente)

Autor: JIM ST Categoría: Tabú

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secreto familiar compartíamos a mi cuñada mi padre mi hermano y yo

2024-02-08


Soy Erik en mi familia ahí que algo que todos sabemos pero no lo comentamos entre nosotros es que mi cuñada Gaby esposa de mi hermano menor nos estuvo dando "mantenimiento" a mi hermano que es su esposo, a mi papa que mi madre por la diabetes no le da intimidad y el aun tiene energía sexual que dar aparte a mi que estoy divorciado. todo empezó hace 3 años yo estaba recién divorciado era mi primer navidad que estaba solo y estaba un poco depre. mi madre se acostó temprano se sentía mal por lo que quedamos en casa mi hermano, su esposa, mi papa y yo. de repente mi cuñada quiso levantar nuestro animo era navidad puso música y bailo con mi papa luego con migo y con su esposo luego. su animo nos dio nuevos brillos. empezaron los trajes, las risas, el baile. mi cuñada tiene un lindo cuerpo caribeño con esa cintura bien curveada. nos abrasaba e hiso que los 4 tuviéramos una linda fiesta navideña. somos familia decía. ya se acabo todo y la verdad yo como mi papa nos había dejado picado con eso arrimones de chiches o tamagochi gaby lo sabia y quiso sacarnos las ancias fue primero con mi papa se desaparecieron un rato en el piso de arriba mientras yo y mi hermano como si nada pasara jugando domino de rato bajaron vi a mi papa co su mirada de satisfecho total se despido y se metió a su cuarto a dormir con mi mama. después mi hermano me dijo que se iría a ... ... acostar también mi cuñada me agarro la mano y me llevo al sillón me desabrocho mi pantalón y me hiso un rico oral se tragaba toda hasta el tronco y sin ahogarse. ella sabe hacer garganta profunda luego la puse en 4 para ver ese rico trasero y darle pero me sorprendió mas su movimiento de cadera tan cadencioso y sexi que me hiso sacar hasta la ultima gota. terminamos y ella como si nada se despidió como si nada hubiese pasado se fue a "dormir" con mi hermano. el día siguiente eso de medio día que nos levantamos mi madre nos había hecho licuado de plátano con huevo ahí supe que ella sabia lo que sucedió una noche anterior pues ese licuado mi madre no lo daba para reponer energías. aparte como consentía a Gaby fue como darle su visto bueno todo queda en familia. creo que mi madre prefiere que Gaby le quitara las "ansias" que aun tiene mi padre que el se fuera a buscar por ahí un desahogo. desde ahí Gaby es parte integral de la familia se va con mi padre a ese salón de baile que le gusta ir pasar una desvelada genial que mantiene a mi viejo feliz y contento es como tener una aventura con permiso de mi mama. mi hermano esta consiente que su esposa tiene suficiente para dar y compartir y que mejor que quede en familia. nos unió mas. y nos hiso mas felices a todos. nunca mencionamos entre nosotros esto es como no pasara. pero ese culito de gaby ya es familiar

