anoche al llegar a la casa, encontré a mi esposa maquillándose, y me dijo: “es que vino Migue y nos vamos a ver, ya nos está esperando en el motel”. Miguel es un amigo con quien ella estuvo saliendo a solas un tiempo, él no sabía que yo estaba enterado, cuando lo supo se alejó y ahora estaba de regreso. Salimos para el motel, ella llevaba solo un abrigo y sin nada abajo, iba totalmente desnuda, al encuentro de su amante
En el estacionamiento de la habitación nos recibió en bóxer, la saludó de beso y la vio como venía, “amigo si trajiste así tu mujer ya sabes que viene a coger conmigo”, me dijo, ella lo abrazó y se fundieron en un beso en la boca, vi como ella metió su mano en el bóxer para agarrar su verga, mientras él jugaba sus tetas. “te la vas a comer toda, mámala”, le dijo, ella obedeció la sacó y empezó a chuparla, la jaló la volvió a besar y se metieron al cuarto, yo no sabía si seguirlos o quedarme en la camioneta, decidí esperar, imaginando como estaban cogiendo, si ya estaban desnudos, en que posición la tenía, como era su verga, etc. Los que han compartido así a sus esposas saben que son momentos únicos, indescriptibles. Sonó mi cel y era ella me dijo que pasara al cuarto, entré, excitado y ansioso de ver como estaban cogiendo y la escena era fantástica: ahí estaba mi esposa con las piernas abiertas y Miguel encima de ella, besándola, comiendo su boca, chupándose sus lenguas y gimiendo, vi el movimiento de caderas de él en un mete y saca incontenible, y por primera vez vi su enorme verga entrando y saliendo la vagina de mi esposa, y sus huevotes que en cada metida retachaban en el culo de mi mujer, la estaba cogiendo sin condón; ella al sentir que los observaba se empezó a convulsionar por un orgasmo, vi como temblaban sus piernas en el aire y dejando de besarlo lanzo un fuerte gemido, mientras sus manos recorrían su espalda. Él le dijo algo al oído que no escuché y ella se acomodó en cuatro, bien empinadita mientras él se colocaba atrás de ella, le colgaban las bolas y su verga estaba bien parada en todo su esplendor, venuda, cabezona, grande y gruesa, la colocó en su vagina y por un momento pensé que ella no la iba a aguantar, pero se deslizó lento y hasta el fondo, ella lanzó un gemido de placer, tenía toda su vergota ensartada en las nalgas de mi esposa, la sacaba y metía suave y profundo, ella gemía en cada embestida, empezó a sacarla y sonó ploppp y al volverla a meter lento sonó fuerte como un pedo y luego otro y otro, cada embestida de ese toro hacia tronar la vagina de mi mujer que ahora era su puta, “así papacito”, le gritaba, “que mi marido vea todo lo que me haces”; él le dijo: “dile a tu marido lo que quedamos”. Ella me volteó a ver, en su carita hermosa se reflejaba cuanto estaba gozando, con una mirada de placer me dijo: “vete a la casa, me voy a quedar con Migue, toda la noche seré su puta, me voy en taxi”, le quise dar un beso pero el me detuvo y me dijo, “no amigo esta noche ella es solo mía, mañana llega, te la voy a mandar bien cogida todavía la voy a culear, que para eso me la trajiste”.
En el camino a la casa iba reviviendo las escenas, y comprendí porqué cada vez que la llamaba, sin dudarlo se iba con él, y solo me decía: “voy a ir a coger con Miguel, al rato vengo”, y de regreso me contaba como había cogido, yo pensé que exageraba un poco, pero ahora lo había visto y confirmado, también a ella totalmente entregada, gozando a un gran macho, que la cogía como animal embrutecido.
Cuando llegué a la casa le llamé, no me contestó, pero un momento después me devolvió la llamada y me dijo: “estamos en la tercera cogida, te dije que Migue es un semental, pero no me creías, voy a dejar el cel para que escuches”, y durante un rato escuche sus gemidos, sus besos, lo que se decían, “así puta, eres mi puta”, “así papacito soy tuya”, “que rica estás mamacita, te gusta mi verga?” “Mucho muchísimo, métela toda”, más gemidos y besos, “móntame”, “seré tu puta siempre”, gemidos, “cógeme que mi marido nos está oyendo” escuché clarito: “ponte en cuatro” y otra vez esos ruidos como pedos, una y otra vez; escuchando coger a mi esposa y su amante me masturbé hasta eyacular, tuve que cortar la llamada. Me dormí un rato hasta que volvió a sonar el cel, ella me dijo que le estaba dando por el culo, yo no podía creer como le había entrado por su culito esa vergota enorme. “Ya la tengo toda adentro”, decía, él le dijo: “dile a tu marido quien es el dueño de tu culo”, me di cuenta que estaban en altavoz, “es tuyo mi amor, solo tuyo papacito”, él me dijo: “ya vez amigo el culo de tu mujer es mío”, ella gritaba y gemía, “dile que me va a pedir permiso cuando quiera tocarte”, ella me dijo: “cada vez que quieras cogerme por el culo le vas a pedir permiso a Migue, ya mi culo es solo de él”, él: “amigo de aquí en adelante tu mujer va ser mi puta”, ella: “si papacito eres mi macho, siempre que quieras cogerme te estaré esperando”, volvieron a dejar el teléfono y yo escuchando como se cogía a mi esposa por el chiquito, no los veía pero me los estaba imaginando, escuché los bramidos de ese toro cuando se estaba viniendo, ella le pidió toda la leche adentro de su culo, y luego con un: “orita te llamo otra vez” me volví a dormitar, excitado y feliz. Efectivamente me despertó una llamada era la voz del amante que me dijo: “le voy a poner la última cogida a mi puta y ya te la mando como te lo prometí, bien cogida y bien culeada”, y ella me dijo: “si mi amor ya estoy adolorida, pero me va a coger otra vez”.
Pasado un rato y ya amaneciendo llegó a la casa, se quitó el abrigo y se acostó a mi lado, me besó y me dijo, “gracias por dejarme gozar con un amante como Migue, es el turno de que chupes mi concha y saborees la leche de mi macho, se lo prometí”, me sorprendió su propuesta, pero yo estaba muy caliente como para dejar pasar una propuesta así, cuando llegue a su vulva se veía hinchada y rojiza, olía fuerte a sexo y rico, traía semen hasta afuera, la empecé a chupar y luego a saborear, la verdad, que delicia, un manjar la mezcla de sus jugos y el sabor del semen, le busqué acariciar el culo pero me detuvo, “acuérdate que mi culo es de Migue, le debes pedir permiso si quieres tocarme, pero ahorita no, él debe estar descansando, cógeme para que sientas como vengo”. Cuando le metí la verga me dijo que estaba muy sensible y adolorida, de inmediato sentí como estaba llena de mecos, espumeaba y sentía como pequeños globitos, su vagina estaba bien abierta, bueno la palabra es guanga, el cabrón la dejó bien guanga, bien cogida y bien culeada, al besarla el olor y sabor de su cuerpo era diferente, mezclas de su macho y ella, aguanté poco, me vine y la dejé descansar, cuando salí de la casa aun dormía, la besé y disfruté verla así en mi cama, recién llegada de haber pasado toda la noche de un sexo intenso con su amante, con su cara de placer y felicidad. Me siento feliz y agradecido.
Y esta historia, con algunas variantes, seguramente se va repetir muchas veces de aquí en adelante.