Autor: topo76 Categoría: Tabú

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DEPRA20

2024-02-08


xAdvierto que esta es una historia real, en caso de que hiera su sensibilidad por favor no la lean. . Estamos en 2015, ella tenia 10 y yo 18. Si, yo ya tenía la mayoría de edad mientras me comía a escondidas a mi primita de 10 hermosos años. Increíble. Sin razón, ella se metió debajo de la cama para acostarse boca arriba. Yo le seguí la corriente pero yo me acosté a lado de ella afuera de la cama, ella me tomó de la mano y me susurro al oído “Dime cosas lindas” Ignore su solicitud y la tome del pelo y nos empezamos a besar… la combinación de saliva y el sabor del labial hizo que me exitara más y más. Ella tomo mi mano y la dirigió a su vagina, cada que yo la besaba pensaba en como era posible que estuviera masturbando a una niña de 10 años, pensar en eso hacia mi ereccion más fuerte… empece a frotar con tanta fuerza que pude sentir sus pequeños labios… ella solo se retorcía y arrojaba pequeños pujidos… no si eran orgasmos o que no la dejaba respirar por que la besaba fuerte. Con intención, trate de seguir masturbando a mi prima pero ahora quería ir por su culito no se pero ya en el calor del momento quería hacerle de todo… empecé a bajar mi mano pero ella se quitó. A veces terminábamos nuestro acto así de rápido, así sin decirnos nada. Eso no me gustaba. Navidad de 2016 si no mal recuerdo. Ella tenía 11 y yo 19. Al llegar la noche, todos salimos a la cochera donde bailaban y festejaban la navidad. Yo esa noche estaba cansado porque justo había salido de trabajar, aún así baile un poco para animarme. Mi prima un poco desubicada empezó a bailar conmigo pero restregando su culito mientras bailábamos, yo me la quitaba de encima porque se veía raro. Yo me cansé y empecé a cenar. Eran pasadas las 12 de la noche ya todos los adultos estaban tomados y los niños ya estaban acomodándose para dormir. En eso, recibo un mensaje de mi prima que decía: [Ven]. Al llegar al cuarto la veo acostada en la cama boca abajo, me senté junto a ella y le pregunté: “¿Que pasó?” Ella no me respondió nada, solo se hizo la dormida. Al verla tan linda, tan vulnerable, y con su boquita pintada de rojo… era imposible resistirme y le robe un beso. Ella abrió los ojos y me miró, su mirada era tan linda, tan expresiva. Yo seguí besándola mientras ella se acomoda boca arriba para después tomarme de los hombros y enredar sus piernas en mi cintura. Me levante de la cama cargando a mi prima para dirigirme al piso, ahí estábamos frente a frente pero sentados, comenzamos a besarnos muy apasionadamente… metí mi lengua a su boca, esta vez ella también lo hizo… fue tan rico sentir el sabor de su saliva y su lengüita dentro de mi boca. Su vagina y mi pene estaban tan bien posicionados para solo bajarnos el pantalón y yo empezar a penetrarla. Ella solo empezó a frotarse en mi, mientras que yo le besaba el cuello… levante un poco su blusa y note que no tenía nada abajo… con mis dedos empecé a frotar sus pezones, sus senos eran muy pequeños como para apretarlos, así que suavemente apreté sus pezones… sentía como poco a poco se empezaban a inflamar. Hasta podría jurar que sus pechos en ese momento crecieron por lo exitada que ella estaba. Al abrir mis ojos, noté que la puerta estaba abierta, le dije “Cierra la puerta nos van a ver” Ella con su carita toda extaciada y baba en su boquita me dijo “No” Le repetí “¿Quieres que nos vean?” Ahora con una cara de morbo dijo “Si, quiero que nos vean” mientras hacia una ligera sonrisa perversa. Esa niña tenía maldad pura. Al terminar, la cargue y la subí a la cama para que durmiera, quise quitarle los zapatos pero se negó (yo quería verle y tocarle los pies, los tenía tan lindos) tal vez porque hacía frío o sabía lo que iba a hacer. Al final como siempre termine en el baño masturbándome. ///Sean libres de comentar, hay relatos de sobra con ella. Así que adelante.\\\

Autor: DEPRA20 Categoría: Tabú

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Mis pequeñas modelos (parte 2): Camila (8 años), Fiorela (7) y Matilde (6)

2024-02-08


En esta segunda parte les contaré cómo fue mi primer acercamiento hacia Cami!… Era día lunes a la noche. Terminé de cenar y por mi cabeza seguían yendo y viniendo las imágenes del cuerpito tierno, pequeño, inocente (¡y sexy!) de Camila. Aún no podía creer que una pequeña hembra de tan corta edad me había hecho elevar la libido al máximo. Es por eso que decidí ponerme a reflexionar qué podría hacer yo para acercarme más a mi hermosa modelito. Deseaba con todo mi ser quedarme a solas con ella, pero eso era algo muy difícil de lograr, ya que en la agencia yo estaría todo el tiempo rodeado de gente (mis compañeras fotógrafas, Raúl, Olga, Fiorela y Matilde). ¿Cómo alcanzar un encuentro a solas con mi princesa? Sabía que primero necesitaba ir ganándome su confianza. Debía conocerla un poco más. Fue así como estuve esa noche pensando cómo avanzar hacia ella. Cuando se me ocurrió, finalmente me fui a dormir, no sin antes dedicarle una buena paja a Cami. Sonó el despertador. Me levanté más temprano que el día anterior en forma intencional. Tomé el desayuno, me bañé, preparé mi mochila (en la cual guardé mi cámara de fotos y mi netbook). Salí del apartamento y me dirigí primero a un quiosco, donde compre algunos dulces y caramelos de variadas marcas. Luego caminé hacia mi trabajo. Al llegar, ya se encontraban Olga, Raúl, Patricia y Lucía. Valeria arribó diez minutos después. Nuevamente sonaba el parlante levemente. Detrás de la sala extensa donde grabábamos los sets, había una habitación también de gran tamaño, con muchos armarios, en donde estaban guardados todos los elementos que usábamos para armar los sets (lonas, afiches, láminas, algodón, pelotas, serpentina, arena, sillas, etc.) A dicha habitación habíamos entrado el día anterior para buscar los elementos necesarios para armar el set. Al final del día las niñas nos habían ayudado un poco a guardar las cosas, sin dejar de jugar. Al cabo de un rato llegaron Matilde y Fiorela, aún mas bellas que el día anterior. Esta vez decidí ser más expresivo con las niñas, de modo que cuando Fiorela me saludó y me abrazó, yo también la abracé, acariciándole la espalda y tocándole su suave cabello negro. Si bien Matilde seguía mostrando timidez, quise hacer más cálida mi relación con ella. Yo: – ¿Qué sucede, Matilde? ¿Acaso hoy te caíste de la cama? – le digo mostrando una leve risa. – ¡A ver si te despiertas, jajaja! – mientras le hago un poco de cosquillas en su barriguita (la cual hoy también traía al aire libre; se ve que le gusta vestirse así). Matilde soltó una risa, mientras encorvó su postura y se fue para atrás. Había logrado hacerla reir un poco. En eso, Fiorela también lanza una risa al ver la expresión de su compañera Matilde. Yo: – ¿Y tú de qué te ríes? Jajaja – le digo a Fiorela, mientras me acerco rápidamente y le hago cosquillas sobre la tela que cubre su barriguita. Fiorela y Matilde se reían a carcajadas. Sin embargo, yo cada vez iba poniéndome más nervioso ya que mi preferida aún no llegaba. No soportaba ni un minuto más sin ver a ese angelito. Entrábamos y salíamos de la habitación del fondo trayendo cosas para montar el set. Cuando estábamos ultimando detalles para comenzar a tomar las fotos, suena el timbre. Fue Olga a abrir la puerta. Cuando vi quién había llegado, lancé un fuerte suspiro de alivio: ¡era Camila! Las otras niñas ya habían ido a cambiarse la ropa junto a Patricia, por lo que cuando Camila ingresó y saludó a Olga, estaba yo solo en su camino. Cuando me ve, se acerca dando pequeños brincos y se me cuelga del cuello. Camila: – ¡Enriqueeee! – me grita con una hermosa sonrisita. Yo: – ¡Cami! ¿Cómo te encuentras? Camila: – ¡Muy bien! ¿Y tú? Yo: – ¡Excelente! ¿Sabes qué, Cami? Camila: – ¿Qué cosa, Enrique? Yo (hablando en un tono más despacio para que no me oyera Valeria, quien estaba acomodando el set): – ¿Sabes? !Me gustó mucho como modelaste y bailaste ayer! Camila: – ¡¿De veras?! ¡¡¡Awwwww, gracias!!!! – una nueva sonrisa se dibuja en su rostro de oreja a oreja. Yo: – Mira lo que tengo… Caramelos y dulces. ¿Te gustan? Camila: – ¡Siiii! ¿Me vas a dar uno? Yo: – Si, te daré más de uno. Pero con una condición: si hoy modelas y bailas tan bien como ayer, te obsequiaré dos. Tú eliges los que más te gusten. Camila: – ¡Sii, que bueno! ¡Hoy seré la mejor modelo! Afortunadamente el espacio, como ya dije en el anterior relato, era muy extenso, por lo que la distancia entre Valeria y Camila y yo era muy largo. Me puse algo nervioso por si alguien llegaba a escuchar algo, pero al parecer nadie se percató de nada. Comenzamos con la toma de fotos. Cámara en mano, las niñas ya vestidas con la ropa correspondiente (vestimenta común)… Empecé a notar lo enérgica que estaba Cami en comparación con Fiorela y Matilde. Mi niña se veía mucho más coqueta, hacia más gestos a la cámara y mejores poses. Las otras niñas y el personal notaron ese ímpetu de Camila, a quien todos felicitaron luego de la primera hora de sesión de fotos. Cami era la estrella. Durante el descanso, llené de elogios a mi niña y le mencioné que si seguía así, se ganaría lo que le había prometido. Ella sonreía y festejaba, con esa risita de niña inocente que tanto me gustaba de ella. Luego de unos minutos, las niñas fueron llamadas a los vestidores. Mi corazón latía. Ya sabía lo que se venía. Aparecen Camila, Matilde y Fiorela con sus hermosos bikinis… Pero aún mas hermosos eran sus cuerpitos. Parecía que cada día se ponían mas lindas! Las tres pasan a mi lado, esparciendo ese inigualable olor a niñas, como el día anterior. De repente Cami, quien justo pasaba corriendo a mi lado, se tropieza… Reaccioné lo más rápido posible y, antes de que se cayera al suelo, la sostuve de su pecho! Mientras con la otra mano la apoyaba en su espalda. Al levantarla y observarla bien para ver si se había lastimado, me percaté que, al haberla sostenido desde su pecho, sin querer le había corrido un poco la parte derecha de su corpiño hacia abajo, dejando al aire libre una pequeña y hermosa tetita! Automáticamente empecé a salivar cual hambriento, mientras me puse bien colorado de la verguenza. En eso, Cami se da cuenta que se le había bajado un poco el corpiño, ante lo cual dice «¡ups!» y se lo levanta. Me mira y se ríe. Yo no sabía qué hacer ni qué decirle. Justo llegan Valeria y Patricia para preguntarle a Camila si se encontraba bien. Al parecer no llegaron a ver el pequeño percance de la tetita. Había quedado totalmente hipnotizado. Era como si esa tetita hubiese desprendido un hechizo sobre mí… Hechizo que hizo que mi libido comenzara elevarse. Esa tetita tan pequeña y rosadita no se me iba de la cabeza. Mi boca salivaba tal como si hubiese visto un postre. Es que efectivamente esa tetita se veía riquísima! Empezamos con la segunda parte de la sesión de fotos. Nuevamente Cami se destacaba con sus poses, su energía, su ímpetu y sus gestos. Cada vez que era yo quien la enfocaba con la cámara (y no mis compañeras), le echaba más ganas y parecía que sonriera especialmente para mí. Ver cómo se movía esa cintura y esos cachetitos blancos de su culito me hacía hervir la sangre! Las otras niñas también lo hacían muy bien, pero mis ojos estaban para Camila. Al finalizar, Cami se me acerca contenta. Camila: ¡¿Y?! ¿Cómo estuve, Enrique? ¿Me gané los dulces? Yo: – ¡Claro que sí, Cami! Pero no te los puedo dar ahora aquí. ¿Qué te parece si me ayudas a guardar las cosas del set en la habitación del fondo? Ahora iré a decirles a Vale y a Lucía que me encargaré de desarmar todo el set. Tú acércate y diles que me quieres ayudar. Luego allí te daré tus dulces. Camila: – ¡Oki! – me responde feliz. Estaba ansiosa por recibir su premio. En eso, cuando veo que Lucía y Valeria comienzan a desmontar el set… Yo: – ¡Chicas, no se molesten! Déjenme todo a mí. Ya han trabajado demasiado. Valeria: ¡Ah, gracias, Enrique! Camila se acerca rápidamente con sus brinquitos. Camila: – ¡Yo también! ¡Quiero ayudar! Yo: – ¡Oh, vaya, Camila! ¡Muchas gracias! Lucía: – Jajaja, ok… ¡Entonces se encargarán ustedes dos! Mientras las otras niñas jugaban con Valeria y Lucía, Cami y yo entrábamos y salíamos de la habitación, llevando todas las cosas del set. Mientras entrábamos y salíamos, yo intentaba entablar conversación con Cami dentro de la habitación del fondo. Yo: – Toma, Cami. Aquí tienes tus dulces y caramelos. Elige los que más te gusten. Camila: – ¡Wiii, siii! A ver… ¡Quiero este, este, y este! Yo: – Ok, guárdalos, pero no los muestres a nadie… Ni a tu mamá. Sino las otras niñas y los demás se pondrán celosos de que tienes caramelos. Camila asiente con su cabeza, sonriendo. Continuamos guardando cosas. En un momento, tomé coraje y decidí avanzar con mi plan. Yo: – Oye, Cami… !Vaya tropezón te diste hoy! Cami se ríe. Camila: – ¡Jajajaja, siii! Pero por suerte estabas tú para ayudarme. Yo: Si, jaja. Encima se te levantó el corpiñito… Camila: – ¡Ayy, siii, jajajaja! Me dio un poco de verguenza. Yo: Si, vi que te acomodaste el corpiño y te reiste, jaja. Camila: – Jaja, es que no me había dado cuenta que se me había levantado. Me di cuenta por tu cara, jajaja. Yo: – ¿Por mi cara? Camila: – Sii, estabas mirando asombrado mi tetita, jajaja – me dice mientras se ruborizan sus mejillas. Yo: – Ahh…. Ah… Eso, sí… Lo siento, Cami… No quise… Camila: – Jajaja, no te sientas mal, no me enojé… Pero… Yo: – ¿Pero qué? – mis piernas comenzaban a temblar. Camila: – ¿Por qué te quedaste mirándome la tetita? En ese momento no sabía qué decirle. Pero nuevamente me armé de coraje. Yo: – Bueno… Es que me gustó… Camila frunce el seño y sonríe. Termina riéndose. Camila: – ¿Qué cosa te gusto? ¿Mi tetita, jajaja? Yo: – Jaja, si, Cami… Camila: – ¿Pero qué tiene mi tetita? Yo: – Bueno, Cami.. Se veía muy linda… Camila se ruboriza nuevamente y se ríe tapándose la nariz. Yo: – ¿Sabes qué, Cami? ¿Quieres ganarte más caramelos? Camila: – ¡Siiii! Pero ya terminé de modelar hoy – mientras pone cara de tristeza. Yo: – No tienes que modelar esta vez.. Camila: – ¿Qué debo hacer? Yo: – Bueno… Mu… Muéstrame tus tetitas… – mi corazón latía al máximo, no paraba de sudar. Pasaron diez segundos donde Camila se quedó en silencio, con la cara totalmente ruborizada. Fueron los diez segundos más largos de mi vida. Tenía miedo a su reacción. Pero… Camila: – ¡Oki! Camila se levanta su corpiño, dejando libre a mi vista esos dos puntitos rosados! Se veían tan bellos, tan inocentes, tan suaves, tan sabrosos. Aquellas diminutas tetitas infantiles me excitaban más que cualquier cosa. Le dije que se quitara todo el corpiño, ante lo cual obedece. En ese momento tenía a Cami, mi niña preferida, casi desnuda delante de mí. Con sus piecitos descalzos, sus hermosas piernas, su bombachita diminuta y apretada, su barriguita, sus tetitas totalmente a la intemperie… Y su suave cabello castaño oscuro cayendo sobre pecho, ocultando en forma intermitente sus puntitos rosados. Le pido que se corra el cabello hacia atrás. Cami obedece otra vez. Durante unos segundos pude contemplar esas tetitas desnudas. A medida que pasaban los segundos, parecía que Cami tenía cada vez menos verguenza y se reía. Camila: – Jajaja, ¡ay, Enrique! ¿Tanto te gustan? Mi libido estaba al máximo nivel. Sudaba por todos lados. Cada vez respiraba más rápido. El corazón se me salía del pecho. Y mi verga estaba que explotaba! La adrenalina del momento se sumaba a toda la excitación! Yo: ¡Mucho! Sí, Cami… ¡Me encantan! Tienes unas hermosas y deliciosas tetitas… Camila: ¡Ay, jajaja… ¿Sabrosas? ¿Por qué? Yo: – Bueno, desde aquí se ve que deben tener un lindo sabor, Cami… ¿Sabes? Si me dejas probarlos, te daré otros tres caramelos. Camila se ruborizó otra vez. Era como si estuviera aguantándose la risa. Yo: – Solo será un momento… Camila: – ¡Ay, jajaja… Bueno, oki! La tomé de la cintura, rodeando con mi mano intencionalmente parte de su culito. La acerqué más hacia mí. Podía sentir cada vez más ese olor a niña tan placentero, sumado a la expresión coqueta de Cami en su cara. Acerqué mis labios a una de sus tetitas y le di un tierno beso de piquito. Ese primer contacto hizo que casi mi verga saliera disparada del pantalón. Empecé a dar suaves piquitos en esa tetita.. Luego saqué mi lengua y comencé a lamérsela. Daba pequeños círculos con mi lengua alrededor de su tetita y luego en su pezón. Alejé un poco mi cabeza hacia atrás, observé a Cami. Cami. – ¿Y? ¿Cómo saben? Yo: – Están sabrosísimos, Cami… Pero aún no estoy del todo seguro. Acerqué nuevamente mi rostro y realicé lo mismo con su otra tetita. Mi lengua parecía que quisiera gritar de felicidad ante tan dulce sabor. Dentro de la habitación sólo se oían los dulces piquitos que le daba a Cami en sus tetitas. Luego empecé a chupárselos, como si de un chupetín se trataran. Mientras las succionaba, mi lengua se divertía por dentro, lamiendo los pezoncitos. Ahora los sonidos ya no eran de los piquitos, sino de esos chupetones con mucha saliva. En un momento, pude ver como una tenue luz del sol ingresaba por una de las pequeñas ventanas de la habitación, de esas que están a lo alto en la pared. Esa luz iluminaba el pechito de Cami, y me hacía hervir la sangre ver cómo la luz se reflejaba en la saliva que estaba sobre las tetitas de mi niña. Era un paisaje hermoso. Ver ese contraste sumado al dulce aroma de Cami hizo que mi verga empezara a manchar cada vez más mis calzones. Estaba al borde del orgasmo, pero sabía que no podía eyacular ahí mismo. Podría llamar la atención de Cami y asustarla. Así que me contuve. Debía apurarme ya que hacía un buen rato que estábamos los dos solos «ordenando los elementos del set» en la habitación. Terminé mi sesión de chupeteo, miré a Cami a los ojos… Yo: – Lo confirmo, ¡están deliciosas! ¿Te gustó, Cami? – sonriendo. Camila: – Jaja, fue raro… ¡Pero sí!- lanzando una leve risita. Esa risita tan tierna hizo que me enamorara aún más de ella. Se veía tan linda riéndose… Con sus tetitas mojadas… Le dije que se volviera a poner su corpiñito. Le acaricié el pelo, felicitándola por haberse ganado más dulces y caramelos. Yo: – ¿Sabes, Cami? Tengo muchos más dulces, mañana u otro día puedes seguir ganándotelos… Y ya sabes cómo. Cami: – ¡Sii, jajaja, oki, Enrique! – me contestó mientras terminaba de acomodarse su corpiñito. Le recordé que guardara el secreto. Busqué algo para secarme, ya que si salía todo sudado llamaría la atención. Por suerte encontré una toalla que estaba acomodada sobre una mesita en un rincón de la habitación. Ambos salimos de la habitación. Fiorela y Matilde ya habían ido a cambiarse la ropa para finalmente irse. Lucía: – ¡Vamos, Camila! Debes cambiarte. En unos minutos vendrá tu madre. Tú, Enrique, vamos a pasar las fotos de las cámaras a la computadora. Yo: – ¡Ok, Luci! Pero primero pasaré al baño. Tomé mi mochila y fui al baño. Me encerré en el cubículo. Abrí mi mochila, saqué mi netbook y mi cámara con la que había tomado las fotos. Conecté la cámara a la netbook y copié todas las fotos en mi netbook. Volví a guardar todo. Cuando salí, me acerqué a Valeria, Patricia, Lucía y Raúl (este último estaba con la computadora, ya que era el encargado de la edición de las fotos). Pasé las fotos de mi cámara a la computadora de la agencia. Nos saludos con mis compañeros y me fui. Nuevamente volví rápido a mi apartamento, como el día anterior. Pero esta vez porque no soportaba más las ganas de, no solo eyacular, sino disfrutar de las fotos de las niñas, mis pequeñas modelos. Aún sentía en mi boca el sabor de esas tetitas que acababa de probar. Al llegar, tomé papel higiénico, me senté en mi cama, encendí la netbook y me puse a contemplar las fotos. Me desnudé totalmente y me jalaba la verga, la cual estaba totalmente parada, dura como una roca, con las venas sobresaliendo otra vez. Parecía prendida fuego. Era hermoso pajearme viendo las fotos de mis modelitos en bikini, en especial las de mi amada Camila. En un momento, mientras veías las de Cami, puse de fondo en mi netbook la canción de Despacito, lo cual obviamente me hizo recordar lo sucedido en el día de ayer y me hizo excitar aún mas! Luego de tanto jalármela, terminé eyaculando cuatro chorros de leche bien caliente y espesa sobre una foto de Cami! Yo: – ¡AHHHHHHHHH…… AHH…. AHHHHH… SIII, CAMI, TOMA TODA LA LECHITA… TÓMALA, PUTITA… TÓMALA EN TUS SABROSAS TETITAS!!!!! Mientras gritaba eso, veía cómo mi leche recién ordeñada caía y chorreaba sobre la foto de Cami! Fue una sensación única! Ya estaba deseando volver a eyacular, pero ya no sobre su foto, sino sobre la misma Cami en persona! Pero no debía precipitarme. Estaba avanzando bien con mi niña. Bueno, hasta aquí la segunda parte! Comenten si les está gustando el relato y qué opinan. Se vienen muchas aventuras más adelante…

Autor: JMM15M Categoría: Tabú

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